Vino de Estados Unidos donde reside la mitad del año Adrián Paenza. En la Feria del Libro presentó su libro Matemagia. Los anteriores ya superan el millón de ejemplares. Y no podía dejar de pasar por EL TREN. El 29 de abril se sentó en nuestro vagón de los invitados. Y con su capacidad expositiva sedujo a los oyentes que enviaron infinidad de mensajes felicitándolo y agradeciendo su presencia. Si Ud. lo escuchó, y quiere volver a recordar las reflexiones, aquí puede hacerlo. Si no lo escuchó, no pierda EL TREN.
30 abril 2014
28 abril 2014
AMADEO
Tenía cinco años cuando un vecino me
hizo hincha de Ríver, en ese pueblito que respondía al nombre de Jubileo, caído
de los mapas en las cuchillas entrerrianas. Menos de doscientos habitantes, sin médico, sin iglesia, ni luz,
ni gas. El único juguete era la pelota y el exclusivo contacto con el mundo era
la radio RCA Víctor con forma de capilla que funcionaba mediante una batería de
auto. Mi padre, que tenía una panadería y recorría las colonias distribuyendo
el pan con un carro tirado por caballos, sabía que los días viernes había que
cargar la batería en el motor a diesel que hacía posible elaborar el pan, para
escuchar los partidos el día domingo. Durante la semana había una cita
inevitable a la hora de la leche: “El grito de Tarzán” en Radio Splendid convocaba
a tomar la chocolatada Toddy a las 6 en punto.
En el reino de la imaginación,
que la radio potenciaba, poco importaban los nombres de César Llanos, Mabel
Landó, Oscar Rovito y Alfredo Navarrine que interpretaban a Tarzán, Juana,
Tarzanito y el profesor Philander, porque ellos tenían vida propia. Los sonidos
de la selva los producía la magia de Ernesto Catalán. La mona Chita y el
elefante Tantor completaban el elenco. Era el año del Libertador General San
Martín. Los únicos privilegiados éramos los niños y en los carteles aparecía la
consigna: “Perón cumple, Evita dignifica”. Pero si de lunes a viernes Tarzán
era una cita impostergable y el sábado descansaba, el domingo aparecía otro
Tarzán que entonces todavía se llamaba Amadeo Carrizo. Con el correr de los
años sólo su nombre alcanzaba para identificarlo. Era el Rey del Arco que por
un día superaba al Rey de la Selva. Era el encargado de impedir que
concluyera un domingo llorando y un
lunes malhumorado. En 1951 Racing obtuvo el tricampeonato, derrotando a
Banfield. En la Argentina peronista, en el fútbol, los chicos, los equipos
chicos, no eran privilegiados. Los campeonatos sólo eran para los grandes. A
partir de allí, River ganó cinco sobre seis campeonatos. Las derrotas eran muy
poco frecuentes. La superioridad era tan grande, que a veces para hacerlo más
parejo, Alfredo Pérez, un marcador central de calidad exquisita que había
llegado de Rosario Central, solía hacerle
un gol en contra a Carrizo. Recuerdo un partido con Boca en que Alfredo
hizo un gol en contra y luego incurrió en un penal y perdimos 2 a 1. Intenté
suicidarme, claro que el arma involucrada era de juguete.
