Martín Fierro se llamó así en homenaje a Martín Miguel de Güemes.
Segundo Sombra por un paisano con ese nombre y apellido Ramírez. Martín fue
perseguido y junto a su amigo Cruz partieron hacia las tolderías evitando ser
reclutados para luchas antipopulares. Sabemos de Segundo a través suyo y del relato
de su ahijado Fabio Cáceres. Este es un chico abandonado por su padre que se
aloja en casa de sus tías. Huyó de ellas y se emplea como peón, bajo la
protección de Don Segundo. Hacia el final recibe una considerable herencia de
su padre.
Martín antes de huir para exiliarse con los indios cuenta parte de
su vida. “Y sepan cuantos escuchan/de
mis penas el relato/que nunca peleo ni mato/sino por necesidá/y que a tanta
alversidá/sólo me arrojó el mal trato. / Y atiendan la relación/que hace un
gaucho perseguido, /que padre y marido ha sido/empeñoso y diligente, / y sin
embargo la gente/lo tiene por un bandido.”
El relato en Don Segundo es pulcro, moroso, poniendo distancia con
quien lo lee. Es un gaucho curtido, una especie de padrino del peón Fabio.
Martín añora la época rosista.
“Recuerdo !qué maravilla!/cómo andaba la
gauchada/ siempre alegre y bien montada/y dispuesta pa el trabajo.../ pero hoy
en día... !barajo!/ no se la ve de aporriada./
“El gaucho más infeliz/ tenía tropilla de un pelo,/no le faltaba un consuelo
y andaba la gente lista.../teniendo al campo la vista,/solo vía hacienda y cielo.”
“Estaba el gaucho en su pago/con toda siguridá,/pero aura...
!barbaridá!,/la cosa anda tan fruncida,/que gasta el pobre la vida/ en juir de
la autoridá.”
Martín padeció la “civilización” de Sarmiento y Mitre. No aceptó
participar de la criminal guerra de la Triple Alianza.
Don Segundo transformó en cinco años al adolescente Fabio en un
hombre. Alguien útil para el trabajo en el campo. Un peón apto para ser
explotado.
Martín cuenta sus desventuras en versos:
“Pues si usté pisa en su rancho/y si el alcalde lo sabe,/ lo caza lo
mesmo que ave/aunque su mujer aborte..../ ¡No hay tiempo que no se acabe/ni
tiento que no se corte!
“Y al punto dése por muerto/si el alcalde lo bolea,/pues ahí nomás
se le apea/con una felpa de palos;/y después dicen que es malo/el gaucho si los
pelea.
“Y el lomo le
hinchan a golpes,/ y le rompen la cabeza,/y luego con ligereza,/ansí lastimao y
todo,/lo amarran codo a codo/y pa el cepo lo enderiezan./Ahí comienzan sus
desgracias,/ahí principia el pericón,/porque ya no hay salvación,/y que usté
quiera o no quiera,/lo mandan a la frontera/o lo echan a un batallón.
“Ansí empezaron
mis males/lo mesmo que los de tantos;/si gustan... en otros cantos/les diré lo
que he sufrido:/después que uno está... perdido/no lo salvan ni los santos.
Cuando el relato llega a sus páginas finales, Fabio Cáceres rememora
su tránsito de peón a patrón al recibir una herencia. Nunca olvida lo que
Segundo ha significado en su vida. Éste pasa a ser el emblema del gaucho bueno.
Martín es el rebelde que hay que desterrar o matar.
Jorge Abelardo Ramos en “Crisis y resurrección de la literatura
argentina” publicado en 1954, escribió: “El Martín Fierro de José Hernández
nació directamente de la indignación popular no sólo ante el exterminio de los
gobiernos federales del interior argentino sino también por naturaleza funesta
de la Guerra del Paraguay impuesta por la oligarquía porteña en su calidad de
procónsul del capital británico”
LOS PREMIOS MARTÍN
FIERRO
Como todos los últimos años, se produjo el habitual chisporroteo
entre periodistas al recibir los premios. Reynaldo Sietecase no pudo llegar a
tiempo, por estar protagonizando un espectáculo teatral, y por eso envió su
mensaje leído por la extraordinaria locutora Verónica Castañares, integrante
del equipo, que lo hizo desde su celular. Pidió la intervención del Estado para
socorrer a los más de 2000 trabajadores que han perdido sus fuentes de trabajo.
“Le pedimos al gobierno que no
mire a otro lado, porque menos medios implica menos voces, y menos
voces es menos libertad de expresión. No nos corran con el verso
de la depuración natural del mercado, porque hay algunos que se la pasan
echándole la culpa al gobierno anterior. A los gobiernos hay que
controlarlos, no aplaudirlos" No dijo que el Estado se haga
cargo de las empresas, sino que encuentre formas de mantener las fuentes de
trabajo. Luego recibió un premio Alfredo Leuco que exaltado le contestó a
Sietecase sin nombrarlo: “Acá está
en la sala un periodista que hizo leer a su compañera un texto respecto de los
compañeros que no tienen trabajo. Me queda decirle que se olvidó de algunos
nombres: se olvidó de Sergio Szpolski, se olvidó de Electroingeniería, se
olvidó de Cristóbal López, verdaderos delincuentes de los medios de comunicación que vaciaron y que
vinieron a hacer política". Y más adelante agregó: “Lamento mucho
los compañeros que quedaron sin trabajo, pero
hay que saber elegir bien quién es el tipo que tiene que estar en los medios de
comunicación”.
