La noticia ingrata despertó en mi memoria una humorada del
notable poder de observación de Caloi. Un trabajador sale de su modestísima
vivienda en una villa y se sube a un tren atestado donde viaja en condiciones
insoportables. Cuando baja del mismo se sube a un colectivo en donde no mejoran
las condiciones del viaje. Finalmente llega a la fábrica. En un momento toma
coraje y se dirige a la oficina del gerente. Golpea tímidamente la puerta y
entra a una oficina enorme y lujosa donde el jefe lo observa desde el sillón de
su inmenso escritorio, mientras fuma un habano. El autor dibuja al proletario
empequeñecido en ese ambiente donde se observan gráficos que demuestran que las
utilidades de la empresa no dejan de crecer. Con un gesto de conmiseración el
ejecutivo le pregunta cuál es el motivo de su presencia ahí. Tímidamente el
empleado le informa que necesita un aumento de sueldo. Entonces el CEO en forma
pedagógica le explica que no puede acceder a su requerimiento. “Imagínese le
dice, si acepto a su solicitud le tendré que dar lo mismo a miles de sus
compañeros. Como la empresa no tiene la fluidez financiera para absorber este
incremento no previsto en su cash- flow, tendrá que pedir un préstamo bancario
importante, lo que calentará la plaza produciendo un incremento de las tasas de
interés y posiblemente un incremento de la inflación. Pero como el banco que
trabajamos está también con problemas financieros deberá pedir un redescuento
al Banco Central, que como Ud. sabe o debería saber pasa por una situación difícil
con lo cual se verá obligado a solicitar un préstamo stand-by con el Fondo
Monetario Internacional, lo cual no debe descartarse tendrá incidencia
sobre la tasa libor y ante la incertidumbre podría producirse en los
principales centros mundiales una corrida hacia el oro. Como Ud. entenderá es
imposible acceder a su pedido. El hombre se fue achicando en su tamaño y sale
empequeñecido de la oficina. Vuelve a su casa haciendo los mismos viajes en
condiciones detestables. Camina unas cuadras por su villa, entra abruptamente a
su precaria vivienda y encarando a su mujer la increpa: ¡ Vos y tus
desmesuradas ambiciones: fui a pedir un aumento de sueldos y casi produzco un
cataclismo mundial!”
Mientras el recuerdo me volvía arrancar una sonrisa,
imaginaba que a Clemente no le podían alcanzar un pañuelo por su falta de manos
para enjugar sus lágrimas. Bartolo se debe haber detenido en su tranvía
exiliado hace mucho de la tira. A la Mulatona el llanto le hizo sacudir sus
prominentes senos. Murió Caloi y sus personajes se han convertido en huérfanos.
Murió a los 63 años Carlos Loiseau, acosado por un cáncer
que terminó con su vida. El pseudónimo Caloi está formado por las primeras
letras del nombre y del apellido.
El hincha de Camerún sigue sólo en la tribuna pero silenció
su cantito. Clemente recuerda en su desolación el triunfo categórico en
el mundial 78 sobre el relator siempre oficialista, José María Muñoz,
denominado Murioz, cuando apoyó, contra los deseos del periodista, que se
siguieran arrojando papelitos desde las tribunas.
El Clemente superyó con una capa ha aterrizado. Atrás
quedaron el Ello, el Yo y Caloi le agregaba el “Que se yo” que Freud no
descubrió. Su amigo Dolina, caracterizado como el filósofo Alexis Dolínades, se
suma a la congoja generalizada y recuerda que su frase más famosa que le
atribuyó Caloi, nunca la dijo. Esa que sostiene que “todo lo que hacen los hombres
es para levantarse a las mujeres”.
Fanático hincha de River, a su original personaje principal,
Bartolo, lo hizo hincha de los Millonarios. Clemente que debía ser un personaje
secundario se incorporó a la historieta en 1973, al día siguiente de la asunción
de Cámpora, nació de Boca. Pero la realidad torció las intenciones y tuvo,
sufriendo, que celebrar los triunfos de Boca a través de Clemente, transformado
en personaje excluyente. Una vez intentó convertirlo en hincha de la banda roja
pero la reacción que se produjo entre los lectores lo llevó a dejar las
cosas como estaban.
Fervoroso peronista, denunció hace unos meses, como Joaquín
Morales Solá ejercía la censura sobre su tira en los años de plomo. Cuando
Clarín apareció con una tapa en blanco en protesta por presuntos obstáculos a
su distribución, Caloi decidió que ese día Clemente se ausentara de la última
página del diario.
Caloi llevó su personaje a la televisión y la voz fue de
Pelusa Suero, como un hincha que había agotado sus cuerdas vocales. Como Carlos
Loiseau hizo “Caloi en su tinta” y su trabajo póstumo fue la película
“Anima Buenos Aires” dirigida por su compañera, María Verónica Ramirez.
Dios se aburre en su universo infinito y por eso,
egoísta como es, se lleva a los humoristas tempranamente. Ayer Roberto
Fontanarrosa, Adolfo Castello, Jorge Guinzburg. Hoy Caloi.
Clemente, Bartolo, la Mulatona, el hijo de Clemente, y su pertinaz
incontinencia urinaria, el hincha de Camerún, el Clementosaurio los
personajes tangueros, participan con hondo dolor la muerte de su creador, e
invitan a su velatorio que se hará en el Salón de los Pasos Perdidos del
Congreso Nacional.
Solicitan que no se envíen ofrendas florales y que cada uno
lo recuerde con una sonrisa, de las múltiples que logró arrancar en su
vida.
08-05-2012
TODOS LOS LOS
DERECHOS RESERVADOS . Hugo Presman. Para publicar citar la
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