Es Lavalle fusilando y somos Dorrego fusilado. Somos San Martin y su proyecto latinoamericano y es Rivadavia y su plan porteño. Somos Moreno jacobino y Moreno envenenado, sin que le llegaran las conmovedoras cartas de su mujer María Guadalupe Cuenca. Somos Monteagudo con sus proclamas revolucionarias y es Monteagudo asesinado en una calle oscura de Lima. Somos Bolívar liberando buena parte del continente y somos Bolívar, enfermo en Santa Marta camino al exilio acusado de traidor y muriendo sin llegar a la frontera. Somos Artigas haciendo la reforma agraria y afirmando que nadie es más que nadie y somos Artigas derrotado exiliándose en el Paraguay. Somos Belgrano y el heroico Éxodo Jujeño y somos Belgrano muriendo pobre e ignorado. Su epitafio: “Aquí yace el General Belgrano”, el país no se enteró de su muerte. Somos Güemes, “El padre de los pobres” y sus gauchos cuidando con su guerrilla la gesta libertadora de San Martín. Somos Rosas defendiendo la soberanía contra la invasión anglo francesa y son los unitarios exiliados en Montevideo aliándose a los invasores. Son los comerciantes importadores de Brasil, Montevideo y Buenos Aires, armando un ejército que arrasa el Paraguay de los López, y somos los paraguayos heroicos muriendo en Curupaytí y Cerro Corá, dando sus vidas en el país latinoamericano más desarrollado del siglo XIX. Somos Elisa Lynch, la compañera de Francisco Solano López, dando la última batalla de la guerra de la Triple Alianza, cargando el cadáver de su marido y de su hijo y cavando con sus manos una tumba donde enterró esos dos cuerpos queridos. Somos los derrotados en las guerras civiles argentinas y son las huestes de Mitre y sus coroneles asesinando al Chacho Peñaloza. Es su esposa, Victoria Romero, obligada por Sarmiento a barrer la plaza mayor de la ciudad de San Juan, atada con cadenas. Somos algunas de la muchas mujeres que dieron su vida por estas tierras como Macacha Güemes, estrecha colaboradora de su hermano, la gigantesca y heroica Juana Azurduy, la Amazona de la Libertad, que lo dio todo, perdiendo su casa, sus tierras y en combates a su marido Manuel Ascencio Padilla, a sus cuatro hijos, muriendo en la soledad, el olvido y la pobreza, María Remedios del Valle luchando con Belgrano en el Ejército del Norte junto a su marido un hijo de la sangre y otro adoptivo, a los que perdió en combate. Fue propuesta por Belgrano como la Madre de la Patria. Somos los hermanos Güemes, son los hermanos Milei.
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Somos Felipe Varela y su bandera de “La Unión Americana” y son Manuel García y Carlos María de Alvear arrodillados ante Inglaterra en el siglo XIX, como lo haría el vicepresidente Julio Argentino Roca (h) en el siglo XX, considerando a la Argentina integrante virtual del imperio británico. Somos los que convertimos al Río Paraná en una trinchera y una derrota heroica en “La vuelta de Obligado”, en el principio del fin de la intención de la Flota Británica de remontar el rio con sus productos de la revolución Industrial.
Somos Yrigoyen ascendiendo a las capas medias, y son los medios y las empresas petroleras propiciando y consumando su derrocamiento. Somos los estudiantes de la Reforma Universitaria y su Manifiesto Liminar: “Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan…estamos pisando una revolución, estamos viviendo una hora americana”, y son los que se oponen desde el clericalismo medieval. Somos los obreros de los talleres Vasena y son los dueños de la fábrica, la policía y los integrantes de la Liga Patriótica Argentina, reprimiendo y carnereando. Somos los obreros fusilados de la Patagonia Trágica y sepultados en tumbas NN; somos las putas de San Julián que cerramos las piernas para no satisfacer a los oficiales asesinos, y son la Sociedad Rural y los dueños de la tierra instigando a los fusiladores y homenajeando al Teniente Coronel Héctor Benigno Varela, el ejecutor de aquellas matanzas.
