Padre Fray Antonio Puigjané, El Tren 26 9 2013
29 septiembre 2013
26 septiembre 2013
El Presupuesto 2014
Mesa de Periodistas 25-09-2013
Gabriel Fernandez, Hugo Presman y Carlos Raimundi
Gabriel Fernandez, Hugo Presman y Carlos Raimundi
23 septiembre 2013
¿POR QUÉ?
El poeta popular José Larralde es autor de una milonga que tiene el título
de esta nota. El cantante fue trabajador rural, tractorista, albañil, mecánico,
hasta llegar a ser compositor y cantante.
La canción comienza así: “Bendito el que hizo el porque/pa' disculpas de los males,/bendito el
que hizo el porque/pa' disculpas de los males,/ si te lo querés saber/ preguntá
y después contame…”
Intentaré seguir el consejo del cantautor de Huanguelén, ese pueblo ubicado en la Provincia de Buenos Aires.
¿Por qué si en una elección gana el gobierno, la
oposición inmediatamente denuncia que hay fraude?
¿Por qué si en
una elección gana la oposición es una jornada auténticamente democrática?
¿Por qué si en una elección gana el oficialismo, el
argumento es que otra vez se ha impuesto la estructura clientelar, contra la
cual es casi imposible luchar?
¿Por qué si gana la oposición, la misma sostiene que
la ciudadanía ha roto las cadenas que la atan a un voto cautivo?
¿Por qué si el gobierno en el 2011 se impuso en
elecciones presidenciales con el 55% de los votos con los medios dominantes en
contra, y dos años después, en elecciones legislativas se redujo a la mitad,
hay sectores oficialistas que buscan como explicación excluyente a los medios
hegemónicos?
¿Por qué si las elecciones del 11 de agosto definían
la de octubre y estas condicionaban significativamente la posibilidad de
Cristina Fernández de elegir un sucesor o en el peor de los casos tener una base importante para
transitar los dos años finales de su mandato, se cacheteó en público y se lo
asfixió financieramente a Daniel Scioli y se especuló con que Sergio Massa no
rompía?
¿Por qué si la consigna del segundo mandato de
Cristina era “ir por todo” que significaba “nunca menos” e ir “por más”, intencionalmente se fue
adelgazando la base de sustentación que lo
hubiera hecho posible?
“Porque tengo
razón/que no tengo razón,/que me falta un ojal/ que me sobra un botón./
Porque sí, porque estoy,/porque no, que me voy,/porque soy, porque doy,/
porque fui”
Porque sí, porque estoy,/porque no, que me voy,/porque soy, porque doy,/
porque fui”
¿Por qué la oposición puede votar en contra hasta lo
que ayer exigía como imprescindible?
¿Por qué un dirigente sindical como Hugo Moyano rompe
con el gobierno con el cual consolidó una fructífera alianza recíproca y se
abraza a sus futuros verdugos?
¿Por qué el constitucionalista Roberto Gargarella,
desde “la Tribuna de Doctrina”, diario que cuando se lo estruja, chorrea
sangre, nos advierte mientras se muestra preocupado cuando escribe: “Finalmente, mi
objeto no es la denuncia de la "impostura" kirchnerista, sino el
rechazo de su postura: me interesa señalar que el kirchnerismo se ha convertido
en el medio que le ha permitido a la derecha consolidar logros impensables, el
instrumento que le permitió obtener lo que ella jamás hubiera soñado alcanzar
por sus propios medios.”
¿Por qué periodistas como Jorge Fernández Díaz o Jorge Lanata acusan al gobierno de un falso
progresismo atrincherado en los diarios que integran el Círculo Rojo, conocido
tradicionalmente como establishment, y cuyos empleadores paradojalmente lo
atacan por ser demasiados progresistas o algo mucho peor para ellos como
populistas?
¿Por qué muchos exponentes del pretendido periodismo
independiente como Jorge Fontevecchia (además en su caso
auto calificado “periodismo puro”), defienden al periodismo hegemónico y al
mismo tiempo pueden deslizar que Roberto Marinho, el fundador de la cadena O
Globo en Brasil (símil de Televisa en México o Clarín en la Argentina) se ha
hecho grande “no por lo que publicaba,
sino por lo que dejaba de publicar”? Perfil 14-09-2013
¿Por qué nunca hay una carta de lectores favorable al
gobierno en “La Nación” o una carta crítica al gobierno en “Tiempo Argentino”?
¿Por qué “El Mercurio” en Chile y “La Nación” y
“Clarín” en la Argentina no hacen una autocrítica de su complicidad con las dictaduras establishment- militar
como ha hecho “O’ Globo” en Brasil?
¿Por qué la Suprema Corte de Justicia de la Nación en
Argentina no realiza una mirada crítica documentada sobre la que en su
oportunidad avaló todas las violaciones de los derechos humanos?
¿ Por qué se sigue sin tener ninguna pista sobre la
desaparición de Jorge Julio López, a siete años de su desaparición?
“Andá y decile
al patrón/por qué no te da el aumento, andá y decile al patrón/por qué no te da
el aumento,/la pucha si lo ha estudiado/que hasta te larga contento”
¿Por qué los empresarios nacionales tienen una
ceguera tan reiterada que terminan sistemáticamente oponiéndose a los gobiernos
que los favorecen y apoyando a aquellos que terminan siendo sus verdugos?
¿Por qué la burguesía nacional tiene mucho de
capitalista, poco de burguesa y casi nada de nacional?
¿Por qué franjas mayoritarias de las franjas medias
siempre terminan alienadas a las políticas y los intereses de las clases
sociales dominantes que le terminan pasando el costo de las crisis?
¿Por qué el gobierno intenta seducirlas con medidas a
destiempo o suscribiendo el discurso del sentido común mayoritario acerca de la
seguridad, estando convencido que es un
camino hacia ninguna parte?
¿Por qué el control de cambio conocido como cepo
cambiario tiene una puerta de entrada sencilla y una salida cuya complicación
recuerda de alguna forma al cepo monetario?
¿Por qué no hay un dólar turístico muy alto que
termine con la financiación subsidiada de los gastos que los argentinos
realizan en el exterior?
¿Por qué no se sigue con la eliminación de los
subsidios sobre el gas y la luz a los sectores medios y los altos?
“Pregúntale a
la mujer/ cuándo quiere más hombre, / pregúntale a la mujer/ cuándo quiere más
hombre, /si te logra responder/no habrá nada que te asombre.”
¿Por qué la
descalificación de la mujer es realizada en forma superlativa por otras mujeres
y se potencia si esa mujer es Presidenta?
¿Por qué el electorado de la Capital que enloquece de
bronca con Cristina Fernández encuentra que la cordura está personificada por
Elisa Carrió y la eficiencia legislativa en Gabriela Michetti que nunca presentó
un proyecto de ley porque afirma que hay demasiadas leyes?
