El gobierno ha venido aprobando los
exámenes más exigentes en sus primeras dos semanas de gobierno. La selección de
colaboradores es muy prometedora con la ampliación de gente muy capacitada y
que incluso abarca a los que hace poco eran críticos del kirchnerismo. Alberto
Fernández supera, con enorme solvencia y convicción, todos los reportajes en
terreno adversario, aunque la calificación correcta debería ser “enemigo”. La
mano que generosamente les tiende el presidente al gigantesco multimedio y
multiempresa Clarín, no ha encontrado eco en los columnistas y editorialistas
del autocalificado “periodismo de guerra” contra los intereses populares. Dejo
de lado a “La Nación”, socia y cómplice de Héctor Magnetto, que aún sigue
llorando la derrota de Mauricio Macri y que, próximo a cumplir 150 años,
mantiene inalterable una conducta de un siglo y medio de representación de los
intereses agropecuarios, de los foráneos; y en las últimas décadas, también de
los financieros.
Hasta el periodista menos informado
conoce el adjetivo “congelamiento”. Está claro que se congelaron las tarifas
por 180 días, es decir que por ese período no habrá aumentos, pero no se
congelaron las jubilaciones porque en el mismo espacio de tiempo hubo un
aumento en diciembre, habrá otro en marzo y uno posterior en junio. Lo que se suspendió,
o para usar la misma terminología se congeló, es la aplicación de la
fórmula de actualización aprobada en diciembre del 2017 en medio de enormes
movilizaciones en su contra, cuando Cambiemos decidió, después de obtener casi
el 42% de los votos en las legislativas de octubre de ese año, ir por las
denominadas reformas estructurales, eufemismo que se utiliza para amputar o
precarizar derechos obtenidos. Por eso no es inocente ni mucho menos, que
Clarín titulara en tapa el sábado 21-12-2019: “Votan la emergencia sin
congelamiento para las jubilaciones de privilegio”. Y que el mismo día, en el
mismo diario, el licenciado en filosofía Miguel Wiñazki, escribiera: “La vida
de los jubilados luego de esta ley, queda devaluada hasta las lágrimas”.
Que Luis Majul hable de congelamiento de jubilaciones en el reportaje al
Presidente; que Joaquín Morales Solá en su columna del domingo 22 de diciembre
en La Nación, escribiera: “Toneladas de piedras cayeron sobre el Congreso
cuando Mauricio Macri sacó la nueva fórmula para actualizar el salario de los
jubilados en diciembre del 2017. Aquello no era nada comparado con el
brutal congelamiento de ahora de todas las jubilaciones, menos de algunas”.
El lunes 23 de diciembre, el columnista de Clarín Fernando González escribió:
“Pero luego se sumaron el congelamiento de las jubilaciones que están
por encima de la mínima…..”. Se podría seguir transcribiendo falsedades como
las detalladas, pero lo expuesto resulta representativo. Está claro que
usar la mentira como verdad, es ya una práctica inveterada, una segunda
naturaleza del periodismo de guerra.
Ahora pasemos a lo que en opinión del
autor de estas líneas es un error del gobierno. No desconozco que si las
contribuciones y aportes jubilatorios financiaban en el 2015 un 58% de las
jubilaciones cubriéndose el resto con impuestos, las sucesivas quitas
realizadas durante el macrismo de los aportes previsionales lo redujeron en
aproximadamente 10 puntos, obligando a solventar más del 50% con impuestos recaudados.
Tampoco desconozco que desde hace muchas décadas las políticas de arrasamiento
económico han desbalanceado muy desfavorablemente la relación óptima de 4
activos por pasivo reduciéndose la ecuación a menos del 1,5 activo por cada
pasivo. Tampoco escapa a mi conocimiento que el enorme Fondo de Garantía de
Sustentabilidad, un fondo anticíclico para ser usado en momentos de crisis,
resultado de la revolucionaria medida kirchnerista de estatización de las AFJP,
tenía en el 2015 63 mil millones de dólares y el macrismo lo redujo sin
precisión a entre 20 y 25 mil millones dólares. Todo lo expuesto conforman
condicionantes clarísimos.
Una vez expuestas las
limitaciones, se debe asegurar que la redistribución de los ingresos no se debe
realizar entre los que están bajo la línea de pobreza.
