OXIGENACIÓN
Una serie de circunstancias han concurrido para la
renovación ministerial más importante de la década kirchnerista. Un desgaste
profundo de un equipo, en varios de sus integrantes, carente de vuelo propio,
más propenso a obedecer órdenes que a proponer iniciativas. Una sobreactuación
de obediencia que transformaba a varios de los ministros desplazados en cadetes
jerarquizados.
La confesión de la Presidenta en el
reportaje con Jorge Rial que sólo confiaba en sus hijos, explica cierta forma
de gobierno que a Néstor Kirchner lo llevó a la muerte y que ha terminado
resintiendo la salud de Cristina. La biología en los últimos años ha jugado en contra de los
nuevos aires latinoamericanos. Muertes que han dejado notables ausencias como
la de Hugo Chávez y Néstor Kirchner, el
cáncer que ha llevado a dar un paso al costado a Lula y la licencia por
enfermedad de Cristina, han herido al proyecto de unidad latinoamericana, el
plan revolucionario de los libertadores del siglo XIX y el imprescindible del
siglo XXI.
El regreso a la actividad de Cristina Fernández tiene
limitaciones en cuanto al tiempo e intensidad del ejercicio de la
presidencia. Los médicos han recomendado evitar el stress lo que es un consejo
imposible de cumplir en el ejercicio de cualquier cargo ejecutivo y mucho más
si se trata de la presidencia de un país.
Ante esta situación, y demostrando nuevamente ser
imaginativa cuando más complicada es la situación, Cristina Fernández ha
decidido delegar una parte de su agotadora función en un jefe de ministros con
personalidad y vocación de ser candidato presidencial y un ministro real de
economía, más allá de su devenir posterior. Todo ello sin enterrar banderas,
pero adaptándolas a un escenario que se ha tornado más complejo. En segundo lugar, la necesidad de responder
a los pasivos que convirtieron una victoria electoral en una derrota política.
Es posible, pero entra en el terreno de la historia contra fáctica, que de no
haberse producido los problemas de salud, los cambios se hubieran producido, no
necesariamente con los mismos actores, pero el posible grado de delegación
hubiera sido menor. Todo esto no
significa que la orientación general y la última palabra, no quede en las manos
presidenciales. Sin la presencia de la Presidenta , Capitanich
tiene pasivos semejantes a los que alejan a Daniel Scioli de ser el heredero
elegido por el kirchnerismo. Son figuras políticas muy permeables al clima de
época.
Los
que quieren un cambio de rumbo con personeros directos del establishment
deberán apostar a un presidente distinto, si es que consigue ganar en el
2015.
Jorge Capitanich, un político joven muy vinculado a la Iglesia , que ha pasado por
todas las opciones de la tumultuosa
política justicialista, con contradicciones ideológicas fuertes que van del
menemismo a proponer, en un episodio al menos confuso, una base norteamericana
en el Chaco, del duhaldismo a un
kirchnerismo fuerte, es un puente tendido hacia los gobernadores y al Partido
Justicialista.
Kiciloff es un promisorio economista que tendrá que
abordar desde la inflación, la contención del drenaje de las reservas y la
reducción de la brecha cambiaria; hasta mantener la actividad económica, la
distribución del ingreso y el pleno empleo, con la restricción racional de las
importaciones. Desde una discriminación progresiva de los subsidios al gas y la
luz, al deterioro del tipo de cambio. Sólo algunos de los temas más acuciantes.
Kiciloff es acusado de marxista como si fuera
un delito, pero el objetivo es erosionarlo prematuramente. Así puede observarse
en el editorial de Joaquín Morales Solá en La Nación del 20 de noviembre: “Una novedad política
e intelectual surge de ese relevo: Kiciloff le dio una vuelta de tuerca al
intervencionismo nestorista que expresaba Moreno. Kicilof es directamente
estatista”
No habrá tiempo para ir contra materias pendientes
como la sojización, la concentración y la extranjerización de la economía. Sí
será necesario avanzar para resguardar el terreno conquistado, con una reforma
impositiva, actuar sobre los formadores de precios, descentralizar al Mercado
Central, por provincia, ciudades y barrios,
una aplicación rigurosa de la
Ley de Abastecimiento, un seguimiento a las cadenas de
comercialización, donde los márgenes de ganancias operan
inflacionariamente, mientras que uno de
los ministros más operativos y
eficientes de la actual gestión ministerial, Florencio Randazzo, contador
público como Jorge Capitanich, resuelve una parte fundamental del problema
ferroviario.
