El
presidente de la asociación de bancos extranjeros, Claudio Cesario afirmó: “El
equipo económico de Cambiemos se parece al Barcelona”. El New York Times escribió:
“Incluso para los estándares de la política argentina, la inesperada victoria
de Mauricio Macri, el alcalde de Buenos Aires el domingo, fue una maravilla que
puede activar una era de transformación en el país y en la región” El gurú José
Luis Espert declaró: “Lo primero
es que le doy la bienvenida a un presidente que parece un hombre común, que se
parece a cualquiera de nosotros y no un alucinado. No tener locos sueltos que te dicen
cualquier pavada ya es muy importante.” El editor de Clarín Rural Héctor
Huergo, el mayor propagandista de la soja, escribió en el suplemento del 28 de
noviembre: “Hay equipo”. El diario “El Pais” de Madrid escribió: “Mauricio Macri ha designado un gabinete
liberal”
La
lista puede ser interminable y hay razones para que sea así, ya que sus
integrantes vienen del establishment económico y financiero. A mero título
enunciativo: colaboran con el promisorio jefe de gabinete Marcos Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui: el primero
dirige el fondo de inversión Pegasus que controla entre otras empresas
Farmacity, Freddo, Musimundo; el segundo es el Ceo de LAN. El Ministro de
Finanzas Alfonso Prat Gay fue CEO del GP Morgan y el que le manejaba la fortuna
a Amalita Lacroze de Fortabat, encontrándose involucrado en las cuentas no
declaradas del HSBC. En energía, Juan José Aranguren CEO de Shell; como
Ministro de Desarrollo Económico Francisco Cabrera del grupo Roberts/HSBC, CEO
y fundador en su momento de la AFJP Máxima. En Agricultura, Ricardo Buryaile,
vicepresidente segundo CRA ( Confederaciones Rurales Argentinas) que junto a la
Sociedad Rural son las dos gremiales patronales más conservadoras. En la
Secretaría de Industria, Martín Etchegoyen, un hombre de la UIA. La canciller
Susana Malcorra pasó por IBM y la racionalización de Telecom. En la Secretaría
de Hacienda jugará un papel decisivo
Luis Caputo que trabajó en el GP
Morgan y fue CEO del Deutsche Bank.
Aerolíneas Argentinas quedará bajo la presidencia de Isela Costantini, presidenta de
General Motors y de Adefa.
Sobre Carlos Melconián, presidente del Banco Nación y Federico Sturzenegger en el Banco Central
ya se conoce lo suficiente de sus
prontuarios. En la mesa chica, como a lo largo de toda la vida de Mauricio
Macri, su amigo, el empresario Nicolás Caputo, tiene una influencia fundamental
Si
el kirchnerismo repatriaba científicos, el macrismo lo hace con algunos CEOS
que juntos con los representantes de las corporaciones han alquilado la Casa
Rosada con el apoyo mayoritario.
Hay
razones para que los ganadores, no de estas elecciones, sino desde el
nacimiento del país, estén contentos. Lo expresa Joaquín Morales Solá: “El péndulo social se ha movido
dramáticamente. Una época de gestores concretos de los conflictos está
sucediendo a un largo período extremadamente ideologizado. El gabinete de Macri
es producto de esa concepción. Eligió a los que cree que son los mejores para administrar cada
espacio de la administración….Valora el respeto que hay por Alfonso Prat- Gay en
los centros financieros internacionales.”
Carlos
Pagni, en su habitual columna de los lunes en La Nación reflexionó: “Al seleccionar a estos gerentes
generales, Macri se propone infundir en su gobierno los criterios de
eficiencia, innovación y marketing que dominan la racionalidad empresarial. Para comprender sus movimientos será más
útil consultar en las escuelas de negocios que en las ciencias políticas”
Nada
imprevisto, absolutamente previsible, pero por su extensión e intensidad
abruma.
