Los
argentinos estamos acostumbrados a dejar las veredas para tomar las calles y
dejar que los pies tiendan a orientar la historia en diferentes sentidos. Hay
manifestaciones que significaron un clivaje en la historia como el 17 de octubre de 1945, que dio origen
al peronismo y representación a la naciente clase obrera, integrada por los
descendientes de los derrotados de las guerras civiles argentinas del siglo
XIX. El Cordobazo del 29 de mayo de 1969
alentaba un cambio de modelo económico y social, en la confluencia de obreros y
estudiantes en la ciudad tomada. Carentes de una representación política, la
potencia de las enormes fuerzas desatadas posibilitó una aspiración largamente
acariciada por las mayorías populares proscriptas, que fue el regreso de Perón.
Los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre del 2001, donde
fraternizaron sectores excluidos con franjas medias en tren de descenso social,
víctimas de la convertibilidad y del remate del país, facilitaron el
surgimiento del kirchnerismo, que tomó nota de la necesidad de un cambio de
lenguaje y de política.
Tres manifestaciones que cambiaron el
rumbo de la historia que se estaba escribiendo.
Pero
hay otras que fueron importantes, que significaron virajes de corta duración, que podrían caracterizarse como
manifestaciones no plebeyas. Esas
que protagonizaron casi con exclusividad franjas de clase media, generalmente
dando la cobertura popular a intereses ajenos y a veces hasta antagónicos. De
esas se ocupa esta nota, sin que su enumeración y análisis sea taxativo sino
meramente enunciativo.
MANIFESTACIONES NO PLEBEYAS
Agosto de 1944. La Argentina semicolonial es
dependiente de Inglaterra en lo económico, tributa a Francia en lo cultural y a
Alemania en lo militar. Se produce la liberación de Paris, ocupada por los
nazis. El acontecimiento es aprovechado por los sectores medios furiosamente
irritados con el Secretario de Trabajo, el ascendente Coronel Perón, para
decirle en la calle que pronto se recuperaría Buenos Aires de la insolencia de
los “negros” que él alentaba. Que la liberación de París, referente cultural de
la inteligencia colonial, era el mero prólogo de la recuperación de Buenos
Aires de los nazis vernáculos. Así lo relata el político e historiador Jorge
Abelardo Ramos: “En agosto de 1944, cuando París es rescatada de la
ocupación alemana, la cipayería en bloque en Buenos Aires sale a la calle a
festejar como propio el acontecimiento. La Plaza Francia hierve de una
muchedumbre exaltada, que vincula esa liberación con el futuro derrocamiento de
los “nazis argentinos”. Borges, el orfebre bizantino, discierne un aspecto
esencial del acto multitudinario: “Esa
jornada populosa me deparó…..heterogéneos asombros; el grado físico de mi
felicidad cuando me dijeron la liberación de París, el descubrimiento de que
una emoción colectiva puede no ser innoble”
Septiembre
de 1945: Una multitudinaria marcha “Por la Constitución y la
Libertad” recorre las calles del centro porteño contra el gobierno, pero fundamentalmente contra Perón que ya detenta
tres cargos, incluido el de vicepresidente del Presidente Edelmiro Farrell. La misma tendría consecuencias cercanas: el
desplazamiento de Perón y su detención en la isla Martín García.
Así lo describió Jorge Abelardo Ramos: “El viejo
centro cosmopolita fue articulado en todas sus profesiones, capas y grupos
sociales a través de todas las instituciones del clásico orden agrario, para
mostrar al ejército el carácter insensato de la política adoptada por Perón.
