NO JUGAR AL EMPATE
En el fútbol es conocida la aseveración que los que
juegan al empate, en general pierden. Barcelona, el equipo de Messi, ha hecho
historia manteniendo la pelota en su poder y teniendo como idea fija el arco de
enfrente. El gobierno kirchnerista tuvo el control del juego y fueron sus
momentos más recordables cuando pasó a desarrollar un juego muy ofensivo a
partir de la debilidad inicial del 22% del electorado y luego de la derrota
parlamentaria en la votación de la resolución 125 y de la política en las
elecciones parlamentarias del 2009. Cuando se adueñó del mediocampo que es
equivalente a tomar la iniciativa y fijar agendas; cuando el público (la
ciudadanía) percibió que la política le cambiaba su vida cotidiana; cuando
sintió que los jugadores le estaban dando satisfacciones por encima,
posiblemente, de sus propias expectativas, la respuesta favorable fue
contundente. Cuando se gobierna bien, es decir cuando se juega bien, es
indefectible la reacción del adversario, que hace infracciones alevosas, con
árbitros que muchas veces convalidan goles en off-side o realizados con
la mano, pero aún así terminan derrotados.
Cuando el gobierno concentra buena parte de su fuego
en críticas a los que agarran de las camisetas, usan alfileres para agredir
adversarios, realizan un trabajo psicológico de desestabilización
emocional, influyen sobre las decisiones
de los árbitros y se desconcentra de la posesión de la pelota, pierde la
posibilidad de intranquilizar a la defensa y el arquero adversario con jugadas originales y sorpresivas,
comienza un declive que termina
generalmente con un retroceso hacia el propio campo, intentando mantener el
resultado obtenido y tratando sólo que el arquero propio no sea vencido.
Ese es el momento que está atravesando el gobierno. Administra una crisis larvada, que no
tiene aún la dimensión desaforada de los predicadores del apocalipsis, pero
tampoco puede ser minimizada como se hace desde los medios y referentes
políticos favorables al gobierno.
Hay situaciones, luego de una década, que son una
acumulación de problemas no resueltos, o insuficientemente atendidos o errores
groseros, que van desde la infraestructura ferroviaria y vial, la inflación, el
problema de insuficiencia energética en la distribución, la restricción
externa, la concentración y extranjerización de la economía, la extensión
desmesurada del área sojera, la falsificación de las estadísticas, la brecha
cambiaria, la caída de las reservas, la forma inapropiada de la construcción
política en el período cristinista, la ausencia de una reforma impositiva
integral, el enriquecimiento injustificado de funcionarios públicos, entre
otros.
El gobierno ha hecho muchos goles, desde haber
recuperado el valor de la política sobre la economía, a la política de derechos humanos; desde el
No al ALCA, a la política de inclusión; desde la disminución rotunda de la
desocupación, a los millones que lograron jubilarse; desde una legislación de
avanzada en materia de identidad de género y matrimonio igualitario, los
estatutos para el trabajador rural y
del personal de empleadas del hogar,
hasta la asignación universal por hijo; desde un Estado estableciéndole límites
al accionar del mercado, a la estatización de YPF y Aerolíneas; desde la
recuperación de sectores industriales, hasta la política de unión
latinoamericana; desde el crecimiento notable del PBI, a la mejoría en la
distribución del ingreso. Todo ello en un listado de medidas absolutamente
enunciativo y limitado, goles que han permitido amortizar positivamente el
listado de los recibidos en contra.
La cancha donde se juega, más allá de lo mencionado,
es un plano inclinado como le sucede a todo gobierno que entra en los dos años
finales de su mandato. En este caso se
agrava porque hay sectores del poder económico que quieren dar una lección para
que una experiencia como la actual no pueda repetirse. A su vez, el kirchnerismo no ha logrado
vertebrar una sucesión lo que potencia su debilitamiento.
EL PARTIDO QUE SE ESTÁ JUGANDO
Es altamente probable que ninguna de las alternativas
políticas actuales con posibilidades
ciertas, solucionaría el listado de los errores, de los déficits gubernamentales
y es muy posible que anularía, limitaría o deterioraría muchos de los avances
conseguidos.
La ofensiva de los sectores concentrados, de los
medios dominantes, de los referentes políticos opositores alertan desde un
“rodrigazo en cuotas” a una convocatoria a elecciones anticipadas.
La situación económica actual sigue siendo auspiciosa
pero es cierto que hay fuertes nubarrones en el horizonte. La derrota política,
no electoral, de octubre, sumado a los problemas de salud de la presidenta, y
una larga retahíla de errores, ha producido una erosión del poder político que
actúa muy desfavorablemente sobre los problemas económicos. Estos configuran un
laberinto, siendo mucho más preocupante
que la foto actual, el desarrollo de la película.