LOS
DOS MODELOS ENFRENTADOS
Desde
su origen, en nuestro país hay dos modelos en disputa y ninguno tiene la
fortaleza política de imponerse definitivamente sobre el otro. Eso está
presente en las divisiones surgidas inmediatamente desde el mismo 25 de mayo de
1810. Como uno de los tantos testimonios de época están las cartas que
Guadalupe Cuenca, la compañera de Moreno, le escribe a su marido que
sospechosamente ya había muerto en alta mar en un buque británico cuyo capitán,
ante los dolores que lo aquejaban, le dio una dosis de antimonio, 26 veces superior
a lo tolerado por el cuerpo humano y sin consultar con el hermano del
revolucionario jacobino que lo acompañaba. Iba a comprar armas para la
revolución amenazada y ese 4 de marzo de 1811 es arrojado al mar envuelto en
una bandera inglesa. La noticia de su muerte llega a Buenos Aires el 14 de
octubre de ese año. En una de las conmovedoras cartas que le envía Guadalupe a
su marido ya muerto, el 20 de abril de 1811, da cuenta de la situación: “A Azcuénaga lo han desterrado a
Mendoza; y a Posadas y a Larrea
a San Juan; a Peña a la punta
de San Luis; French, Beruti, Donado,
el Dr Vieytes y Cardoso a Patagones; hoy te mando el manifiesto para
que veas cómo mienten estos infames. Del pobre Castelli hablan incendios, que ha robado, que es borracho,
que hace injusticias, no saben cómo incriminarlo……Ya está visto que los que se
han sacrificado son los que salen peor que todos; el ejemplo lo tienes en vos
mismo y en estos pobres que están padeciendo después que han trabajado tanto, y
así mi querido Moreno, ésta y no más, porque
Saavedra y los pícaros como él son los que se aprovechan y no la
patria, pues a mi parecer lo que vos y los demás patriotas trabajaron está
perdido porque estos no tratan sino de su interés particular.”
La
falsificación de la historia realizada por Mitre, que escribió la misma desde
la visión de los ganadores, llevó a la grosera impostura ideológica de colocar
a San Martín y Rivadavia en la misma vereda. El traductor del Dante y
comandante de la guerra infame contra el Paraguay, calificó a Rivadavia como
“el más grande hombre civil en la tierra de los argentinos” y San Martín
resultaba lo mismo en el plano militar, situando a ambos en el mismo campo (hoy
diríamos en el mismo modelo), cuando en realidad eran enemigos
irreconciliables.
San Martín tenía una
visión americana y Rivadavia meramente portuaria. El primero creía en una nación
continental que no pudo concretarse precisamente por los intereses que
representaba Rivadavia de los comerciantes del puerto de Buenos Aires. San
Martín participó en el derrocamiento del Primer Triunvirato, centralista y
antipopular, creación de Rivadavia, el cual lo integraba en carácter de
secretario.