¿Por qué a Francisco de Narváez, que suele transitar
todos los canales de televisión y radios amigas, no se le conoce su voz en el
Congreso de la Nación porque afirma que es un mal orador pero, no obstante,
insiste en presentarse para ser reelecto como legislador?
“Porque tengo
razón/que no tengo razón, /que me falta un ojal/que me sobra un botón.
Porque sí,
porque estoy, /porque no, que me voy, /porque soy, porque doy, /porque fui.”
¿Por qué el odio a un gobierno lleva a medios y a
franjas sociales alegrarse porque a la Argentina le vaya mal en los tribunales
del imperio?
¿Por qué consideran sectores populares y medios que
Sergio Massa es una continuación prolija de kirchnerismo?
¿Por qué el poder económico, en cambio, no se equivoca con Massa cuando La Nación
afirma que “El establishment ve una luz
en el Tigre” o cuando Fontevecchia escribe en Perfil del 8-09-2013 que “Massa
no conoce a Magnetto, pero no le hace falta porque se pasa el día en contacto
con Jorge Rendo, el director de Relaciones Externas del grupo Clarín”?
Es hora que
andes pensando/el por qué de tu existir,/es hora que andes pensando/el por qué
de tu existir,/no sea cosa que la copla/se te vuelva a repetir,/no sea cosa que
la copla/se te vuelva a repetir.
22-09-2013 Canción ¿Por que? de José Larralde
19 septiembre 2013
LA HISTORIA EN DEBATE
Hugo Presman en el programa de Eduardo Anguita "La Historia en Debate " emitido el 3 de Septiembre por CN 23
Mesa redonda sobre medios y periodismo con la participación de la periodista y escritora Ana Lía Argento y el Licenciado en Ciencias de la Comunicación, investigador y docente Guillemo Mastrini.
Hacia donde va el kirchnerismo
Mesa de Periodistas con Gabriel Fernandez, Hugo Presman y Hector Amicheti
19-09-2013
19-09-2013
18 septiembre 2013
SIETE AÑOS DE AUSENCIA
La democracia tiene muchas heridas, documentos sin levantar, hipotecas vencidas.
Una
de las más dolorosas es la de un desaparecido en democracia.
Un
desaparecido por la dictadura establishment-militar que después de crueles
torturas pasó a la categoría de sobreviviente.
Un
albañil cuyo testimonio fue el soporte principal que llevó a la cárcel de por
vida al vesánico subcomisario Miguel Echecolatz.
Un
testigo valiente. Un hombre que se jugó para que haya justicia para aquellos
que no sobrevivieron y con los que
convivió en las mazmorras de la dictadura.
Jorge
Julio López. Siete años de ausencia.
Un
gobierno que hace de los derechos humanos una legítima bandera, que realizó
avances notables en la materia, no ha echado el resto para saber qué pasó con
López.
Es
inadmisible que se haya evaporado. Que no esté, como en los años de noche y
niebla, ni vivo ni muerto. Teniendo el poder del Estado, aún con sus grandes
limitaciones, para encontrar una explicación que lleve a sus autores.
Jorge
Julio López.
Siete
años de ausencia inadmisible.
Cuentan
Luciana Rosende y Werner Pertot en su libro “Los días sin López”: “Ya había
pasado la medianoche del 27 de octubre de 1976 cuando irrumpieron. Gustavo y
Rubén vieron a su padre levantar las
manos. Los intrusos se le fueron encima y le ataron los brazos con alambre. Ya
llorando, los pibes, de 7 a 11 años, observaron como maltrataban a su madre,
mientras le decían: “¡Los
documentos! ¡ Busque los documentos, señora! Rubén observó la cara de dos o
tres de los hombres que destrozaban todo
a su paso. A ella la hicieron entrar al cuarto de los chicos y un policía le
ladró a los tres: “¡Miren a la pared, carajo! ¡ Den vuelta la cara!” No
pudieron ver cuando el comisario Miguel Osvaldo Echecolatz ingresó satisfecho a
constatar la tarea de sus sicarios.
Si
fueron unos minutos o unas horas hasta que se marcharon, el pánico lo impidió
saberlo. Tardaron un rato largo en salir de la pieza en la que los habían
encerrado. Al trasponer la puerta, estaba la casa dada vuelta, los objetos
rotos con saña, los platos sucios que habían usado para comerse todo lo que
había en la heladera, la leche tirada en el piso. Y, en todas partes, la
ausencia de Tito López”
Ahora
es Miguel Graziano quien en su libro “ En el cielo nos vemos” escribió: “Le
sacaron el pullover que llevaba puesto y se lo pusieron sobre la cabeza. Era un
pullover amarillo, que le había tejido Irene….Cuando abrió los ojos López se
dio cuenta que veía todo a través de los puntos del tejido. Reconoció a un
vecino ( Hugo Guallama) al volante del auto estacionado en diagonal a su casa y
a Echecolatz sentado a su lado. Y vio como lo llevaban a 70 entre 132 y 133,
donde pararon para entrar en una casa de chapa. Vio que bajaban a buscar a
alguien y se dio cuenta de que solo encontraron a unos chicos que lloraban y
gritaban…..A través del tejido del pullover, López pudo ver que los llevaban
por caminos cortados, vio los hornos de ladrillos de la Constructora Guanzetti
tenía en Arana, la estación de servicio que estaba en la curva, hasta que
abrieron una tranquera, y transitaron
por un camino empedrado. Era la Estancia La Armonía. El Pozo de Arana.
Más de 10 años antes, Lopez había trabajado en ese lugar, pero no tenía idea de
lo que le esperaba. El casco de las paredes descascaradas de color rosa era la
antesala del infierno”
Treinta años más
tarde el relato es el siguiente: “Gustavo abrió los ojos. No había un sonido en la
casa. Eran cerca de la siete y veinte de la mañana, tal vez las siete y media.
La puerta del baño estaba cerrada. Gustavo se percató y pensó que su padre estaba adentro. Su madre
todavía dormía. Siguió hasta la cocina y se preparó el desayuno. Tenía muchas
ganas de ir al baño. Como el baño seguía cerrado, se fue al fondo de la casa,
cuya puerta estaba con llave. Abrió y salió. Cuando volvió, comenzó a
extrañarle la tardanza de su padre: habían pasado cerca de veinte minutos. Su
madre salió de su habitación, recién levantada. La cama matrimonial estaba
deshecha. “¿Papi está en el baño?” le preguntó Gustavo. Por toda respuesta,
Irene pegó un grito para llamarlo. Nadie contestó. Abrieron la puerta: no había
ninguna persona en el baño. Eran cerca de las 8 de la mañana del lunes 18 de
septiembre de 2006. Gustavo volvió a ir al fondo, donde su hermano Rubén tenía
su taller de carpintero. Su padre tampoco estaba allí “Seguro estaba ansioso
por lo del juicio y salió a caminar un rato por el barrio y fumarse un
cigarrillo”, se tranquilizó. Tito solía salir a dar un paseo por las mañanas,
aunque nunca tan temprano. Desde que se había jubilado como albañil, se
levantaba después de Irene, que salía a soltar las perritas. Gustavo pensó que
volvería para la hora en la que su primo Hugo iba pasar a recogerlos a ambos
para ir al centro de La Plata, a la audiencia de alegatos del juicio a
Echecolatz”
Desde
ese día no se tiene noticias de Jorge Julio López.