Son la primera década infame y el fraude patriótico. Somos los descendientes de los derrotados de las guerras civiles que un luminoso día de octubre cruzamos el Riachuelo caminando desde Berisso y Ensenada, ocupamos la Plaza de Mayo, nos lavamos las patas en la fuente, y cambiamos la historia. Son los dueños de todo los que desde su poder nos estigmatizaron como cabecitas negras, descamisados, aluvión zoológico, o más recientemente somos increíblemente apenas un relato de Apold o descalificados como kukas.
Somos los beneficiarios de los días felices en tecnicolor y son los que escriben en una pared: “Viva el cáncer”. Somos Evita reclamando que donde hay una necesidad hay un derecho y son los aviones de la Marina con su leyenda “Cristo Vence” bombardeando la Plaza de Mayo. Somos los que padecimos las bombas y los que las lanzaban escribían proclamas donde decían: “Afrontamos esta decisión suprema ante la comprobación de que se estaba en camino de destruir espiritualmente el país, por obra de una corrupción desenfrenada, y lo hacemos con urgencia temeraria por el convencimiento de que el pueblo ha perdido la posibilidad jurídica de formar, expresar y defender su voluntad espontánea.”
Somos Perón proponiendo el ABC, concretando los derechos del trabajador y la ancianidad y son Aramburu y Rojas arrasando con todo, interviniendo la CGT.
Son “el presidente duerme” como respuesta a los pedidos de clemencia de la esposa y la hija del General Valle finalmente fusilado, y somos los cuerpos ametrallados en los basurales de José León Suárez. Ellos, los democráticos, los republicanos, los propagandistas del diálogo, afirmaban: “Se acabó la leche de la clemencia”
Son la prohibición de la soberanía popular y de las proscripciones, y somos la heroica resistencia peronista. Somos Villa Manuelita en Rosario diciendo: “Los yanquis, los rusos, las grandes potencias reconocen a la Libertadora, Villa Manuelita no”
Somos los que resistimos la privatización del frigorífico Lisandro de la Torre, los que nos opusimos al plan Larkin, los que pintamos paredes con el “Perón Vuelve”. Son la autodenominada Revolución Argentina y somos la pesadilla de los sueños de Onganía de permanecer dos décadas, frustrados con el Rosariazo, el Cordobazo, el Mendozazo y un país levantado.
Somos Perón en su pulseada con Lanusse. Son los que ordenaron los fusilamientos de Trelew. Somos los 16 muertos en la Base Almirante Zar.
Son lo que movilizaron 30.000 soldados para impedir el contacto de Perón con su pueblo un lluvioso 17 de noviembre de 1972. Somos los que cruzamos el Rio Matanza para un reencuentro postergado por 17 años. Son los que instrumentaron el balotaje para evitar infructuosamente el triunfo de Cámpora, candidato por la proscripción de Perón.
Es la esperanza hecha realidad un 25 de mayo de 1973 y son los días oscuros y terribles que siguen a la muerte de Perón. Es el poder económico derrocando a Isabel y cubriendo de horrores el territorio nacional, mientras destruían con saña el modelo de sustitución de importaciones, que ya se había intentado con éxitos disimiles en 1955 y 1966.
Somos las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y del otro lado están el poder económico entregándoles la picana a Astiz, al tigre Acosta y arrojando seres vivos al mar o al Rio de la Plata, apropiándose de los bebes.
Es la democracia recuperada después de la derrota en Malvinas y el peso insoportable de una herencia atroz. Somos los aviadores que hicieron maravillas en las Malvinas, los soldados luchando en inferioridad de condiciones y son los admiradores de Thatcher y Reagan. Somos Alfonsín y el histórico juicio a las juntas, basados en el informe de la CONADEP, y son los negacionistas del terrorismo de Estado. Somos Julio César Strassera diciendo: “Ahora que el pueblo argentino ha recuperado el gobierno y el control de las instituciones, yo asumo la responsabilidad de declarar en su nombre que el sadismo no es una ideología política ni una estrategia bélica, sino una perversión moral….A partir del juicio y de la condena que propugno nos cabe la responsabilidad de fundar una paz basada no en el olvido sino en la memoria; no en la violencia sino en la justicia… Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: “Nunca más".
