EL GOBIERNO EN EL
LABERINTO
El gobierno se encuentra en un laberinto muy intrincado,
resultante de la ofensiva de los fondos buitres y del procesamiento del
Vicepresidente de la Nación Amado Boudou. En el primer caso, ante el riesgo
cierto de generarse una situación cuya resolución condicionará en una medida
importante el porvenir de los argentinos de los próximos años; en el segundo,
por el curso de un proceso que habrá de extenderse en el tiempo y con una
medida -el auto de procesamiento- absolutamente previsible en el marco actual,
más allá de la apelación de la misma ante la cámara.
DEUDA EXTERNA Y FONDOS BUITRES
Los buitres internos, entre los que se destacan
empleados como Jorge Lanata, Marcelo Longobardi y sus respectivos equipos, Marcelo Bonelli o los editorialistas de La
Nación, quienes sobre actúan la genuflexión hacia sus empleadores exagerando y
mintiendo con descaro, intentan
tergiversar datos incontrastables sobre la deuda externa argentina.
La
negociación de la misma es un hecho absolutamente valorable en las condiciones
de extrema debilidad en que se realizó y con el escepticismo de la casi
totalidad de la dirigencia política y empresaria. Desde la izquierda se
sigue sosteniendo la vieja consigna de la deuda ilegal y la discriminación que
debió haberse hecho y abonar sólo la legítima. En buena medida eso es cierto,
pero las sucesivas negociaciones y reestructuraciones de la deuda convierten
esa propuesta en algo técnicamente inviable y políticamente utópica. Parece que lo sucedido en esta década con las
consecuencias y castigo que ha sufrido el país por la quita del 65% conseguida
en un esfuerzo titánico; y la acción rapaz de apenas un 1% de los autoexcluidos que llegan al 7%, no ha
hecho mella en esta propuesta. En definitiva, es una bandera que ha
quedado enarbolada fuera del tiempo y contexto y que sólo se agita con fines
propagandísticos.
Al momento del default, la deuda externa argentina
representaba el 113% del PBI, alcanzando la cifra de 144.453 millones de
dólares. La salida de la convertibilidad y la asunción de la deuda de la
pesificación de los depósitos incrementó la
misma llevando la misma al 166% del PBI en diciembre del 2002. Al momento de la reestructuración de
la deuda la misma ascendía a 191.296 millones de dólares.
Es cierto
que la deuda aumentó en valor nominal, pero lo válido es compararlo con
su porcentaje en relación a lo que produce el país en un año (PBI): haber
bajado a un 40 o 45 % con un cambio importante en la moneda en que está
expresada, es un hecho ventajoso que resulta ocioso explicar. Pero para
aquellos a quienes les cuesta asumir la realidad, un país que debe 200.000
millones dólares sobre un PBI de 600.000 millones de dólares es evidente que no
es lo mismo si adeuda la misma cifra pero con un PBI de 100.000 millones de
dólares.
La
renegociación de la deuda fue un hito importante en la historia económica
argentina cuyo reconocimiento en su justa medida llegará cuando el tiempo
despeje las pasiones contemporáneas, aunque hoy todo es condicional en función
de la absurda sentencia del juez Griesa.
Haber logrado reunirse con los centenares de miles de
bonistas, en lugares de una hostilidad manifiesta como en Japón e Italia, por
ejemplo, consiguiendo en el 2005 el 76 % de aprobación, fue una tarea de
dimensión ciclópea.
Esto es un mérito indiscutible del gobierno, incluso
para aquellos que consideran que el valor del dólar actual real rondaría
alrededor de $10, con lo que la relación deuda/ PBI alcanzaría aproximadamente el
60% al disminuir el monto del PBI medido en dólares.
Otro de los cuestionamientos que se realiza desde
ciertos sectores de la oposición política y mediática, es el pago al contado al
FMI, aduciendo que los préstamos eran a baja tasa y se podían pagar en varios años. Lo que omiten es lo fundamental: los
condicionamientos que impone el FMI, cuyas recetas conducen indefectiblemente a
la ruina.