Amadeo inventó el puesto y escribió con sus actuaciones el manual del arquero. Es el que primero usó guantes. El que en un tiro libre indirecto dentro del área, armó la barrera en la línea del arco y él se colocó por delante. El que tenía un guante en sus piernas y le pegaba con la precisión de un eximio delantero. El que descolgaba los centros con una mano. El que evitaba la espectacularidad con una ubicación extraordinaria. Pero que cuando había que volar, lo hacía con una eficacia notable. El que podía salir gambeteando. Era la antítesis del gordito de madera que en los potreros se lo mandaba al arco. Carrizo, luego sólo Amadeo, era completo, salvo algo que lo perjudicó y lo complicó fundamentalmente contra Boca: cierta endeblez anímica, esa de la que carecieron algunos de sus discípulos como Errea, Gatti o Poletti. El origen del problema se ubica en 1954. Dejemos que lo cuente el propio Carrizo como se lo relató al periodista José Luís Ponsico: “Se jugó el domingo 31 de octubre, recuerdo que estaba livianito y yo muy metido en el partido. Apenas había tomado un té con galletitas antes del clásico" comentó. "Boca estaba puntero e Independiente y River a tres puntos. Si ganaban ellos hasta podían asegurarse el primer puesto, si los Rojos no ganaban el suyo. Faltaban tres fechas. River le dio un baile inolvidable. Terminó 3 a 0 con dos goles de Angel Labruna, y uno de Walter Gómez", abundó. "Faltando poco salgo al borde del área a cortar una pelota larga a Borello. Lo anticipo y él queda atrás. Amago a dársela a (Julio) Venini, el "5" nuestro y de reojo veo que venía por atrás, enganché y pasó de largo... La hinchada de Boca nunca lo perdonó", añadió. “Borello, en agosto del ´55, me gambeteó a mí y el gol lo hizo Ernesto Cucchiaroni. Boca ganó 4 a 0 en cancha de Racing. La revancha de ellos.”
A partir de ahí,
los partidos en la cancha de Boca fueron un suplicio para el más grande arquero
de todos los tiempos. Luego tuvo que sufrir un revés que pareció de nocaut: el
Mundial de Suecia.
En la
eliminatorias para ese mundial, jugando la selección argentina en Buenos Aires
contra Chile y Bolivia, la misma estuvo integrada por nueve jugadores de Ríver.
Cuando se consumó el enorme fracaso de Suecia, Ríver y Carrizo fueron los
principales afectados, al punto que durante un tiempo Amadeo perdió la
titularidad siendo reemplazado por Manuel Ovejero. A su vez, por haber sido la
base de la selección fracasada, la confusión posterior de la dirigencia y el
desmantelamiento del plantel, el abandono del semillero y la compra en los
primeros años de jugadores extranjeros, una racha notable de increíbles
infortunios que llevaron a que con el mejor equipo estuviera condenado a
sucesivos segundos puestos, Ríver no
volvió a ser campeón por 18 años, casi tanto como el tiempo que Perón estuvo
proscripto y exiliado.
Cuando recuperó
la titularidad, Carrizo volvió a deslumbrar. Jugó en River de 1945 a 1968. Estuvo en el arco de la banda roja en 565
partidos, siendo el jugador que más partidos jugó y en que más años permaneció
en el club. A los 42 años, mantuvo la valla invicta por 769 minutos.
Fue enorme
dentro de la cancha a pesar del pasivo señalado y con debilidades para negociar
su contrato. Los dirigentes acordaban con él primero, estableciendo una
referencia que luego invocaban para acotar las pretensiones salariales de un
plantel de una riqueza futbolística que hoy se añora.
Tuvo una actuación
deslumbrante en la Copa de la Naciones celebrada en Brasil en 1964, y partidos
donde aparecía invencible como aquél contra Boca en la cancha de River, el día
de la tragedia de la puerta 12. “La araña negra", el gran arquero ruso Lev Yashin , lo colmó de elogios y en el único partido que
se enfrentaron, el ruso le regaló sus guantes como homenaje.
Terminó su
carrera en Millonarios de Colombia, quien en el 2004 le rindió un homenaje en
un partido que por ese motivo jugó con River.
Pero faltaba el
homenaje que River le debía. Y a los 88 años,
el domingo 13 de abril, volvió al Monumental donde recibió el homenaje
institucional largamente postergado y la designación de Presidente Honorario,
lo mismo que hizo el Real de Madrid con su antiguo compañero Alfredo Di
Stéfano. Con la apostura que enloquecía a la platea femenina partidaria, con la
voz quebrada, con los ojos cubiertos de lágrimas, el “Amadeo”, “Amadeo”,
descendió de las tribunas al escenario de sus múltiples hazañas.
Al autor de
estas líneas también se le atragantó el llanto en la garganta. No sólo por el
gran Amadeo. Por lo que también está asociado a su historia. Por las alegrías y
los triunfos, por el sabor amargo de las derrotas; por la inveterada costumbre
de celebrar campeonatos; por el recuerdo de una infancia poblada de padres y
amigos que ya no están; por los años transcurridos; por aquellas imágenes
radiales endulzadas por la nostalgia; por el Toddy de las 6; por el grito del
personaje de Edgar Rice Burroughs; por el jalvá ( mucho después se
popularizó comercialmente como mantecol)
que me alcanzaba mi madre para la merienda; por la inocencia
definitivamente perdida....
