No
son equivalentes en su trascendencia histórica a aquellos 10 días que
conmovieron al mundo, referidos a la Revolución Bolchevique de octubre de 1917,
título de un famoso libro de John Reed.
Ni
aquellos 13 días que pusieron al mundo al borde de la tercera guerra mundial
conocida como la “Crisis de los misiles”, en octubre de 1962. Pero fueron tres días, los idus de marzo en
la antigua Roma asociado a los buenos augurios, los que conmovieron los
cimientos de un gobierno ensoberbecido en un apoyo ciudadano que parece
desmesurado, aunque esté en pendiente, luego de 15 meses de implementar
implacablemente un arsenal de medidas antipopulares. Las encuestas han
reflejado el deterioro y las mismas son para el gobierno del marketing un acto
de fe tan fuerte como sus políticas centrales: devaluación, ajuste,
endeudamiento y apertura de la economía. Macri y sus
funcionarios han intentado disimular el impacto como aquellos boxeadores que
sienten un golpe que lo conmueve y para disimular, sonríe.
Sin embargo, hacia el
interior del macrismo, la conmoción es fuerte y los
discursos para afianzar las convicciones y levantar el ánimo están a la orden
del día.
En
varias notas adelanté mi convicción que en este año el gobierno intentaría
tirar la casa por la ventana, recurriendo al incremento del déficit fiscal, con
énfasis en la obra pública y en la emisión monetaria y que la lucha contra la
inflación pasaría a un segundo lugar. Como antecedente están las medidas de los
gobiernos oligárquicos de la primera década infame.
Contra
lo previsto, el gobierno ha acentuado sus medidas antipopulares especulando con
la dispersión opositora antes que los méritos propios, amarrándose a la
polarización con Cristina Fernández, con sus causas judiciales e insistiendo en
el cada vez menos eficaz pretexto de la herencia recibida y en el aún
redituable argumento de la corrupción.
Como
ahora distintos casos de corrupción atraviesan a la actual administración y la
expectativa de un futuro mejor se ha ido disipando, los pilares de su
sustentabilidad se han debilitado seriamente. Y las multitudinarias
manifestaciones de protestas, que por una ironía del calendario se concretaron
el 6,7 y 8 de marzo, han impactado en el primer gobierno de derecha que llega a
la Casa Rosada por elecciones democráticas en los últimos dos siglos. El
viernes 10 La Nación tituló en tapa: “Moderarán la suba de tarifas y el recorte
del gasto para después de las elecciones.” Y en la bajada: “Estrategia. Macri ordenó demorar medidas para evitar reacciones
negativas con impacto en los comicios de octubre; postergarían aumentos en los
servicios y transporte”.
El
gobierno en este caso tiene una notable transparencia. Se difieren las
actualizaciones hasta después de las elecciones apuntando el resultado
electoral. Lo que omiten son las reformas estructurales que le habilitarían un
resultado favorable como aprobación de lo hecho hasta ahora.
A
fuerza de ser reiterativo debe quedar claro que lo presentado como errores no
son más que objetivos buscados. La caída del poder adquisitivo de salarios y
jubilaciones busca enfriar la economía y acentuar la recesión para combatir la
inflación. La desindustrialización y los despidos junto con la apertura de la
economía, buscan flexibilizar en los hechos y luego de debilitada la reacción
social, reformar la legislación laboral
e infundir el miedo para circunscribir y reducir los conflictos sociales. Siendo
CAMBIEMOS un acuerdo electoral visceralmente antiperonista, la
desindustrialización disminuye significativamente el actor político principal
que históricamente para el movimiento nacional y popular ha sido la clase
obrera.
La
incomprensión que sobre el peronismo tienen incluso los más agudos ensayistas
del establishment como Eduardo Fidanza,
quedó reflejado en su nota en La Nación del 11 de marzo que bajo el título
“Para el peronismo siempre es el mismo día”, donde escribió: “Por así decirlo,
su democracia no consistió en “un hombre, un voto”, sino en “ un empleo público o un subsidio, un
voto”. LOS MAESTROS EN LA CALLE
Luego
del levantamiento de planes de acceso a la educación y la eliminación de
entrega de computadoras; y con un Ministro de Educación que se considera Gerente
de Recursos Humanos, el gobierno consideró que puede doblegar las aspiraciones
salariales de los docentes como un equivalente de lo que hizo Margaret Thatcher con los mineros: un caso testigo y ejemplificador. Antes el gobierno había fracasado con los bancarios.
Los
maestros concretaron una manifestación de notables proporciones y por lo tanto
deberán ser escarmentados.
Aquí
más que una planilla de Excel hay un porcentaje de aumento a cumplir. Para ello
la sensible gobernadora de la Provincia de Buenos Aires no vaciló en amenazar
con voluntarios, que en el lenguaje político se denominan rompehuelgas y en
idioma barrial “carneros”.