Esta frase demuestra la
pendiente hacia lugares poco recomendables que ha emprendido el empleado de
Clarín desde hace por lo menos dos décadas. Su genuflexión hacia sus patrones
es histórica: jamás mencionará a Hector Magnetto aun
cuando estaba en Radio Continental donde era un abanderado de las patronales
del campo, que publicitaban en “la radio que escucha el campo argentino.” De su viejo pasado comunista, no queda nada,
salvo los errores históricos de ese partido.
Ante interpretaciones malintencionadas Sietecase aclaró: "En los últimos dos años 2000
personas perdieron su puesto de trabajo, era imposible no mencionarlo. No hice
hincapié en los empresarios como Szpolski o Cristóbal López, porque no son el
eje de mi interés. Me preocupan los laburantes; los que hicieron tantos
negocios en el gobierno anterior o los que los hacen en este me preocupan poco,
están fuera de mi eje. Los laburantes no elegimos los medios en donde
trabajamos, lo hacemos en donde podemos; y cuando tenemos la posibilidad,
tratamos qué sean los mejores lugares. Los empresarios se saben cuidar bien
solos, si tienen que ir presos que lo resuelva la justicia".
Alfredo Leuco que asume todas
las consignas publicitarias del PRO, como la unión de los argentinos, podía
haber suplido la presunta omisión del conductor de “La inmensa minoría”,
agregando los nombres que consideraba que faltaban. Pero el desenfreno de Leuco
tiene una explicación que no está en los motivos que invoca, sino en otra frase
que hiere su presunta independencia de periodista profesional, expresada por
Sietecase: “Los tipos que criticaban antes aplauden
ahora, y al revés, y viceversa, los que aplaudían todo antes critican todo
ahora”. Frase que hirió no sólo al conductor de ‘Le doy mi palabra” sino
también al empresario periodístico Luis Majul, los dos ubicados en la misma
vereda. Majul recibe generosas partidas publicitarias del gobierno, su mujer
trabaja con Gabriela Michetti y se autoproclama periodista de investigación. Su
vocación de incomodar al gobierno tiene partida de defunción: 10 de diciembre
del 2015. Cuando aún no era un periodista cooptado por el establishment, Majul
publicó dos libros muy buenos bajo el título de “Los dueños de la Argentina”.
En los dos primeros años de Cambiemos, los autodenominados periodistas de
investigación como Lanata y Majul se han jubilado porque no han encontrado irregularidades
en el gobierno de CAMBIEMOS, atravesado por denuncias internacionales,
conflictos de intereses, empresas off-shore y diferentes casos de corrupción.
Parece que han CAMBIADO desde que gobierna CAMBIEMOS.
Los periodistas Majul y Leuco
que se dispensan un sinfín de elogios recíprocos, más que el Martín Fierro
merecerían ganar el Segundo Sombra como como voceros del poder económico. De
ahí que la cita que Leuco hace del Talmud no corresponde a buena parte de su
itinerario periodístico, más bien es todo lo contrario: "Incomodar a los cómodos y acomodar a los
incómodos".
Mención aparte merece el muy mediocre escritor
gurka Federico Andahazi, más famoso por sus frivolidades que por su talento,
que calificó a Castañares de “sicaria”. Es un lenguaje alineado con las ondas
de amor y paz que levanta el licenciado en filosofía macrista Alejandro
Rozichner.
LOS
CONTRASENTIDOS
El gobierno hace gala de un
cinismo blindado por más del 95% de los medios: si para bajar la inflación hay
que subirla, si para disminuir la pobreza hay que deteriorar el poder
adquisitivo de jubilaciones y AUH, si para ingresar al mundo nos convertimos en
uno de los cinco países más vulnerables por el incremento de la deuda externa, siendo
la lista muy extensa, no es de extrañar que se hable de la irrestricta libertad
de prensa cuando sólo reina fundamentalmente la libertad de empresa. Esa que va
reduciendo y acomodando en un rincón las voces disonantes.
PERIODISMO TELEVISIVO
El periodismo televisivo
emblemático de estos últimos años es “Intratables”, con sus pseudo debates de
voces superpuestas, de doce de un lado y uno o dos del otro; y si las cosas se
inclinan hacia los que tienen que perder, ahí aparece Santiago del Moro para
actuar como el juez Zeballos, aquel que le cobró penal a Boca contra Rosario
Central un metro y medio fuera del área.