Mara Laudonia, autora de un muy buen libro “Los
buitres de la Deuda”, escribió: “Al comenzar su mandato el 25 de mayo del 2003,
Kirchner había heredado de Eduardo Duhalde un miniacuerdo con el FMI. Éste
había sido formulado en enero del 2003 sobre la base de la emergencia económica
que significaba un salvoconducto que permitía mantener lazos con la comunidad
financiera internacional tras el default….Ese
miniacuerdo fue una negociación de unos nueve meses para lograr un convenio de
apenas seis meses. Fueron necesarias quince misiones para renegociar el
acuerdo, lo que constituyó un récord de viajes de autoridades del FMI al
país y de funcionarios argentinos a
Washington……El colmo de los pedidos del Fondo fue cuando exigió la reforma
de la Constitución para avanzar en el
programa. Afirma Leonardo Madcur, uno de los integrantes del equipo
económico de Roberto Lavagna: “El FMI nos pedía en ese entonces que se
dividieran los bancos en bancos comerciales y banca de inversión, que se separaran del Banco Central, y
modificáramos la coparticipación. Nosotros contestábamos que no le podíamos
imponer cosas a las provincias; entonces nos pedían: “Cambien la Constitución Nacional y listo, aprieten el botón y no nos importan si tienen dificultades
institucionales”….” Lavagna explicó cómo el Fondo buscaba siempre
correr el arco de la cancha: “Nosotros hacíamos todo lo que nos exigía el FMI,
pero para ellos siempre era poco y nos
pedían que actuáramos de buena fe. Esto
lisa y llanamente significaba que mejorásemos la oferta a los acreedores y más
condicionamientos para la política económica, pero Kirchner se oponía siempre a
mejorar la oferta…..El acuerdo con el FMI requería el cumplimiento de
una serie de metas parciales, que eran sometidas a revisiones periódicas, en
este caso cuatro. Cada revisión resultó un parto para el país....El
primer escollo con el FMI en la era Néstor fue la primera revisión del acuerdo
firmado en septiembre de 2003, realizado en marzo de 2004. Las exigencias
incluían mejorar la oferta a los acreedores y reconocer al Comité Global de
Tenedores de Bonos Argentinos (GCAB, por su sigla en inglés)……En la segunda revisión de julio del 2004
pidió un esfuerzo más y que la Argentina reconociera un mayor pago. Argumentaba
que el país crecía ya al 9% anual y podía aspirar a un superávit mayor al
comprometido en el acuerdo, y otorgarle una mayor diferencia a los acreedores.
También hubo una fuerte discusión por el umbral de aceptación del canje, es
decir, cuál era el mínimo por el cual se consideraba una oferta exitosa. Existía una presión para que alcanzara un
80%, cuando no había nada escrito ante
las leyes internacionales …La
rispidez con el Fondo iba en ascenso a medida que pasaban los meses…. Anne Krueger ( La número dos
del Fondo) tenía además su propio plan
para la deuda de países en quiebra y miraba todo lo demás con recelo: en 2002
había recomendado su plan de reestructuración
de deuda soberana en el que
buscaba que el FMI fuese juez y parte en la resolución, algo que no
prosperó en el gobierno de Georges W. Bush hijo por el fuerte lobby de los
bancos de inversión que veían afectados sus intereses…..Pasó el tiempo y, a mediados del 2004, la Argentina había superado la
prueba de las dos primeras revisiones y cumplido las metas macroeconómicas en
el tiempo establecido, y sin embargo el FMI seguía presionando con no aprobar
la tercera revisión en julio. Esto denotaba a las claras que lo que
buscaba el organismo era mejorar la propuesta a los acreedores lanzada en Dubai
de la que Kirchner no se movía……El
enojo de Kirchner con el FMI era muy grande porque se habían cumplido las metas
macroeconómicas. Él no pensaba
rendirse a las presiones y había
anunciado que continuaría con el proceso de canje de los bonos en suspensión de
pagos, con el beneplácito del Fondo o sin él…..La idea de Rato (dirigía el Fondo) era que usáramos ese excedente para
presentar una mejor oferta a los bonistas. En nuestro caso, recuerda
Lavagna, la situación era muy difícil porque habíamos generado un excedente
fiscal mucho mayor a los 3 puntos de superávit que nos pedían. Teníamos más de 4 puntos pero el
excedente lo queríamos usar para la inversión social. En ese momento, el
presidente se convenció que había que pasar
a la acción y le dijo: “Roberto, saquémonos de encima estos tipos lo antes que podamos”.