Afortunadamente,
de todo ello, aún permanecen Amadeo y su grandeza.
20-04-2014
26 abril 2014
El jueves 24 de abril se subió a El Tren, el dirigente del Partido Socialista Auténtico Mario Mazzitelli, Integrante del Frente Amplio - UNEN. Un recorrido con chisporroteo en relación al pasado, analizando las perspectivas de la heterogénea alianza. incursionamos sobre los contenidos de su libro "Socializar la herencia difusa" y una explicación acerca de su propuesta del IBU (Ingreso Básico Universal)
Si quiere enterarse, súbase al tren. No se arrepentirá. Y si se arrepiente tiene el libro de queja al pie.
Si quiere enterarse, súbase al tren. No se arrepentirá. Y si se arrepiente tiene el libro de queja al pie.
23 abril 2014
Mesa de Periodistas 22 04 14
Apoyo de Estados Unidos: si o no. Ley para reglamentar piquetes: si o no. Gimnasia campeón: si o no.
Mesa de Periodistas 23-04-2014 con Gabriel Fernandez, Hugo Presman y Gustavo Ramirez
22 abril 2014
El viernes 18 de abril llegó a la estación AM 770 Radio Cooperativa,
la escritora Alicia Dujovne Ortiz y tomó EL TREN, el programa que desde hace 11
años conducen Hugo Presman y Gerardo Yomal, de lunes a viernes de 19 a 20
horas. Un viaje apasionante con un relato de la historia de Elisa Lynch, la amante de Francisco Solano
López, la protagonista de su último libro “LA MADAMA”. Una travesía en donde la
realidad supera ampliamente a la ficción, en el Paraguay inmerso como víctima,
en la guerra de la triple infamia. Un genocidio dirigido por el fundador de “La
Nación”, Bartolomé Mitre. Ida y vuelta con la Francia actual, país donde reside
buena parte del año la escritora y el análisis del avance de la derechista
Marine Le Pen.
¿Cómo y por qué escribió un libro sobre
Maradona no sabiendo nada de fútbol? Si
Ud. no se sube a EL TREN como lo hizo Alicia Dujovne Ortiz, se lo pierde. Eso
sí, no vaya a decir que no le avisé.
21 abril 2014
19 abril 2014
GABO
La muerte despeja “la
hojarasca”. El coronel ahora sí que no tiene quien le escriba. Ha llegado “la
mala hora” en que Gabo se fue muy lejos de Macondo para quedarse
definitivamente en Aracataca. La literatura latinoamericana sin vos, parece
como “el relato de un náufrago”. Miramos a la tenebrosa muerte con “los ojos de
un perro azul”. Ahora nuestro sufrido continente, que vive en algunos de sus
países, balcanización de una nación inconclusa, una ruptura con los más de
“cien años de soledad” poblados de explotación, matanzas y despojos. Por un
momento, nos quedamos como aquel “general en su laberinto”, el libertador que
murió pensando que había arado en el mar. Reivindicado en el siglo XXI, creyó
que su existencia había sido como “la increíble y triste historia de la Cándida
Eréndira y de su abuela desalmada”, que muchos años después, algunos autores la
utilizaron para ejemplificar la relación de Sudamérica con la deuda externa.
