El histórico local "El Ciervo de Oro"
cerró sus puertas
Hablar de El
Ciervo de Oro en el barrio porteño de Villa Crespo es como hablar de
grandes tiendas La Capital en Tandil, en la provincia de
Buenos Aires. Todo el mundo los conoce. Son comercios históricos. Una
referencia hasta para encontrarse, como la esquina de San Martín y 9 de Julio,
donde funcionó la casa de indumentaria nada menos que durante 95 años. Su aparición
en pleno centro de Tandil se había producido en 1924, por lo que el nombre La
Capital resuena en la memoria colectiva de esa localidad. Es el tipo de activos
sociales que generan pertenencia, que forman parte de la identidad de un lugar.
A su vez, “El Ciervo de Oro es El Lugar, sí con mayúsculas, para degustar
comida judía. La primera vez que escuché sobre El Ciervo de Oro fue en una
película de Damián Szifrón. Era una especie de ‘chivo’ en el medio de una
escena. El nombre lo retuve y bueno, cuando investigué descubrí que estaba en
mi barrio: Villa Crespo”, contaba orgullosa Mariana K. en una reseña en redes
sociales. Esa rotisería especializada en comida judía abastecía al barrio y
demás vecinos de knishes de papa, pastrón casero, arenque marinado y guefilte
fisch. Lo hizo durante 40 años. “Cuando era chico volvía del jardín de infantes
y Don Gregorio siempre me regalaba un pletzalej. Tengo 45 años. Resistió a
Martínez de Hoz y a Cavallo. No pudo con Macri. Amigos: cerró El Ciervo de Oro.
Julián Alvarez y Juan Ramírez de Velasco, Capital”, despedía al negocio otro
usuario, con bronca y amargura. Eso fue en abril del año pasado. Las grandes
tiendas La Capital de Tandil cerraron en marzo, casi un año después, con la
misma crisis.
El Gobierno se esfuerza
en no hablar de lo que pasó con la economía los últimos cuatro años. Busca
esquivar el debate sobre las consecuencias del violento cambio de rumbo que
impuso en el país. Lo necesita porque lo que ocurrió es un desastre. Marcas
emblemáticas con años de trayectoria, muy metidas en el corazón de los
argentinos, van cayendo como fichas de dominó. Grandes firmas que ya no están o
sufren golpes a diario y se van desgastando. Ni que hablar de las pymes.
Comercios e industrias que eran referentes en sus pueblos han bajado la
persiana, dejando un tendal de desocupados e historias rotas.
En el repaso de las
crónicas de cada cierre se repiten mayormente las mismas razones para explicar
el triste final. El punto número uno es que bajaron las ventas. Hay menos consumo.
Si algo quedó claro durante el gobierno de Macri es que el mercado interno no
es su prioridad. El Presidente habla de exportaciones, del campo, de Vaca
Muerta, de la integración al mundo, pero de la capacidad de compra de los
trabajadores y de los jubilados no le surge una palabra. Ni siquiera ahora en
campaña Macri promete una mejora de los salarios y de las jubilaciones en caso
de ser reelecto. Por el contrario, acompañado de un nuevo coro de empresarios
habla de reforma laboral y de reforma previsional para achicar más los ingresos
de esos sectores. Es lo mismo que está haciendo Jair Bolsonaro en Brasil, con
apoyo entusiasta de Estados Unidos.
La segunda causa para
explicar el tendal de marcas sacudidas por la crisis son los aumentos de
costos: primero los tarifazos de luz, gas y agua, segundo la suba de la tasa de
interés arriba del 80 por ciento para descontar un cheque, tercero el alza
constante de los insumos por las repetidas devaluaciones. Otro factor que tiró
a la banquina a numerosas empresas es la competencia con productos importados.
Sectores como el del mueble y la madera, los textiles, el calzado y la
marroquinería, la metalmecánica y tantos otros lo vienen padeciendo desde enero
de 2016, cuando arrancó una fiebre por lo importado que no se detuvo jamás y
que incluyó una etapa de viajes express a Chile o a Miami a comprar lo que
fuera. Ese modelo es el que deja marcas imborrables en comercios, industrias y
sectores populares argentinos, cada vez más empobrecidos y con menor capacidad
de consumo.
* “Las tradicionales
marcas de jeans Wrangler y Lee dejan el país
y despiden a 200 trabajadores. Así lo decidió la estadounidense VF Corporation,
propietaria de ambas etiquetas”, informaba el diario Clarín en
febrero pasado. Las marcas habían comercializado sus productos en Argentina
durante 50 años. Tenían producción en Benito Juárez, en Buenos Aires, y en La
Rioja, plantas que también cerraron.
* “Después de 70 años
cerró la fábrica de mermeladas La Campagnola en San Martín y
despidió a 125 personas”, retrató el diario Uno de Mendoza en
mayo último. “Los directivos de la compañía, propiedad del grupo Arcor,
adujeron que los balances de los últimos tres años han sido totalmente
negativos”, agregó. La empresa había arrancado sus actividades en 1950.