El control de cambio extendido fue necesario para
parar la fuga de capitales que el gobierno de Cristina Fernández soportó desde
sus inicios. Pero el mismo, al tiempo que paró la salida, terminó cerrando toda
posibilidad de ingresos de capitales. El atraso cambiario empezó a afectar a
las economías regionales fundamentalmente y fue perdiendo paulatinamente la
función de anclaje de la inflación junto con el congelamiento de las tarifas de
los servicios públicos por lo que se
decidió una actualización del tipo de cambio oficial con una tabla de
devaluación programada que indudablemente produjo una retención de
exportaciones y un adelantamiento del pago de las importaciones. Las
consecuencias negativas contradicen los objetivos perseguidos. Para tener un panorama del atraso cambiario
basta señalar que del 2007 al 2011 la inflación anual promedio fue de alrededor
de un 18% y el tipo de cambio se actualizó en un 7%. En el 2012 la brecha se
incrementó en unos 10 puntos. En el 2013 la distancia anual se acortó.
A su vez la brecha cambiaria actual que fluctúa ente
el 60 y 70% acentúa la sobrefacturación de importaciones, la subfacturación de
exportaciones, el contrabando y la
triangulación desde donde se pueden entender incrementos inexplicables de las
exportaciones de soja de Uruguay y Paraguay.
He venido sosteniendo que la brecha cambiaria no puede ser analizada por la pequeñez del
mercado marginal del dólar (lo que es cierto), pero lo que se omitía incluso
desde los técnicos y periodistas
económicos favorables al gobierno, es que dicha cotización influye sobre
la totalidad de la economía en su nivel macro y micro.
Ningún capitalista va a realizar una inversión
trayendo dólares para que se liquiden los mismos al cambio oficial, cuando la
brecha con el marginal tiene semejante magnitud. El gobierno, preocupado por la
falta de ingresos de dólares y la sangría sobre las reservas por las
amortizaciones de la deuda y pagos de intereses, ha establecido en los hechos
cambios diferenciales para superar esta traba, para los exportadores que
retienen exportaciones y para inversiones como las de Chevrón. Pero esto se
concreta en un clima de corrida cambiaria, que inutiliza el instrumento, ante
la expectativa que el gobierno tenga finalmente que claudicar con el golpe de
mercado en desarrollo.
Medidas que en otro escenario hubieran sido altamente
positivas, realizadas en este contexto quedan esterilizadas.
La falta de timing político, tomando medidas
adecuadas entre agosto y octubre del 2013, cuando se debían haber hecho no más
allá de marzo, impidieron evitar una derrota política. En economía está pasando
algo similar. Por eso, hoy resulta complicado encontrar una batería de medidas
que revierta la situación.
El periodista Alfredo Zaiat en Página 12 del
19-01-2014 expresa una preocupación no frecuente en sus muy buenas columnas;
propone: “Si el objetivo del
equipo económico es tratar de reorientar las expectativas sobre el tipo de
cambio y restringir la corrida, para seguir con una política expansiva, es
esencial no quedar atrapados de la especulación de los privados. Más aun cuando
los grupos empresarios juegan con el horizonte de los últimos dos años del
gobierno de CFK. El dólar es una variable política, además de económica y
financiera. Mejorar la rentabilidad relativa de los pesos en manos de la
población con capacidad de ahorro, desacelerar el ritmo de devaluación, cerrar
frentes aún abiertos por el default y aliviar la cuestión financiera
refinanciando vencimientos, dado el bajísimo nivel de deuda pública en dólares
en manos privadas, como estrategia para frenar la fuga y achicar la brecha,
tiene un costo más bajo que el de una recesión por una fuerte devaluación.”
Como en economía
toda decisión tiene consecuencias, “mejorar la rentabilidad relativa de los
pesos en mano de la población” aumentando las tasas de interés, debería, en
este contexto alcanzar niveles de alrededor de un 30% o más, lo que afectaría
el nivel de actividad económica. Además la velocidad de la crisis incipiente y
el poderoso síndrome dólar que afecta al argentino medio ligado a su memoria histórica, convierte en
inofensivas las propuestas de Zaiat.
Esta tormenta
veraniega se produce en un escenario donde la deuda externa tiene la menor
incidencia con relación al PBI, con un consumo que aún no se ha restringido,
con expectativas hasta hace unos días de un crecimiento económico para el
presente año, con el índice de desocupación más bajo de las últimas décadas,
con niveles de exportación aún no afectadas en forma intensa por el atraso
cambiario.