Estos últimos años en estas
tierras parecen desmentir o tal vez sólo
relativizar aquél final de tu libro más conocido y vendido: “…porque las
estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad
sobre la tierra”
Aunque las últimas noticias
sobre tu salud, anticipaban “la crónica de una muerte anunciada”, hoy te lloran
hasta “la memoria de tus putas tristes”. Conocimos la historia en tu autobiografía que sólo merece ser
escrita, sin estropear bosques por páginas innecesarias, por aquellos de los que
“viven para contarla”. Lamentablemente la vejez es un prólogo hacia la muerte,
una etapa de limitaciones, “un otoño del patriarca”. Ahora hasta los que
ignoran la belleza de la literatura se acordarán de vos y nos contarán cuentos,
más de uno, tal vez “doce cuentos peregrinos”. Se apropiarán de vos como “la noticia
de un secuestro”, serán muchos más dolientes que los que llegaron para
acompañar “los funerales de la Mama Grande”. Pero los que siempre te
reconocieron, los que disfrutaron con tus novelas y cuentos, con tus magníficos
trabajos periodísticos, sentirán algo parecido al intenso amor de Florentino
Ariza hacía Fermina Daza en “El amor en los
tiempos del cólera”.
El misterio de la muerte nos atrapa, pero ahí, en ese lugar
eterno donde te has trasladado y en el que seguramente ya te has encontrado con
el Coronel Aureliano Buendía, aquél que ante el pelotón de fusilamiento recordó
el día que su padre lo llevó a conocer el hielo, le podrás contar a Dios, si
existe, sobre “Del amor y otros demonios”. Tal vez ahí será realidad aquello de
“Cuando era feliz e indocumentado”. Aquí no te olvidaremos porque dejaste “El rastro de tu sangre en la nieve” de la
mejor literatura y la de un hombre comprometido con su tiempo.
18-04-2014
18 abril 2014
RECORDANDO A ERNESTO
Lo conocí a Ernesto Laclau hace 47 años. Él tenía 32
años pero aparentaba un lustro menos.
Era uno de los dirigentes del Partido Socialista de la Izquierda Nacional al
que yo ingresé en 1967, en pleno Onganiato. Ernesto se había integrado unos
años antes a la agrupación junto a varias figuras como Blas Alberti y Ana Lía
Payró. Justamente ésta última iba a ser la responsable política de nuestra
militancia universitaria en la Facultad de Ciencias Económicas donde con
Eduardo Fosatti fundamos ARCE (Acción Reformista de Ciencias Económicas). El
Partido había sufrido una escisión encabezada entre otros por Jorge Raventos y había quedado sin
militantes universitarios. Nosotros nos habíamos integrado a través del accionar
de un militante de hierro, Rodolfo Balmaceda, después de una asamblea
universitaria clandestina realizada en una iglesia, en medio de una dictadura
“dura” (que luego quedaría “blanda” ante el infierno que llegaría en 1976 y los
adelantos del horror de los últimos meses de 1975).
Durante dos años conocí la capacidad didáctica de
Ernesto y la profundidad de su pensamiento, en charlas brindadas repetidamente
a grupos que empezaban a interrogarse sobre la nueva realidad, a consecuencia
de que Onganía terminó con la isla universitaria democrática y la introdujo en
el país donde las mayorías populares estaban proscriptas.
Una de las tareas militantes era convocar para charlas
sobre historia nacional y la actualidad que daban Jorge Abelardo Ramos, Jorge
Enea Spilimbergo, Blas Alberti y Ernesto Laclau. En 1968 la sociedad no
resultaba favorable a los planteos originales de la izquierda nacional. Un día
convocamos a una charla, a la que sólo concurrió una persona, un primo mío,
Carlos Presman que hoy vive en Israel. Ernesto decidió que la charla se diera
igual, en una insólita escena de un disertante frente a un solo oyente y dos
militantes que oficiaban de “claque”.
Dirigió el diario partidario “Lucha Obrera” y aportó
sus escritos para la revista libro
“Izquierda Nacional”
En 1969 Ernesto viajó y se radicó en Inglaterra con el
padrinazgo de Eric Hobsbawm, el mayor historiador de las últimas décadas. El
propósito original era alejarse por tres años, pero las sucesivas dictaduras lo
impidieron y no volvió por quince años.
De alguna manera, en el clima de época, la deserción de la lucha revolucionaria
para insertarse en el mundo académico, se vivió como una frustración de quien
estaba destinado a ser un dirigente de fuste. En ese año se consuma el
Cordobazo y como consecuencia se produce un crecimiento importante del PSIN y
de su brazo universitario AUN (Agrupación Universitaria Nacional) que llegó a
codirigir la Federación Universitaria Argentina (FUA)
Pasaron los años en los que Argentina vivió
momentos históricos como los que
desembocaron en el regreso de Perón y jornadas inolvidables como el 25 de mayo
de 1973.