Kirchner
sostenía: “Los que dicen que la Argentina tiene que pagar más deuda están
diciendo que debe haber más ajustes sobre las espaldas de los argentinos”
Kirchner y Lavagna logran sacarse de encima el
tutelaje del FMI el 17 de septiembre de 2004 y el Presidente aprovechó para
desplazar al presidente del Banco Central Alfonso Prat Gay que quería una especie de stand by.
Por todas
estas razones, el cancelar en forma anticipada la deuda con el Fondo era
comprar soberanía. Siempre que se lo hace como con la compra de los
ferrocarriles a los ingleses durante el primer gobierno de Perón o la
estatización del 51 % de YPF en el gobierno de Cristina Fernández, fueron
impugnados por comprar presuntamente hierros viejos y caros en el primer caso;
y en el segundo, por pagarse más de lo que valía. Es la aplicación a la
política de aquella antigua sentencia china: “Cuando el dedo señala la luna, el tonto mira el dedo”
Todo esto hace a los aspectos notablemente positivos
de la reestructuración de la deuda y la finalización de la relación de
dependencia con el Fondo.
Lo que quedó fuera de la negociación es lo que ahora
nos acosa y condiciona el futuro.
Las críticas
sobre la forma en que se soslayó la deuda con los fondos buitres y luego se
intentó negociar tiene en mi opinión un flanco crítico atendible: se dejó
correr la interpretación que al haber alcanzado un acuerdo con casi el 93% de
los tenedores de bonos, el 7% restante carecían del derecho de tener el cobro
por el 100% de la deuda. En el ámbito privado eso es cierto pero en materia
de deuda de los estados hay una enorme laguna legal. Más aún: los fondos
buitres vienen ganando ampliamente en distintos lugares del planeta a
diferentes países. Hubiera sido prudente y necesario que el gobierno hubiera
planteado ante la ciudadanía cuál era la real situación y sus posibles
consecuencias. Posiblemente no se realizó las tareas de lobby que la
importancia del caso requería. Los amplios apoyos actuales, llegan tarde y es
improbable que tenga consecuencias favorables.
La última jugada de depositar en el Banco de Nueva
York, el monto de lo que hay que abonar a los titulares de bonos que integran
el 92,4% que aceptó la reestructuración, permitió provisoriamente dividir el
frente acreedor. La Argentina está en una encrucijada de muy difícil resolución
donde no hay buenas soluciones sino meramente elegir en un menú entre malas y
muy malas. La abstención de la Suprema Corte de EE.UU de no aceptar el caso y
así dejar firmes las dos primeras instancias, es en términos jurídicos lo que fue el 14 de junio de 1982 para la
causa Malvinas.
La estrategia es fortalecerse en la debilidad actual
y que lleve a los acreedores a convalidar una salida financiada en condiciones
de ser absorbida por el país a un plazo razonable y conveniente para los
acreedores, ante la posibilidad, en caso contrario, de hacerse de sus
acreencias a las calendas griegas.
La negociación seguirá pero en condiciones mucho más
desfavorables para el país. Y todo esto condiciona con intensidad variable el
futuro de los argentinos.
Si la soga sigue apretando la garganta del país, no
quedará otra alternativa que patear integralmente el tablero, volver a un
default integral y a la negociación de una nueva quita de deuda con las condiciones favorables para el deudor que en
función del caso argentino han tenido algunas reestructuraciones recientes de
deudas. Eso implicaría igual un
retroceso en un camino cuyos costos y riesgos no es necesario precisar dado la
cercanía del recorrido transitado.