Por la avenida Callao desfilaron gruesas columnas: del brazo marcharon Joaquín
S. de Anchorena, el antiguo guardia blanca
de 1919 con el comunista Rodolfo Ghioldi, Nicolás Repeto y Antonio
Samtamarina. Desde los balcones del Hotel Savoy, Ricardo Rojas aprobó con
parquedad incaica a la briosa multitud. Esa tarde, Carlos Sánchez Viamonte
presentaba un escrito a la Suprema Corte pidiendo que se declarara acéfalo el
Poder Ejecutivo y que el Tribunal asumiera el poder. A partir de ese momento,
los acontecimientos se desencadenaron como un huracán. En la guarnición de
Campo de Mayo tomaron la iniciativa los oficiales antiperonistas para que presionaran
al jefe de la guarnición, el general Eduardo Abalos, para que exigiera la
renuncia de Perón. Durante tres semanas se vivió en las guarniciones un debate
incesante que terminó en un virtual ultimátum a Farrell. Entre el 8 y 9 de
octubre, Perón fue despojado de sus cargos de Vicepresidente de la República,
Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión. Retirado a su casa
particular, fue finalmente detenido por razones de “seguridad personal”, según
Farrell y conducido a la isla Martín García. Buenos Aires se transfiguró. El éxtasis fue general: jamás la
democracia derramó lágrimas tan puras. La gente se abrazaba en la Bolsa. Los
brindis se sucedían en el Barrio Norte, las flores cubrían las calles. En los
aledaños de la Plaza San Martín y a lo
largo de la calle Santa Fe se agitaban multitudes victoriosas. Los autos
particulares rebosaban de banderas, como cada vez que un gran infortunio se
abate sobre la Argentina. Los corresponsales extranjeros, con los ojos
enrojecidos por la vigilia, acumulaban cables hacia el exterior. Había caído el
Hitler sudamericano. ¡Al fin! Las sirvientitas santiagueñas que servían las
copas en los hogares respetables del patriciado vacuno, oían en apretado
silencio los gorjeos de las exaltadas señoras.
Una calma siniestra envolvía los barrios obreros del Gran Buenos Aires. Los órganos del
periodismo colonial rompían su austeridad tipográfica y titulaban a toda
página. Una alegría indescriptible, que sólo aquellos que vivieron las jornadas
pueden recordar, inundaba toda la crápula de la vieja Argentina……Mientras la
Marina, al servicio directo del imperialismo, discutía con el Ejército, en los
amplios canteros verdes que rodeaban al Círculo Militar se solazaban los
vástagos de la oligarquía y los personajillos de medio pelo que aclamaban a los
almirantes. Sirvientes solícitos servían refrigerios a las niñas. La política y
la “gente decente” eran una sola y misma cosa. Nunca la moda estuvo tan cerca de la política ni la política fue tan
chic. Deslizándose entre los núcleos de la alta sociedad, los stalinistas y
socialistas distribuían volantes exigiendo el gobierno a la Corte. Pelagatos y
cajetillas compartían una hora irrepetible. La policía miraba con aire
indiferente a la animada concurrencia, algunos raterillos robaban vasos finos,
abandonados sobre el césped; grupos de afónicos estudiantes voceaban
estribillos contra la dictadura. La tarde era verdaderamente agradable, el
clima plácido aunque algo turbador. El resto de la ciudad permanecía en calma;
todo el país esperaba.”
Los mismos hechos son contados por Felix Luna en “El
45”: “En verdad como fuerza política, la Marcha fue admirable. Varios camiones
con altoparlantes transmitían marchas, consignas, arengas, centenares de
“comisarios” aceleraban o retardaban el paso de la columna, mientras otros se
ocupaban de vigilar las bocacalles y proximidades en previsión de eventuales
provocaciones –que no se produjeron-. Grandes cartelones con las efigies de San
Martín, Belgrano, Moreno, Rivadavia, Echeverría, Mitre, Urquiza, Sarmiento y
Roque Sáenz Peña reclamaban el patrocinio de toda la historia para el acto.