De vez en cuando llegaban noticias de la consolidación
académica de Laclau, profesor en la Universidad de Essex. Pero era una noticia
perdida en medio de años tumultuosos.
El kirchnerismo
lo sedujo y Cristina Fernández quedó entusiasmada por el autor de
“Hegemonía y estrategia socialista”, a quien conoció recién en el 2012.
Reivindicó el populismo y apoyó entusiastamente los gobiernos populistas, que
son convertidos en bestias negras por el establishment. Para afianzar sus
posiciones teóricas y políticas, publicó en el 2005 “La razón populista”.
Sostenía: “Yo creo que el populismo significa ni más ni menos que división de
la sociedad en campos antagónicos, es la interpelación a los de abajo y también
al poder. En cierta medida, todo proceso de cambio debe tener una dimensión
populista. Cualquier proceso de cambio
social necesita ruptura con el statu quo
y esa ruptura no puede ser aislada de demandas parciales, tiene que haber una
ruptura en la que haya una confluencia de estas demandas en torno a un punto
común de aglutinación. Si hay esa aglutinación de la pluralidad de demandas hay
populismo.”
Javier Ozollo, doctor en sociología de la Universidad
Nacional de Cuyo escribió: “Esta nueva mirada sobre los movimientos populistas
latinoamericanos con liderazgos carismáticos el mundo se lo deberá, en gran
parte, a Ernesto Laclau.”
Enarboló su pertenencia histórica a la izquierda
nacional y a la figura del Colorado Ramos.
Visitaba periódicamente la Argentina. Hacía años que
intercambiábamos correos electrónicos. En una de sus llegadas le grabamos un
extenso reportaje con mi compañero Gerardo Yomal para nuestro programa EL TREN. En otra
ocasión se acercó a la radio y durante una hora realizamos en vivo otra entrevista. En varias ocasiones
cambiamos figuritas en extensas conversaciones telefónicas. La última fue,
creo, en octubre. Tenía una agenda muy apretada y no pudo subirse nuevamente a
EL TREN. Combiné con quien se encargaba de su agenda, Brenda Daney, que en el
próximo arribo al país, posiblemente en el mes de abril de este año, nos
encontraríamos. Lamentablemente la muerte se atravesó en el camino.
En la última conversación le manifesté que venía
formulando críticas a su concepción que aseguraba que la construcción política
pasaba por la juventud y las organizaciones sociales y que disminuía a un papel
de acompañamiento a la clase obrera. La aplicación en la práctica de esa
concepción había debilitado considerablemente al gobierno de Cristina
Fernández. Quedamos en debatirlo en un nuevo encuentro. Lamentablemente la
muerte, que no estaba invitada, se apareció de improviso en una piscina en
suelo español.
El Ernesto Laclau que se radicó en Inglaterra durante
tantas décadas, que combinó a Gramsci Althusser, Derridá, Lacan, sin archivar a
Marx, engrosó su pensamiento pero su lenguaje se volvió más críptico, en
relación con aquel joven de una claridad sorprendente, el mismo que habló para
un solo concurrente, anécdota que revivimos en algunos de los encuentros.
Fundó la revista “Debates y Combates” y luego de 59
años volvió a la Facultad de Filosofía y Letras, ubicada ahora en otro sitio, a
la que le daba un lugar especialísimo en su trayectoria.
Llegó a decir: “Esta facultad fue la cuna de
todo lo bueno y lo malo que produje intelectualmente.”
El ensayista y novelista José Pablo Feinmann
recordó: “Tengo un libro de Laclau que en la dedicatoria dice: “A Viamonte 430, donde
empezó todo”.
Me hubiera gustado que se radicara en la Argentina y
diera la lucha en el propio territorio local y continental que se
desarrollaba.
Su último deseo fue que sus cenizas descansen en su
país al que amó con intensidad.
Como escribió
Horacio González: “Al conocer la muerte de Laclau, nos dieron ganas de
volver a nuestra adolescencia”
A esa nostalgia del Director de la Biblioteca
Nacional, se contrapone la certera definición de la poesía de Serrat: “Nunca es
triste la verdad, lo que no tiene es remedio”
17 abril 2014
Una resurrección.
