Chicha se mira en el espejo. La imagen que observa es la de una mujer que aparenta tener menos de los 85 años que transporta su cuerpo. De esas ocho décadas y un lustro, 32 años los dedicó obsesivamente a encontrar a su nieta. A Clara Anahí. Sabe que el tiempo corre en su contra. Muchas veces afirmó: “Caeré muerta en la búsqueda de mi nieta”. Hace poco, en junio del 2008, murió Alicia (Licha) de la Cuadra con quien fundaron “Abuelas con Nietitos Desaparecidos” que luego se llamó mundialmente Abuelas de Plaza de Mayo. La vida será mucho más injusta aún si le toca la misma suerte de Licha que murió sin poder abrazar a su nieta nacida en cautiverio. Licha tenía 92 años y desaparecidos a su hijo Roberto, obrero de YPF y a su hija Elena, embarazada de cinco meses. Por si fuera poco, también está desaparecido el marido de Elena, Héctor Baratti, obrero metalúrgico y dirigente del Partido Comunista Marxista- Leninista. Sabía que la hija de Alicia había tenido una nena a la cual le puso el nombre de Ana Libertad. ¡Que paradoja! piensa Chicha Mariani, que su madre prisionera y condenada a la desaparición le diera a su hija el nombre de Libertad. Vuelve a mirarse en el espejo. ¿ Como será mi nieta hoy? se pregunta. Sabe que ya tiene 32 años. Y se la imagina: “Seguramente con hijos, tan inteligente como eran sus padres y con la sensibilidad de ambas familias de origen. Me la imagino toda melenuda como cuando era bebé y alegre a pesar de todo lo que pueda haber pasado”
Recuerda que el frío atravesaba la noche de invierno del último día de agosto del 2008. Hace menos de un año le escribió una carta a su nieta. Una botella al mar de la impunidad. Con la remota esperanza que encuentre a su destinatario. Siente deseos de volver a leerla. La busca. Es un papel observado infinidad de veces. Sobre el cual cayó más de una lágrima Que en forma de correo electrónico, manos amigas, han hecho circular infinidad de veces por Internet. La sabe de memoria, pero la vuelve a leer:
Querida nieta: Soy tu abuela "Chicha" Chorobik de Mariani, te busco desde el momento en que Etchecolatz, Camps y su tropa mataron a tu madre y te secuestraron de tu hogar en la calle 30 nº 1134 de
A pesar de que trataron de convencerme de que habías muerto en la balacera, yo sabía que estabas viva. Hoy está comprobado que sobreviviste y estás en poder de alguien. Ya tienes 31 años y tu número de documento probablemente sea cercano al 25.476.305 con el que te anotamos. Yo quisiera pedirte que busques fotos de cuando eras bebé y las compares con las que acompañan este texto.
Quiero contarte que tu abuelo paterno se dedicó a la música y yo a las artes plásticas; que tus abuelos maternos se dedicaron a las ciencias, que tu mamá amaba la literatura y tu papá era licenciado en economía. Ambos tenían un gran sentido de la solidaridad y compromiso con la sociedad. Algo de todo esto tendrás en tus inclinaciones de vida porque, a pesar de que hayas sido criada en un hogar distinto, uno guarda internamente los genes de sus antepasados. Seguramente hay muchas preguntas sin respuesta que aletean en tu interior.
A mis más de 80 años mi aspiración es abrazarte y reconocerme en tu mirada, me gustaría que vinieras hacía mí para que esta larga búsqueda se concretara en el mayor anhelo que me mantiene en pie, el que nos encontremos.
Clara Anahí, mientras te espero seguiré buscándote.