Nuevamente cobra absoluta actualidad la precisa frase
de Néstor Kirchner: “Los muertos no pagan”
Como bien sostiene el economista Claudio Scaletta:
“El gran riesgo es que el curso de los acontecimientos impida a la actual
administración dejar resuelta el problema estructural de la deuda. A juzgar por
las declaraciones de los referentes de las principales fuerzas opositoras,
quienes con leves matices propusieron aceptar acontecimientos que casi con
seguridad llevarían a la caída de la reestructuración iniciada en el 2005, un
nuevo gobierno que reemplace al actual oficialismo sería mucho más permeable a
las demandas del poder financiero, es decir, a la reconstrucción del mecanismo
de sujeción imperial, tanto en materia de extracción del excedente como de
imposición de políticas. Y ello después de haber pagado en la última década
cerca de 200.000 millones de dólares”
Invocar aspectos morales ante el capitalismo
depredador es como predicar abstinencia sexual
en un prostíbulo. El apoyo internacional, aún de actores sorprendentes,
es reconfortante pero es muy poco probable que modifique el actual escenario
para nuestro país.
Otra zoncera del cipayismo con la que se hubiese
hecho un festín Arturo Jauretche, es la independencia del poder judicial norteamericano,
sin advertir que en realidad expresa el poder económico del sector más rapaz
del capitalismo sobre el que debe implementar justicia.
EL PROCESAMIENTO DE AMADO BOUDOU
Lo que haré acá es una interpretación política, más
allá de los indicios que el juez ha dado como válidos para dictar el auto de
procesamiento del vicepresidente. Sin conocer de primera mano el expediente,
siempre sostuve que resultaba un gol en contra a la presunción de inocencia del
vicepresidente, sus primeros pasos, que lo llevaron a desplazar a un juez como
Daniel Rafecas que fue cuestionado por Amado Boudou por un error de
principiante a su favor; al fiscal del caso, Carlos Rívolo y al jefe
de los fiscales como Esteban Righi, uno de los pocos sobrevivientes del
camporismo histórico. Si todo estaba
claro, resulta inexplicable una operación de semejante envergadura. Eso se
deduce apelando a la lógica más elemental
Al mismo
tiempo también es claro que hay sectores bancarios, financieros y mediáticos
que le pasan una factura importante por haber propulsado la estatización de las
AFJP, que es su principal activo y que llevó a la Presidenta a proponer que lo
acompañe en la fórmula que triunfó arrasadoramente en octubre del 2011.
Incluso la causa judicial tiene una iniciación tomada
de los pelos a raíz de la denuncia de un personaje más que vidrioso, Jorge
Orlando Pacífico, sargento y buzo táctico del
Ejército, ex entrenador de comandos y de las fuerzas especiales de la
Gendarmería y de la Policía, que pasó a retiro en 1987 por carapintada.
Denunció que en el bar Tribunales Plaza, de Talcahuano y Tucumán, escuchó a un grupo de tres personas que no vio y por lo tanto no
pudo identificar que “un tipo les exigía su parte a los otros dos que estaban
con él por hacer el contacto con altos funcionarios de la AFIP y abrir la
puerta para un negocio con Ciccone y
quedarse con 230 millones de pesos.”
Desde el punto de vista político, es posible que
cuando el juez que entiende en la convocatoria le concedió a Boldt (empresa
dedicada al juego y vinculada políticamente a Eduardo Duhalde y cercana a
Daniel Scioli y posiblemente al grupo Clarín, aunque esto último nunca fue
probado) el alquiler de la empresa convocada (propiedad de la familia Ciccone),
eso haya desatado el interés de ex presidente Néstor Kirchner para trabar la
operación y tercerizar la propiedad de la empresa en un grupo de gente amiga.
