Un desocupado es una tragedia y doscientos mil
desocupados son una estadística. Hace muchos años definí a la estadística como
una forma de tabular lo que se desconoce, para ignorarlo en profundidad. El
macrismo ha invertido el sentido de los índices: los que deben subir, bajan y
los que deben bajar, suben. Así caen los salarios, las jubilaciones, la
producción, la recaudación impositiva, el PBI, y suben la desocupación, la
pobreza, la indigencia, el número de los desocupados, los cartoneros, la
cantidad de argentinos que acuden a los comedores, y hasta se regresa al
trueque.
De pronto las estadísticas dejan de ser números. Son
rostros. Son miles de argentinos del subsuelo que arrancan en Liniers y llegan
a Plaza de Mayo. Los que sufren la informalidad laboral, los que han perdido
las changas que le ayudaban a llegar a fin de mes, los que han sido despedidos
de sus trabajos.
Una anciana de 92 años pide que la coloquen en la
vereda para saludar a los manifestantes.
Mucha gente conocida se suma: Gustavo Vera, muy
cercano al Papa, de la Fundación “La
Alameda”; Hugo Yasky, de la CTA; Pablo Biro, de los Pilotos, Sergio Palazzo, de
los Bancarios; Roberto Baradel, de Suteba; Hugo Godoy, de ATE; Nora Cortiñas,
de Madres de Plaza de Mayo-Línea
Fundadora; Osvaldo Bayer, Adolfo Pérez Esquivel, Jorge Taiana, Fernando Navarro
y Emilio Pérsico, del Movimiento Evita; Víctor De Gennaro, sindicalista
histórico; el senador Juan Manuel Abal Medina; el presidente del Partido
Justicialista porteño Víctor Santamaría; los intendentes de San Martín, Gabriel
Katopodis y de Merlo Gustavo Menéndez; el ex juez de la Corte Suprema de
Justicia, Eugenio Zaffaroni; integrantes de la Pastoral Social de la Iglesia y
de la organización Misioneros de Francisco, en una lista meramente
enunciativa.
Uno de los
que adhirió a la Marcha es Juan Grabois, cofundador de la Confederación de
Trabajadores de la Economía Popular, consultor del Consejo Pontificio de
Justicia Paz, muy cercano al Papa, quien escribió en La Nación el jueves 4 de
agosto: “En la
esquina de mi casa hay una verdulería. Antes pasaba un paisano en una chata
desvencijada a buscar las sobras para los chanchos. Últimamente veo señoras sin
camioneta, pero con los pibes a cuestas. Cuando miro para saludar -en mi barrio
la gente todavía se saluda-, bajan la cabeza. Lo que rescatan no es para los
chanchos. La Argentina no está bien. Tampoco lo estaba hace un año ni hace
diez. Pero hoy está peor. Falta pan. El espectáculo ha creado una falsa grieta
mientras la verdadera se ensancha cada día. La fractura que se profundiza en
nuestra sociedad, silenciosa como el movimiento de las placas tectónicas, no se
televisa ni se tuitea. Sin embargo, desde el subsuelo de la patria, los
descamisados hacen oír su grito, un clamor que se sintetiza en tres palabras
que universalizó el papa Francisco y son ya bandera de lucha para millones de
excluidos en todo el planeta: tierra, techo y trabajo. De eso se trata la
movilización del domingo……. Ninguno de ellos -ni los que están organizados ni
los que se la rebuscan solos- quiere volver a cortar una ruta por un bolsón de
comida ni hurgar en la verdulería. Quieren seguir haciendo lo que hacen:
trabajar. Y merecen los mismos derechos que cualquier otro trabajador. La
Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) reclama su
inclusión laboral y un salario social complementario para que ninguno esté bajo
la línea de pobreza. La paz está en
peligro cuando escasea el pan y se complica el trabajo. Luchamos desde
la memoria histórica de nuestro pueblo porque queremos paz. Luchamos, ayer y
hoy, porque rechazamos tanto la manipulación política del sufrimiento ajeno
como la represión de los reclamos populares. Los movimientos queremos pan para
hoy, pero no hambre para mañana: tenemos reclamos inmediatos, pero también una
utopía que proponer, que contempla la reforma agraria, la integración urbana y
la inclusión laboral. Marchamos por una sociedad sin esclavos ni excluidos, con
tierra, techo y trabajo para todos.”
El dirigente Gildo Onorato, de la conducción
Nacional del CTEP, sostiene: “El Estado que antes intentaba contenerte
hoy te expulsa”
Los pies caminan. Los pies avanzan. Van llegando a
la histórica plaza. Un grupo, seguramente cansados de los denuestos habituales grita: “Nosotros
militamos con el alma y el corazón”
Las
campañas de estigmatización de la política y la militancia han prendido en
franjas importantes de la ciudadanía. El notable dirigente sindical Germán
Abdala, muerto a los 38 años, en los gélidos noventa sostenía con su enorme
claridad: "Los
poderosos no necesitan de la política porque ya tienen el poder, ya sea a
través del dinero, de las armas o de las corporaciones. El pueblo sí necesita
la política, porque es la única manera que tiene para construir poder y cambiar
las cosas."
Las tres organizaciones sociales convocantes,
seguramente sin saberlo, con su actitud mancomunada han hecho suya una frase
del escritor Gustave Flaubert: “No son las perlas las que hacen el
collar, es el hilo”
Cuando el subsuelo se mueve, es cobarde ser
neutral. Porque como afirmaba el premio Nobel sudafricano Desmond Tutú: “Si
sos neutral en situaciones de injusticia, elegiste estar con el opresor. Si un
elefante pisa sobre la cola de un ratón y tú dices que eres neutral, el ratón
no apreciará tu neutralidad”
Los pies seguirán caminando.
El subsuelo se mueve.
09-08-2016
Hola, te envío esto para que lo analices, quedo a tu disposición.
ResponderEliminarPropuesta para controlar la inflación, y evitar devaluar, manteniendo un equilibrio entre la moneda y los precios:
http://oraxio.wordpress.com/2014/11/17/posdata-moneda-precios-y-fondos-buitres/
Y así como el equilibrio puede solucionar el problema de la devaluación y la inflación, también puede solucionar el flagelo del desempleo, así:
Si 15.000.000 tienen empleo, de 8 horas, y de $ 8.000 de salario promedio.
Con 1.000.000 de desempleados.
Se soluciona con:
16.000.000 de empleos, de 7,5 horas, y de $ 7.500 de salario promedio.
Saludos, Horacio