Chicha se mira en el espejo. La imagen que observa es la de una
mujer que aparenta tener menos de los 85 años que transporta su cuerpo. De esas
ocho décadas y un lustro, 32 años los dedicó obsesivamente a encontrar a su
nieta. A Clara Anahí. Sabe que el tiempo corre en su contra. Muchas veces
afirmó: “Caeré muerta en la búsqueda de
mi nieta”. Hace poco, en junio del 2008, murió Alicia (Licha) de la Cuadra con quien fundaron
“Abuelas con Nietitos Desaparecidos” que luego se llamó mundialmente Abuelas de
Plaza de Mayo. La vida será mucho más
injusta aún si le toca la misma suerte de Licha que murió sin poder abrazar a
su nieta nacida en cautiverio. Licha tenía 92 años y desaparecidos a su
hijo Roberto, obrero de YPF y a su hija Elena, embarazada de cinco meses. Por
si fuera poco, también está desaparecido el marido de Elena, Héctor Baratti,
obrero metalúrgico y dirigente del Partido Comunista Marxista- Leninista. Sabía
que la hija de Alicia había tenido una
nena a la cual le puso el nombre de Ana Libertad. ¡Que paradoja! piensa Chicha
Mariani, que su madre prisionera y condenada a la desaparición le diera a su
hija el nombre de Libertad. Vuelve a mirarse en el espejo. ¿Cómo será mi nieta hoy? se pregunta. Sabe que ya tiene 32 años. Y
se la imagina: “Seguramente con hijos, tan inteligente como eran sus padres y
con la sensibilidad de ambas familias de origen. Me la imagino toda melenuda
como cuando era bebé y alegre a pesar de todo lo que pueda haber pasado”
Recuerda que el frío atravesaba la noche de invierno del último
día de agosto del 2008. Hace menos de un año le escribió una carta a su nieta.
Una botella al mar de la impunidad. Con la remota esperanza que encuentre a su
destinatario. Siente deseos de volver a leerla. La busca. Es un papel observado
infinidad de veces. Sobre el cual cayó más de una lágrima Que en forma de correo electrónico, manos amigas, han hecho circular infinidad de
veces por Internet. La sabe de memoria, pero la vuelve a leer:
“Querida nieta: Soy tu abuela "Chicha" Chorobik de Mariani, te busco
desde el momento en que Etchecolatz, Camps y su tropa mataron a tu madre y te
secuestraron de tu hogar en la calle 30 nº 1134 de La Plata, República
Argentina. Era el 24 de Noviembre de 1976 y tenías 3 meses de edad. Desde ese
momento con tu padre te buscamos hasta que a él también lo asesinaron. A pesar
de que trataron de convencerme de que habías muerto en la balacera, yo sabía
que estabas viva. Hoy está comprobado que sobreviviste y estás en poder de
alguien. Ya tienes 31 años y tu número de documento probablemente sea cercano
al 25.476.305 con el que te anotamos. Yo quisiera pedirte que busques fotos de
cuando eras bebé y las compares con las que acompañan este texto.
Quiero contarte que tu abuelo paterno se dedicó a la música y yo
a las artes plásticas; que tus abuelos maternos se dedicaron a las ciencias,
que tu mamá amaba la literatura y tu papá era licenciado en economía. Ambos
tenían un gran sentido de la solidaridad y compromiso con la sociedad. Algo de
todo esto tendrás en tus inclinaciones de vida porque, a pesar de que hayas
sido criada en un hogar distinto, uno guarda internamente los genes de sus
antepasados. Seguramente hay muchas preguntas sin respuesta que aletean en tu
interior.
A mis más de 80 años mi aspiración es abrazarte y reconocerme en
tu mirada, me gustaría que vinieras hacía mí para que esta larga búsqueda se
concretara en el mayor anhelo que me mantiene en pie, el que nos encontremos.
Clara Anahí, mientras te espero seguiré buscándote.