Ese es el título del prólogo que la periodista Adriana Meyer escribió para el libro de Miguel Graziano. Ahí puede leerse un damero de críticas: “López duele. Desde el primer día de su desaparición hasta hoy, duele. En el alma, en la conciencia, su recuerdo sigue estrujando las entrañas, con mayor intensidad para algunos, algo menos para otros. También habrá quién sólo tenga dudas o sienta una leve molestia al escuchar su nombre: Jorge Julio López, desaparecido en democracia. Pocos saben que técnicamente la ausencia de López en los alegatos podría haber impedido la continuidad del juicio porque los sobrevivientes alegaban por sí mismos, no habían apoderado a sus abogados.” La periodista no duda, incluso, en rozar en sus críticas a los familiares cuando escribe: “Quienes desde el poder se animaron a decir que López podía estar perdido lo hicieron al amparo de la propia incredulidad inicial de la familia. Mientras sus compañeros sobrevivientes no dudaron en afirmar que “lo chuparon”, su hijo decía que podía estar perdido. El relato de Graziano permite entender el lugar de donde hablaron: la negación de la propia condición de ex preso político de López. Cuando sus compañeros lo llamaban a su casa tenían que decir que era por algún trabajo de albañilería. En esa dimensión de su vida Tito, como le decían en la intimidad de su hogar, los tenía en contra. No quisieron saber sobre los padecimientos de su cautiverio durante la dictadura, tampoco acompañaron su decisión de declarar. Para ellos, su activismo político fue el origen y el drama que los envolvió. Más adelante Meyer recuerda la aseveración de León Arslanian: “Nosotros tenemos sólo el 20% del control de la Bonaerense” por lo cual deduce: “Si López hubiera sido prioridad del Estado no hubieran tardado dos años para apartar a la Bonaerense y calificar el caso como desaparición forzada de persona. O hubiera habido una respuesta política más enérgica luego de que la investigación pusiera al descubierto el escándalo de las irregularidades en el pabellón de lesa humanidad: una serie de privilegios de los que gozaban los represores detenidos en la cárcel de Marcos Paz, como acceso a la telefonía celular, líneas no declaradas, visitas con registros irregulares y connivencia explícita del Servicio Penitenciario Federal que obligó a hacer un segundo allanamiento. Algunas contradicciones expuestas hablan por sí solas, como cuando Arslanian dijo que López se “ausentaba” (el mismo término utilizado por los que difundieron versiones delirantes y malintencionadas, y por los que denunciaron a sus compañeros por no haberlo cuidado). Esto fue negado por sus hijos y esposa en una de sus carta públicas….La imprevisión respecto de la protección integral de testigos quedó brutalmente en evidencia con la segunda desaparición de López y la sucesiva ola de amenazas e incidentes similares”
SIETE
AÑOS DE AUSENCIA
Sandra
Russo, con el título de “La llave de López” escribió en Página 12 del
25-11-2006: “El caso López no es sólo el
que deriva del expediente judicial que investiga esa desaparición. El caso
López será, dentro de un tiempo, el recuerdo de la primera desaparición de la
democracia, y el ejemplo de cómo a veces una sociedad vuelve a negar, a no ver,
a no saber”
La
desaparición de López en palabras de Nilda Eloy, sobreviviente y compañera en
el juicio, no son dos sino cuatro veces. Y lo precisa dramáticamente: la
primera en dictadura, la segunda en democracia, la tercera en los medios y la
cuarta del expediente judicial, cuando éste quedó un tiempo a la deriva entre
juzgados.
A siete años de la desaparición de López, hay distintas hipótesis, siendo posiblemente la más consistente, aquella que supone que el testigo habría sido abordado por alguien a quien conocía quien le habría exigido desmentir su testimonio contra Echecolatz y ante su negativa lo asesinaron. El posible que se tratara de una banda integrada por policías y militares donde podrían haber confluido retirados y en actividad.
Miguel
Graziano concluye su libro con ésta semblanza: “A los 77 años, con todo lo que
había pasado, con todas las condiciones adversas que sufrió, López era un tipo
tierno y cálido, como un chico grande, divertido. El secuestro, la cárcel y la
tortura, no lo hicieron envejecer de una manera triste, tenía ganas de seguir,
de impulsar, de juzgar a los genocidas…….Sobrevivir fue su primer acto de
resistencia. Cuando salió en libertad, sufrió el silencio. Temió que lo
ocurrido fuera olvidado y escribió su historia, casi sin tachaduras, en el
revés de las bolsas de cal y de cemento, los almanaques o las boletas
municipales. Cualquier papel con un espacio en blanco le servía para dejar una
huella que otros pudieran seguir. Declaró con valentía en el Juicio por la
Verdad y fue querellante en el juicio a Echecolatz. Participó de los
reconocimientos legales de los centros clandestinos en los que estuvieron detenidos
y esperaba que se hiciera justicia. Tenía una gran expectativa. Ya no hablaba a
borbotones, como cuando nadie lo escuchaba, estaba más calmo, liberado. Lo que
guardó durante tantos años en su memoria tomó sentido con su última
declaración.
Sabía
que corría algún peligro….”Me van a matar, pero yo soy peronista y a estos
hijos de puta me los llevo conmigo” dijo después de declarar, mientras se
abrazaba con sus compañeros, sus hijos y su sobrino………En la última aventura de
su vida, entre la noche del domingo 17 y la madrugada del lunes del 18 de
septiembre, le abrió la puerta a la muerte. Salió de su casa con borceguíes y
con un cuchillito de hacer los menesteres. Se lo llevaron. Hoy falta y nada más, pero se puede recuperar su herencia y exigir
justicia”
19-09-2013
Apreciado Hugo: desde Alemania te envío mis felicitaciones por tu coraje civil al escribir "siete años de ausencia" esa página inolvidable que nos hace pensar a todos si tenemos que reforzar nuestra lucha por la verdad. Muchas gracias, mi abrazo pleno de admiración, Osvaldo Bayer
Apreciado Hugo: desde Alemania te envío mis felicitaciones por tu coraje civil al escribir "siete años de ausencia" esa página inolvidable que nos hace pensar a todos si tenemos que reforzar nuestra lucha por la verdad. Muchas gracias, mi abrazo pleno de admiración, Osvaldo Bayer
16 septiembre 2013
TIMING POLÍTICO
Aunque pueda resultar obvio, es necesario recordar algunas de las más elementales premisas políticas, en función de errores propios que ha venido incurriendo Cristina Fernández.
