NÚMEROS, RELATOS E INTELECTUALES
Una de las decisiones más erróneas y letales adoptadas
por el gobierno fue la intervención de facto del INDEC y la adulteración de las
estadísticas ocurridas en el 2007. No es que el INDEC anterior era un
paraíso impoluto, como se lo quiere plantear ahora, pero era muchísimo
menos desconfiable que la falsificación grosera de los números de los últimos 6
años. Las explicaciones soto voce que se dieron transitaban por el camino que elmaquillaje implicaba un importante beneficio para evitar voluminosos pagos de bonos
ajustados por inflación. Pero lo que se ganaba por un lado se perdía por el
otro porque eso afectaba en más el aumento del PBI influyendo en el cálculo de la rentabilidad
de los bonos ajustados por dicho incremento. Cuando el aumento superaba el
3,22%, los acreedores cobraban. Al
falsificar los índices de precios, se adulteraron las cifras del crecimiento del PBI, de la cantidad de ciudadanos afectados por la pobreza y la
indigencia. Las cifras con las
mediciones mejoradas mediante cirugía plástica
llevaron a que la pobreza se redujera al 4,7% y la indigencia a 1,4% y
en algunas provincias al absurdo de la desaparición estadística de la pobreza.
Al modificarse la operatoria a partir del primer mes de este año y acercarse a
la realidad, si se utiliza el mismo método hacia atrás, sincerándolas, las
cifras que arrojaría producirían rectificaciones importantes. Eso es
jurídicamente inconveniente porque daría lugar a una multiplicidad de juicios
de aquellos tenedores de bonos que percibieron cifras menores a las
actualizadas. El Centro de Estudios Económicos y Sociales Raúl Scalabrini
Ortiz, favorable al gobierno, tomando las estadísticas provinciales, para el
segundo semestre del 2013 reconoce una pobreza del 13,2% y una indigencia del
4%. Posiblemente las cifras reales estén varios puntos arriba que las mencionadas.Otros
revolean cifras más basadas en deseos e intenciones que en realidades.
Resulta irritante que muchos de los que manifiestan su
sorpresiva preocupación por la pobreza han sido propulsores y cómplices de
políticas que la originaron o la acrecentaron. Como bien sostiene el escritor
Mempo Giardinelli: “Por eso fastidia tanto el penoso papel de políticos y
periodistas “indignados” que jamás se ocuparon, ni se interesaron, de la
pobreza, pero ahora se disfrazan de adoloridos profetas de la justicia social.
Bajo la cobertura que le brinda las distorsiones estadísticas, desde la oposición política y la ofensiva mediática que la articula, fueran minimizando y reduciendo a la nada muchos de los avances de esta década. Así, el PBI creció en forma sostenida, pero posiblemente un punto menos que lo informado; la pobreza y la indigencia se redujeron a la mitad o un poco más desde donde se partió; la desocupación se bajó a cifras impensables si tenemos memoria y recordamos lo que se sostenía en el 2003 cuando se afirmaba, que en el mejor de los casos, se necesitarían dos o tres décadas para bajarla. Hubo recuperación industrial, notable actividad económica, un boom de consumo que atravesó las clases sociales, una baja de la relación deuda externa sobre el PBI, menor a lo anunciado, pero que sin lugar a dudas es de la más baja y con una mejora significativa en la composición y plazo de la misma. El balance es bueno, pero no extraordinario, como lo presenta el gobierno y mucho menos desastroso como lo presenta la oposición. Si el gobierno dice “La década ganada”, la oposición retruca “La década perdida”. Si el gobierno la ubica como la mejor de los últimos 200 años, periodistas militantes de grupos empresariales la estigmatizan como “la década robada”.
Están los que pretenden ubicarse en el medio y
entonces hablan de “la década
desaprovechada”.
El ensayista Juan José Hernández Arregui apuntaba hace
muchos años a este tipo de
posicionamientos, cuando afirmó: “No es
lo mismo el justo medio que mediar con lo justo”.