Te abraza tu abuela "Chicha Mariani"
HACE 32 AÑOS
Chicha Mariani sabe que
aquel día de noviembre de 1976, su vida cambió para siempre: “Estaba en mi casa de calle 44 y 21 esperando a Diana que
me iba a traer a la beba para que la cuide, como hacía todos los miércoles y
sábados, y me di cuenta del paso de tanques, helicópteros, patrulleros y
efectivos, y tuve miedo por mi nuera. Yo no sabía nada de política en aquella
época, pero sabía que estaban matando a muchos jóvenes. Me inquietó pensar que
Diana iba a tener inconvenientes para llegar y fui a la casa de una amiga. Iba
y venía, tejiendo una manta para Clara Anahí, mientras esperaba. Ese tejido está aun hoy en el punto en que
lo dejé. Luego recibí un llamado de mi madre, que me avisaba que mi padre
estaba enfermo, de modo que me fui a City Bell para estar con ellos. -Al
regresar vi un tumulto de gente frente a mi casa, muchos lloraban. Los vecinos
creían que estaba muerta dentro de la casa, porque había habido un tiroteo. Al
ingresar encontré todo destrozado y medio metro de todas las cosas rotas,
vidrios, cubiertos, ropa, aceite, café, lo que fuera que hubieran encontrado en
la casa estaba roto y tirado, salvo lo que habían robado. Comencé a buscar los
cadáveres. Con este objetivo me dirigí a la comisaría 5º. Allí un oficial me
confirmó que mi hijo y mi nuera estaban muertos, pero que no podían entregarme
los cuerpos. Asimismo, el policía me dijo que no habían encontrado ninguna
beba. Con el correr de los días pude enterarme que mi hijo seguía vivo, porque
él me llamaba periódicamente por teléfono. Daniel se había salvado porque
quince minutos antes del ataque a su casa, viajó a Buenos Aires, donde
trabajaba. La búsqueda de Clara Anahí se inició a través de un matrimonio,
compuesto por Omar Cerutti y Elvira Molina, conocidos de mi esposo.
La familia Cerruti se acercó a mí cuando pasó ese atroz desastre de la casa de
mi hijo. Elvira me convocó a su casa y me contó que la familia se reunía con su
sobrina Elena Núñez –quien también
declaró en el Juicio a las Juntas y confirmó el dato de que Clara Anahí salió
con vida– y con su novio, un agente recién ingresado a la Policía. Era nada más
y nada menos que Daniel del Arco. En mi desesperación ofrecí todos mis
bienes a cambio de la entrega de la niña, siempre por medio de la familia
Cerruti-Molina. Para mayor seguridad consulté al cónsul de Italia en La Plata, Luiggi Di Vita, quien
me ofreció cuidar a mis padres y sacarme en un auto de la embajada. Yo pensaba
que el cielo se abría para mí. Pero el plan se abortó porque el cónsul fue a
ver al jefe de Policía, el coronel Ramón Camps. Al día siguiente, Di Vita me
“reprochó” que había “mentido”. Camps le dijo que mi hijo había muerto hacía un mes, y que quería
chantajearlo para que Montoneros se quedara con el dinero.”
LA CASA DE LA
CALLE 30
Hoy es un museo. La Casa Museo
Mariani – Teruggi, que fue declarada monumento histórico. En una crónica de
Página 12 del 15-08-2008 se lee: “La casa de la
Calle 30 de La
Plata habla. Desde el revoque blanco del frente hasta el muro
del fondo del terreno, su arquitectura detalla a través de cientos de impactos
de bala la crónica del 24 de noviembre de 1976, en el que 150 uniformados al
mando del represor Ramón Camps arrasaron la vivienda en la que vivían Diana
Teruggi y Daniel Mariani junto a su hija Clara Anahí, quien con apenas tres
meses de edad logró sobrevivir al operativo. Sólo que lo hizo en los brazos del
efectivo que la secuestró entre el humo de la balacera, y aún permanece
desaparecida…… Prácticamente no hay rincón de la vivienda que no haya sido
alcanzado por las balas de los hombres de Camps que buscaban destruir la
imprenta clandestina que funcionaba en el fondo. La fachada parece una postal
detenida en el tiempo. Allí están las marcas de los proyectiles de FAL en el
portón gris del garaje, que pueden verse desde la vereda de enfrente. En el
centro de la pared que daba al dormitorio de Clara Anahí, en el lugar que
alguna vez ocupó una ventana con postigos, sólo queda el hueco que dejó el
disparo de una tanqueta, que atravesó ese cuarto y el comedor y pegó contra uno
de los muros del baño.
Aquel noviembre famoso de La Plata, la tropa represiva apoyada por dos helicópteros bombardeó el domicilio durante más de tres horas luego del mediodía. “Cuando terminó todo, todavía estaban servidas las milanesas del almuerzo en el comedor”, recordó ayer un vecino, que tenía menos de diez años cuando ingresó a la vivienda después del tiroteo.