Cuando la Presidenta obtuvo el
55% de los votos, es posible que haya realizado una lectura equivocada del
resultado. De ese porcentaje, el núcleo propio rondaba entre el 30 y 35%. La
diferencia con el 55%, es un electorado fluctuante. De esos 20 o 25 puntos
coyunturales, debía retenerse entre 10 a 12 puntos para concentrar fuerzas para
intentar modificar la
Constitución y forzar la reelección (cosa que nunca fue
levantado explícitamente por la
Presidenta ) o para estar en condiciones de elegir su sucesor,
o en última instancia, transitar con mayor solvencia, el debilitamiento que
significan siempre los dos últimos años de un gobierno que no está claro que
pueda tener su propio sucesor. La Presidenta decidió avanzar y contradictoriamente, al mismo tiempo,
debilitar su base de sustentación.
El “nunca menos” era lo conseguido y el piso del cual partir. El notable
triunfo del 2011 fue obtenido mediante un frente social que incluía al
movimiento obrero, franjas fluctuantes de clase media, burguesía nacional
siempre dispuesta a apoyar con reticencias mientras se la acoja con prebendas,
y el margen de su tasa de ganancias compense la irritación que le provoca las formas de los gobiernos populares, los
organismos de derechos humanos, La
Cámpora , el Movimiento Evita, Kolina, Miles, el EDE, los organismos de derechos humanos, y algunas
organizaciones sociales.
En estos dos años, la clase obrera
ya sea a través de la CGT
de Moyano como la de los gordos fueron desplazados en el primer caso y
secundarizados en el segundo, mientras
franjas fluctuantes de clase media pasaron nuevamente como en el
2008/2009 a la oposición visceral, la burguesía nacional empezó a cambiarse de
vereda y el Frente para la
Victoria quedó reducido a las organizaciones nucleadas en
unido y organizados, segmentos minoritarios de clase media, los sectores
populares más pobres, franjas adelgazadas de la clase obrera, la mayoría de los
organismos de derechos humanos y la ubicación críticamente oportunista de los
empresarios.
En lugar de consolidar los cimientos para seguir edificando más
pisos, se debilitaron las bases y se
emprendieron objetivos de envergadura contra lugares sensibles del poder. La lucha contra el grupo Clarín implica enfrentar a un multimedio
hegemónico y sus múltiples brazos económicos que al mismo tiempo articula la
mayoría de la oposición que le es dependiente y que actúa como su brazo
político. La batalla por la denominada “democratización de la justicia” implica
ir contra la última trinchera del poder económico.
La acumulación de errores
económicos, las tareas pendientes, los déficit en materia de transporte y de
infraestructura vial, le explosiva situación de la energía, el retardo de la
reforma impositiva, la subestimación de la inflación y de la inseguridad, el
haberse enamorado de los indudables éxitos conseguidos que originan nuevas
demandas, el haber dejado trunco la supresión de los subsidios a los sectores
medios y altos, la instrumentación equivocada de medidas correctas, la
arbitrariedad y falta de transparencia de las mismas y las denuncias de corrupción remataron un coctel que pasó la cuenta el 11
de agosto.
ESTRATEGIA OSCILANTE
Resultaba elemental que las
elecciones PASO del 11 de agosto condicionaban en buena medida a las de octubre
y estas definían horizontes diferentes para el gobierno con vista al 2015.
Por lo tanto resultaba del más elemental sentido común y político
mantener unido el frente interno con los referentes más importantes en la
provincia de Buenos Aires como Daniel Scioli y el que aparecía como estrella
ascendente como Sergio Massa. Las indudables
diferencias entre Cristina Fernández, el gobernador bonaerense y el intendente
de Tigre, convenían invernarlas hasta después del 27 de octubre. Y si es por
cuestiones ideológicas, que algunos seguidores incondicionales de la presidenta
invocan, el gobierno se traga una tonelada de batracios llamados entre otros
Juan Manuel Urtubey, Gildo Insfrán, Raúl
Othacehé y siguen los nombres.
Con Massa se manejó una información
equivocada proveniente de la SI
(Servicio de Informaciones) por el cual se especulaba que finalmente no iba a
romper. Con Scioli se lo zamarreó en público, se lo acusó de inoperante, de mal
administrador, hasta de no defender a la Presidenta y a Néstor Kirchner de las acusaciones
de Jorge Lanata, y se lo dejó al borde de la inanición financiera. El ex
vicepresidente llegó a negociar con Massa una lista de diputados que incluía a
su mujer. A último minuto consideró que su futuro pasaba por ser el candidato
del Frente para la Victoria
en el 2015. Que Scioli se haya
quedado del lado del gobierno, es un mérito de Scioli y no de Cristina
Fernández que estiró la cuerda hasta la fractura. Si Scioli hubiera
roto, el resultado de las elecciones del 11 de agosto hubiera sido una
catástrofe para el gobierno que habría dificultado considerablemente la
posibilidad de arribar a la finalización del mandato.
Para las elecciones de octubre, es
el gobernador que se pondrá la campaña al hombro. Todo indica a 50 días de las
elecciones, que es posible que el Frente para la Victoria recupere alguna provincia, pero que se amplie
la diferencia entre Massa e Isaurralde, y si el primero supera el 42% va a implicar un sacudón en el gobierno mayor de
lo que han sido las PASO.
Si eso sucede finalmente, la suerte
del gobernador de la
Provincia de Buenos Aires
con relación al 2015 quedará mellada.
Lo que parecía sencillo, superar las
elecciones del 2009 y con ello mejorar la representación legislativa en
diputados hoy parece mucho más complicado pero no improbable.
A la presidenta le resulta muy
dificultoso, más allá del pragmatismo, que el kirchnerismo se continúe en
Scioli. Si hubiera estimado mejor el timing político considerando las PASO como
altamente definitorias, manteniendo a todos adentro, es altamente probable que
hubiera podido llegar a superar el 35% y se encontraría en inmejorables
condiciones de llevar a nivel nacional
la experiencia de digitación de su candidato a presidente como la de Martín
Insaurralde a primer diputado por la Provincia..
Por las particularidades que tiene
nuestro país, la disputa de dos proyectos permanentemente en pugna, una
elección legislativa se convierte en un plebiscito.
Más aún: en el número total de
diputados es probable que el gobierno
siga siendo mayoritario y la primera fuerza en el país. Y sin embargo lo que es
una victoria electoral se transforma plebiscitariamente en una derrota. Y dada la estructura política del Frente
para la Victoria ,
más allá de los diputados que obtenga Sergio Massa, los mismos se verán
engrosados con los muchos que se deslizarán como por un tobogán desde el
oficialismo al Frente Renovador.