San Martín desobedeció
las órdenes de Rivadavia de hacer intervenir el ejército que preparaba en Mendoza para actuar contra los caudillos
provinciales:
una forma clara de rechazar la obediencia debida alegada un siglo largo después
por los genocidas de la dictadura establishment- militar. El clima adverso de
los intereses portuarios le impidió regresar a Buenos Aires cuando su mujer se
moría. Una carta que recibió del gobernador de Santa Fe Estanislao López le
decía: “ Sé de una manera positiva por mis agentes en Buenos Aires que a la
llegada de V.E. a aquella capital, será
mandado a juzgar por el gobierno en un consejo de guerra de oficiales
generales, por haber desobedecido sus órdenes haciendo la gloriosa campaña de
Chile, no invadir Santa Fe y la expedición libertadora del Perú. Para
evitar este escándalo inaudito y en manifestación de mi gratitud y del pueblo que presido, por haberse negado V.E. tan
patrióticamente en 1820 a concurrir a derramar sangre de hermanos, con
los cuerpos del ejército de los Andes que se hallaban en la provincia de Cuyo,
siento el honor de asegurar a V. E. que a su solo aviso estaré con la provincia
en masa a esperar a V.E. en el
Desmochado, para llevarlo en triunfo hasta la Plaza de la Victoria. Si V.E. no
aceptase esto, fácil me será hacerlo conducir con toda seguridad por Entre Ríos
hasta Montevideo”
San
Martín, en sendas cartas a O’Higgins del 20 de octubre de 1827, a Guido del 27
de abril de 1829 y al chileno Polenzuelos del 22 de agosto de 1842, enjuicia a
Rivadavia en la siguiente forma: “Ya habrá sabido Usted la renuncia de Rivadavia. Su administración ha sido desastrosa y
sólo ha contribuido a dividir los ánimos. Me cercó de espías y mi
correspondencia era abierta con grosería. El me ha hecho una guerra de zapa sin
otro objeto que minar mi opinión….. Yo he despreciado tanto sus groseras imposturas como su innoble
persona…. En mayo de 1823, cuando resolví venir a Buenos Aires, (desde
Mendoza), para dar el último adiós a mi mujer, se apostaron partidas en el
camino para prenderme como a un facineroso”. Por tal causa, el libertador
San Martín sólo pudo viajar en diciembre, cuando ya hacía cuatro meses que
había fallecido su esposa, o sea, el 3 de agosto de ese año. “Sería cosa de nunca acabar, si se
enumerasen las locuras de aquel visionario –dice San Martín- creyendo
improvisar en Buenos Aires la civilización europea con sólo los decretos con
que diariamente llenaba lo que se llama archivo oficial”
Las
guerras civiles del siglo XIX se desarrollaron teniendo como motivo económico
fundamental la nacionalización de la aduana del puerto de Buenos Aires. Cuando
las mismas concluyeron con el triunfo de los intereses del puerto en la Batalla
de Pavón, en 1861, el modelo agro-importador representado por Mitre,
continuador de las políticas de Rivadavia, con sus coroneles asesinos (Paunero,
Sandes, Riva, Arredondo, Flores, Irrazabal), varios de ellos con su nombres
identifican calles de Buenos Aires,
exterminó a los caudillos norteños denostados como bárbaros, quienes
eran los representantes embrionarios de un proyecto nacional. Se impuso la
civilización con olor a bosta complementaria de Inglaterra; y como el
Paraguay era el ejemplo de políticas
económicas contrarias al librecambismo triunfante, los comerciantes de los
puertos de Buenos Aires y Montevideo, en alianza con la corte portuguesa asentada en el Brasil
e impulsados por Gran Bretaña, concretaron la infame guerra de la Triple
Alianza que exterminó a dos tercios de la población paraguaya a lo largo de
cuatro años de heroica resistencia y contra la promesa de Mitre que en tres
meses llegarían a Asunción. El modelo agroimportador había triunfado y esa
victoria parecía definitiva. Cuando en estas tierras sucedía esto, en el norte
del continente, en EE.UU comienza la
guerra de secesión que cuatro años después concluye con el triunfo del norte
industrial. La finalización diferente de estas dos historias explica el
desarrollo de EE.UU y el subdesarrollo
de la Argentina.
Pero
la historia es una libretista inspirada; cuando el capitalismo sufrió sus
crisis, los ganadores del siglo XIX en Argentina, en defensa propia, debieron
renegar del librecambismo y adoptar medidas proteccionistas que dieron origen a
la industria de sustitución de importaciones y el nacimiento de una nueva clase
obrera compuesta por los descendientes de los derrotados del siglo anterior,
quienes irrumpieron en un maravilloso día de octubre golpeando las puertas de
la historia, las abrieron, e hicieron visible al actor histórico, columna
fundamental en el siglo XX del modelo que perdió en Pavón en el XIX. En una
década, el peronismo cambió la Argentina y la convirtió en la sociedad más
igualitaria de América Latina. El odio de los intereses afectados se ha
trasladado a lo largo del tiempo. Fueron necesarios tres golpes sangrientos
(los de 1955, 1966 y el más sanguinario de todos, el de 1976), para
desarticular buena parte de un modelo de notable fortaleza y lozanía. Ya en
democracia, un peronismo castrado renegó de su historia y concluyó la
destrucción de lo que había dejado inconcluso la dictadura establishment-militar.