En el operativo, Diana fue barrida por una ráfaga, igual que otros tres compañeros. Daniel, que no estaba en el lugar en ese momento, fue asesinado por fuerzas represivas ocho meses después, en una esquina platense. Y según varios testimonios, Anahí no fue alcanzada por el tiroteo gracias al reparo que le brindó una bañera vacía en la que fue depositada antes del ataque.”
Aquel noviembre famoso de La Plata, la tropa represiva apoyada por dos helicópteros bombardeó el domicilio durante más de tres horas luego del mediodía. “Cuando terminó todo, todavía estaban servidas las milanesas del almuerzo en el comedor”, recordó ayer un vecino, que tenía menos de diez años cuando ingresó a la vivienda después del tiroteo.
En el operativo, Diana fue barrida por una ráfaga, igual que otros tres compañeros. Daniel, que no estaba en el lugar en ese momento, fue asesinado por fuerzas represivas ocho meses después, en una esquina platense. Y según varios testimonios, Anahí no fue alcanzada por el tiroteo gracias al reparo que le brindó una bañera vacía en la que fue depositada antes del ataque.”
LA CASA DE LOS CONEJOS
Laura Alcoba, hoy una talentosa escritora radicada en Francia y en
1976 una niña que con su madre vivieron en la casa de la calle 30 de La Plata cuenta en el libro que
tiene por título el de este capítulo: “Mi
madre y yo nos presentamos en una nueva casa donde conocemos a una joven
pareja: sus nombres son Daniel y Diana, pero los llaman “Cacho” y Didí”. Diana
está embarazada, pero casi ni se nota. Tiene el pelo largo, claro y
ondulado, y grandes ojos verdes, extremadamente luminosos y dulces. Es muy hermosa, e increíblemente
sonriente…..Mi madre me dice que muy pronto viviremos con Cacho y Didí en
otra casa, lejos del centro de la ciudad. ……Por fin nos mudamos a la casa de
Cacho y Didí …..Al frente de la casa hay una verja, oxidada por parte, que
separa un patiecito ínfimo de una vereda que apenas si merece el nombre, llena
como está de piedras, arena, baldosas y montículos de tierra……..Después de
franquear la puerta, uno entra en un corredor. A la derecha, el cuarto de Cacho
y Didí se abre a este corredor. A la izquierda, una puerta permite acceder a un
garaje. Son las dos únicas piezas que dan a la calle. Al final del pasillo hay
una cocina relativamente grande, que sirve también de sala y comedor diario.
Pasando esta habitación casi para todo uso, el corredor termina en otra puerta
que da al patio del fondo. Abriéndose también directamente sobre el patio, hay
un baño sin ventanas y bastante vetusto. Frente a la puerta de la cocina, otra
puerta se abre sobre una habitación minúscula en la que dormimos mi madre y yo.
Al fondo del pasillo y detrás de la pieza que nosotros compartimos, se
encuentra un tinglado rudimentario, una suerte de cobertizo descalabrado que,
contrariamente a lo que pensaría cualquier extraño al grupo, es el verdadero
corazón de la casa. Fue por la existencia de este galpón en pésimo estado,
apenas cubierto con algunas chapas de zinc acanaladas que, malamente, hacen las
veces de techo; fue por este galpón que la conducción de Montoneros ha elegido
la casa. Y que vivamos en ella” Bajo una
fachada de la cría e industrialización de conejos en escabeche se construyó un
embute en donde se imprimía “Evita Montonera
Escribe Laura Alcoba: “Salvo cuando Diana me pide que haga compras
por el barrio, ya casi no salgo de la casa. Sobre la pequeña mesa de la cocina,
pasamos largas horas empaquetando centenares de ejemplares de Evita Montonera.”
CHICHA RECUERDA
María Isabel Chorobik de Mariani afirma en un video: “La esperanza es eso que me mantiene
viva esperando encontrar a mi nieta pero buscándola a la vez. Su
memoria se localiza el 21 de noviembre de 1977.
