El
conflicto entre el gobierno y la
CGT cuyo secretario general es Hugo Moyano parece haber
entrado en un terreno de difícil retorno. A esta altura aparece claro que la
estrategia del gobierno es la de intentar digitar al frente de la entidad
gremial a alguien menos representativo pero más dócil que el dirigente
camionero. El arrasador triunfo el 23 de
octubre de Cristina Fernández, precedido de un escamoteo de puestos al sector
sindical en la confección de las listas, anticipó la ofensiva que se desató
posteriormente repitiendo la táctica de Néstor Kirchner con relación a la
decapitación del duhaldismo, desplegada a continuación del categórico triunfo
electoral por la senaduría de la provincia de Buenos Aires en el 2005, cuando
Cristina Fernández infringió una paliza electoral a Hilda “Chiche” Duhalde.
La
inoportuna pretensión esbozada por
Moyano en la cancha de River de intentar un presidente obrero en próximas
elecciones, la amenaza de movilizar camiones a Plaza de Mayo por un exhorto de
la justicia suiza, el agresivo discurso en diciembre en el estadio de Huracán,
fueron pasos potenciados como réplica a una escalada de distanciamiento
desarrollado desde la
Casa Rosada. Fue
inoportuna la consigna de un futuro presidente obrero, porque un
dirigente con indudable poder, no debe proponer algo que su relación de fuerza
no le permite instrumentar. Actuó como ciertos dirigentes de la izquierda
bullanguera que propone medidas radicalizadas sin contar los actores sociales
para poder ejecutarlas. Además ni en el peronismo con Perón vivo, ni en el
kirchnerismo se puede intentar discutir el liderazgo, sin que se pague la factura
por esa desobediencia.
A su vez
la presidenta usó en reiterados discursos expresiones duras como la
calificación no siempre injusta, de extorsión ante reclamos obreros, desechó el
proyecto de ley de participación de los obreros en las utilidades de las
empresas equivocadamente vertidas en un escenario empresarial, interrumpió todo
diálogo con la CGT ,
y tuvo expresiones desafortunadas con relación a los maestros con lo que colocó
en una situación incómoda a Hugo Yasky, su aliado de la CTA pro- gobierno. Está claro que algunos son errores, pero otros son el despliegue de una
táctica de descabezamiento de Hugo Moyano. Se especula desde el
kirchnerismo con el alto grado de desaprobación social que tienen los
dirigentes sindicales, poderosos en sus áreas específicas, pero imposibilitados
de hacer pie en los sectores medios y altos.
Aislado de los medios
cercanos al gobierno, el secretario general de la CGT , emprendió un largo recorrido
por los medios adversarios y enemigos, donde adoptó un posicionamiento de
creciente alejamiento del gobierno y del proyecto iniciado en el 2003,
omitiendo las críticas hacia el comportamiento de esos medios que lo han
demonizado hasta apenas ayer, y que le tiran un anzuelo envenenado, regocijados
de encontrar un posible aliado capaz de erosionar al gobierno en beneficio de
franjas considerables del poder económico. Se puede concurrir a los medios
hegemónicos a condición que se haga mención clara del papel que han estado
cumpliendo desde la vereda de enfrente, desde su posición antisindical, desde las infamias perpetradas
hacia el proyecto, que debería quedar claro, la CGT sigue apoyando. Todo lo contrario hizo Hugo
Moyano en el reportaje realizado por Nelson Castro, periodista que siempre
habla desde su atalaya moralista, donde el secretario general llegó a un
extremo, cuando relacionó su situación con la
de la directora de Clarín, Ernestina Herrera de Noble, y preguntó: "¿Durante cuánto
tiempo dijeron que los hijos de la señora Noble eran hijos de desaparecidos?
Nos lo hicieron creer a la mayoría de los argentinos. Yo también lo creí. .. En
lo mío pasa igual". El jefe cegetista no ignora todas las argucias y
chicanas legales realizadas por los abogados del multimedio, que durante una
década impidieron conocer la verdadera identidad, ante la fuerte sospecha,
abonada por la misma adoptante, sobre la posibilidad que fueran hijos de
desaparecidos. Utilizar sibilinamente esta situación para identificarla con la
propia es haber dado un paso tal vez irreversible en eso de dinamitar los
últimos puentes. Y no se debería descartar bajas importantes en sus propias
filas.
El
movimiento nacional y popular no puede considerarse tal sino integra en sus
filas a los obreros.
Desde la concepción ideológica de la
concreción de la alianza plebeya, es decir, la confluencia social de los
sectores populares y medios, la fractura del gobierno con la CGT , abre un interrogante
sobre la fortaleza del gobierno para desplegar la sintonía fina y mucho más la
profundización de un proyecto económico nacional y popular en el contexto de una crisis económica mundial
de notable profundidad.
La
situación no ofrece alternativas ni a Moyano ni al gobierno. Al primero, fuera
del campo en donde se ubica hasta ahora el gobierno, sólo le queda como aliados
fundamentalmente sus enemigos y pondría un epitafio desgraciado a la meritoria
lucha de Moyano contra el neoliberalismo menemista y su apoyo vital en los
momentos duros que padecieron los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina
Fernández. La fragmentación de la representación sindical en varias centrales
débiles es otra alternativa no descartable que debilitaría tanto al gobierno
como al movimiento obrero.
Al
gobierno no le servirá, en el caso de triunfar en su estrategia, contar con una
dirección de la CGT
dócil, pero no representativa de los intereses obreros, al convertirse ésta en
una dirección sindical del gobierno ante los proletarios y no como debe ser, de
éstos ante la administración elegida por el pueblo.
Es sin lugar a dudas un cruce de caminos, donde se están dinamitando los últimos puentes de una solución favorable para ambas partes.
Es sin lugar a dudas un cruce de caminos, donde se están dinamitando los últimos puentes de una solución favorable para ambas partes.
18-03-2012
Todos los derechos resevados. Hugo Presman.Para
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Para mi no pasa por la docilidad de la CGT, el problema es que Hugo Moyano quiere comer mas del plato de lo que le da el cuero politicamente, entonces extorsiona. El gobierno no puede mantener a un extorsionador serial al frente de la CGT.
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