Bajo distintas formas volvían los herederos de los ganadores de Pavón, con un
modelo de rentabilidad financiera, continuado bajo el gobierno de la Alianza,
integrada fundamentalmente por un radicalismo que a lo largo de décadas se fue
alejando de su origen popular yrigoyenista, que incorporó a las clases medias sin
poder lograr que superen su permanente alienación ideológica a las clases
altas.
Cuando
las políticas de mercado llevaron a la crisis terminal del 2001, de las
jornadas del 19 y 20 de diciembre surgieron los dos hijos de aquel clivaje
histórico: el kirchnerismo y el PRO, encarnando los dos modelos que dirimen su primacía a lo largo de nuestra
historia. La suma de votos de Carlos Menem y
Ricardo López Murphy, a dos años de la mayor crisis económica de la
historia argentina provocada por las ideas que esos dos candidatos propusieron
y aplicaron, superó el 41%. Como una más que casualidad aritmética, los votos
obtenidos por Carlos Menem el 27 de abril del 2003 y Mauricio Macri en las PASO
del 9 de agosto del 2015 ascendieron al 24%.
Esos dos modelos estuvieron presentes en el
balotaje del 22 de noviembre. Sin conocer el pasado se carece de memoria en el
presente. Como decía el más grande analista político de la segunda mitad del
siglo XIX, Juan Bautista Alberdi: “Entre el pasado y el presente hay una filiación
tan estrecha, que juzgar el pasado no es otra cosa que ocuparse del presente.
Si así no fuera, la historia no tendría ni interés ni objeto.” Es esa
historia apasionante y contradictoria la que permitió que el modelo derrotado en el
siglo XIX, que renació con el peronismo, que fue demolido pero luego resucitado en el siglo XXI por el
kirchnerismo, luego de 12 intensos años pierda con la alianza de
CAMBIEMOS, el acuerdo entre el radicalismo derechizado, el partido más antiguo
al cual le estalló la crisis del 2001 cuando integraba una alianza de
centro-izquierda, con el partido más nuevo expresión de una derecha
inteligentemente aggiornada.
LOS
MÉRITOS DEL PRO
El
partido fundado por Mauricio Macri cuyo conocimiento generalizado lo consiguió
con una gestión exitosa en términos deportivos, se lanza al ruedo político
cuando el sistema de partidos políticos tradicionales entra en un profundo
estado de descomposición con la consiguiente fragmentación. Pierde las
elecciones del 2003 a jefe de gobierno luego de haber ganado en primera vuelta
y perdiendo en el balotaje con Aníbal Ibarra quien resultó reelegido. En el 2007, por errores tácticos de Néstor
Kirchner que no hace nada por evitar la fragmentación del campo resbaladizo
conocido en forma genérica como progresismo (representado por Daniel Filmus y
Jorge Telerman quienes van separados), apuntando estratégicamente a consolidar
un referente de centro derecha que estimaba un adecuado sparring como Mauricio
Macri. A lo largo de ocho años el hijo
de Franco realiza una gestión con claroscuros intensos pero que es valorada muy
positivamente por la ciudadanía porteña (Policía Metropolitana, metrobus,
plazas cuidadas, bicisendas, solución de las inundaciones en sectores
tradicionalmente afectadas, entre las más reconocidas ) potenciada por una
prensa muy favorable que ocultó o minimizó la UCEP (Unidad de Control del
Espacio Público), encargada de sacar a marginales del espacio público; el
desalojo de inquilinatos; las escuchas telefónicas por la que está procesado en
dos instancias; el aumento de la mortalidad infantil en el distrito de mayor
renta per cápita ( Macri reconoció en el debate que no bajó); el incremento de
los subsidios a la enseñanza privada; la precariedad en las prestaciones hospitalarias;
una muy escasa construcción de viviendas; una cantidad increíble de vetos( 130),
incluso a proyectos votados por su bancada . De ahí la humorada que es el
Capitán Veto.