Al gobierno de la primera década peronista se intentó
minimizar en sus logros, con la afirmación que con el Banco Central repleto de
oro era muy fácil gobernar, transformado ahora con el kirchnerismo en el
trillado viento de cola, que significa el alto valor de las exportaciones
primarias a lo largo de la mayor parte del período 2003-2014, fundamentalmente
de la soja. Con relación de “la década desaprovechada”, a Perón se le imputó la
promoción de la industria liviana, no habiendo afrontado o encarado la industria pesada. Ahora se dice lo mismo
haciendo el listado de lo que no se hizo o no se modificó, en función de
algunas condiciones favorables. En ambos casos es cierto, pero no se
puede invalidar lo que se hizo bien en función de lo que falta o no se hizo. Con esos parámetros, no hay proceso
histórico que salga indemne y lo que resulta aún más grotesco es que
muchos de los críticos viscerales y desequilibrados lo hacen desde su oposición
a los avances concretados
Quedan muchas cosas que no se encararon, o se
encararon tarde; errores de implementación e islas de corrupción; una matriz
económica con pocas modificaciones sustanciales, junto con limitaciones positivas al mercado; recuperación de la
política y de la militancia; mejoría en la presencia del Estado, y recuperación
por éste de empresas vitales por todos conocidas. Política latinoamericana con
avances significativos en la unidad continental, a través de los gobiernos
populistas surgidos en el siglo XXI; hitos históricos como el no al ALCA; la
renegociación de la deuda externa que la inmensa mayoría de la población y de
los políticos consideraba imposible; mejoría importante en la distribución del
ingreso, y un avance notable en la incorporación de derechos individuales y en
la política de derechos humanos.
Suponer
o afirmar que todo es un mero relato sin ninguna inserción en la realidad, sólo
puede sostenerse desde el odio o el
desequilibrio emocional. El economista Aldo Pignanelli, que fue Presidente del
Banco Central de julio a diciembre del 2002 en el gobierno de Eduardo Duhalde se pasea por
los medios dominantes, como otros, afirmando, sin ponerse colorado, que estamos
peor que en el 2001
Se ha llegado al absurdo consumado por la periodista
Silvia Mercado, quien para hablar del presente y demolerlo, considera que el
peronismo, el movimiento popular más longevo del continente, es también un mero
relato fabricado por Alejandro Apold. (Libro “El inventor del peronismo. Raúl
Apold, el cerebro oculto que cambió la política argentina”).
El
objetivo es transparente: si el peronismo cuyos logros produjeron un clivaje en
la historia argentina fue sólo una impostura y una mentira, el kirchnerismo,
cuyas transformaciones son menores, es claramente un simulacro.
Pero las mentiras de este contra relato pueden ser
desarticuladas a través de las fisuras de sus propios mentores. Así Carlos
Pagni, un crítico visceral del gobierno, columnista estrella del diario La
Nación, escribió el 31 de marzo del 2014: “…..desde 2003 los
empleados privados vieron mejorados sus ingresos en un 51% por encima de la
inflación.”
El diario Clarín del jueves 10 de abril del 2014, página 18, bajo el
título “Los directivos argentinos son los que menos ganan en dólares en la
región”, afirma: “Al mismo tiempo el
país tiene uno de los mejores salarios para operarios y técnicos”
Eduardo Fidanza, de la consultora Poliarquía,
columnista de los sábados del diario La Nación, crítico permanente del
gobierno, escribió en ese diario el 19 de abril del 2014: “Es preciso recordar este hecho a la
hora de evaluar un dato significativo que aportan los sondeos a 18 meses de las
elecciones presidenciales. De acuerdo con la encuesta de Poliarquía, elaborada
para LA NACION y publicada el domingo pasado, el 46% del electorado argentino
adopta una posición relativamente conservadora de cara a las elecciones de
2015: desea que el próximo presidente cambie algunas políticas de las
ejecutadas por el kirchnerismo, pero que mantenga vigentes otras. Si a eso se
suma que otro 15% prefiere que se continúe con la mayoría de los lineamientos
actuales, se observa que casi dos tercios de los electores se aferran a ciertos
logros verificados en la pasada década.