Por lo menos Zeballos tuvo la
dignidad de no envolverse en una moral prístina como sí hace el periodista
proveniente de los programas de chimentos, que es un excelente conductor, salvo
cuando se le da por opinar acumulando una retahíla de lugares comunes; o cuando
inclina decididamente la cancha. Ahí tiene un papel estelar el relator deportivo
Paulo Vilouta, premiado en otras ocasiones, lo que revela claramente que el
establishment es justo con sus servidores, que se hace, como otros panelistas,
gárgaras con la palabra corrupción, sin tener el pudor de ser por lo menos
prudentes, teniendo en cuenta que su empleador es José Luis Manzano,
protagonista central de “Robo para la Corona”. No es criticable dónde trabajan
sino la impudicia de que la palabra corrupción se pronuncie por programa
centenares de veces, siempre referidos a otros.
El otro referente es “Animales
Sueltos”, la mesa de Alejandro Fantino, que es un quirófano poblado de
operaciones. Ambos programas merecen largamente el Segundo Sombra.
VICTOR HUGO MORALES Y JORGE
LANATA
Los dos fueron los
periodistas que más denunciaron al grupo Clarín. Víctor Hugo desde su
bilardismo contra el menottismo de la sección deportes del diario musical.
Luego fue ampliando su lucha hasta convertirse en un denunciador sostenido en
el tiempo de la multitud de fechorías perpetradas por el creciente multimedios.
Después de ser muy crítico del kirchnerismo, en la medida que el gobierno se
enfrentó con Clarín fue sumando su apoyo al gobierno, entusiasmado por medidas
que fueron de la estatización de las AFJP a la del 51% de YPF, desde el
matrimonio igualitario a la AUH.
Lanata lo hizo desde “Página 12”, la revista “XXI”
a “XXIII”, “Crítica”, hasta que decidió decirle adiós a las críticas al medio
dominante y pasó a integrar sus filas cumpliendo una tarea excepcional en la
defensa de sus intereses oligopólicos, generosamente retribuidos.
Lo llamativo, sino
estuviéramos curados de espanto, es que la mayor parte de los periodistas
consideran a Jorge Lanata un periodista independiente y a Victor Hugo un
converso, título de un libro escrito por Pablo Sirven, un periodista
jerarquizado del diario La Nación que lo publicó, no por casualidad, en la
editorial del empresario Luis Majul.
El extraordinario relator
uruguayo, mientras sólo se dedicaba al fútbol, gozaba de una admiración del
100%. Cuando se metió en el barro de una contienda con amplias posibilidades de
ser derrotado, pasó a tener un 50% que lo odia. Siempre merecen una especial consideración aquellos
que inician una lucha casi con la certeza de la derrota.
En un medio caracterizado por
los egos y las envidias, la generosidad de Víctor Hugo Morales se destaca como
una verdadera excepción.
El periodista Mario Wainfeld
se refirió al tema con su precisión característica: “Víctor Hugo es castigado
por pensar distinto. Y, quien sabe, por el rencor mezquino de tantos Salieris
de una profesión donde sobran egos y falta introspección. Su voz, la versación
que va de la música clásica al fútbol, el buen decir, un vocabulario que
compite contra “estrellas” que disponen
de 300 palabras entre ellas verbos mal conjugados o consonantes mal
pronunciadas. El don de gentes, la generosidad con quienes tienen menos fama o
capital simbólico que él….”
La compra del Grupo Indalo
por un grupo oficialista y la rescisión de la relación laboral de Víctor Hugo,
es muy parecido con lo que sucedió con Nelson Castro y la empresa
Electroingeniería. En ambos casos hubo un cambio de la línea editorial y el
derecho de la empresa a prescindir, pagando todo lo que corresponde, de los
periodistas que no se alinean con el cambio. La diferencia son las condiciones
del mercado: Castro inmediatamente pasó a Radio Continental. Para Víctor Hugo
el mercado laboral es de una estrechez creciente.
Una periodista que sostiene
que el peronismo es un invento de Apold, que tiene actualmente multitrabajos,
que conduce un programa semanal por Crónica, y que a la superficialidad de su
pensamiento le agrega sus serios tropiezos con el castellano, salió a criticarlo
a Victor Hugo con el conocido método de copiar y pegar lo recogido en las
cloacas.
Jorge Lanata, Pablo Sirven,
Silvia Mercado, Pablo Vilouta, Alfredo Leuco, Luis Majul, y siguen los nombres merecen largamente el premio
Segundo Sombra.
MARTÍN FIERRO Y SEGUNDO
SOMBRA: DOS PREMIOS ANTAGÓNICOS
Ha llegado la hora de que el premio refleje en los premiados la
coherencia y los intereses que representaron los que le dan denominación al
premio. El Martín Fierro debe ser para aquellos profesionales que además de sus
méritos como tales, defiendan a sus compañeros menos jerarquizados, que no son alfombra
del poder, que no vendan convicciones por pautas, que aclaren desde que lugar
hablan, que no teman enfrentar al poder económico.
Para todos los otros, seguramente muchos más numerosos, el premio
Segundo Sombra resulta muy pertinente.
19-11-2017
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