Alicia de la Cuadra,
que fue la primera Presidenta, le informó a Chicha que el gobierno norteamericano
enviaba a Cyrus Vance a buscar información sobre violaciones a los derechos
humanos. Cuenta Mariani: “Fuimos con Licha a Buenos Aires y nos encontramos con
otras madres de chicas embarazadas en Plaza San Martín. Ahí nació Abuelas bajo
un jacarandá.” Casi ocho meses después que Madres. Continuaba una lucha que las
llevó en los meses siguientes a recorrer todos los Juzgados de Capital y Provincia. Un rictus de amargura se
dibuja en el rostro de Mariani. Así lo relató ante la
Cámara Federal de Apelaciones
de La Plata en
el ya lejano 7 de abril de 1999: “Otra búsqueda de Clara fue en la Iglesia. Todas las abuelas
y madres hemos buscado en la
Iglesia y alguien me recordó que mis hijos se habían casado
en la Capilla
donde estaba Monseñor Montes, no recuerdo el nombre. En la Capilla del Valle se había
casado con profunda religiosidad Diana y Daniel; Diana era atea así que
previamente hubo un bautismo de ella y todo eso lo hizo monseñor Montes. Fue un
casamiento muy especial y el bautismo también. Cuando me recordaron que podía
recurrir a monseñor Montes fui, pero
previamente traté de conseguir una entrevista con monseñor Plaza, que por
supuesto no me recibió y si lo hizo un agente que tenían en el sótano. Después
me recibió monseñor Montes. Fui llorando porque acababan de matar a mi hijo….
Le conté todo sin acordarme de darles
los nombres. Me dijo que me iba a ayudar a encontrar a la niña. Me fui
esperanzada. Una semana o diez días después volví. Estaba muy serio y me dijo
que dejara de buscarla, que dejara de molestar y le dije a quien. Y me contestó
a la gente que la tiene, porque la
nena está bien y no se puede molestar a esa gente. Le contesto que es mi nieta y me contestó que estaba poniendo en
peligro a la gente que la tenía. Insistí y, finalmente me dijo que rece. Y yo
le pregunté que tenía que hacer. Y me dijo: señora rece. Le contesté que rezo
desde el primer día, porque no tengo otra. Me dijo: a usted le falta fe, se
puso de pie y me señaló la puerta. Me fui para siempre de la Iglesia.”
LA VIDA Y SU TRAMA IMAGINATIVA
Laura Carlotto y Daniel Mariani
militaban en Montoneros. Laura decide mudarse y le pide ayuda a Daniel.
El padre de Laura, Guido Carlotto le presta la camioneta. Se hace el traslado
al nuevo domicilio. Por causas no esclarecidas Daniel vuelve al anterior
domicilio de Laura, dejando la camioneta a varias cuadras de distancia. Pasan
las horas y como no regresa Daniel con la camioneta, Guido Carlotto va a la
casa, lo detienen las fuerzas represivas
y lo llevan detenido. Chicha conoce los hechos por el relato de Guido cuando es
liberado, por el matrimonio Aued que estaba en la casa y por una señora Hilda Caminos. “Le
tiraron desde adentro- pretendió entrar
y le tiraron- cayó herido en el piso y lo mataron a patadas y culatazos. Luego
lo subieron a un vehículo y lo cubrieron con una manta”.
La vida y su trama imaginativa
para desarrollar un drama. La segunda y la tercera presidentas de Abuelas de
Plaza de Mayo entrelazadas por los destinos entrecruzados de sus hijos. Las
dos, hasta ahora, no han podido recuperar a sus nietos Clara Anahí y Guido.
Ambas han logrado el milagro de devolverles la identidad a muchos nietos apropiados.
La vida es una libretista imaginativa. Podría cerrar esta historia
con un final feliz.
Chicha y Estela han hecho lo imposible, para que Dios, si existe,
se acuerde de ellas.
A 33 años del golpe
criminal establishment- militar, Chicha y Estela saben que el tiempo juega en
contra. Pero sus esperanzas son más
fuertes que las tragedias que la han azotado.
LAURA ALCOBA RECUERDA
“Curiosamente, el momento de la despedida de Diana y Cacho se ha
borrado por completo de mi memoria. El clima del país no era, precisamente, de
fiesta, pero ¿habremos
aprovechado para comer un conejo? Sin duda.