Es la hiperinflación y la llegada anticipada de Menem. Es la entrega en democracia con apoyo popular. Es la reelección de Menem cuando todo estaba claro y nadie debía engañarse, lo que implica que más allá de las tajantes divisiones, nadie está a salvo de equivocarse.
Es la prolongación de Menem en la política económica de la Alianza, demostrando que lo fundamental no era la corrupción, sino el plan de dependencia desarrollado.
Es la peor crisis de la historia y somos los que integramos “Piquetes y Cacerolas, la lucha es una Sola”. Son cinco presidentes en una semana, el que se vayan todos y Duhalde, Lavagna y la Virgen que encuentran una pequeña luz en una noche sin estrellas.
Luego llegó Néstor Kirchner y Cristina Fernández, juntos a otros presidentes latinoamericanos que levantaron la bandera revolucionaria de la Unión Latinoamericana, y floreció entonces la primavera después del largo invierno.
En política las estaciones no son como en la naturaleza. Después de una primavera de 12 años con notables avances, con limitaciones y errores no llegó el verano, sino que volvió el invierno.
Mauricio Macri llegó a la Presidencia en un recorrido sinuoso. Impulsado a jefe de gobierno de la Capital sobre los muertos de la tragedia de Cromañón y a la Presidencia sobre el suicidio del fiscal Alberto Nisman presentado como asesinato, empezó a cultivar el terreno neoliberal basado en el mercado, el emprendidurismo, la meritocracia sin consideración del lugar de largada; el gobierno como una oficina de negocios, el desprecio de la industria, el debilitamiento de la defensa de los derechos humanos considerados curros, y la subordinación internacional.
Nosotros los bárbaros, no usamos el Poder Judicial para detener adversarios en pijamas o crear una mesa judicial de persecución política y de impunidad judicial como la que consumó Macri, transformando a la Justicia de la Capital y la de Comodoro Py, que pasó a llamarse descarnadamente Comodoro Pro, en una telaraña de protección de los propios y fiscal de los adversarios.
Después se discute la grieta. Se debaten y se asombran de su existencia. En forma maniquea y absolutamente falsa se establece su origen en el kirchnerismo. Hay dos países en pugna. Que no significa terminar con el otro sino en ganar e imponer la hegemonía. Como sucedió con Garibaldi y Lombardía en Italia concretando la unidad geográfica y política, Bismarck y Prusia en Alemania, y el norte industrial sobre el sur algodonero y tabacalero en los EE.UU. Todos triunfando e imponiendo fuertes políticas proteccionistas.
Después, en el 2019, no volvimos mejores. Sólo volvimos. Sin embargo, el peor gobierno nuestro es mejor que el mejor de ellos. Fernández-Fernández fue tibio, moderado hasta la exasperación, atravesado por las internas que lotearon los ministerios y organismos y empresas del estado, pero tuvo una política exterior digna y atravesó un hecho bisagra de la historia planetaria como fue la pandemia enfrentándola eficazmente, a un enemigo desconocido, más allá de una muy criticable claudicación personal del presidente.
Se percibe claramente el conflicto sin definición de dos modelos. Nosotros creemos que las salidas son siempre colectivas, ellos que las soluciones son individuales. La pandemia fue reveladora al respecto. Nosotros creemos en las vacunas, en las políticas de salud, en el Estado. Ellos consideraban que el Estado debe ser un convidado de piedra, que debían morirse todos los necesarios hasta que se lograra la autogeneración social de anticuerpos, nosotros confiamos en la ciencia.
De la pandemia, de la inflación indomesticable, de las restricciones que impuso la cuarentena, de las broncas acumuladas, de insatisfacciones colectivas, de jóvenes que vivieron sólo en democracia y alejados del conocimiento histórico, de mayores con alto grado de antiperonismo en sangre, surgió un personaje roto, elegido por el 56%, iniciando un período de ignominia, entrega, con prácticas medievales, una brutalidad impúdica, transferencia de ingresos de abajo hacia arriba, genuflexión hacia los poderosos internos y externos, instrumentando una planificada demolición con una crueldad inconcebible e insoportable.