A
nivel nacional sus representantes votaron en contra desde el matrimonio
igualitario a la fertilización asistida, desde la estatización de las AFJP a la
del 51% de las acciones de YPF. Siempre sus oposiciones tuvieron un claro sesgo
de interés empresarial, que van desde los laboratorios ( se opuso a la
fabricación estatal de medicamentos) a la
entrega de notebook en estrecha vinculación con empresas de Clarín a la
que llego a sancionar una ley de no aplicación de la ley de medios
audiovisuales en el territorio de la Capital Federal.
Macri disminuyó 6,4 puntos lo destinado a lo que habitualmente se llama
“Servicios Sociales”. Además de un decremento en la inversión en educación,
bajó 3,7 puntos en el área de salud (del 23,2% del presupuesto destinado en
2007, hoy le dedica 19).
Su
pata peronista ( Ritondo, Santilli) realizó una intensa y meritoria labor
territorial en las villas y la zona sur de la Capital.
Inteligentemente,
rechazó la presión para ser candidato presidencial en el 2011, y después de
dudar en buscar alianzas con sectores disidentes del peronismo, concretó su
acuerdo con el radicalismo con el apoyo enorme de Elisa Carrió y Ernesto Sanz, orientando
la estrategia de cosechar en el campo
antiperonista y fuertemente antikirchnerista. Así como Néstor Kirchner había facilitado con su equivocación táctica
su surgimiento, Cristina Fernández con sus errores, de los cuales pueden
señalarse varias designaciones, pero fundamentalmente la de Aníbal
Fernandez a gobernador, junto con los goles en contra en el arco de Daniel
Scioli, sumado a los aciertos de campaña de Mauricio Macri (sus desaciertos
fueron celosamente ocultados por la prensa hegemónica) le permitieron concretar un hecho histórico: que un partido de
centro derecha llegue por primera vez al gobierno en elecciones impecables,
desde que en 1916 se aplicó por primera vez el voto secreto y obligatorio.
Este
reposicionamiento de una derecha liberal pero muy pragmática políticamente que
atraviesa el continente, es la respuesta que los establishment latinoamericanos
han ido consolidando lentamente ante la imposibilidad de concretar golpes
militares, para desplazar por elecciones, después de intensos desgastes
mediáticos, quince años de gobiernos
populares denominados peyorativamente como populistas.
En
el mismo sentido, apunta acertadamente el investigador del Conicet Carlos
Acuña: “En medio de la primera victoria electoral de un partido conservador en
la historia democrática argentina (un “partido pro-mercado y pro-negocios”,
Macri dixit en ArgenLeaks), hay dos grandes paradojas cuyo reconocimiento ayuda
a pensar futuros posibles para la política en nuestra sociedad. La primera es
que el kirchnerismo, colocando sistemática y estratégicamente a Macri como su
“sparring” preferido, apuntó por más de una década a construir el escenario
electoral del 22 de noviembre, en el que dos grandes bloques de agregación
política reordenasen el sistema partidario para, producido el reordenamiento,
quedar como una fuerza electoralmente dominante y progresista. La
“transversalidad” era, obviamente, una herramienta clave en esta construcción.
