Durante
el gobierno de Fernando De la Rúa la sociedad argentina fue sometida al
disciplinador infalible que es el miedo.
La amenaza era el default y el termómetro que nos alejaba o acercaba a esa situación era el índice del
riesgo-país. El economista Ricardo Aronskind en su libro que lleva el mismo
nombre que esta nota y un subtítulo: “La jerga financiera como mecanismo de
poder”, define al mencionado índice como
“la expresión utilizada en el ámbito financiero internacional para
aludir a los peligros que corren los prestamistas de no poder cobrar las
acreencias a un país determinado.” En una notable transferencia de su temor de
no cobrar del prestamista, era inyectado diariamente a los deudores a través de
los medios hegemónicos, los pasquines económicos y los gurúes de la city.
El índice determinado es la sobretasa
que el tomador del crédito tiene que pagar por la presunta inseguridad que
despierta. Los que determinan dicho
índice son las calificadoras de riesgo como Standard & Pools, Moody`s, Fitch, las tres de EE.UU. Su asociación con
los prestamistas ha dado lugar a múltiples fraudes, inflando la inseguridad y
de esa manera poder aumentar el beneficio de los acreedores a expensas de
esquilmar a los deudores.
Como
dice Joan Manuel Serrat en “Las Macarras de la Moral”: “Y te acosan de por vida/azuzando el miedo,/pescando
en el río turbio/del pecado y la virtud,/vendiendo gato por liebre/a costa de
un credo/ que fabrica platos rotos/que acabas pagando tú.”
DENUNCIADOS EN EE.UU
En
Página 12 del 9 de febrero del 2013, puede leerse: “El fiscal federal
de Nueva York, Eric Schneiderman, comenzó a investigar la actuación reciente de
Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch,
las tres principales calificadoras de riesgo. La decisión de Schneiderman se
conoce tres días después de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos
junto con distintos estados de ese país iniciaron una demanda civil contra
S&P por subestimar los riesgos de los instrumentos financieros
estructurados con hipotecas y afirmar que se trataba de evaluaciones objetivas.
El reclamo supera los 5 mil millones de
dólares………“La conducta de Standard & Poor’s es escandalosa y va al
corazón de la reciente crisis financiera”, afirmó el martes el fiscal general
Eric Holder al anunciar los cargos contra la calificadora y el reclamo por más
de 5 mil millones de dólares. El gobierno de Estados Unidos argumenta que
S&P subestimó el riesgo de los Collateralized Debt Obligations (CDO,
obligaciones de deuda colaterales que están estructuradas por tramos) e infló
sus ratings otorgándoles las mejores calificaciones y así causó que diferentes
instituciones perdieran miles de millones de dólares. La demanda no alcanza a las otras dos empresas Fitch y Moody’s,
aunque la investigación de la fiscalía
neoyorquina incluye a las tres firmas que controlan más del 80 por ciento del
mercado de calificaciones. Las calificadoras de riesgo jugaron un papel
activo en el crecimiento de la inestabilidad financiera que detonó con la
crisis de las hipotecas subprime. Las irregularidades y los abusos
cometidos por las principales empresas del sector están documentados en un
informe de 2008 de Securities and Exchange Commision (la SEC, el ente de
regulación del mercado bursátil de Estados Unidos) y en las conclusiones de las
investigaciones realizadas por la Comisión de Investigación sobre la Crisis
Financiera, creada por el gobierno y el Senado estadounidenses. Ambas
investigaciones son insumos de la demanda realizada por el Departamento de
Justicia contra S&P. Hasta ahora,
el único lugar donde las calificadoras fueron juzgadas y sentenciadas por
mentir es en Australia, donde un juzgado determinó que S&P había engañado a
doce municipios, generándole pérdidas por más de 17 millones de dólares.”
Sin conocimiento académico, pero con un profundo olfato popular, el canta
autor Ignacio Copani escribía, mucho antes que el descubrimiento del fiscal
federal norteamericano: “En una oficina hay un pobre infeliz
/que se siente un genio cuando califica,/ poniéndole nota de riesgo a un
país/que ignora en qué parte del mapa se ubica./ En una oficina muy lejos de
aquí, /
a los consultores ¨todopoderosos¨, /les sugeriría: pregúntenme a mí,/qué lado del mundo se ve más riesgoso./Por mucho que digan que es muy peligroso/prefiero arriesgarme en mi propio país……../
a los consultores ¨todopoderosos¨, /les sugeriría: pregúntenme a mí,/qué lado del mundo se ve más riesgoso./Por mucho que digan que es muy peligroso/prefiero arriesgarme en mi propio país……../
En una oficina que yo nunca
vi/como no vi nunca/lo que me han prestado/calculan la deuda que siempre sufrí/y
quieren cobrarla/aunque ya la he pagado…..”
