Rodolfo Walsh elaboró una definición notable del intelectual comprometido con su tiempo, en aquel primer número del diario de la CGT de los argentinos: “El campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante, y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la antología del llanto, pero no en la historia viva de su tierra.”
Walsh era directo y claro. No necesitaba el alambicamiento para parecer profundo. Seguramente en línea con aquella frase de María Elena Walsh: “No es lo mismo ser profundo que haberse venido abajo.”
En su antológica “Carta de un intelectual a la junta militar” que Gabriel García Márquez consagraría “como una obra maestra del periodismo universal”, no hay el mínimo intento de regodearse ante el espejo con un lenguaje críptico sólo descifrable por expertos. No hay la menor pretensión de darse corte con Heidegger o con el lenguaje críptico de Lacan. Ahí se dice con la contundencia de una piedra arrojada contra una muralla de silencio: “Lo que ustedes llaman aciertos, son errores, los que reconocen como errores, son crímenes, y lo que omiten, son calamidades”. Lo hace desde aquí, en medio del drama y del genocidio, sin el Atlántico de por medio: “Sin la esperanza de ser escuchado y con la certeza de ser perseguido.”
EL EJEMPLO DE FORJA
FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina) fue un puente que abonó el tránsito del radicalismo Yrigoyenista al Peronismo. En 10 años, de 1935 a 1945, libró
una eficaz batalla cultural en medio de la cerrazón profunda de la entrega de la década infame y con la introducción en el debate nacional de la participación o no de la Argentina en la guerra inter imperialista. Los cuadernos de FORJA son escritos en forma sencilla, destinados a la mayor cantidad de lectores en los que puede observarse la astucia y el sentido del humor de Arturo Jauretche, como cuando ironizaba con los que alentaban a la lucha y permanecían lejos de las refriegas caracterizándolos como “Los batallones de animémonos y vayan”
Alain Rouquié lo sintetiza así en “Radicales y desarrollistas en la Argentina”, Schapire editor, 1975, págs. 27-28: “El 28 de junio de 1935, FORJA celebra su primera asamblea constituyente y elige presidente a Luis Dellepiane, quien permanecerá como presidente hasta 1940. FORJA acusa en su primer manifiesto (2 de septiembre de 1935) el silencio del radicalismo ante los escándalos gubernamentales, el arribismo de los personajes radicales y la ineficiencia de la oposición parlamentaria.
FORJA representa el ala izquierda del radicalismo: su nacionalismo fundamental insiste en la solidaridad latinoamericana en nombre de un “antiimperialismo” fogoso. Muchos de sus fundadores se inspiran, así como en la mística yrigoyenista, en la ideología continental de la reforma universitaria en la que han tomado parte (Del Mazo, Dellepiane, Jauretche). Por esto los slogans de FORJA son muy vecinos a los de APRA peruana de Haya de la Torre. (…) La denuncia del inicuo tratado Roca-Runciman hace de Gran Bretaña el enemigo número uno de FORJA. Arturo Jauretche define y analiza lo que, en su expresión destinada a perdurar, llama “el estatuto legal del coloniaje”, es decir, el conjunto de los tratados y concesiones que ligan la economía argentina a Gran Bretaña.