A
ellos se dirige un texto que circula por Internet de notable voltaje emocional:
“Que se vengan los
voluntarios nomás, de todas partes, que se vengan a nuestras escuelas donde se
llueve y no hay aire acondicionado, ni estufas; que vengan, que den clase sin
vidrios y sin puerta, de cara al patio del recreo; que vengan, que partan en 8
las porciones del comedor y las repartan orgullosos de la miseria que reparten.
Que vengan, que se tomen la lancha y busquen a los niños en sus ranchitos, les
den la leche, limpien la escuela, den la clase y vuelvan a esperar la lancha.
Que vengan, que lleguen a la escuela caminando el barro, esquivando los perros
con la bici, que pedaleen y lleguen, divinos, como detrás de la PC. Que vengan,
que corran a los transas de la puerta y de la esquina, que le salgan a disputar
cada pibe o piba, que vengan y ponga huevos y ovarios. Que vengan, que den clase
acunando al bebé de nuestras chicas, y que les salga linda la letra del
pizarrón. Que vengan, que contengan 300 pibes. Vengan a las cárceles y den
clase cuando se cierren tres portones atrás de ustedes, vengan. Vengan a
compartir mate cocido y pan. Vengan con la cartuchera llena de biromes, vengan
carguen gordita la sube y recorran 5 escuelas en una misma jornada. Vengan,
pongan el cuerpo para descargar la tristeza, el llanto, la bronca, pongan el
cuerpo en las peleas, pongan el cuerpo a las familias desesperadas, pongan el
cuerpo y salgan con la ropa ensangrentada, enlagrimada.
Párense en el medio de la calle, corten el tránsito y frenen batallas campales.
Párense en el medio del patio sin micrófono y háganse escuchar por 400
adolescentes. Vengan, traigan las zapatillas de casa, vayan al juzgado. Vengan,
saquen fotocopias, cárguenlas en la mochila y paséenlas todo el día, toda la
semana, todo el año. Vengan, tengan paciencia, enseñen mucho, abracen cuando
sea necesario, fúmense todos los días la pipa de la frustración, aprendan a
alegrarse con las pequeñas cosas. Vengan, formen la cooperadora, arreglen
edificios, pongan en juego sus patrimonios y su tiempo, pinten la escuela.
Corran las ratas y los alacranes. Vengan, citen a los alumnos, den clase en ese
marco, el 6, el 7, el 8, un mes entero, un año entero.
Vengan. Así y todo jamás van a ser mejores que mis compañeros de paro.
Así y todo, nunca van a ser más que vulgares y miserables rompehuelgas.
Nosotros seguiremos siendo, honrada y honrosamente, trabajadores de la
educación.”
Una de las pancartas de la multitudinaria manifestación por el día
internacional de la mujer era un tratado de sociología, reivindicando las descalificaciones sufridas:
“Putas como Eva/ Locas como las
Madres/Yeguas como Cristina/Negras como Milagro/ Y con los ovarios que le
faltan a la CGT.” LA MOVILIZACIÓN DE LA CGT
La
movilización fue la más importante de los últimos años, lo que reveló la
capacidad de movilización de las centrales obreras a lo que se sumaron las
organizaciones sociales y muchísimos participantes autoconvocados.
Fue una notable exteriorización del malestar social, que no fue percibida por
el triunvirato cuyos oradores obviaron lo solicitado masivamente por la
concurrencia De Carlos Acuña y de Héctor Daer,
alineados con el Frente Renovador es difícil esperar algo muy distinto a lo que
hacen. Este último cometió un fallido sobre la fecha del paro que alteró los
ánimos que ya estaban exaltados. Además increíblemente condicionó el paro
siempre y cuando el gobierno no modifique su política económica. El gobierno,
como sabe cualquiera que no es ingenuo o se haga el ingenuo, cosa que ningún
dirigente sindical lo es, no modificará
sus políticas, sólo en el mejor de los casos atenuará su ritmo. Actuaron, o
en mejor de los casos parecieron actuar, más como emisarios del gobierno ante
sus representados y no como debían, expresión de las quejas de los obreros ante
el gobierno. El tercer componente del
triunvirato es Juan Carlos Schmid, posiblemente uno de los tres mejores cuadros
del sindicalismo por trayectoria y envergadura intelectual, pero que no ha
podido superar los variados agravios que
sufrió del kirchnerismo. Eso explica pero de ninguna
manera justifica trasladar situaciones personales a políticas generales. Es
como si se estuviera actuando en espejo
reproduciendo errores similares a los sufridos anteriormente. El adversario en
términos benévolos, el enemigo, es Mauricio Macri, no
Cristina Fernández. No se entiende que se rechace la adhesión a la movilización
y paro de la ex Presidente y se elogie el diálogo sin resultados concretos. La dirigencia sindical ya fue burlada por los empresarios
hace unos meses que ni siquiera se comprometieron a no despedir, solo que
tenían la intención de no hacerlo, mientras que ordenaban a sus CEOS a
concretar los despidos.