Sin embargo, y recordando el cuento del escorpión y la rana, se cerró en sí
mismo, debilitando importantes lazos con sectores no peronistas así como dentro
del propio peronismo. La paradoja es que
el kirchnerismo logró su objetivo de colocar a Macri como su “contra-opción”,
aunque al subir al ring lo hizo con pies de barro (por diversas razones, que
van desde la complicación de condiciones internacionales, medios periodísticos
con sistemática y destructiva manipulación pública, limitaciones
institucionales al momento de seleccionar candidatos, hasta su propio accionar
muchas veces rígido e intolerante; cada uno asignará diversa relevancia a gusto
y piacere).”
Sin exagerar, si esta
tendencia logra consolidarse, el triunfo de CAMBIEMOS el 22 de noviembre es el
17 de octubre de los triunfadores de Pavón
Y
alerta Carlos Acuña: “ En este contexto, la consideración de futuros escenarios políticos
demanda reconocer la posibilidad de que se dé una segunda paradoja a partir de
esta victoria electoral: que Macri –inesperadamente victorioso en el ring en el
que en gran medida lo colocó el kirchnerismo como principal contrincante–
recupere la lógica de construcción política “transversal” y no sólo apunte para
gobernar a la forja de acuerdos o la división de opositores, sino también a la
incorporación de aliados y hasta de algunos opositores, en un nuevo “movimiento
partidario” que persiga sostenerse en el gobierno no por medio de victorias en
segundas vueltas, sino en primeras”
Méritos
de Mauricio Macri es haber logrado sortear las presiones del establishment que
denomina el círculo rojo al evitar la
alianza con Sergio Massa y de haber jugado una carta importante en la interna a
favor de Rodríguez Larreta que lo dejó
en el balotaje a pocos puntos de sepultar su carrera política.
Muy
lejos parece haber quedado en su discurso, aunque no en sus convicciones, lo
que le contestaba a la revista Noticias en 1991, después de ser liberado de su
secuestro. A la pregunta: “¿Usted es
peronista?” respondió: “No, nunca. Toda
mi vida voté por la UCEDE, incluso en la última elección”
En resumen: en sólo 12
años fundó un partido de centro derecha que llega a la presidencia al margen de
los dos partidos que siempre se alternaron como el peronismo o el radicalismo
que solos o en alianzas se han alternado en el gobierno, con las interrupciones
militares.
Más
allá de la caprilización de Macri, en la Argentina resultaba impensable llegar
al gobierno en estas circunstancias.
Méritos
propios, errores ajenos lo han hecho posible, aunque lo concretara por un
margen muy estrecho.
El discurso de manual de
autoayuda ha resultado exitoso.
La
Argentina entra en una etapa que ha despertado expectativas en muchos sectores
medios y populares muy beneficiados por el kirchnerismo.
Son
sectores que no creen en lo que sintetizó el periodista Gerardo Fernández: “Los liberales proceden de la siguiente manera; primero te garrotean el
bolsillo (ajuste), luego de garrotean la mente para explicarte porqué te
garrotearon el bolsillo (el argumento va a ser que acá hubo una fiesta y que
alguien la tiene que pagar). Luego te garrotean el corazón, cuando comenzás a
darte cuenta que te engañaron. Y por último, cuando estás arruinado y salís a
protestar, te garrotean el lomo. En resumen, se podría decir que es la
ideología de los 4 garrotes”.
Mención aparte merece la dignidad de Daniel Scioli
de reconocer una derrota ajustada, que si se hubiera dado al revés las
denuncias de fraude y el escrutinio definitivo hubieran tenido en vilo al país
durante varias semanas. Esto está reflejado en una humorada de Pati en Sátira
12, cuando el hijo le pregunta al padre: “Pa….¿Qué es un balotaje?” A lo que
recibe la siguiente contestación: “Es una elección en la que sólo hay dos
opciones: ganamos nosotros o denunciamos fraude”
En
la mitad del país hay una alegría que llega a exageraciones como si se hubiera
derrotado a una dictadura. En la otra mitad hay incertidumbre y temor por
retroceder en lo mucho que se ha conquistado socialmente. Las dos Argentinas
que desde los orígenes se disputan la supremacía están ahí, para los que
quieran verla.