Muchas.
Eduardo
de la Serna
A
Carlos Mugica a los 40 años de su martirio.
Crucificado.
Resucitado
Era una tumba vacía
Y todo era
desconcierto
“Si aquí
pusieron al muerto
Hace nomás
unos días”.
Muchos dicen
“¿qué ha pasado?”
hay quienes
creen que fue un robo
Otros dicen
que no hay modo,
lo vieron
resucitado.
Con tantos
crucificados
Que hemos
tenido en la historia
No está mal
hacer memoria
Y ver donde “se
para Dios”
Para pararte
también vos
Y juntos
sacar esos clavos.
16 abril 2014
11 abril 2014
El 9 de abril se subió a EL TREN, Gildo Onorato, el Secretario de Organización del Movimiento Evita.
Partiendo puntualmente a las 19 horas de la Estación AM 770, Radio Cooperativa, el jóven de 35 años
testimonió sobre su visión del país y del gobierno, de la construcción política y ciertas deficiencias,
de sus disidencias con Ernesto Laclau, de……..para el resto hay que escuchar el programa.
Continúe el recorrido hasta casi las 20 horas y después puede dejar sus comentarios en este mismo lugar
09 abril 2014
El 28 de marzo
se subió a EL TREN, la vendedora Claudia Santoro de la revista “Hecho en Buenos
Aires”. Si escucha este audio, podrá acceder a su original metodología de
ventas en los subtes de la línea A, las
características de un emprendimiento editorial meritorio, y las
anécdotas que surgen del contacto con los pasajeros. Por un día, el viaje en
EL TREN, se transforma en un recorrido en subte.
El 4 de abril,
el invitado fue el periodista Rubén Levenberg. Un recorrido donde se analizó la
realidad y los medios periodísticos. Las incisivas declaraciones sobre Alfredo Leuco y Marcelo
Longobardi
07 abril 2014
LINCHADORES
Así
entre 1882 y 1903, 3337 personas fueron linchadas en los EE.UU, la mayor parte
de los cuales eran negros. La metodología fue adoptada posteriormente por el
grupo de fanáticos que operaba encapuchado, con disfraces grotescos bajo el
nombre de Ku Klux Klan.
La
operatoria del linchamiento se ha reproducido en muchas de las películas
norteamericanas de cowboys: el condenado era subido a un caballo, con las manos
atadas a la espalda, la soga al cuello se ataba el otro extremo a un árbol y
luego se espantaba el caballo que al
correr dejaba a la persona colgando,
produciendo así el ahorcamiento.
Hay
otra versión, menos divulgada, por la
cual la palabra linchamiento deriva de un alcalde de Irlanda llamado James
Lynch quien en 1493 mandó a ahorcar a su propio hijo tras acusarlo del
asesinato de un español.
María Elena Walsh alegó contra la pena de
muerte en forma brillante cuando la idea empezó a tomar cuerpo en nuestra
sociedad. Entre otras cosas escribió: “Fui lapidada por adúltera. Mi esposo,
que tenía manceba en casa y fuera de ella, arrojó la primera piedra, autorizado
por los doctores de la ley y a la vista de mis hijos. Me arrojaron a los leones
por profesar una religión diferente a la del Estado. Fui condenada a la
hoguera, culpable de tener tratos con el demonio encarnado en mi pobre cuzco
negro, y por ser portadora de un lunar en la espalda, estigma demoníaco. Fui
descuartizado por rebelarme contra la autoridad colonial. Fui condenado a la
horca por encabezar una rebelión de siervos hambrientos. Mi señor era el brazo
de la Justicia. Fui quemado vivo por sostener teorías heréticas, merced a un
contubernio católico-protestante. Fui enviada a la guillotina porque mis
camaradas revolucionarios consideraron aberrante que propusiera incluir los
Derechos de la Mujer entre los Derechos del Hombre. Me fusilaron en medio de la
pampa, a causa de una interna de unitarios. Me fusilaron encinta, junto con mi
amante sacerdote, a causa de una interna de federales. Me suicidaron por
escribir poesía burguesa y decadente. Fui enviado a la silla eléctrica a los
veinte años de mi edad, sin tiempo de arrepentirme o convertirme en un hombre
de bien, como suele decirse de los embriones en el claustro materno. Me
arrearon a la cámara de gas por pertenecer a un pueblo distinto al de los
verdugos…..”