Las medidas positivas que ha tomado
en los últimos días el gobierno como el incremento del mínimo no imponible del
impuesto a las ganancias y el incremento de los importes de la categoría del
monotributo superando en magnitud a todos los pedidos de la oposición, hubiera
tenido un efecto mucho más favorable para el gobierno si se hubiera concretado
siete meses antes. Los manotazos referidos a la seguridad limitados al tiempo
electoral suenan poco convincentes y el asumir aspectos relevantes del discurso
de la oposición en boca de Insaurralde sobre la baja de la imputabilidad de
menores y en la designación de Alejandro
Granados como ministro de seguridad de Scioli, identificado con la dureza
policial, con la aceptación
presidencial, es una claudicación
importante con escasa probabilidad de ser reconocido por el electorado en
octubre. A esto se ha agregado declaraciones alejadas de la verdad como las
formuladas por el Secretario de Seguridad de la nación, Sergio Berni quién ha
afirmado falazmente: “En casi todos los
delitos hay involucrados menores.”
Al respecto escribió con precisión el ensayista Alejandro Horowicz: “La designación de Alejandro Granados como
cabeza del Ministerio de Seguridad bonaerense muestra como la “ideología de la
seguridad” y el problema de la seguridad apenas si se tocan. Un hombre que hizo
de la exhibiciónde vivir armado una receta para librar la “guerra a muerte”
contra la delincuencia, no pareciera el más indicado para una lectura más
matizada. Y menos cuando es preciso
avanzar con políticas de inclusión activas, en lugar de agitar el gastado e
ineficaz garrote de la represión policial directa. Pero como se trata de los
motivos por los que Sergio Massa alcanzó tan buena perfomance en las PASO, y no
de la solución de ningún problema de fondo, y es evidente que el intendente de
Tigre no hace nada demasiado distinto que los demás, sobreactuar en idéntica dirección
pareciera la regla indicada.”
Nunca o casi nunca, resulta convincente adoptar las propuestas del
adversario sin la convicción necesaria y mucho menos para intentar revertir un resultado electoral en apenas 50
días. En lo mínimos de ganancias se repara una
situación arbitraria pero en materia de
seguridad y reducción de la edad de imputabilidad de menores se cambia
diametralmente el posicionamiento sostenido hasta ahora. Lo mismo sucede
con los manotazos desesperados de trasladar cuatro mil gendarmes a la provincia
por 45 días con improvisación manifiesta y derivar en forma muy cuestionable al
ejército a las fronteras en lugar de aquellos. El costo de la claudicación es
mucho más alto que lo beneficios que reporta. Tiene un doble desmérito: desorienta a los propios y no seduce a los
seguidores de la oposición que siempre preferirán al original de la propuesta
en lugar de su copia.
TIMING POLÍTICO
El gobierno decidió durante mucho
tiempo, minimizar algunos de los temas que preocupan a la población, más allá
de la envergadura real de su significación, en lugar de plantear claramente su
estrategia para tratar de enfrentarlos.
En el caso de la inseguridad, el prejuicio ideológico de ser un tema
apropiado por la derecha, el no explicitar claramente su complejidad y que no
existen recetas mágicas, el no exponer claramente la preocupación y la
filosofía para mejorar en el tiempo los
márgenes de inseguridad, la falta de timing lo obliga ahora desesperadamente a
mimetizarse en el discurso del adversario.
En otros casos, medidas correctas al
concretarse fuera de tiempo, no redituarán los beneficios esperados por el
gobierno.
Por otra parte, una parte muy significativa del electorado ha
elegido a candidatos que hacen de la insustancialidad discursiva y de un falso mensaje
conciliador y dialoguista, su camino político.
El gobierno entiende
correctamente que la política es la resolución de los conflictos y que la confrontación es inevitable cuando se rompen los huevos
para hacer tortilla. Pero cierto espíritu confrontativo innecesario campea desfavorablemente cuando
como en caso de LAN, la presidenta actúa en twitter como una militante juvenil
y pone en duda que el Presidente Chileno haya vendido su participación
mayoritaria en la empresa aérea al asumir su cargo. Ahí es un conflicto absurdo
que juega directamente a favor de Massa.
Los impuestos a los dividendos y a
las acciones que no cotizan en bolsa no alcanzan para financiar lo que se deje
de recaudar por la suba de los mínimos y deducciones de ganancias.
Aunque sea tal vez tarde, el gobierno juega una buena parte de su
fortaleza política el 27 de octubre.
Si hubiera tenido a mano el Martín
Fierro hubiera recordado aquello de “la ocasión es como el fierro, se ha de machacar caliente”. José Hernández hablaba en el siglo XIX de algo parecido al
timing político
La diferencia con el 2009 es que
entonces el gobierno fue fuertemente golpeado, parlamentaria y
electoralmente, se encontraba contra las
cuerdas, pero con coraje abandonó las mismas,
tomó el centro del ring y con certeros golpes llevó a los triunfadores
electorales a un rincón. El contexto era diferente porque quedaba el mismo
tiempo que ahora pero contando con candidato propio para las elecciones del
2011.
Ahora intenta
tomar nuevamente la iniciativa, cuando la real elección aún no se concretó, pero por la falta de timing, sus mejores
golpes parecen sumar más puntos en las tarjetas de la oposición que en las
propias.
El autor de ésta nota desea que buena parte de las puntualizaciones
aquí señaladas sean desmentidas por la
realidad. El gobierno es atacado por sus
muchos logros y sus errores son el flanco a través de los cuales sus
adversarios viscerales encuentran el flanco para debilitarlo.
Al mismo tiempo, es mi posición
inalterable que una vez que uno define
el lugar en el que se ubica, corresponde señalar las limitaciones y errores que
se cometen.
Es sabido la fluidez del escenario
político, que la historia es imaginativa, pero si finalmente las cosas discurren
como asoma a dos años del 2015, como una contienda cuyos protagonistas
principales fueran Massa y Scioli, me parece que Gustavo Flaubert hace dos siglos escribió una
frase oportuna y de rigurosa actualidad:“El
futuro es lo peor que tiene el presente”
15-09-2013
12 septiembre 2013
Sobre la inseguridad y demás
Sobre la inseguridad y demás
Mesa de Periodistas 11-09-2013
Gabriel Fernandez, Hugo Presman y Ariel Weinman
Gabriel Fernandez, Hugo Presman y Ariel Weinman
11 septiembre 2013
Hugo Presman en el programa de Eduardo Anguita "La Historia en Debate " emitido el 3 de Septiembre por CN 23
Mesa redonda sobre medios y periodismo con la participación de la periodista y escritora Ana Lía Argento y el Licenciado en Ciencias de la Comunicación, investigador y docente Guillemo Mastrini.