La inflación ha
sido una de las causales de las dos derrotas políticas del 2009 y 2011. El
gobierno, decidió sacarla de la agenda pública durante mucho tiempo. Desde hace
unos 18 meses, decidió afrontarla con
congelamientos de precios primero y precios cuidados ahora. La última medida
instrumentada por Guillermo Moreno con los supermercados, dejó en manos de
éstos la conformación de la lista, lo que llevó que poblaran las mismas con
productos sin salida. Ahí pululaban las cremas de mano y era muy escasa la
variedad de artículos imprescindibles como arroces y fideos. Rápidamente quedó
como un intento fallido. Ahora los precios cuidados, pensados en analizar los
costos de la cadena de comercialización, un verdadero talón de Aquiles, es una
medida correcta y adecuada. Pero se la instrumenta convalidando la mayoría de
los precios vigentes en las góndolas de un reducido número de artículos, lo que
ha producido un salto inflacionario considerable. La idea que conformado el
colchón, los supermercados respetarán lo acordado, es una ingenuidad que
desconoce que los tigres se ceban con la sangre, en este caso con el incremento
de su tasa de ganancias. Si no hay sanciones, es imposible un acuerdo de
caballeros porque el interlocutor privado carece en lo más mínimo de ese
atributo.
El problema
adicional es que la disparada del dólar oficial probablemente esterilice
rápidamente la política adoptada,
plausible en el aspecto de ir a la conformación de los precios en la cadena de
comercialización, donde anida una parte importante del problema
inflacionario.
EL PLAN
PROGRESAR
Después de mucho tiempo, el gobierno tomó una medida
extraordinaria que apunta hacia unos de los sectores más débiles de la
población. Esto es precisamente sacar un conejo de la chistera que parecía
haberse quedado sin conejos. Esto es
adelantar el equipo tomando la iniciativa, pensando en el arco rival. Dejar de
jugar al empate.
Una vez dicha y aplaudida calurosamente la medida,
analicemos la situación para que la notable decisión no quede esterilizada.
El barco está en medio de una fuerte tormenta
veraniega. Aún en medio del intenso viento en contra que obstaculiza la marcha,
el gobierno intenta rescatar del mar a los caídos y abandonados a la
intemperie, la franja de los ni-ni entre 18 y 24 años. `
Para que los excluidos suban al barco, es necesario
que el mismo no encalle. Hay que buscar en el radar los caminos adecuados de
salida, y en la concientización y
movilización de la mayoría de los pasajeros el apoyo necesario. Para ello es necesario
presentar el panorama con claridad y precisión.
En ese aspecto la presencia activa de Cristina
Fernández es fundamental, con la participación de un gabinete capacitado y
audaz, del que el actual tiene varios de un nivel considerablemente superior a
integraciones anteriores últimas, pero aún está muy lejos de lo deseable y
necesario. Es importante que nadie se
sienta menoscabado por pedir colaboración de políticos y técnicos capaces que
integran el campo nacional y popular. Como en los diagnósticos médicos
complicados, la interconsulta mejora las posibilidades de acercarse al mejor
escenario y por lo tanto a la posibilidad de acertar en las soluciones.
Si el barco zozobra en un mar tormentoso pero
superable, las consecuencias tendrán un costo desmesurado que se proyectará por
un tiempo muy difícil de pronosticar.
NO JUGAR AL EMPATE
Es fundamental encallar el dólar oficial en el nivel
que mejore las exportaciones, dificulte las importaciones innecesarias y que no aliente la intensificación de la
carrera inflacionaria que desactualice aceleradamente lo mejorado a un costo ya
pagado.
Sin recurrir a la política en sus aspectos de esclarecimiento y movilización, las medidas económicas no
encontrarán eficacia en su aplicación.
No olvidar que la economía debe estar subordinada a
la política. Pero a su vez la economía necesita ser tratada profesionalmente
desde la concepción ideológica asumida.
No jugar al empate en el campo económico es el
equivalente a tomar medidas como el plan
“Progresar” en el campo social. Es difícil. Pero más fácil que cuando San
Martín le escribió desde Mendoza a Pueyrredón, en el momento que preparaba el
Ejército de los Andes: “…..arreglar
el plan que debemos seguir: el tiempo es corto, hay mucho que hacer.”
POSDATA
La nota estaba concluida cuando el gobierno parece
convalidar en la mañana del 24 de enero la cotización del dólar oficial que
alcanzó en el día de ayer los $8, al tiempo que se regresaría al control de
cambios limitado (
conocido tendenciosamente como cepo cambiario) de los primeros meses de
instrumentación con una baja del pago a cuenta del impuesto a las ganancias sobre las compras de dólares,
incluidas las destinadas a atesoramiento, del 35 al 20%, siempre que la
AFIP de la autorización pertinente. Haber actualizado la paridad cambiaria era
necesario, pero como decisión aislada es extremadamente insuficiente y en ese caso su efecto sobre los precios se hará
sentir inmediatamente.
Toda medida tomada en frío sin la arquitectura
política que implique jugar al ataque y no meramente calmar a los
especuladores, sólo será, en el mejor de los
casos, una tregua parcial y de corto
alcance. El gobierno parece confundido dando manotazos contradictorios
habiendo perdido el control de la mitad de la cancha. La incertidumbre, si no
se despeja rápidamente, puede provocar una caída ostensible de la actividad
económica.
Ojalá se esté en vísperas de un plan amplio y
concreto, aun no explicitado, en la línea nacional y popular, que el
autor de esta nota no percibe.
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