No hay justificación para
la venganza por mano propia. La palabra inseguridad
como expresión periodística y ciudadana sólo cubre parcialmente lo que puede
denominar. Concentrando la misma en homicidios y robos, la palabra queda
amputada en su enorme amplitud.
Aún en el sentido habitual que se la utiliza, hay un discurso de
derecha que cree que la solución está en un código penal con penas
superlativas; en la ampliación hasta el máximo posible del número de policías,
inundar el país de cárceles; en la colocación del mayor número posible de
cámaras y en un poder judicial integrado por verdugos que actúen de jueces. La
síntesis de esta posición la definió el filósofo griego Protágoras, quien casi
400 años antes de Cristo afirmó: “La justicia es, lo que el hombre rico dice
que es.”
El progresismo tiene una visión estructural de integración
social y distribución del ingreso que remite la solución de este problema a un
lejano momento de amplia justicia social.
Indudablemente ninguna de las dos posiciones puede abordar en el
presente un mejoramiento de una situación de inseguridad en el sentido
restrictivo dado, que tiene un sustrato de realidad. Como bien lo expresó el jurista Ricardo Gil
Lavedra: “En la Argentina hay una percepción de inseguridad que puede que no se
compadezca con los datos objetivos, pero esta percepción no está desmentida por
una presencia estatal mucho más fuerte.”
Recurriendo a un ejemplo médico, el de derecha, es un cirujano que sólo conoce el bisturí y
las amputaciones y el segundo remite a un feliz estadio donde se haya
descubierto el remedio para la dolencia que aqueja hoy. Si los médicos no
infunden un moderado optimismo al paciente, éste termina recurriendo a
curanderos como Sergio Massa o Francisco De Narváez.
El problema es de una enorme complejidad que sólo los que
enarbolan slogans pueden levantar soluciones mágicas. Son mentirosos de un oportunismo deleznable.
Tampoco es posible a ciudadanos alarmados consolarlos con
estadísticas que revelan que a pesar de lo que perciben, la Argentina es un
país con uno de los niveles de delitos
más bajos.
Para esos casos es bueno recordar unos versos apropiados de José
Larralde: “No venga a tasarme el campo/ con ojos de forasteros/ porque no es
como aparenta/ sino como yo lo siento”
Tampoco es cuestión de obviar el problema, omitiendo su
denominación, como si no mencionándolo despareciese el mismo. En ese caso es
bueno recordar la frase del poeta Mario Trejo: “La palabra perro no muerde. El
que muerde es el perro”
Como bien sostiene el sociólogo Leandro Gamallo: “Probablemente
en esta reacciones convivan el “hartazgo” de una situación percibida como
intolerable con una concepción absolutamente discriminatoria que genera un
“nosotros” (la ciudadanía o un vecino) opuesto a un “ellos” que deben ser
eliminados (los delincuentes). Lo que parece una certeza es que en nuestro país
los linchamientos no pueden concebirse como una estrategia, ni mucho menos como
un acto de prevención ciudadana en materia de seguridad”.
O como advierte
Javier Nuñez en “No cuenten conmigo”: “Pero más duele ver hacia qué clase de
sociedad nos encaminamos -o algunos creen que deberíamos encaminar- y qué
frágiles son las estructuras que nos separan de la oscuridad ….Cuando el
contrato social se rompe, pierde sentido el Estado de Derecho y el derrumbe de
las reglas de convivencia en lugar de atenuar la inseguridad, la incrementa;
frente a una legalidad incierta, la sensación de riesgo no hace más que
amplificarse….La ley de la jungla nunca puede ser una solución.”
Es necesario diferenciar la reacción de una víctima, cuyo
comportamiento es personal e imprevisible, de aquellos que actúan en patota
para consumar venganza por mano propia.
Es preciso puntualizar que tampoco se puede ni se debe legislar
desde el dolor de las víctimas.