El bono de $ 5.000 a pagar en diciembre y enero es para los que cobran la
asignación mínima de $14.068,00 para llegar a $19.068,00. Esa pasa a ser la
jubilación mínima para todos aquellos que estaban entre $14.068,00 y $19.068,00,
siendo el valor del bono adaptado para llegar al objetivo.
Y aquí viene lo que considero un tiro
en el pie: los que ganan por encima de 19.068,00 no acceden al bono. Es cierto
que si se hubiera mantenido la fórmula de actualización hasta marzo, en el que
el gobierno fijará un aumento, todos los jubilados que no perciben el aumento
estarían en la misma situación actual. ¿Pero en qué concepto de equidad cabe
que el que gana $20.000 no es merecedor del bono si tanto el como el que ganaba $ 14.068,00 están bajo la
canasta básica que en octubre estaba en $35.700,00. Si se agrega el 4,3% de
noviembre y el aproximadamente 5% que se pronostica para diciembre, llegaremos
a alrededor de $39.096,00. El haber jubilatorio mínimo como se puede observar,
cubre a diciembre menos de la mitad de la canasta básica. Y todos los que
están por debajo son indigentes en términos estadísticos y mucho más en la vida
real. Esto al mismo tiempo que no se aumentan significativamente las
retenciones al gas y al petróleo.
Aparte de la inequidad que resulta,
el gobierno debe ampliar su base de sustentación ante las medidas que
necesariamente deberá tomar dada la magnitud de la crisis y que alentará a
acciones fuertemente enfrentadas de los sectores afectados.
No hay una decisión equitativa que
haga justicia en un campo de injusticias. Pero hay criterios que se pueden
aplicar que son menos injustos y que se pueden explicar con argumentos
razonables. Por ejemplo: deberían cobrar el bono todos aquellos jubilados que
estén 30% sobre la línea de pobreza, o sea que están por debajo de los $
50.824,00 a diciembre.
Soy aún más categórico en relación al
futuro: no se deben achatar las jubilaciones ordinarias teniendo en cuenta que
el tope es de $ 103.000,-
¿Es rico un jubilado que alquila y
que tiene por ingreso aquel monto, con las tarifas dolarizadas hasta ahora, con
los medicamentos a niveles astronómicos, y con un costo de vida desenfrenado? Es
cierto que se puede pedir solidaridad y que por un tiempo determinado no se les
actualicen sus haberes, con el compromiso de resarcirlos en un plazo
determinado.
La redistribución debe hacerse con los grandes beneficiarios del modelo agro-minero- exportador y especialmente en el sector financiero.
Es cierto que el gobierno ha tomado
medidas posteriores que alivian a los ciudadanos en general y en particular a
los jubilados: el congelamiento de las tarifas, la reducción de la tasa de
interés entre 11 y 12 puntos en los
préstamos del ANSES y la suspensión de
las cuotas de amortización de los próximos tres meses (enero, febrero y marzo),
junto con una reducción del 8% en los medicamentos.
Hay que evitar los tiros
en los pies, eso que en el tenis se conoce como errores no forzados. Y si son
forzados apuntar hacia los que se enriquecieron, como otras medidas intentan
dirigirse. Con los indigentes no. Con
los que sobreviven relativamente dignamente sí se puede pedir un sacrificio
temporario. Alberto Fernández que es profesor de derecho lo sabe.
Pero más que a los
códigos hay que recurrir al pensamiento de Eva Perón.
Evitar aquello que “cuando el rico piensa en los pobres, piensa en pobre”
Cambie rico por muchos de los integrantes de las clases medias, y muchos “progresistas”
y no va a haber diferencia.
Entre el periodismo de guerra y un
error del gobierno se han concretado muchos aciertos.
Eso no implica de ninguna manera
omitir errores.
Y con relación al periodismo de
guerra, sin decir que se había equivocado en el mejor de los casos, Joaquín
Morales Solá, una semana más tarde escribió en “La Nación”: “A los jubilados
les suspendió la fórmula de Macri, pero no les congeló salarios”
Delicias del periodismo que se define
como profesional y crítico. Esto último sólo de los gobiernos que no se alinean
con los intereses que representan los llamados medios “independientes”
29-12-2019
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Publicado en la Tecla Ñ
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