18 mayo 2019

Esa mujer


                                                                   Por Claudio Gómez


Entonces se muere Evita. Y todo cambia. O muchas cosas cambian. Aquel 26 de julio de 1952 se modifican casi todos los escenarios. El del fútbol también. El principal, tal vez, tenga que ver con los nombres de Estudiantes y Gimnasia. La muerte de la Abanderada de los Humildes impulsa un tsunami de homenajes. Calles, placas conmemorativas, estampillas, escuelas, estaciones de trenes, en fin, todo aquello que tiene nombre propio está en condiciones de ser rebautizado. Y entre tantos gestos de devoción, le cambian la denominación a la ciudad de La Plata. Desde el 9 de agosto del 52, apenas dos semanas después del fallecimiento, los platenses empiezan a vivir en la ciudad Eva Perón. ¿Y qué pasa con el fútbol? Lo lógico: los dos clubes más grandes pasan a ser Estudiantes de Eva Perón y Gimnasia y Esgrima de Eva Perón. No son buenos tiempos para los equipos ex platenses. Un año antes Gimnasia había descendido y después de una temporada en la B vuelve a Primera. Lo de Estudiantes es parecido: pierde la categoría en el 53 y regresa tras un año en el Ascenso. Pero con un agravante: el gobierno provincial detecta que en la sede habían ocultado 2 mil ejemplares de La razón de mi vida, el libro de Eva que debían distribuir de forma gratuita entre los socios, e interviene el club con el argumento de un “boicot a la doctrina justicialista”. Hay quienes sospechan que este operativo disfraza otro motivo: la mayoría de los miembros de la comisión directiva del Pincha son socialistas y radicales. Cuando los fusiladores provocan el golpe de Estado de septiembre del 55, devuelven los nombres originales a la ciudad y a los clubes, proscriben al peronismo y prohíben hasta la más mínima mención a Eva y todo lo que haga referencia a Perón. Todo esto ocurrió hace más de sesenta años. Bien, esa mujer volvió, fue millones y retornó al ámbito del fútbol. En mayo del año pasado, la APreViDe no permitió que los hinchas de Sarmiento de Junín exhibieran un trapo con la cara de Evita y la frase “bandera para la victoria”. De paso, los uniformados los reprimieron. A pesar de que el estadio se llama Eva Perón, aunque ella y su hermano Juan Duarte hayan colaborado en la construcción, allá por 1951, para la APreViDe los socios no tienen derecho de homenajearla. Esta semana, cuando se cumplieron cien años del nacimiento de Eva, en Sarmiento de Junín hicieron justicia: por iniciativa del Movimiento Sarmientista restituyeron un busto en el estadio. El destino de esa escultura podría sintetizar parte de la historia argentina: la instalaron cuando inauguraron la cancha, la destruyeron después del golpe del 55, la repusieron en el 74 y dos años después, durante la dictadura de Videla, volvieron a retirarla. El busto que desde esta semana embellece el hall de entrada a la platea techada es el mismo que desapareció en el 76: una familia juninense lo rescató y lo conservó escondido en su casa durante 43 años. Ferroviarios y peronistas, cuando se enteraron de la iniciativa del club, lo devolvieron a su lugar de origen. Y ahí quedará. Vení, dale, ahora hablame de la grieta. Claudio Gómez (Fuente www.perfil.com). 






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