CUARENTA AÑOS DE LA MUERTE DE SALVADOR ALLENDE
Faltaban diez días para que la primavera llegara nuevamente en aquel 1973. Mientras que en nuestro país se esperaba ansiosamente que Perón ganara las elecciones que se realizarían el 23 de septiembre, al otro lado de la cordillera los aviones sobrevolaban la sede gubernamental, el Palacio de la Moneda, prestos a descargar sus bombas. La primavera no arribaría por muchos años a Chile. Un invierno de terror y muerte llegaría de la mano de los genocidas Pinochet, Leight, Merino y Cía y era el prólogo de los años de niebla y plomo que se extendería por buena parte de América Latina. Largamente se había preparado el derrocamiento de una experiencia socialista en libertad. Los camioneros, financiados por la oligarquía chilena conocida como los momios; la CIA y la embajada norteamericana, habían sumido al país en el desabastecimiento y ejecutado miles de actos terroristas. Todo el complot era acompañado por sectores mayoritarios de las clases medias con el ruido de sus cacerolas, por la Democracia Cristiana y por la prensa del establishment, en la que el diario “El Mercurio” habría de jugar un rol destacado (luego se sabría que había recibido dos millones de dólares desde EE.UU para su campaña desestabilizadora).
Salvador Allende, “el Chicho”, el protagonista principal de una experiencia original, la vía chilena al socialismo, había entrado en ese edificio, símbolo del poder, luego de varias derrotas electorales, habiendo alcanzado la victoria en las memorables elecciones del 4 de septiembre de 1970. Entre ese día triunfal, y el arribo a “La Moneda” el 24 de octubre, se organizó desde Washington una excepcional ofensiva para impedir la asunción, que no vaciló en asesinar al general René Schneider, comandante en jefe del ejército, en consonancia con la orden del presidente Nixon, revelada por la comisión Church: “No hay que dejar ninguna piedra sin mover para obstruir la llegada de Allende”. A pesar de las oscuras nubes de tormenta, Salvador Allende dijo el día de su arribo al gobierno: “Miles y miles de hombres sembraron su dolor y su esperanza en esta hora que al pueblo le pertenece. Esto que hoy germina es una larga jornada. Yo solo tomo en mis manos la antorcha que encendieron los que antes que nosotros lucharon........”. Jorge Arrate, que fue Ministro de Allende y luego en democracia de Patricio Aylwin y Eduardo Frei, escribió en “Le Monde Diplomatique”: “Allende fue un orfebre de la política y supo aunar las diferencias en un ideario básico compartido. Reitero: aunar, más que zanjar. Allende era un demócrata en su práctica diaria, respetaba a los partidos como expresiones de voluntad colectiva, negociaba, limaba, comprometía, convencía. Nunca fue un líder con rasgos autoritarios, siempre aceptó las críticas que le hacían los suyos y nunca las descalificó aunque no las compartiera. No es que le faltara carácter, capacidad de mando o claridad de propósitos. Por el contrario, tenía una recia personalidad, uno de cuyos rasgos destacados era el coraje. Pero las decisiones que adoptó durante su gobierno, calibraron cuidadosamente la opinión colectiva de quienes lo apoyaban” El almanaque señala el 11 de Septiembre de 1973. Han pasado mil días que revolucionaron la historia chilena, desde la nacionalización del cobre al vaso de leche para cada niño chileno. En “La Moneda”, el presidente desafía a los golpistas: “Pagaré con mi vida la defensa de principios que son caros a esta patria.” Las bombas ya caen sobre el edificio gubernamental, produciendo daños e incendios. La voz del presidente se transmite por la única radio en su poder entre las bombas que caen y la nerviosidad de los colaboradores dispuestos a acompañar al Primer Mandatario en su decisión irrevocable. Decía: “Amigos míos. Esta es la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado la torre de radio Portales y radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción........Ante estos hechos, sólo me cabe decir a los trabajadores ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza que la semilla que entregaremos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza. Podrán avasallarnos. Pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen.....ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos “. Después de agradecer a los trabajadores, a las mujeres modestas, a los profesionales, a la juventud, a las campesinas, al intelectual y denunciar al imperialismo y a los sectores de privilegio “que hoy estarán en sus casas esperando con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías”, concluye “ Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas, por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”. Salvador Allende, “el Chicho”, muere con su ametralladora en la mano, fiel a sus convicciones y a su pueblo, suicidándose, escapando al asesinato de sus verdugos, antes de soportar las vejaciones que le esperaban. Cuarenta años después, la emocionada voz del Chicho Allende resurge en otras gargantas y otros brazos en la Plaza de la Constitución, en los estudiantes que lo levantan persiguiendo sus derechos. Cuarenta años después, la fuerza de su discurso póstumo se yergue sobre los Andes, como el amanecer de cada día, mientras que los golpistas que sembraron el país de campos de concentración, desaparecidos y muertos, lentamente van recibiendo la condena histórica aunque mantienen su presencia e influencia en gobiernos como el de Sebastian Piñera y en la estructura económica que se ha prolongada intacta en democracia con gobiernos de diferentes signos. El mismo político que ahora, cuatro décadas después, afirma: “La Unidad Popular quebrantó la legalidad y el Estado de Derecho en nuestro país y eso también debemos recordarlo. Las responsabilidades fueron mucho más compartidas de lo que algunos sostienen.” La futura presidenta de Chile, Michelle Bachelet, que volverá nuevamente a la Moneda y cuyo padre murió por las torturas de los esbirros de Pinochet, en cambio sostuvo: “ No es justo hablar de golpe de Estado como algo inevitable. Era necesario más democracia, no un golpe…. No existe reconciliación sin verdad y justicia. Tenemos necesidad de saber qué vivieron las víctimas. El derecho mínimo de hacer el duelo y tener un lugar físico. Aún tenemos una fractura profunda entre quienes confiamos en la democracia…Las violaciones a los derechos humanos no son justificables…Vivimos un momento que demanda que nuestra democracia ha cristalizado en Chile, con mayor capacidad de movilización, crítica y consciente de sus derechos… Un país que oculta su historia se arriesga a tropezar una y otra vez.” Esa historia que como una obra melodramática enfrentará en las próximas elecciones a dos compañeras de la infancia, cuyos padres, generales de la aeronáutica eran amigos íntimos. El arribo de Salvador Allende cristalizó una diferencia: mientras Fernando Matthei votaba a la derecha de Jorge Alessandri, Alberto Bachelet era ministro de Salvador Allende. El primero ascendió al máximo escalón de los aviadores golpistas y el segundo murió asesinado en las mazmorras de la dictadura sanguinaria. Existe la alta probabilidad que mientras Matthei dirigía la Academia de Guerra Aérea (AGA), Bachelet, en ese mismo lugar, hubiese sido interrogado y torturado. En un libro testimonial, Matthei escribió: “Confieso que nunca fui a visitar ni al subterráneo de la academia ni a la cárcel, hecho del cual me avergüenzo”. Michelle y su madre Ángela Jeria se exiliaron en Alemania tras permanecer detenidas en Villa Grimaldi, uno de los principales centro de torturas.