Nuestra sociedad ha sido disciplinada a través del miedo, que ha
ido del terrorismo de estado a la hiperinflación; del asalto a los
supermercados a la crisis económica más importante en cien años, con la
consiguiente desocupación extrema, la pobreza, la indigencia y el exilio del
2001; de los cuatro años de recesión de 1998 al 2001, al ametrallamiento
mediático: sólo algunos de los diferentes cataclismos políticos, económicos y
sociales.
Resulta llamativo que los que consideran al Estado un obstáculo
para el mercado, cuya presencia se justifica sólo para direccionar los
beneficios hacia los ganadores y garantizar la seguridad jurídica de sus
negocios enarbolen con entusiasmo el slogan del Estado ausente. Eso se acentúa
cuando el comentarista es el jefe de gobierno del distrito de mayor renta per
cápita del país.
Es necesario encarar como política de estado para la próxima
década, las diferentes patas del problema: policías diferentes, alejadas de su
complicidad con el delito, con buenos sueldos, capacitación amplia y profunda,
dotada de los medios imprescindibles;
cambios fundamentales en el poder judicial con dotación humana,
infraestructura y recursos necesarios, con juicios orales que agilicen las
causas; cárceles que no sean campos de concentración sino que habiliten al
delincuente para su reinserción en la sociedad; cambios totales en el servicio
penitenciario; políticas focalizadas en la recomposición del entretejido
social, entrando el Estado donde hoy está ausente; nuevo código penal que
establezca una justa proporcionalidad entre delitos y penas: apenas algunas
puntas para entrarle al problema.
Cómo abordó María Elena Walsh
la pena de muerte en el artículo mencionado, que concluía:
“Me condenaron de facto por imprimir
libelos subversivos, arrojándome semivivo a una fosa común. A lo largo de la
historia, hombres doctos o brutales supieron con certeza qué delito merecía la
pena capital. Siempre supieron que yo, no otro, era el culpable. Jamás
dudaron de que el castigo era ejemplar. Cada vez que se alude a este
escarmiento, la Humanidad retrocede en cuatro patas.
Parafraseando a María Elena: “Cada
vez que se perpetra un linchamiento, la Humanidad retrocede en cuatro patas.
3-04-2014
05 abril 2014
No se pierda uno de los habituales
debates en EL TREN, ese viaje diario del cual Ud. ya habrá disfrutado y sino es
una buena oportunidad para que saque
el pasaje por primera vez. Le
recordamos que va de lunes a viernes de 19 a 20 horas por AM 770, Radio
Cooperativa y que ya lleva 11 años ininterrumpidos sobre las mismas vías.
El jueves 3 de abril, como un adelanto de la pelea del año entre Marcos Maidana y Floyd Mayweather, se sentaron en el vagón de los invitados un defensor aguerrido y entusiasta del kirchnerismo, el famoso "Sri Sri Ravi Shankar" de la Mesa de Autoayuda K, conocido como "el bosnio" y el post-revolucionario simpatizante del Partido Obrero Diego Rojas, autor de "El kirchnerismo feudal". Cuando el viaje termine, no se olvide de retirar sus pertenencias.Nos sentiremos muy contentos de saber que el recorrido les resultó útil y placentero.
El Bosnio
La política como monotema. Muy K. Fana de CFK.
Recientemente me descubro Peronista, sin desearlo.
CABA · mesadeautoayudak.blogspot.com
El jueves 3 de abril, como un adelanto de la pelea del año entre Marcos Maidana y Floyd Mayweather, se sentaron en el vagón de los invitados un defensor aguerrido y entusiasta del kirchnerismo, el famoso "Sri Sri Ravi Shankar" de la Mesa de Autoayuda K, conocido como "el bosnio" y el post-revolucionario simpatizante del Partido Obrero Diego Rojas, autor de "El kirchnerismo feudal". Cuando el viaje termine, no se olvide de retirar sus pertenencias.Nos sentiremos muy contentos de saber que el recorrido les resultó útil y placentero.
El Bosnio
La política como monotema. Muy K. Fana de CFK.
Recientemente me descubro Peronista, sin desearlo.
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