La tarea le habría sido encomendada a Amado Boudou, quien la realizó en forma
que sólo benevolentemente puede ser calificada de desprolija. Una misteriosa empresa (The Old Fund) se hizo
cargo de Ciccone, levantando una quiebra sin haberse establecido aún quién puso
efectivamente el dinero (sobre el particular, el banquero Moneta, cuyo estado
de salud irreversible le impide declarar, se arrogó haber puesto los 50
millones de pesos, aunque no coinciden los tiempos. Los personajes que ponen la
cara, desde Alejandro Vandenbroele a José María Nuñez Carmona, dejan numerosos
cabos sueltos y serían los beneficiarios del negocio, que a su vez para el juez
Lijo son meramente testaferros del vicepresidente. Cuando el escándalo ya había
recorrido un largo camino, se decidió la estatización de la empresa, encargada
de tareas extremadamente delicadas como es la fabricación de billetes.
A su vez el juez no ha seguido la ruta del dinero y
realizó un armado que es cuestionado por la familia Ciccone que también está
procesada, pero con declaraciones que formularon como testigos. Si las
impugnaciones tanto de la familia Ciccone como del propio Boudou son acogidas
favorablemente por la Cámara, todo
volvería a fojas cero.
En concreto el juez sostiene que para salvar a la
empresa de la quiebra, la intervención de Boudou la evitó recibiendo como
contraprestación el 70% del paquete
accionario encubierto a través de testaferros.
Dentro de la interpretación aquí desplegada, el caso
Ciccone tiene algunos puntos de contacto con el
proceso que concluyó con la estatización de la mayoría accionaria de
YPF- REPSOL. En este caso, primero se
tuvo una actitud displicente ante la falta de inversión de los empresarios
españoles que se dedicaron a exprimir los pozos transferidos en la venta. Luego
se dio un paso muy desafortunado y condenado al fracaso porque violentaba la
lógica más elemental, que fue lo que se conoció como la argentinización,
consistente en darle al grupo Eskenazy la posibilidad de hacerse de la
propiedad del 25% de las acciones pagando la mayor parte de la adquisición con
los propios dividendos distribuidos por la propia empresa que adquiría. Eso
significaba darles a los propietarios mayoritarios la justificación de la
imposibilidad de invertir, pues toda la utilidad debía ir a la totalidad de los
accionistas. Esta es la etapa que en
caso Ciccone corresponde a los Vandenbroele y Nuñez Carmona. Es un intento fallido y a esta altura de la
historia destinado al fracaso de la creación o ampliación de una burguesía
nacional. Cuando todo esto produjo consecuencias sensibles en la balanza de
pagos sumado a la mayor demanda de resultas de los crecimientos considerables
del PBI y niveles récord de consumo, se estatizó YPF – REPSOL como en otro
nivel y otra significación se hizo con Ciccone Calcográfica.
La sospecha que el dinero atribuido a Moneta sea en
realidad del banquero Jorge Brito es otro de los misterios a develar. La
justificación del motivo por el cual no se fue como hubiera sido razonable
directamente a la estatización, se puede encontrar una explicación en una nota
reciente de Horacio Verbitsky en Página 12: “Al
hacer su descargo ante Lijo, Boudou dijo que durante el gobierno de la Alianza
comenzó a deteriorarse la capacidad operativa de la Casa de Moneda cuando
fueron designados como gerente general y encargado de compras y contrataciones
dos ejecutivos de la empresa Boldt, la que desde hace dos décadas explota el
juego en la provincia de Buenos Aires sin licitación ni competencia alguna.
Agregó que durante los meses de su interinato a cargo del Poder Ejecutivo, el
Senador Eduardo Duhalde quitó a la Casa de Moneda la exclusividad que siempre
había tenido para proveer impresiones de seguridad al Estado Nacional, que
quedaron abiertas a la competencia con Boldt. El ente oficial perdió entonces
la impresión de padrones electorales, billetes de lotería, pasaportes, cartones
de bingo y estampillas fiscales para cigarrillos. Como consecuencia de este
proceso sus balances arrojaron pérdidas operativas cada vez mayores, lo cual
obligó a imprimir la moneda argentina en Brasil, desde donde era remitida en
aviones cargueros. Esto creó una sensación de crisis en el verano de 2009-2010.