Diana, de eso si me acuerdo, ya estaba a punto de dar a luz. Me veo aún diciéndole lo
triste que me ponía partir antes que naciera el niño. Más tarde, supe que ella
y Cacho habían tenido una hija, Clara Anahí, el 12 de agosto de 1976.” Más adelante Laura cuenta
como se entera de lo sucedido leyendo el libro “Los del 73 Memoria Montonera”
de Gonzalo Leónidas Chávez y Jorge Lewinger: “ En un enfrentamiento producido
ayer, poco antes de las 13,40 horas, cuando efectivos de seguridad procedieron
a rodear la manzana situada entre las
calles 29,30,55 y 56 se observó que la
atención de los custodios de la ley estaba concentrada en una vivienda ….con una placa en la que
figuraba la inscripción Daniel Mariani, Licenciado en Economía…..Poco antes de
ser utilizado el mortero con el cual se
acalló la resistencia, acudió al enfrentamiento el Comandante del Primer
Cuerpo, General Carlos Suárez Mason, el Comandante de la Décima Brigada de
Infantería, General Adolfo Sigwald, y el titular de la Policía Provincial,
coronel Juan Ramón Camps” “ Los tiros cesaron alrededor de las 16,55. Cuando la
policía entró en la casa, encontró siete cadáveres: los de Roberto César
Porfirio, Juan Carlos Peiris, Eduardo Mendiburu Elicabe y Diana Esmeralda
Teruggi, más otros tres totalmente carbonizados, que no pudieron
identificarse”
CHICHA, LAURA Y CLARA ANAHÍ
Entre el 11 de marzo de 1973 y el 24 de marzo de 1976 apenas transcurrieron
tres años. Un tiempo muy reducido donde se pasó del sueño a la pesadilla. De la
esperanza a los años de plomo. En el medio se produjo la muerte del político
argentino más importante del siglo XX. El rodrigazo fue un anticipo de lo se
divisaba en el horizonte. La Triple A
un ensayo borroso y premonitorio de convertir a las tres fuerzas armadas en una
gigantesca triple A. Sin embargo el gobierno de Isabel fue desplazado no por
sus groseros errores sino por algunos aciertos y por ser una representación
deformada, pero representación al fin de la soberanía popular. El golpe era
inexorable desde la muerte del fundador del peronismo. Ahora si serían eficaces
para demoler el modelo de sustitución de importaciones. Desindustrializar para
terminar con el monstruo que habitaba en sus entrañas: la clase obrera y los
sindicatos. Y la clase media radicalizada pagaría con su vida o el exilio el
intentar unir su destino con los sectores populares. A ello resultarían
funcionales los grotescos errores de la guerrilla que reemplazó la política de
masas por el terrorismo y el militarismo.
Chicha, Laura, Clara
Anahí son símbolos de una enorme derrota
popular. Son testigos, testimonios y víctimas de
ese sueño convertido en pesadilla. Chicha perdió a su hijo, a su nuera y su
nieta fue apropiada, lo que demuestra hasta qué grado el poder económico en la
Argentina puede llegar. Campos de concentración, torturas, apropiación de lo
hijos recién nacidos de las prisioneras embarazadas y después de parir ser
arrojadas vivas al mar. Clara Anahí
es el botín de una cacería desatada después del 24 de marzo. Realizado
bajo la cobertura de una guerra inexistente, que no respetaba ni siquiera las
leyes implícitas de una contienda bélica. Laura, según sus propias palabras: “ Voy a evocar al fin todas
aquella locura argentina, todos aquellos seres arrebatados por la violencia. Me
he decidido porque muy a menudo pienso en los muertos, pero también porque
ahora sé que no hay que olvidarse de los vivos. Más aún: estoy convencida de
que es imprescindible pensar en ellos. Esforzarse por hacerles, también a
ellos, un lugar. Esto es lo que he tardado tanto en comprender, Diana. Sin duda
por eso he demorado tanto…..quiero hacerte una última confesión: que si al fin
hago este esfuerzo de memoria para hablar de la Argentina de los
Montoneros, de la dictadura y del terror, desde la altura de la niña que
fui, no es tanto para recordar como por
ver si consigo, al cabo, de una vez, olvidar un poco”
En un reportaje a la revista VIVA, Laura confesó: “Lo que me llevó
a escribir fue volver por primera vez a la casa, en el 2003. Antes había
viajado a la Argentina, pero nunca había visto la casa. Volví con mi hija de
pocos meses…”
UN ENCUENTRO Y UNA AUSENCIA
La historia del encuentro entre Chicha y Laura está narrado en el
libro de esta última “ La
casa de los conejos”: “Acompañada por Chicha, casi treinta años después, en La Plata, pude volver a ver lo
que queda de la casa de los conejos. Hoy una asociación se ocupa de ella y
trata de convertirla en un espacio de recordación. Chicha está al frente.
En ese lugar, aún puede distinguirse el emplazamiento de la
imprenta clandestina. Una placa explica que servía este extraño espacio
estrecho, encerrado entre dos muros, hoy en gran parte devastados. Pero la
palabra embute no aparece, ni siquiera entre comillas.