Cuarenta años más tarde, las hijas de ambos militares, Evelyn Matthei (Ingeniera comercial, economista) desde la extrema derecha y Michelle Bachelet (pediatra), desde la centro izquierda, amigas de la infancia, luchan por llegar a la casa de gobierno, la mítica “La Moneda”, la misma que fue bombardeada y destruida aquel fatídico 11 de septiembre. El propio cadáver de Salvador Allende tuvo alternativas significativas: tras el golpe fue sepultado, por órdenes de Pinochet, de noche, en el cementerio de Víña del Mar, en una tumba sin nombre. En 1990, ya en democracia, esa que nació vigilada por los asaltantes de septiembre, fue trasladado al mausoleo familiar en Santiago, acompañado de una multitud que rindió el homenaje que los asesinos impidieron en su oportunidad. La famosa canción de Pablo Milanés se hacía realidad: “Más temprano que tarde sin reposo/retornarán los libros, las canciones/que quemaron las manos asesinas/Renacerá mi pueblo de sus ruinas/y pagarán sus culpas los traidores/Un niño jugará en una Alameda/y cantará con sus amigos nuevos/y ese canto será el canto del suelo/a una vida segada en la Moneda” La tercera exhumación fue en el 2011 para constatar la causa de su muerte, determinándose fehacientemente que el inolvidable Chicho se suicidó. Volviendo a aquel martes 11 de septiembre, el discurso del presidente terminaba: “¡Viva Chile! ¡Viva el Pueblo! ¡ Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.”
Cuarenta años después, el monumento de Allende está ahí en La Moneda, y en el corazón agradecido de por lo menos la mitad de los chilenos. En cuatro décadas, la historia, esa dama lenta y veleidosa pero que suele hacer justicia, acoge como un hijo pródigo al presidente socialista derrocado brutalmente, mientras que el emblema de su derrocamiento, Augusto Pinochet, que además de asesino fue ladrón, se eclipsa en el reconocimiento planetario.
A cuarenta años de su muerte, revive la guitarra de Víctor Jara, asesinado en el Estadio Nacional ( Hoy Estadio Víctor Jara), después que le destrozaron sus manos, en homenaje de Salvador Allende. Si se aguza el oído se puede escuchar “Manifiesto”: “Yo no canto por cantar/ni por tener buena voz,/canto porque la guitarra/tiene sentido y razón/Tiene corazón de tierra/y alas de palomita/es como el agua bendita,/santigua glorias y penas. Aquí se encajó mi canto/como dijera Violeta,/guitarra trabajadora/con olor a primavera./ Que no es guitarra de ricos/ni cosa que se parezca,/mi canto es de los andamios/para alcanzar las estrellas/ Que el canto tiene sentido/cuando palpita en las venas/del que morirá cantando/las verdades verdaderas,/no las lisonjas fugaces/ni las famas extranjeras/sino el canto de una lonja/hasta el fondo de la tierra./Ahí donde llega todo/y donde todo comienza/canto que ha sido valiente/siempre será canción nueva,/siempre será canción nueva,/siempre será canción nueva.”
11-09-2013
Ultimo Discurso de Salvador Allende
Faltaban diez días para que la primavera llegara nuevamente en aquel 1973. Mientras que en nuestro país se esperaba ansiosamente que Perón ganara las elecciones que se realizarían el 23 de septiembre, al otro lado de la cordillera los aviones sobrevolaban la sede gubernamental, el Palacio de la Moneda, prestos a descargar sus bombas. La primavera no arribaría por muchos años a Chile. Un invierno de terror y muerte llegaría de la mano de los genocidas Pinochet, Leight, Merino y Cía y era el prólogo de los años de niebla y plomo que se extendería por buena parte de América Latina. Largamente se había preparado el derrocamiento de una experiencia socialista en libertad. Los camioneros, financiados por la oligarquía chilena conocida como los momios; la CIA y la embajada norteamericana, habían sumido al país en el desabastecimiento y ejecutado miles de actos terroristas. Todo el complot era acompañado por sectores mayoritarios de las clases medias con el ruido de sus cacerolas, por la Democracia Cristiana y por la prensa del establishment, en la que el diario “El Mercurio” habría de jugar un rol destacado (luego se sabría que había recibido dos millones de dólares desde EE.UU para su campaña desestabilizadora).
Salvador Allende, “el Chicho”, el protagonista principal de una experiencia original, la vía chilena al socialismo, había entrado en ese edificio, símbolo del poder, luego de varias derrotas electorales, habiendo alcanzado la victoria en las memorables elecciones del 4 de septiembre de 1970. Entre ese día triunfal, y el arribo a “La Moneda” el 24 de octubre, se organizó desde Washington una excepcional ofensiva para impedir la asunción, que no vaciló en asesinar al general René Schneider, comandante en jefe del ejército, en consonancia con la orden del presidente Nixon, revelada por la comisión Church: “No hay que dejar ninguna piedra sin mover para obstruir la llegada de Allende”. A pesar de las oscuras nubes de tormenta, Salvador Allende dijo el día de su arribo al gobierno: “Miles y miles de hombres sembraron su dolor y su esperanza en esta hora que al pueblo le pertenece. Esto que hoy germina es una larga jornada. Yo solo tomo en mis manos la antorcha que encendieron los que antes que nosotros lucharon........”. Jorge Arrate, que fue Ministro de Allende y luego en democracia de Patricio Aylwin y Eduardo Frei, escribió en “Le Monde Diplomatique”: “Allende fue un orfebre de la política y supo aunar las diferencias en un ideario básico compartido. Reitero: aunar, más que zanjar. Allende era un demócrata en su práctica diaria, respetaba a los partidos como expresiones de voluntad colectiva, negociaba, limaba, comprometía, convencía. Nunca fue un líder con rasgos autoritarios, siempre aceptó las críticas que le hacían los suyos y nunca las descalificó aunque no las compartiera. No es que le faltara carácter, capacidad de mando o claridad de propósitos. Por el contrario, tenía una recia personalidad, uno de cuyos rasgos destacados era el coraje. Pero las decisiones que adoptó durante su gobierno, calibraron cuidadosamente la opinión colectiva de quienes lo apoyaban” El almanaque señala el 11 de Septiembre de 1973. Han pasado mil días que revolucionaron la historia chilena, desde la nacionalización del cobre al vaso de leche para cada niño chileno. En “La Moneda”, el presidente desafía a los golpistas: “Pagaré con mi vida la defensa de principios que son caros a esta patria.” Las bombas ya caen sobre el edificio gubernamental, produciendo daños e incendios. La voz del presidente se transmite por la única radio en su poder entre las bombas que caen y la nerviosidad de los colaboradores dispuestos a acompañar al Primer Mandatario en su decisión irrevocable. Decía: “Amigos míos. Esta es la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado la torre de radio Portales y radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción........Ante estos hechos, sólo me cabe decir a los trabajadores ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza que la semilla que entregaremos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza. Podrán avasallarnos. Pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen.....ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos “. Después de agradecer a los trabajadores, a las mujeres modestas, a los profesionales, a la juventud, a las campesinas, al intelectual y denunciar al imperialismo y a los sectores de privilegio “que hoy estarán en sus casas esperando con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías”, concluye “ Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas, por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”. Salvador Allende, “el Chicho”, muere con su ametralladora en la mano, fiel a sus convicciones y a su pueblo, suicidándose, escapando al asesinato de sus verdugos, antes de soportar las vejaciones que le esperaban. Cuarenta años después, la emocionada voz del Chicho Allende resurge en otras gargantas y otros brazos en la Plaza de la Constitución, en los estudiantes que lo levantan persiguiendo sus derechos. Cuarenta años después, la fuerza de su discurso póstumo se yergue sobre los Andes, como el amanecer de cada día, mientras que los golpistas que sembraron el país de campos de concentración, desaparecidos y muertos, lentamente van recibiendo la condena histórica aunque mantienen su presencia e influencia en gobiernos como el de Sebastian Piñera y en la estructura económica que se ha prolongada intacta en democracia con gobiernos de diferentes signos. El mismo político que ahora, cuatro décadas después, afirma: “La Unidad Popular quebrantó la legalidad y el Estado de Derecho en nuestro país y eso también debemos recordarlo. Las responsabilidades fueron mucho más compartidas de lo que algunos sostienen.” La futura presidenta de Chile, Michelle Bachelet, que volverá nuevamente a la Moneda y cuyo padre murió por las torturas de los esbirros de Pinochet, en cambio sostuvo: “ No es justo hablar de golpe de Estado como algo inevitable. Era necesario más democracia, no un golpe…. No existe reconciliación sin verdad y justicia. Tenemos necesidad de saber qué vivieron las víctimas. El derecho mínimo de hacer el duelo y tener un lugar físico. Aún tenemos una fractura profunda entre quienes confiamos en la democracia…Las violaciones a los derechos humanos no son justificables…Vivimos un momento que demanda que nuestra democracia ha cristalizado en Chile, con mayor capacidad de movilización, crítica y consciente de sus derechos… Un país que oculta su historia se arriesga a tropezar una y otra vez.” Esa historia que como una obra melodramática enfrentará en las próximas elecciones a dos compañeras de la infancia, cuyos padres, generales de la aeronáutica eran amigos íntimos. El arribo de Salvador Allende cristalizó una diferencia: mientras Fernando Matthei votaba a la derecha de Jorge Alessandri, Alberto Bachelet era ministro de Salvador Allende. El primero ascendió al máximo escalón de los aviadores golpistas y el segundo murió asesinado en las mazmorras de la dictadura sanguinaria. Existe la alta probabilidad que mientras Matthei dirigía la Academia de Guerra Aérea (AGA), Bachelet, en ese mismo lugar, hubiese sido interrogado y torturado. En un libro testimonial, Matthei escribió: “Confieso que nunca fui a visitar ni al subterráneo de la academia ni a la cárcel, hecho del cual me avergüenzo”. Michelle y su madre Ángela Jeria se exiliaron en Alemania tras permanecer detenidas en Villa Grimaldi, uno de los principales centro de torturas.
Cuarenta años más tarde, las hijas de ambos militares, Evelyn Matthei (Ingeniera comercial, economista) desde la extrema derecha y Michelle Bachelet (pediatra), desde la centro izquierda, amigas de la infancia, luchan por llegar a la casa de gobierno, la mítica “La Moneda”, la misma que fue bombardeada y destruida aquel fatídico 11 de septiembre. El propio cadáver de Salvador Allende tuvo alternativas significativas: tras el golpe fue sepultado, por órdenes de Pinochet, de noche, en el cementerio de Víña del Mar, en una tumba sin nombre. En 1990, ya en democracia, esa que nació vigilada por los asaltantes de septiembre, fue trasladado al mausoleo familiar en Santiago, acompañado de una multitud que rindió el homenaje que los asesinos impidieron en su oportunidad. La famosa canción de Pablo Milanés se hacía realidad: “Más temprano que tarde sin reposo/retornarán los libros, las canciones/que quemaron las manos asesinas/Renacerá mi pueblo de sus ruinas/y pagarán sus culpas los traidores/Un niño jugará en una Alameda/y cantará con sus amigos nuevos/y ese canto será el canto del suelo/a una vida segada en la Moneda” La tercera exhumación fue en el 2011 para constatar la causa de su muerte, determinándose fehacientemente que el inolvidable Chicho se suicidó. Volviendo a aquel martes 11 de septiembre, el discurso del presidente terminaba: “¡Viva Chile! ¡Viva el Pueblo! ¡ Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.”
Cuarenta años después, el monumento de Allende está ahí en La Moneda, y en el corazón agradecido de por lo menos la mitad de los chilenos. En cuatro décadas, la historia, esa dama lenta y veleidosa pero que suele hacer justicia, acoge como un hijo pródigo al presidente socialista derrocado brutalmente, mientras que el emblema de su derrocamiento, Augusto Pinochet, que además de asesino fue ladrón, se eclipsa en el reconocimiento planetario.
A cuarenta años de su muerte, revive la guitarra de Víctor Jara, asesinado en el Estadio Nacional ( Hoy Estadio Víctor Jara), después que le destrozaron sus manos, en homenaje de Salvador Allende. Si se aguza el oído se puede escuchar “Manifiesto”: “Yo no canto por cantar/ni por tener buena voz,/canto porque la guitarra/tiene sentido y razón/Tiene corazón de tierra/y alas de palomita/es como el agua bendita,/santigua glorias y penas. Aquí se encajó mi canto/como dijera Violeta,/guitarra trabajadora/con olor a primavera./ Que no es guitarra de ricos/ni cosa que se parezca,/mi canto es de los andamios/para alcanzar las estrellas/ Que el canto tiene sentido/cuando palpita en las venas/del que morirá cantando/las verdades verdaderas,/no las lisonjas fugaces/ni las famas extranjeras/sino el canto de una lonja/hasta el fondo de la tierra./Ahí donde llega todo/y donde todo comienza/canto que ha sido valiente/siempre será canción nueva,/siempre será canción nueva,/siempre será canción nueva.”
11-09-2013
Ultimo Discurso de Salvador Allende
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