Las diferencias son abismales. Nosotros creemos en la justicia social; Milei considera que la justicia social es nefasta, es un robo; nosotros consideramos que donde hay una necesidad hay un derecho; Milei sostiene que donde hay una necesidad, si es un negocio, el mercado lo satisfará; nosotros consideramos que el Estado somos nosotros mismos organizados para otorgar y defender derechos, para planificar desde la salud a la educación, desde la ciencia, las obras públicas, al manejo de los recursos naturales; Milei quiere destruir el Estado, el topo que ejecute su tarea desde adentro, que la educación se debe reducir a un sistema de bonos y que cada argentino debe tener la salud que pueda pagar. Nosotros consideramos que los únicos privilegiados son los niños; Milei considera que los únicos privilegiados son los Galperines, los Elon Musk. Las diferencias son tantas, imposibles de enumerar en una nota. Nosotros proyectamos un país con los argentinos adentro; al país de Milei le sobran más de 20 millones de argentinos. Nosotros reivindicamos a los referentes históricos que lucharon por una Patria independiente y justa y dieron su vida para ello, los Milei le rinden pleitesía a los Trump y prometen dar su vida por el superávit fiscal. Nosotros reivindicamos la bandera de la Unión Latinoamericana y negociar con todo el mundo, en cambio para Milei el mundo se reduce a EE.UU e Israel.
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Por eso hoy somos los docentes en lucha, las mujeres que buscan su lugar en la mitad del cielo, los obreros desocupados, los trabajadores defendiendo sus derechos contra los avasallamientos, las organizaciones sociales con sus comedores, los discapacitados vejados y golpeados, los jubilados hambreados y gaseados, los periodistas golpeados y los fotógrafos apuntados, los médicos de los hospitales públicos haciendo maravillas sin recursos y sus bolsillos vacíos, el Garrahan como símbolo del intento de la destrucción por la destrucción misma, los enfermos privados de sus remedios, los científicos ganando las calles, defendiendo el Conicet, enfrentando a un gobierno que los quiere expulsar del país y del futuro; y los que nos movilizamos cada 24 de marzo porque tenemos memoria, porque queremos justicia y necesitamos de la verdad.
Un cartel llevado por una mujer en la conmemoración del 24 de marzo decía: “Las putas no parimos la mierda genocida”. En la marcha del día internacional de la mujer otra pancarta decía: “Putas como Eva/ Locas como las Madres/ Yeguas como Cristina/ Negras como Milagro/ …”
Somos lo que gritan las pancartas en las movilizaciones, levantadas por manos luchadoras y optimistas, que acunan la esperanza de un país distinto: “No seremos la generación que dejó morir la educación pública”, “Dejen morir a Conan, no a las Universidades”, “Todos somos jubilados. Es cuestión de tiempo”, “Nos hicieron creer que este es un país de mierda, para que no lo defendamos cuando lo destruyen”, “El futuro no puede estar lleno, si la Universidad está vacía”, “Estudio para no pedirle consejos a un perro muerto”, “Abuelas: vine a gritar por todo lo que le hicieron callar”, “Somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar”, “Que lo injusto no me sea indiferente”, “Hola diputados obedientes. Ojalá tuvieran capacidades diferentes”, “Lo esencial es invisible al gobierno”.
Eso es lo que somos, la barbarie en términos sarmientinos. Los que pergeñaron y nos estigmatizaron con los peores calificativos, los que han aplicado en cada oportunidad aquello de que “no hay que ahorrar sangre de gauchos, que es lo único humano que tienen”, los que se autodesignan “los argentinos de bien”, los que hoy identifican cualquier expresión popular como kukas, están del otro lado de la grieta.
*La primera versión de este texto fue publicado el 29-03-2017 en La Tecl@ Eñe Revista de Cultura y Política. Se le han hecho agregados y quitas y se la amplió hasta la actualidad
(9-08-2025)
*Publicado en La Tecl@ Eñe, Diario Registrado