HUGO PRESMAN
28 abril 2025
26 abril 2025
Pensar a Milei
El miércoles pasado se lanzó una proclama de intelectuales, artistas, escritores y demás trabajadores de la cultura bajo el título “Las fuerzas de la Tierra”. En sus primeros párrafos este documento hace un llamado urgente a “la construcción de una agenda política propositiva integral y federal, que exprese un compromiso con la justicia social, los derechos, la igualdad de oportunidades, el respeto a las diversas identidades, la autonomía externa y la democracia. Asistimos a una política represiva cuyo objetivo es la instalación de un clima de miedo que incline a la sociedad al oscurantismo, al pánico moral y al disciplinamiento social”.
El documento resume en pocos párrafos lo que ha despertado el gobierno de Javier Milei en sectores importantes de la sociedad. El mundo de la cultura no es ajeno a los dislates lanzados por el presidente y desde un primer momento tuvo una posición crítica, aunque más bien aislada o sectorizada (la gente del mundo del cine, el mercado editorial, los investigadores científicos y sociales, etc.). “Las fuerzas de la Tierra” plantea un panorama más de conjunto y liga la cultura a los demás componentes de la sociedad: “Nos oponemos a una narrativa infame que apela a las fuerzas divinas. (...) La Argentina tiene un notable acumulado de fuerzas de la Tierra, representadas por potentes y creativos movimientos en el campo de los derechos humanos, el arte, la ciencia, la educación, el trabajo y la producción”.
El virus Milei generó desconcierto. A la sociedad le ha costado y le cuesta encontrar un medicamento adecuado para los daños que produce. Ni qué hablar de una vacuna. Pero ya está bastante más claro el panorama como para convertir el enojo, la frustración y la angustia en una acción política conjunta. Para eso es necesario pensar a Milei y lo que significa su gobierno. Es primordial que ese pensamiento nos lleve a la acción. A modo ilustrativo me gustaría enumerar algunos temas críticos que no deberían faltar en una evaluación de lo ocurrido desde que Milei ganó las elecciones.
Ni el peronismo ni la izquierda supieron canalizar el descontento social como Milei: gran parte de los votantes de Milei hoy deben sentirse defraudados, aunque les cueste reconocerlo en público. Si el peronismo o las fuerzas de izquierda creen que esos votos van a ir naturalmente hacia ellos, probablemente vuelvan a fracasar como en el 2023. El descontento social siempre puede conducirse a alternativas de derecha extrema. Victoria Villarruel está agazapada, lista para dar el salto. No hay que regalarle el voto desencantado con Milei. Para eso hay que ver con mirada crítica lo hecho y --parafraseando a García Márquez-- hay que buscar nuevas formas de lucha para hacernos acreedores a nuevas formas de victoria.
El antikirchnerismo es muy peligroso: el siempre violento y antidemocrático antiperonismo hoy se ha encauzado en antikirchnerismo. Se califica a alguien de “kirchnerista” para anular su opinión o para aislarlo; los periodistas de la extinta Corea del Centro se sienten obligados a hacer una declaración antikirchnerista antes, durante o después de una crítica a Milei. Ese método termina por blanquear al fascismo libertario. Si las amenazas que lanza este gobierno se pueden comparar con lo hecho por un gobierno democrático (sea peronista, radical o macrista), entonces no es tan violento ni autoritario. Vean la publicidad del nuevo libro de Jorge Fontevecchia en los canales de Perfil para ver claramente cómo funciona. Mientras el antikirchnerismo sea lo que mueva a las demás fuerzas políticas, vamos a seguir teniendo a Milei o alguno de los suyos por décadas.
Los libertarios no son idiotas (aunque lo parezcan): claro, uno los ve y no puede dejar de pensar que son payasos o burros. Tal vez lo sean, pero políticamente se han movido con inteligencia. Han sabido atomizar los reclamos. Multiplican los frentes de lucha, generan con poco polémicas y noticias falsas que desgastan y desdibujan las cuestiones de fondo. Alguien que perdió su trabajo o lo está por perder difícilmente pueda sentirse con fuerzas para adherir a causas similares a la suya o le pueda prestar atención a un discurso fascista. Cada uno en su trinchera no hacemos un ejército sino que nos exponemos a una derrota segura. Eso ellos lo tienen claro y lo alimentan.
La derecha tiene que ser democrática: en este caso “democrática” es sinónimo de “honesta”, porque las distintas expresiones de derecha en Argentina han actuado con deshonestidad. Se autoperciben republicanas, pero no reaccionan cuando un presidente como Milei mina las bases del republicanismo. Miran para otro lado, prefieren aliarse con el autoritarismo que negociar con los sectores populares. Nadie les pide que cambien sus principios sino que los respeten, los honren y no los traicionen solo porque coinciden con el plan económico.
El poder real raramente cambia de manos: Milei ha triunfado políticamente con su mega DNU y sus leyes no porque haya sabido convencer a las otras fuerzas políticas. Ni siquiera porque ha recurrido a la prebenda y a la extorsión como modus operandi. Triunfa porque su gobierno representa al poder real de empresarios, financistas y embajadas. Los poderosos de siempre, los mismos que presionan hasta ahogar a los gobiernos populares. No son socios de Milei los que votan sus leyes en el Congreso sino lacayos de ese poder real. El peligro de concentrarse en el árbol Milei es que no veamos el bosque de garcas que lo protegen, lo miman y, llegado el caso, están dispuestos a sacrificarlo con tal de no perder el poder.
El llamamiento de intelectuales culmina diciendo: “Aspiramos a forjar un pacto intergeneracional que permita recuperar la solidaridad colectiva y la recomposición del tejido social. Para anticiparnos a la destrucción total, tenemos que empezar a movilizarnos y construir alternativas desde ahora. Hacemos un llamado a las fuerzas de la tierra: por la libertad, por el pluralismo, por los derechos básicos, por el reparto de la riqueza, por la igualdad, por la democracia”.
Un pensamiento que lleve a la acción. Eso es lo que necesitamos y de la única manera que se puede articular es con las fuerzas políticas y sociales. Si la política no hace lo suyo es imposible pensar un cambio. Y hasta ahora las fuerzas políticas han hecho poco por iniciativa propia, o han repetido métodos que no terminan de ser productivos. De la misma manera que la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo fue el faro que iluminó el regreso de la democracia, deberíamos ver en el reclamo de los jubilados de cada miércoles la fuerza unificadora contra este gobierno desalmado. Sería un buen comienzo.
24 abril 2025
PROGRAMA EL TREN DEL 22 DE ABRIL DEL 2025
El programa se inicio con un recordatorio de la figura del Papa Francisco. Un paralelismo de las trayectorias de Néstor Kirchner y Jorge Bergoglio. Su primer acto abrazando a los migrantes en la Isla de Lampedusa. La convocatoria a hacer lio dentro y fuera de la Iglesia. La cultura del descarte. Las críticas al capitalismo y al tecno capitalismo. Las críticas a los poderosos. Sus denuncias sobre el calentamiento global. La aceptación de los diferentes. Sus afirmaciones: “Si una persona es homosexual y busca a Dios ¿Quién soy yo para juzgarla?; “Si tu hijo o hija es homosexual, no la eches de la casa”; “Dios no rechaza nada. La Iglesia no puede cerrar las puertas a nada.” Y una consideración que no es difícil entender dirigida a lo que sucede en nuestro país: “Cuidado con los Salvadores sin antecedentes que vienen por afuera de la política”
Súbanse a EL TREN, desde el andén de sus domicilios.