Estos ataques…encuentran una obsesiva perfección en un destacado escritor, Raúl Scalabrini Ortiz, (quien) se convierte en el brillante acusador del “imperialismo inglés” a través de los Cuadernos de FORJA y diversos panfletos. Teórico de un nacionalismo integral signado por nostalgias “rosistas”, repudia el liberalismo en todas sus formas, culpable de sumisión a los intereses extranjeros. FORJA es un movimiento de intelectuales, minoritario en el seno del partido, pero sus resonancias doctrinales y la influencia de los hombres que participaron en él, fueron profundas”
Algunos de esos slogans impactantes y certeros fueron: “Somos una Argentina Colonial: queremos ser una Argentina Libre.”; “Por el radicalismo a la soberanía popular/
Por la soberanía popular a la soberanía nacional/ Por la soberanía nacional a la emancipación del pueblo argentino.”; Radicalizar la revolución, revolucionar al radicalismo”; “Las cuatro P: Patria, Pan y Poder al Pueblo”
Por la soberanía popular a la soberanía nacional/ Por la soberanía nacional a la emancipación del pueblo argentino.”; Radicalizar la revolución, revolucionar al radicalismo”; “Las cuatro P: Patria, Pan y Poder al Pueblo”
CARTA ABIERTA
Surgida como una agrupación de intelectuales para apoyar al gobierno en medio del conflicto por la resolución 125, expresó sus puntos de vista a través de una cantidad considerable de cartas, donde se posicionó sobre distintos aspectos y problemas del país, desde el 2008. Fue un agrupamiento valioso de intelectuales que apoyó decididamente al kirchnerismo, a diferencia de sus antecesores que desde posiciones de izquierda combatieron al peronismo en el período 1945-1955. Como ejemplo están referentes como Davis Viñas o León Rozichner que sin formar parte de Carta Abierta tuvieron una posición comprensiva con relación al kirchnerismo que no adoptaron con el peronismo histórico.
Eso posiblemente no hubiera sido factible sin las numerosas semillas plantadas por FORJA, por el batallar intenso e incesante de referentes imprescindibles del pensamiento nacional como Rodolfo Puiggrós, Jorge Abelardo Ramos, Jorge Enea Spilimbergo, Juan José Hernández Arregui, de una lista mucho más numerosa.
Carta Abierta cometió una serie de errores que esterilizaron parte de su accionar: un lenguaje enrevesado, más dirigido a sus integrantes que a ser una forma de penetración en amplios sectores. Un agrupamiento más inclinado a convalidar políticas del gobierno que a señalar limitaciones, indicar errores, y presentar proyectos que trataran de avanzar sobre las limitaciones típicas que ponen un techo a los gobiernos populares.
Seguramente su mayor aporte al lenguaje político popular, al punto que ha sido incluso apropiado por el macrismo es la expresión destituyente.
ALGUNOS EJEMPLOS ILUSTRATIVOS
El autor de estas líneas, cuando era un militante político de la izquierda nacional, fue copartícipe de esta tendencia que subvierte los términos del accionar político: en lugar de hablarle a los que hay que seducir se hace jueguito para la tribuna propia. En una ocasión, en el diario partidario, Lucha Obrera, se tituló una nota: “Plumífero cipayo nos insulta desde órgano frigerista”
Otro ejemplo: sobre el final de la década del 50, se produjo en la revista El Gráfico una profunda renovación tanto en el análisis de un partido de fútbol como el lenguaje empleado.
Iniciado por José Gabriel González Peña (Pepe Peña), Dante Panzeri (el más consistente e intransigente, posiblemente el mas notable periodista deportivo de toda la historia), Osvaldo Ardizzone, Ernesto Lazatti, Jorge Llistosella.
Como toda renovación, se llegó a incurrir en dislates explicativos. Así Osvaldo Ardizzone refiriéndose a un marcador de punta que no estaba a la altura de las necesidades del puesto expresó: “No satura la plaza conforme a la planificación del sistema”
EL INTELECTUAL Y SU ESPEJO
Algunos intelectuales no pueden superar su tono académico y parecen que sufren el síndrome de la madrastra de Cenicienta quién le preguntaba al espejo: “Espejito, espejito… “¿Quién es la más bella de este reino?” En este caso no es sólo el espejo sino algunos de sus admiradores más entusiastas que participan de la capilla quienes le responden: “Tu maestro.” Cuando más difícil sea la comprensión de lo que se quiere expresar, más altisonantes son las adjetivaciones de los iniciados. Sólo a título de ejemplo tomo algunos párrafos del psicólogo Jorge Alemán publicadas en Pagina 12; reitero: en Página 12, no en un simposio de psicoanalistas lacanianos. En la nota “Terrorismo y hermanos” del 12-01-2018, dice: “Heidegger analizaba la Técnica como aquello que nos emplaza a todos a habitar el mundo conminados a transformar únicamente nuestro habitar en la existencia, sin realizar una verdadera experiencia existencial de la verdad y la relación de la misma con el “olvido del ser”. Por su parte, Lacan describe el “Discurso Capitalista” como el discurso que borra de la faz del orden simbólico que nos constituye la metáfora que permitía insertar nuestro cuerpo vivo en el aparato de la lengua. Ambas tesis señalan las razones por las que no disponemos de una brújula para poder significar nuestra vida, nuestros vínculos con los otros, nuestra relación con los legados simbólicos y la interpretación de las herencias simbólicas.”