El enorme espacio que ocupaba Guillermo Moreno en
materia de precios e importaciones, deberá ser ocupado por una estructura
profesional, clara, racional y eficiente. Las normas a
aplicar deben ser diáfanas, evitando que la oscuridad y el hermetismo alimenten
la arbitrariedad.
Es posible intuir que tanto Jorge Milton Capitanich
como Axel Kiciloff hayan condicionado la aceptación para el ejercicio pleno de
sus cargos al retiro de Guillermo Moreno (con decisiva influencia en zonas
sensibles que afectaban a otros ministerios). Los nuevos funcionarios se conocen
desde hace muchos años, habiendo sido el economista, entonces referente de la
agrupación estudiantil de Ciencias Económicas TNT (Tontos pero No Tanto),
asesor del actual gobernador del Chaco, cuando se desempeñaba como
subsecretario de la
Secretaría de Desarrollo Social siendo el Ministro de
Economía Domingo Felipe Cavallo y luego Roque Fernández.
Alguna interpretación sugiere que Cristina Fernández
habría designado a Capitanich en un lugar tan significativo como un paso
concreto para impulsarlo como su candidato.
Acrecienta la hipótesis el hecho que deja la gobernación en manos de un
vicegobernador con vocación superlativa de ser un émulo de Julio César Cleto
Cobos. Pero conviene ser muy prudente: estamos a menos de un mes de las
elecciones que significaron para el gobierno una victoria electoral y una
derrota política, del pronunciamiento de la Corte Suprema sobre
la constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual , y
todo ello parece tener una antigüedad de varios meses. La vorágine política envuelve y diluye hitos significativos. Así que
pronosticar a casi dos años vista, es una tarea con muy alta probabilidad de
error.
El desplazamiento de Guillermo Moreno, saludado con
euforia por adversarios políticos, los medios dominantes y el establishment,
aluden a sus modos pocos republicanos, pero están heridos por ser tratados con
la misma vara que muchos de ellos utilizan con sus subordinados.
En las críticas a Moreno está encubierta
la crítica a la intervención del Estado en la regulación de los mercados. Más allá de sus aspectos positivos, venía
arrastrando una serie de variados fracasos, el desgaste de una década y fuertes
enfrentamientos internos que hacían necesario, en la oxigenación buscada, su
reemplazo.
Es posible también que la homogeneización de los
cambios permita evitar internas que dificultaban la eficacia de las decisiones.
El desvaído ministro de economía reemplazado,
Hernán Lorenzino, irá a Francia intentando darle un punto final al
acuerdo con el Club del París, procurando de esa forma acceder al mercado de
capitales y evitar seguir pagando las amortizaciones de deuda con reservas.
El reemplazo de Mercedes Marcó del Pont, una
profesional de buena formación, por un autodidacta como Juan Carlos Fábrega en
el Banco Central, parece recorrer el camino del teórico al práctico.
En su educación
formal precaria, el ex presidente del Banco Nación parece un émulo de
José Beer Gelbard, el buen Ministro de
Economía de Héctor Cámpora y Juan Perón,
un exponente inusualmente lúcido de la burguesía nacional.
Completan los cambios el Ministro de Agricultura
Carlos Casamiquela, un técnico del INTA, que reemplaza a Norberto Yahuar, un
funcionario silencioso hasta parecer
inexistente y derrotado en forma estruendosa por Mario Das Neves en Chubut. Lo
mismo sucede con el Ministro de Salud Juan Luis Manzur, aún no reemplazado, al
que lo aquejó a lo largo de su gestión la más absoluta intrascendencia. Sería
interesante y altamente positivo, que el primer Ministro de Salud del Kirchnerismo,
Ginés González García, volviera a hacerse cargo de la cartera.
Todas estas disquisiciones sobre el nuevo gabinete
está sujeto a la prueba de consistencia del funcionamiento, recordando aquel
sabio consejo que “al rengo sólo se lo conoce cuando camina”
O aquel axioma burrero: “En la cancha se ven los pingos”.
A su vez, desde este lado del análisis, tengo presente
la sabia apreciación de Samuel Goldwyn, el fundador de la Metro Goldwyn Mayer:
“No conviene hacer pronósticos, sobre
todo hacia el futuro”
20-11-2013
Si “En la cancha se ven los pingos”. Capitanich, que comenzó diciendo "a los jóvenes hay que inculcarles valores religiosos", se mancó antes de los 200...
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