Apunta
bien al respecto el periodista Claudio Scaletta: “La idea de reconstruir un supuesto “nuevo
peronismo” donde la superestructura sindical” y bajo la negación de las
transformaciones en favor de los trabajadores de los tres gobiernos anteriores
nació muerta y duró lo mismo que el encantamiento macrista”.
En el mismo sentido escribió el politólogo Edgardo Mocca: “El triunvirato nació
como administrador de una transición social sindical inmersa, a su vez, en una transición
política. Los tres miembros de la
dirección tienen historias político-sindicales diferentes confluyen, sin embargo, es que ninguno de los
tres expresa simpatía por la experiencia política kirchnerista.
No es extraño entonces que el diagnóstico político establecido en el inicio
sostenido todos estos meses tenga la forma de una colocación de Cristina y del kirchnerismo en el pasado. Y que su brújula política haya
sido una lenta recomposición del peronismo en un alejamiento progresivo de la
ruta política de los doce años anteriores. La confluencia en este punto con el
relato macrista es absoluta. Pero, claro, es una
confluencia general que no anula los problemas de una difícil relación signada
por un interrogante cómo se hace para recomponer un peronismo como alternativa
electoral aceptando pasivamente el rumbo adoptado por un gobierno de signo
diferente. Esa es la tensión que está en el centro del episodio del martes
último, independientemente de las formas patéticas que asumió.”
Después de explicaciones poco
convincentes de los integrantes del triunvirato, fue Juan Carlos Schmid quién
realizó puntualizaciones autocríticas certeras:
“Para mí el paro es irreversible, el gobierno dice una cosa y después
ejecuta otra……quizás no tuvimos la sagacidad para poner la fecha del paro en el
acto del 7 de marzo….había mucha gente enojada entre la que se advertían
sectores con banderas sindicales, políticas y territoriales….La gente se movilizó para expresar su
rechazo a la política económica que está llevando adelante el Ejecutivo. Eso no
hay que perderlo de vista y es fundamental”
Los medios oficialistas hicieron
hincapié en los incidentes que fueron lo secundario. Lo principal fue la
multitud que expresó un estado de ánimo muy alejada del discurso optimista de
“la revolución de la alegría” LAS MUJERES EN BUSCA DE LA MITAD DEL CIELO
Fue emocionante. Mujeres de todas
las edades, una multitud de jóvenes de todas las opciones sexuales tomaron las
calles. Sus pies arrastran siglos y siglos de dominación y ultrajes. Devaluadas
sus heroínas, minimizadas sus luchas, denostado el feminismo, víctimas de los femicidios, sus esfuerzos van encontrando un lugar
creciente en la sociedad patriarcal. Parece increíble, pero la patria
potestad compartida tiene en nuestro país apenas 32 años de vigencia.
Se
ha consolidado un camino que va abriendo surcos en la incomprensión masculina y
en mucha de la femenina. Como en el caso de la concentración de la CGT, los
incidentes secundarios fueron magnificados por la prensa oficialista, haciendo
pasar lo secundario como lo principal.
Dos
joyitas del escritor uruguayo Eduardo Galeano ilustran la lucha de las mujeres
en busca de la mitad del cielo: “Si Eva
hubiera escrito el Génesis, ¿cómo sería la primera noche de amor del género
humano? Eva hubiera empezado por aclarar que ella no nació de ninguna costilla,
ni conoció a ninguna serpiente, ni ofreció manzanas a nadie, y que Dios nunca
le dijo que parirás con dolor y tu marido te dominará. Que todas esas historias
son puras mentiras que Adán contó a la prensa”.
La
otra: “Hay criminales que proclaman tan campantes “la maté porque era mía”, así
no más, como si fuera cosa del sentido común y justo de toda justicia y derecho
de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno,
ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de confesar “la maté por
miedo”, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre,
es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo.”
TRES
DÍAS QUE CONMOVIERON AL GOBIERNO
Tres
marchas. Más de 500.000 personas movilizadas en una sociedad contradictoria,
confundida, y finalmente luchadora. Que
lentamente va comprendiendo que el límite al ajuste es la resistencia a los
ajustadores. El gobierno no cambiará sus planes sino que hará un gradualismo electoral, sin pudor para sacrificar algunos de
sus dogmas. Las elecciones de octubre definen la suerte del plan refundacional
de la Argentina, para dirimir definitivamente un empate histórico de modelos en
pugna. Implica algo más: si se emprende el camino consolidado de la dependencia
o se abre una alternativa precaria pero diferente.
Si
triunfa CAMBIEMOS, se puede suscribir la frase del escritor francés Gustave Flaubert: “El futuro es
lo peor que tiene el presente”. Pero si se alienta una llamita de optimismo, el
escritor inglés George Bernard Shaw nos
ayuda: “Hay hombres
que ven las cosas como son, y se preguntan ¿por qué? Y hay otros que sueñan las
cosas como nunca fueron y se preguntan ¿por qué no?”
14-03-2017
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