Y en la titulada “El psicoanálisis en un mundo hiperconectado” puede leerse: “Por último, en estos teóricos de la megaconexión actual subyace un error político de su historicismo antropológico: disolver la constitución del sujeto en una subjetividad que finalmente es idéntica al devenir del Capital. Lo que conduce a un callejón sin salida en el orden político de la cuestión. Una “izquierda lacaniana” debe dar cuenta con sus recursos teóricos clínicos de ese error de perspectiva” (Página 12 12-10-2107) Parece responder a la humorada del escritor y poeta estadounidense Charles Bukowski “Un intelectual es el que dice una cosa simple de un modo complicado. Un artista es el que dice una cosa complicada de un modo simple”
La “Batalla Cultural” afrontada con estos recursos, está ganada en la capilla y perdida definitivamente en la sociedad.
Es una derrota tan previsible como inadmisible. Si “La Patria es el otro”, es justamente al otro al que deben llegar las argumentaciones para seducirlo políticamente.
Es el OTRO, no el espejo, el destinatario de la batalla cultural.
20-01-2018
coincido. cuando era chico en los ´70s se discutía en casa cómo hacer poesia que se pudiera entender sin un diccionario al lado, algo que tejada gómez ya dominaba. a medida que he ido creciendo aquélla discusión se actualiza todos los días. por ejemplo, ya no leo a gonzález, no porque escriba tan difícil que yo no pueda entenderlo, sino porque si no es capaz de decirlo en términos sencillos no está hablando para que lo entiendan
ResponderEliminarcomo bien dijo Julio Mayer: * Profesor Emérito de la UBA. “Quiero que este gobierno cese, porque sé qué es lo que persigue, creo saber a dónde nos va a llevar, sobre todo culturalmente, y temo también la consecuencia económica. Lo único que me separa de la palabra golpista es que yo no tengo poder alguno que me respalde, ni militar, ni político, ni económico. Más aún, estimo que varias de las acciones emprendidas por el gobierno del PRO-Cambiemos merecen el juicio político, ya de quien lo preside, ya de quienes lo acompañan, y votaría favorablemente a él si fuera parlamentario y debiera juzgar sobre su procedencia. Me tocó presidir un juicio político a un jefe de gobierno que fue destituido por mucho menos de aquello que hoy es imputable a nuestros gobernantes nacionales y, precisamente, gracias a la promoción e impulso de los gobernantes actuales. ¿O estos mecanismos institucionales sólo sirven y son democráticos si se los usa al revés, por la derecha y hacia la izquierda?”
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con la nota de Presman, especialmente con el resumen final.
ResponderEliminar"Algunos intelectuales no pueden superar su tono académico".O lo que sería peor no quieren renunciar al falso prestigio de la jerga exclusivista, o jerigonza,
Excelente Presman.
ResponderEliminarY ya los había "advertido" pidiéndoles (va de memoria) "que aligeren la sobrecarga expresiva". A Forster y a Alemán.
Se contuvo con Horacio González, él sabrá por qué razón.
Esperó una respuesta --que no he conocido, si la hubo-- y les mandó el viandazo.