Te abraza tu abuela "Chicha Mariani"
Hace 32 años
Chicha Mariani sabe que aquel día de noviembre de 1976, su vida cambió para siempre: “Estaba en mi casa de calle 44 y 21 esperando a Diana que me iba a traer a la beba para que la cuide, como hacía todos los miércoles y sábados, y me di cuenta del paso de tanques, helicópteros, patrulleros y efectivos, y tuve miedo por mi nuera. Yo no sabía nada de política en aquella época, pero sabía que estaban matando a muchos jóvenes. Me inquietó pensar que Diana iba a tener inconvenientes para llegar y fui a la casa de una amiga. Iba y venía, tejiendo una manta para Clara Anahí, mientras esperaba. Ese tejido está aun hoy en el punto en que lo dejé. Luego recibí un llamado de mi madre, que me avisaba que mi padre estaba enfermo, de modo que me fui a City Bell para estar con ellos. -Al regresar vi un tumulto de gente frente a mi casa, muchos lloraban. Los vecinos creían que estaba muerta dentro de la casa, porque había habido un tiroteo. Al ingresar encontré todo destrozado y medio metro de todas las cosas rotas, vidrios, cubiertos, ropa, aceite, café, lo que fuera que hubieran encontrado en la casa estaba roto y tirado, salvo lo que habían robado. Comencé a buscar los cadáveres. Con este objetivo me dirigí a la comisaría 5º. Allí un oficial me confirmó que mi hijo y mi nuera estaban muertos, pero que no podían entregarme los cuerpos. Asimismo, el policía me dijo que no habían encontrado ninguna beba. Con el correr de los días pude enterarme que mi hijo seguía vivo, porque él me llamaba periódicamente por teléfono. Daniel se había salvado porque quince minutos antes del ataque a su casa, viajó a Buenos Aires, donde trabajaba. La búsqueda de Clara Anahí se inició a través de un matrimonio, compuesto por Omar Cerutti y Elvira Molina, conocidos de mi esposo. La familia Cerruti se acercó a mí cuando pasó ese atroz desastre de la casa de mi hijo. Elvira me convocó a su casa y me contó que la familia se reunía con su sobrina Elena Núñez –quien también declaró en el Juicio a las Juntas y confirmó el dato de que Clara Anahí salió con vida– y con su novio, un agente recién ingresado a
quedara con el dinero.”
La casa de la calle 30
Hoy es un museo.
Aquel noviembre famoso de
En el operativo, Diana fue barrida por una ráfaga, igual que otros tres compañeros. Daniel, que no estaba en el lugar en ese momento, fue asesinado por fuerzas represivas ocho meses después, en una esquina platense. Y según varios testimonios, Anahí no fue alcanzada por el tiroteo gracias al reparo que le brindó una bañera vacía en la que fue depositada antes del ataque.”
La casa de los conejos
Laura Alcoba, hoy una talentosa escritora radicada en Francia y en 1976 una niña que con su madre vivieron en la casa de la calle 30 de
Escribe Laura Alcoba: “ Salvo cuando Diana me pide que haga compras por el barrio, ya casi no salgo de la casa. Sobre la pequeña mesa de la cocina, pasamos largas horas empaquetando centenares de ejemplares de Evita Montonera.”
Chicha recuerda
María Isabel Chorobik de Mariani afirma en un video: “La esperanza es eso que me mantiene viva esperando encontrar a mi nieta pero buscándola a la vez. Su memoria se localiza el 21 de noviembre de 1977. Alicia de
La vida y su trama imaginativa
Laura Carlotto y Daniel Mariani militaban en Montoneros. Laura decide mudarse y le pide ayuda a Daniel. El padre de Laura, Guido Carlotto le presta la camioneta. Se hace el traslado al nuevo domicilio. Por causas no esclarecidas Daniel vuelve al anterior domicilio de Laura, dejando la camioneta a varias cuadras de distancia. Pasan las horas y como no regresa Daniel con la camioneta, Guido Carlotto va a la casa, lo detienen las fuerzas represivas y lo llevan detenido. Chicha conoce los hechos por el relato de Guido cuando es liberado, por el matrimonio Aued que estaba en la casa y por una señora Hilda Caminos. “Le tiraron desde adentro- pretendió entrar y le tiraron- cayó herido en el piso y lo mataron a patadas y culatazos. Luego lo subieron a un vehículo y lo cubrieron con una manta”.
La vida y su trama imaginativa para desarrollar un drama. La segunda y la tercera presidentas de Abuelas de Plaza de Mayo entrelazadas por los destinos entrecruzados de sus hijos. Las dos, hasta ahora, no han podido recuperar a sus nietos Clara Anahí y Guido.