* “El domingo fue la
última jornada del Shopping de Villa del Parque. Había
sido inaugurado en 1995 y tenía 54 locales. El último día los vecinos lo
recorrieron buscando ofertas y liquidaciones en negocios que ya estaban casi
vacíos”, retrató Iprofesional hace diez días. “Es el primer shopping que cierra
en la Capital Federal”, puntualizó.
* “La fábrica de
alfajores cordobesa Estancia El Rosario despidió al 80 por
ciento de sus trabajadores y está al borde del cierre. Había sido fundada en
1924. Solo le quedan seis empleados, a quienes les adeuda el sueldo. Los
problemas en la empresa empezaron en 2016 con la caída del consumo y el
incremento de costos”, indicó el portal M1 en junio pasado.
* “Freddo cerró
la fábrica en Balvanera y despidió a 280 trabajadores. Tercerizará la
producción y dejará de tener locales propios. Ahora todas las heladerías serán
franquicias. En la empresa afirmaron que este año el consumo bajó más que en
períodos anteriores y cuestionaron los altos costos de producción”, señaló el
diario La Nación en septiembre pasado.
* “Cerró la
tradicional casa de indumentaria femenina Chocolate. La marca
surgió en la década del ’80, pero explotó en los ’90 en pleno furor menemista,
cuando llegó al tope de ventas. ‘El anuncio de cierre fue un baldazo de agua
fría. Estaba ahí hacía 18 años. Fue mi primer trabajo. Tengo 42 años. Vi su
crecimiento, ahora veo el final y es dolorosísimo’”, lamentaba Guadalupe, una
de sus ex vendedoras, en la crónica del portal SN Online en septiembre del año
pasado.
Pelopincho despidió a 38
trabajadores de su fábrica de San Luis. “A la gente no le alcanza para la
comida menos nos va a comprar una pileta”, explicó su dueño, Héctor Goette, a
principios de junio. “La fábrica de heladeras SIAM se
convirtió en un símbolo de la debacle industrial. La planta de Avellaneda había
sido reinaugurada en 2014 con 400 empleados. Ahora solo quedan 60. Los
despedidos acampan en la puerta. La fábrica está militarizada”, indicó Tiempo
Argentino en noviembre pasado. “Cerró la Cacciola y
ya no se podrá a viajar a Uruguay desde Tigre. Hubo 40 despidos” (1 de julio).
“Zanella cerró una de las fábricas de motos más importantes del
país en Mar del Plata” (28 de junio). “La cadena de supermercados
Emilio Luque cierra locales en Santiago del Estero, Tucumán, Salta y
Catamarca y peligran 1000 empleos” (29 de junio). “Bronca y tristeza por el
cierre de la editorial SM. Despidió a 130 trabajadores (11 de
julio). “Tras 43 años cerró la fábrica ‘Mielcita’: más de 100
personas se quedaron sin trabajo. Además de las tradicionales mielcitas
producía los jugos Naranjú” (12 de julio). “Musimundo sigue
cerrando sucursales. Ya van 32 desde el año pasado” (6 de mayo). “Cerró la
tradicional cadena de supermercados El Planeta en Tres
Arroyos” (julio de 2018). “Cierra el mítico bar Los Angelitos de
Florencio Varela” (septiembre de 2018). “Puma cerró su fábrica en
La Rioja y echó a 40 empleados” (13 de junio). “La cadena de
electrodomésticos Frávega cierra cinco sucursales y Garbarino se
atrasa en el pago de sueldos” (octubre de 2018). “Cerró la tradicional fábrica
de marcadores Edding en San Juan. Despidió a todos los
empleados y empezará a importar los productos desde Alemania” (28 de mayo). “Calzados
Mas Ven, emblemática zapatería de Posadas, liquida stocks y cierra sus
puertas definitivamente” (8 de mayo). “Tras 51 años de historia, cerró el
tradicional Hotel Luz en Nogoyá” (2 de abril). “Renault cierra
Metalúrgica Tandil y despide a más de 100 trabajadores” (octubre de 2018). “Topper, Wanama, Ay
Not Deado Legacy, casi ninguna marca se salva de la crisis del
sector textil. Todas están con planes de ajuste o en convocatoria de
acreedores” (8 de febrero). “Tras 75 años cerró el taller Palagi
Hermanos en Temperley” (noviembre de 2018).
La lista es apenas un
muestreo incompleto de los últimos meses. Hay muchísimas otras marcas que han
caído por la política económica a lo largo y ancho del país. Las realidades
productivas, del comercio y el consumo son similares en gran parte de la
Argentina. Sin embargo, el presidente Macri quiere ir más rápido por el mismo
camino, dejando su marca en la historia nacional.
PÁGINA 12 13 DE JULIO
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