¿Cuáles son esos logros y a qué esfera pertenecen? Se trata, ante todo,
de conquistas económicas: básicamente, trabajo, salario y consumo, impulsados
por altos índices de crecimiento. Ese buen desempeño tiene dos puntos de
comparación que operan en la memoria de los votantes: en primer lugar,
contrasta dramáticamente con los valores registrados en la crisis de principio
de siglo; en segundo lugar, arroja cifras muy superiores a las observadas en la
segunda mitad de los 90. Datos aportados por el economista Jorge Lucangeli
convalidan esta observación: el valor del salario actual, deflacionado por
consultoras privadas, es 70% más alto que el vigente entre 1995 y 2000, y 90%
mayor que en la crisis de 2002. Por
su parte, la tasa de desempleo registra el mismo comportamiento: era de
alrededor de 15% durante la segunda mitad de los 90, trepó a casi 19% durante
la crisis y es hoy de apenas el 7%. Los logros económicos correlacionan
claramente con la confianza del ciudadano consumidor que en 2015 elegirá
presidente.”
Todos estos datos de críticos superlativos del gobierno que en un
momento de sincericidio dicen lo que no puede negarse, no alcanza a Joaquín Morales Solá que
describe un escenario apocalíptico en La Nación del 23 de abril: “Una política
fanática, una sociedad duramente dividida, una economía aislada y pequeña para
su potencialidad, una devastada noción de la moral pública, un sentido
autoritario del poder democrático. Esa es la herencia que está en juego”.
Sintoniza el conductor televisivo de “Desde el llano” (extraño
desconocimiento geográfico: llama llano al apoyo de las cúspides empresariales
y mediáticas) con el analista económico
Ismael Bermúdez, que desde las páginas de Clarín y el programa ultra clarinista
de Jorge Lanata, coincide con las posiciones petardistas del Partido Obrero. No
es sorprendente: una vez más la izquierda y el poder económico se alinean del
mismo lado. Claro que aquí la coincidencia está afianzada porque Bermúdez y
Jorge Altamira son hermanos y bajo dos seudónimos refulge el escondido apellido
Wermus.
INTELECTUALES OPOSITORES DE AYER Y HOY
Para el ensayista y editor Alejandro Katz “el
kirchnerismo es reaccionario” y eso le permite al autor del libro “El simulacro”, ser niño mimado de todos los
medios del establishment. Para el escritor y columnista de “La Nación” Jorge
Fernández Díaz, “el kirchnerismo es la revolución de la lavandina, un
ladriprogresismo”. Juan José Sebreli, el intelectual preferido del periodista
Jorge Lanata, sostiene en su diario favorito “La Nación”: “Hoy la oligarquía es
el kirchnerismo…… En el caso del kirchnerismo uno tiene que considerar que es una
política autoritaria y una economía populista que nos ha llevado al
empobrecimiento, la desigualdad y una corrupción como jamás se ha visto.” El
historiador Luis Alberto Romero, habitual columnista de los dos principales diarios
se pregunta desde Clarín del 9 de abril: “El kirchnerismo, ¿es populismo o
cleptocracia?”, mientras que desde La Nación del 24 de marzo escribió bajo el
título de “Derechos humanos: de la justicia a la venganza”: “En un nuevo
aniversario del 24 de marzo de 1976, la democracia muestra sus promesas
incumplidas cada vez que no garantiza la igualdad ante la ley y se violan
garantías procesales de los acusados” refiriéndose a varios condenados por
delitos de lesa humanidad.
El licenciado en filosofía Santiago Kovadloff, que
trabaja para “La Nación”, la mesa de enlace agropecuaria y un conglomerado de
corporaciones denominado “Foro de convergencia empresarial” con predominio de
AEA, sostiene: “Difícilmente se hubiera llegado a esta convergencia empresarial
sin el trasfondo económico, social y político de la Argentina actual. Pocas
veces se acumularon tantos y tamaños desaciertos en una gestión de gobierno
como para comprometer incluso los pocos logros alcanzados en estos últimos diez
años. Vulnerado el valor de nuestra moneda; ensanchado el espectro de la
pobreza; cercenada la libertad de comercio; arraigados el autoritarismo y la
intolerancia al disidente; mermado el poder adquisitivo de los desposeídos;
desvirtuada la credibilidad externa; errática, prepotente e inverosímil nuestra
política exterior; minada la paz interior; quebrantada la educación nacional y
condicionada hasta el límite del escándalo la autonomía de la Justicia, ¿qué
cabe sino convocar a un esfuerzo general para reabrir el rumbo hacia la
esperanza, rehabilitando el valor de la sensatez y el conocimiento?”