Ambas han logrado el milagro de devolverles la identidad a muchos nietos apropiados.
La vida es una libretista imaginativa. Podría cerrar esta historia con un final feliz.
Chicha y Estela han hecho lo imposible, para que Dios, si existe, se acuerde de ellas.
A 33 años del golpe criminal establishment- militar, Chicha y Estela saben que el tiempo juega en contra. Pero sus esperanzas son más fuertes que las tragedias que la han azotado.
Laura Alcoba recuerda
“Curiosamente, el momento de la despedida de Diana y Cacho se ha borrado por completo de mi memoria. El clima del país no era, precisamente, de fiesta, pero¿ habremos aprovechado para comer un conejo? Sin duda.
Diana, de eso si me acuerdo, ya estaba a punto de dar a luz. Me veo aún diciéndole lo triste que me ponía partir antes que naciera el niño. Más tarde, supe que ella y Cacho habían tenido una hija, Clara Anahí, el 12 de agosto de
Chicha, Laura y Clara Anahí
Entre el 11 de marzo de 1973 y el 24 de marzo de 1976 apenas transcurrieron tres años. Un tiempo muy reducido donde se pasó del sueño a la pesadilla. De la esperanza a los años de plomo. En el medio se produjo la muerte del político argentino más importante del siglo XX. El rodrigazo fue un anticipo de lo se divisaba en el horizonte.
Chicha, Laura, Clara Anahí son símbolos de una enorme derrota popular. Son testigos, testimonios y víctimas de ese sueño convertido en pesadilla. Chicha perdió a su hijo, a su nuera y su nieta fue apropiada, lo que demuestra hasta que grado el poder económico en
En un reportaje a la revista VIVA, Laura confesó: “Lo que me llevó a escribir fue volver por primera vez a la casa, en el 2003. Antes había viajado a
Un encuentro y una ausencia
La historia del encuentro entre Chicha y Laura está narrado en el libro de esta última “ La casa de los conejos”: “Acompañada por Chicha, casi treinta años después, en
En ese lugar, aún puede distinguirse el emplazamiento de la imprenta clandestina. Una placa explica de que servía este extraño espacio estrecho, encerrado entre dos muros, hoy en gran parte devastados. Pero la palabra embute no aparece, ni siquiera entre comillas.
Si. Creo que ha desaparecido definitivamente. Todo muestra que el ataque fue de una violencia inaudita. No existen palabras para la emoción que me invadió cuando descubrí, en cada cosa recordada, las marcas de la muerte y de la destrucción. Un solo disparo de mortero horadó dos paredes. Perforó la fachada y luego abrió un agujero idéntico en el muro que separaba el cuarto de Diana y Cacho de la cocina.
En el garaje, aún está la furgoneta: un resto de naufragio oxidado y acribillado a balazos. El techo de la casa fue incendiado casi completamente. En la parte de atrás de la casa, allí donde se encontraban los conejos y la imprenta, no quedan sino ruinas de lo que yo había conocido. Ruinas y escombros. Nada más.
Yo quería visitar la casa. Quería sobre todo hablar con Chicha, y tratar de saber más, cuanto fuera posible……Yo ya sabía que Chicha Mariani era alguien notable, pero cuanto más la miro más se me imponen su fuerza y coraje. Esta mujer que bajo la dictadura perdió a su único hijo y a su nuera, sigue buscando a su nieta desaparecida, Clara Anahí, sin duda entregada a una familia cercana al gobierno ( de entonces).”
Si esta nota sirve para aproximar a Chicha a Clara Anahí, sentiré que borronear papeles y distribuirlos por Internet es más importante de lo que creo. Porque como dice Laura Alcoba: “Clara Anahí vive en alguna parte. Ella lleva sin duda otro nombre. Ignora probablemente quiénes fueron sus padres y como es que murieron. Pero estoy segura, Diana, que tiene tu sonrisa luminosa, tu fuerza y tu belleza.
Eso, también, es una evidencia excesiva”
Publicado por Hugo Presman
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