Si. Creo que ha desaparecido definitivamente. Todo muestra que el
ataque fue de una violencia inaudita. No existen palabras para la emoción que
me invadió cuando descubrí, en cada cosa recordada, las marcas de la muerte y
de la destrucción. Un solo disparo de mortero horadó dos paredes. Perforó la
fachada y luego abrió un agujero idéntico en el muro que separaba el cuarto de
Diana y Cacho de la cocina.
En el garaje, aún está la furgoneta: un resto de naufragio oxidado
y acribillado a balazos. El techo de la casa fue incendiado casi completamente.
En la parte de atrás de la casa, allí donde se encontraban los conejos y la
imprenta, no quedan sino ruinas de lo que yo había conocido. Ruinas y
escombros. Nada más.
Yo quería visitar la casa. Quería sobre todo hablar con Chicha, y
tratar de saber más, cuanto fuera posible……Yo ya sabía que Chicha Mariani era
alguien notable, pero cuanto más la miro más se me imponen su fuerza y coraje.
Esta mujer que bajo la dictadura perdió a su único hijo y a su nuera, sigue
buscando a su nieta desaparecida, Clara Anahí, sin duda entregada a una familia
cercana al gobierno ( de entonces).”
Si esta nota sirve para aproximar a Chicha a Clara Anahí, sentiré
que borronear papeles y distribuirlos por Internet es más importante de lo que
creo. Porque como dice Laura Alcoba: “Clara Anahí vive en alguna parte. Ella
lleva sin duda otro nombre. Ignora probablemente quiénes fueron sus padres y
como es que murieron. Pero estoy segura, Diana, que tiene tu sonrisa luminosa,
tu fuerza y tu belleza.
Eso, también, es una evidencia excesiva”
16-07-2009
POSDATA
Un poco más de seis años
han transcurrido desde que esta nota fue publicada. Ana Libertad, la nieta
de la primera presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo fue restituida en el 2014, la número 115. Hoy vive en el exterior y la causa a
través de la cual se logró determinar su verdadera identidad se inició por
medio de una denuncia anónima que una persona envió por mail a Abuelas. Al enterarse de la
existencia de la causa, la joven accedió voluntariamente a realizarse el
análisis genético.
El nieto de Estela de Carlotto a quien siempre buscó y llamó Guido , fue
el nieto restituido en el 2014, el 114, y hasta entonces fue Ignacio Hurban.
Músico talentoso, pasó a llamarse Ignacio Guido Montoya Carlotto.
La nieta 120 es Clara Anahí y constituye un verdadero milagro de
Navidad.
Esta
posdata fue escrita el viernes 24 de diciembre cuando el milagro se había
anunciado.
Finalmente y más allá de desaciertos y confusiones,
seguramente consecuencia de la necesidad que el milagro se concretara
y que llevó a la Asociación Anahí a emitir un comunicado dando por
confirmada la noticia, confío y deseo que lo que hoy fue una información
equivocada, próximamente sea verdadera y podamos cantar junto a Chicha esta
maravillosa canción de Joan Manuel
Serrat:
De vez en cuando la vida
nos besa en la boca
y a colores se despliega
como un atlas,
nos pasea por las calles
en volandas,
y nos sentimos en buenas manos;
se hace de nuestra medida,
toma nuestro paso
y saca un conejo de la vieja chistera
y uno es feliz como un niño
cuando sale de la escuela.
De vez en cuando la vida
toma conmigo café
y está tan bonita que
da gusto verla.
Se suelta el pelo y me invita
a salir con ella a escena.
De vez en cuando la vida
se nos brinda en cueros
y nos regala un sueño
tan escurridizo
que hay que andarlo de puntillas
por no romper el hechizo.
nos besa en la boca
y a colores se despliega
como un atlas,
nos pasea por las calles
en volandas,
y nos sentimos en buenas manos;
se hace de nuestra medida,
toma nuestro paso
y saca un conejo de la vieja chistera
y uno es feliz como un niño
cuando sale de la escuela.
De vez en cuando la vida
toma conmigo café
y está tan bonita que
da gusto verla.
Se suelta el pelo y me invita
a salir con ella a escena.
De vez en cuando la vida
se nos brinda en cueros
y nos regala un sueño
tan escurridizo
que hay que andarlo de puntillas
por no romper el hechizo.
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