CURIOSIDADES
SOBRE LAS CALIFICADORAS
Ricardo
Aronskind señala algunas particularidades en el libro mencionado: “Un buen
análisis del riesgo crediticio debería incorporar los diversos elementos que
permiten volver sustentable una política económica en el largo plazo, y por lo
tanto viables los pagos de sus compromisos externos, criterio muy poco
frecuente en los 90. En general, el
sector financiero internacional tiene serias dificultades para efectuar un
análisis equilibrado, ya que está penetrado por una visión sesgadamente
ideológica de la economía, que lo lleva a calificar como buenas políticas
económicas a las que crean negocios para el sector a corto plazo,
independientemente de su impacto en la viabilidad macroeconómica y social del
país. Tras la apariencia de
“profesionalismo”, las empresas calificadoras de riesgo son entes fuertemente
ideologizados que muchas veces analizan “desde afuera” a determinado país, a
pesar de que son parte del propio
proceso analizado, ya que integran de alguna manera sus actividades y también
sus ingresos, toda vez que dicho proceso consiste en intermediar activos
financieros, canalizar fondos hacia dichas economías e incluso invertir fondos
propios en las mismas. Este sector está claramente alineado desde el punto de
vista ideológico con un neoliberalismo sumamente precario desde el punto de
vista intelectual y pero sumamente aventurero desde el punto de vista
económico, lo que lo diferencia del viejo liberalismo, más prudente y realista
a la hora de las recomendaciones económicas. El ideologismo de estas entidades las ha llevado a cometer gruesos
errores a la hora de evaluar el riesgo,
a pesar de la enorme información que poseen, muchas veces provenientes de los
más encumbrados círculos gubernamentales. En todo caso, no es precisamente una
versión sofisticada del análisis de riesgo lo que se conoció en la experiencia
argentina como índice del Riesgo País.”
RIESGO- PAÍS
No es
una evaluación económica sino que incorpora
un alto contenido de castigo político donde se incluye el default del
año 2001 y el notable crecimiento posterior sin endeudamiento externo.
Es un pésimo ejemplo, donde queda clara la
necesidad de un escarmiento. Es un índice mucho más político que económico,
como queda demostrado comparativa y contrastantemente si se recuerda que en
septiembre del 2001, a
60 días de la peor crisis económica, el índice de riesgo-país no mostraba signo
específico de alarma, cuando el FMI intentó uno de sus salvatajes.
Cristina
Fernández lo expresó con claridad en su discurso en el Congreso del 1º de
marzo: “En verdad, lo que quieren es que nos sigamos endeudando, porque lo que
no le perdonan a la Argentina no es- como algunos dicen- la expropiación de
Aguas Argentinas o de YPF. Miren: hay un gran amigo nuestro, Evo Morales, que
ha expropiado hasta el pasto y, sin embargo, consigue dinero al 4,4% anual. El problema es que no hemos vuelto a ser negocio financiero, ese es el problema.
Nos quieren volver a endeudar.” Y refiriéndose al fallo del juez
norteamericano Thomas Griesa que va en auxilio de la parte más carroñera del
sistema financiero que son los fondos buitres, expresó: “Si hay un sistema o
una justicia que elige beneficiar a un 7% en desmedro del 93% y perjudicar el
equilibrio financiero en el mundo, tengo muchas dudas en llamarla
justicia.” Advirtió que Argentina no
aceptará tamaño dislate que haría realidad
el epitafio irónico del escritor uruguayo Eduardo Galeano: “Aquí yace la
Argentina, vivió pagando, murió debiendo.”
Como dice Ignacio Copani: “En
una oficina hay un hombre tan vil/que cuando lo ordena el imperio del
norte,/diseña la mortalidad infantil/con su recetario de ajuste y recorte…….. En una oficina que yo nunca vi/como no vi
nunca/lo que me han prestado/calculan la deuda que siempre sufrí/y quieren
cobrarla/aunque ya la he pagado…”
3-03-2013
Hugo Presman. Todos los derechos reservados. Para
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