Entre
ambas hay una fractura que a veces en carne viva, en otra ocultada, está
siempre presente
En
la otra Argentina, la que perdió luego de vivir una primavera de 12 años, se
siente identificada con los llantos que observó Ernesto Sábato en una
residencia salteña un septiembre de 1955: Aquella
noche, mientras los doctores, hacendados y escritores festejábamos ruidosamente
en la sala la caída del tirano, en un rincón de la antecocina vi cómo las dos
indias que allí trabajaban tenían los ojos empapados de lágrimas. Y aunque en todos aquellos años yo había meditado en la trágica dualidad
que escindía al pueblo argentino, en ese momento se me apareció en su forma más
conmovedora. Pues ¿qué más nítida caracterización del drama de nuestra patria
que aquella doble escena casi ejemplar? Muchos millones de desposeídos y de
trabajadores derramaban lágrimas en aquellos instantes, para ellos duros y sombríos.
Grandes multitudes de compatriotas
humildes estaban simbolizadas en aquellas dos muchachas indígenas que lloraban
en una cocina de Salta.”
Como afirma el sociólogo Zygmunt Bauman: “La
incertidumbre es la única certeza que tenemos”
01-12-2015
Gran post, como siempre.
ResponderEliminarUn par de comentarios:
- el Morgan es JP Morgan, no GP. Tal vez te salió así porque es habitual que todo el mundo diga "yipí" (en inglés GP), cuando en realidad se pronuncia "yeipí" (JP). Chequeado. El glorioso JP.
- en cuanto al tema de la alegría o la tristeza, más allá de los pasos atolondrados de Macri y sus acólitos en el lugar del festejo, no se vio ningún acto de alegría popular tipo 17 de Octubre o, más acá, cualquier triunfo de presidente, como por ejemplo Alfonsín.
Otra entrega valiosa que pone en relieve la importancia de la MEMORIA, la innegable realidad de que TODO obedece a una o a varias causas y que la CASUALIDAD, no existe.
ResponderEliminarLas distintas razones del encumbramiento de MM y sus cómplices desde ser un partido vecinal-municipal a manejar además al principal estado argentino y la primera magistratura, no son, precisamente, su habilidad política, dialéctica y sus planes económicos o sociales, sino:
1) Haber contado con la férrea cobertura mediática que ocultó y disimuló sus múltiples macanas, agachadas y hechos en contra de la población, especialmente los más desfavorecidos.
2) Haber manejado un minúsculo y privilegiado distrito de 200 Km2 con menos del 7% de la población nacional, pero con el ingreso per cápita más importante de todo el país.
3) Haber gestionado sus dos mandatos en un país cuyo control central privilegió la reindustrialización, el consumo interno, la defensa de los salarios, el rescate de la clase pasiva, la movilidad social. Aunque estas circunstancias JAMÁS SON MENCIONADAS por MM y su variopinta comparsa. No es demasiado difícil parecer exitoso casi exclusivamente mediante el maquillaje urbano en ese entorno floreciente.
La "pesada herencia" que recibe, la "bomba a punto de detonar" que seguramente empleará como excusa y justificación para poder aplicar su "revolución de la alegría", implica - sin negar la importancia de la restricción externa - el índice de desempleo más bajo de los últimos 20 o 30 años, una importantísima reducción del peso de la DEUDA ETERNA (que sus amigotes supieron incrementar en las épocas neoliberales), más un gran listado de destacables realizaciones en casi todos los campos de nuestra vida.
Yo me pregunto cómo hubiera procedido esta nueva lumbrera entre los estadistas internacionales si por esas cosas de la vida le hubiera tocado hacerse cargo de las ruinas que representaban lo que había quedado de Argentina a fines de 2002. Y no puedo ni siquiera imaginarlo.
Saludos