Es el mismo que desde la vicepresidencia de la
Academia Nacional de Ciencias Morales
y Políticas se preocupa porque el juzgamiento de Vicente Massot, dueño del
diario ultra reaccionario “La Nueva Provincia”, acusado de delitos de
complicidad con la dictadura establishment militar, sea un atentado a la
libertad de prensa. La presidencia de la Academia la desempeña Manuel Solanet,
viceministro de la dictadura. El licenciado en filosofía Kovadloff se hace
gárgaras de republicanismo en cada una de sus notas, pero convive y es
asalariado de golpistas de frondosos prontuarios, sin que el pudor lo ataque.
Estos son algunos de los intelectuales opositores de
hoy. El peronismo tuvo la oposición de Ernesto Sábato que en 1956 publicó “La
otra cara del peronismo”, que por vergüenza nunca volvió a reeditar.
Otro intelectual y crítico furibundo fue Ezequiel
Martínez Estrada, autor de “Radiografía de La Pampa” y “La cabeza de Goliath”.
Caído el peronismo publicó “¿Qué es esto?” donde puede leerse: “El peronismo es una orgía de
sobremesa…Evita era una sublimación de lo torpe, ruin, abyecto, vengativo, ofídico…
tenía no sólo la desvergüenza de la mujer pública en la cama, sino la
intrepidez de la mujer pública en el escenario…En la relación, ella era el
hombre y él, la mujer…. Perón abrió
la puerta que daba al patio del corral y los hizo entrar. Después de
saludarlos y palmeándolos en el hombro, los sentó a la mesa, de la que ocupaban
él y la señora de la casa, las cabeceras. Quedamos espantados, porque no era
para menos. Jamás habíamos presenciado
una invasión de parientes pobres y sucios en la sala del comedor…..”
Este tipo de relatos recogido, atravesando décadas,
por el psicoanalista César Merea, quién en Clarín del 24 de abril del 2014,
bajo el título “El populismo, o como mantener la ignorancia” sostiene que
Ernesto Laclau “promovió, como un pase de magia…presentar un producto de
derecha como una forma de progresismo de izquierda….El populismo crea
“seguidores”, sumisos y acríticos…sancionando el carácter infantil de la
masa….Para los líderes populistas, (“ los padres de la horda”) la ignorancia y
la dependencia de los pueblos es necesaria para sostenerse en el poder…”
NÚMEROS, RELATOS
E INTELECTUALES
El gobierno mintió con las estadísticas, la realidad
se filtró importunadamente y asomó con su rostro menos favorable llevándolo a
un laberinto del cual sólo puede salir
con un costo político tan enorme como previsible.
La oposición salvaje coordinada por medios
periodísticos que sólo son la expresión de intereses económicos concentrados,
les perturba los aciertos y golpea sobre déficit y errores, recurriendo a
prácticas deleznables, donde la mentira es la principal protagonista.
Más
allá de sus aciertos y errores, el kirchnerismo es lo más cercano al peronismo
histórico con las diferencias de época, con menos
transformación de la matriz económica, pero con una ampliación de derechos muy significativa.
El periodismo favorable al gobierno suele omitir o
considerar superficialmente los flancos desfavorables del oficialismo.
Intelectuales que apoyan al gobierno suelen actuar
como justificadores de sus acciones, omitiendo su aporte fundamental que es el
pensamiento crítico y el ser generador de iniciativas.
Los intelectuales de la oposición enarbolan
mayoritariamente una superficialidad lamentable; un pensamiento manifiestamente
rústico; una crispación cercana al odio que obnubila sus interpretaciones.
Están lejos de la afirmación del filósofo Baruj Spinoza: “En política no hay
que reír ni llorar, sólo comprender”. Parece que el escritor italiano Cesare
Pavese hubiera pensado en ellos cuando escribió hace muchas décadas: “Hay
momentos en la historia que los que saben escribir no tienen nada que decir y
los que tienen algo que decir no saben escribir”
26-04-2014
Maestro, me parece que Kovadloff es Santiago, no Ignacio. Borre este apunte nomás.
ResponderEliminarHugo, su texto me parece de una justeza impresionante con la realidad que vivimos hoy en día. Es posible criticar al gobierno (al que adhiero) sin que eso signifique pasar a la oposición. Saludos
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