Uno de los reproches que se formulan al ex ministro de Economía es haber
frenado un plan de reequipamiento de la impresora estatal. En su defensa,
Boudou dijo que de haberse aplicado ese plan, la Casa de Moneda hubiera estado
paralizada durante dos o tres años, ya que implicaba desmontar la maquinaria
existente y recién entonces instalar la nueva en el mismo lugar, lo cual
hubiera agravado en forma extrema la dependencia del abastecimiento externo de
la moneda nacional. Durante su gestión en el Ministerio de Economía este grave
desmedro fue remediado por dos vías: la recuperación de la capacidad de
producción de la Casa de Moneda por medios más racionales y económicos, a lo
que se refirió en su indagatoria, y la contratación de parte del proceso con
Ciccone Calcográfica, de lo que no habló. La reparación de una máquina que
había sido desechada en 2008 por obsoleta y destinada a la provisión de
repuestos para las restantes se realizó en 2011 en cuatro meses, con personal
propio y apenas la compra de piezas de reemplazo por 100.000 dólares, cuando el
programa de reequipamiento hubiera insumido 147 millones de francos suizos.
Esto permitió incrementar de 450 a 600 millones de billetes por año la
producción de Casa de Moneda, cuyo resultado operativo volvió a ser
superavitario. El vicepresidente y el resto del gobierno aplicaron durante
demasiado tiempo las recetas del manual kirchnerista con la prensa, con la
discutible idea de no amplificar operaciones insustanciales: no sabe/no
contesta. Esta conducta dio lugar a equívocos y privó al gobierno de exponer
con claridad por qué era importante que la principal imprenta de seguridad del
país reforzara la capacidad de producción de Casa de Moneda, sin necesidad de
recurrir a la importación de billetes. Ni siquiera se difundieron las razones
por las cuales la Casa de Moneda se negó a contratar ese servicio con Boldt en
agosto de 2010, cuando el juez de la quiebra de Ciccone Javier Cosentino le
alquiló la planta: ese título de alquiler era precario y no había certeza sobre
su duración, Boldt no aseguraba cantidad y plazo de impresión y además
acercaría el material inflamable del papel moneda a la llama del juego. La
diversidad de dependencias oficiales que emitieron opiniones, dictámenes o
resoluciones favorables a la normalización de la quiebra de Ciccone confirma la
existencia de un interés estatal, no personal ni espurio. Pero recién esta
semana el ministro Axel Kicillof se animó a decirlo. La expropiación de las
maquinarias hubiera sido un camino más recto hacia el objetivo estatal. Pero
2010 y 2011 fueron los años en que el Grupo Ahhh... usó su mayoría legislativa
con el propósito de hundir al gobierno, que no hubiera conseguido la
declaración de utilidad pública de las máquinas de Ciccone.”
Resulta
inadmisible que no se establezca claramente quienes eran los accionistas de una
empresa estatizada y a quienes y cuanto se indemnizó en caso de haberlo hecho.
También resulta contraproducente
e irritante, la tardanza en presentarse a declarar de Guido Forcieri, ex jefe
de gabinete de Amado Boudou.
Donde la situación
del vicepresidente aparece claramente de extrema debilidad es en el supuesto
que finalmente se pruebe su
participación real en The Old Fund, es la llamativa reestructuración de
deuda de la provincia de Formosa donde la empresa cobró más de $7.000.000 teniendo de empleado
a una sola persona y siendo la factura número 3 emitida. Parece mucho más la
forma de ingresar una coima que de facturar un trabajo por parte de una empresa
sin antecedentes ni medios para realizar la tarea mencionada.
Aquí como en otros
casos, la asunción de una mirada cándida, obstaculiza y soslaya la batalla que
se libra en diferentes frentes, en el cual el Poder Judicial es uno de los más importantes. Por eso no resulta
sorprendente que el Juez Lijo haya sido elevado a héroe nacional y recibido
como tal el 3 de julio en la Embajada Norteamericana, en la habitual
conmemoración de la independencia norteamericana. El diario “El Cronista
Comercial” lo relata así en su edición del 3 de julio bajo el título “El juez
Lijo y Magnetto, los más mirados en la embajada de EE.UU : “Relajado y
sonriente, el juez federal Ariel Lijo, fue el centro de todas las miradas luego
de haber procesado al vicepresidente Amado Boudou y conmovido las entrañas del
poder en la Argentina. No hubo presencias rutilantes del Gobierno pero si
nombres que también despertaron comentarios como los ministros sciolistas
Alejandro Granados, Jorge Telerman y Santiago Montoya…..el CEO del grupo Clarín
Héctor Magnetto , al que se notó especialmente exultante”
Según la
periodista Romina Manguel, especialista en temas judiciales, y con posiciones
críticas al gobierno: “Ariel Lijo ascendió de la mano de María
"Piru" Riva Aramayo, la mujer más fuerte del menemismo en la
Justicia, artífice de maniobras inverosímiles que garantizaron impunidad de
funcionarios durante todo el menemato. Ella lo incorporó a su círculo áulico.
Primero en la fiscalía de la Cámara del Crimen y después, en 1993, en la
codiciada Cámara Federal Porteña.”
Pero más allá de
la ofensiva de los grupos hegemónicos, el vicepresidente procesado y los
delitos que se le imputan implican una situación cuyo costo político sólo puede
atenuarse, tal vez, mediante un paso al costado solicitando una licencia hasta
que la Cámara se pronuncie.
EL GOBIERNO EN EL LABERINTO
El gobierno se encuentra en un laberinto del que
resulta imprescindible salir, cuando desde distintos sectores empieza a
alentarse un adelantamiento de las elecciones presidenciales.
El acoso al país para ponerlo de rodillas y obligarlo
a entregar recursos naturales tiene el antecedente del golpe de mercado a Raúl Alfonsín, en donde un coctel explosivo
del peso de la deuda externa y la hiperinflación llevaron a la entrega anticipada del gobierno
y derivaron en la claudicación menemista prolongada en la Alianza con la
entrega del patrimonio estatal acumulado por generaciones de argentinos.
El kirchnerismo suele tener la virtud de su capacidad
de recuperación y de su audacia para recuperar el centro del escenario.
El laberinto es un lugar formado por calles y encrucijadas, intencionadamente complejo. Si
es un lugar común afirmar que de “todo laberinto se sale por arriba”, en política, del laberinto se sale por arriba pero consolidando el apoyo de los de abajo.
La Argentina quiere pagar la deuda reestructurada y
negociar con los fondos buitres concediéndole las mismas condiciones que aceptó
la inmensa mayoría. Es un problema tener como juez a un abogado defensor de los
buitres. La persona designada por Griesa, Daniel Pollack, falsamente llamado
mediador, es el encargado de la
ejecución de la sentencia y cuyos clientes son los fondos buitres.
Es posible que la debilidad en que ha dejado al país
la sentencia de Griesa sea una fortaleza a enarbolar frente la avaricia de los
fondos buitres que serán aves de rapiña pero que en última instancia, siguiendo
la más elemental lógica capitalista intentarán cobrar sin llevar las cosas
hasta un punto que ese objetivo se vuelva imposible.
Panorama difícil en el que hay que luchar contra los
buitres de afuera y, lo que es más doloroso,
contra sus cómplices argentinos internos. Como decía
la escritora y ensayista francesa Simone de Beauvoir: “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los
oprimidos”
En este escenario discurre nuestro presente, mientras
el futuro queda suspendido, amenazado por aves rapaces.
Como en el libro de Gabriel García Márquez referido a
los últimos días de Simón Bolívar “El general en su laberinto”, la Argentina,
no sólo su gobierno, se encuentra como la meditación que el genial colombiano
pone en boca del Libertador a la que
hago una pequeña adaptación: “….lo estremeció la revelación deslumbrante de que
la loca carrera entre sus males y sus sueños” estaban en un laberinto.
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