Casi cien carteles más, portados por los manifestantes, citaban frases de la
Constitución Nacional y de los próceres. ….La Universidad – estudiantes,
profesores- se habían volcado allí; virtualmente no hubo actividad en los
Tribunales, muchas fábricas dieron asueto a su personal al mediodía: “Cerraron
sus puertas todas las casas de comercio de la ciudad” exageraba La Prensa, pero
no demasiado. La huelga de los empleados
tranviarios no había afectado mucho a la concurrencia: la gente concurría a través de otros medios y días después,
repuesta del impacto, la única voz periodística que respondía al oficialismo,
“La Época”, diría con resentimiento: “¿Que los iba a afectar la huelga de
transporte? ¡Si todos iban en automóvil! No todos iban en automóvil a la Plaza
del Congreso. Pero la composición del público era, a ojos vista, de clase media
para arriba……..el Daily Mail de Londres, diría que la marcha “fue
una demostración política, pero ni Bond Street podía haber hecho una exhibición
tal de modelos y ni aún Mr. Cochran, el
conocido empresario teatral, lograría reunir tantas mujeres bonitas para
exhibirlas en una mezcla semejante de pasión política y de alegría”.
Preso Perón, la manifestación en la Plaza San Martín
el 12 de octubre de 1945, pidiendo los manifestantes que el gobierno pasara a
la Corte Suprema, la describe Felix Luna con precisión: “Pero salvando exageraciones
es indiscutible que esta concentración fue como si la cabecera de la Marcha del
19 de septiembre hubiera instalado allí su vivac”. Sobre la misma escribió el
diario “La Prensa”: “Era un público
selecto formado por señoras y niñas de nuestra sociedad y caballeros de
figuración social, política y universitaria…..”
Junio
de 1955.
La Iglesia se
enfrenta al gobierno que un año antes establece el divorcio, suspende la
enseñanza religiosa en los colegios y suprime categorías discriminatorias y
descalificatorias con relación a los hijos nacidos fuera del matrimonio. La
celebración de Corpus Christie que debía realizarse un jueves 9 de junio se
traslada al sábado 11 para mejorar la concurrencia. Cerca de 200.000 personas,
entre las cuales se encontraban referentes opositores, algunos de los cuales
lejanos u opuestos tradicionalmente al Episcopado, colmaron la Catedral donde
escucharon el sermón del Vicario General
y Obispo Auxiliar Manuel Tato. La
multitud que aclamó a los oradores, luego se dirigió por la Avenida de Mayo
hacia el Congreso, donde arriaron la bandera nacional y la sustituyeron por la
del Vaticano, con improperios contra el gobierno, con insultos contra Evita,
muerta tres años antes, arrancando dos placas de bronce que la recordaban.
Cinco días después, los aviones de la Marina
bombardearían la Plaza de Mayo produciendo cientos de muertos.
Septiembre
de 1955.
Jura el Presidente Provisional Eduardo Lonardi y su vicepresidente Isaac Francisco Rojas. Una
multitud, fundamentalmente de clase media, con algunos sectores obreros no
peronistas, cubre la Plaza de Mayo. El
diario Clarín participa de la convocatoria: “Cita de honor con la libertad. También para la República la noche ha
quedado atrás". En el histórico predio, ahí
donde según Felix Luna, el caudillo entrerriano Pancho Ramirez lo usó de
palenque, se escucharon ese día consignas del tipo: “San Martín si, Rosas no”
“Argentinos si, nazis no”; “YPF si, California no.”
Abril
del 2004.
Hacía pocos días que Néstor Kirchner había hecho
descolgar los cuadros de los asesinos Videla y Bignone, pronunciado su discurso
en la ESMA, cuando como consecuencia del asesinato de Axel Blumberg, su padre
convocó una manifestación al Congreso, propulsada en forma intensa por los
principales medios. Sectores humildes que habían padecido asesinatos de
familiares se sumaron a una gigantesca manifestación de alrededor de 200.000
personas, en su mayoría de clase media. Parecía y de alguna manera lo era, la
contracara de la concentración mucho más modesta que se había reunido para
pedir justicia por los crímenes del terrorismo de estado.
En Clarín podía leerse: “La mayoría se acercó al Congreso por sus propios medios y en
forma espontánea. Marcharon contra el miedo, para cambiar la vida cotidiana. Y
alentados por la participación de gente común…….Fue unas de las mayores
concentraciones desde la vuelta de la democracia …La gente mostraba las velas
blancas que luego iluminarían la noche como nunca antes se vio en una
protesta.”
Hubo frases pronunciadas por Juan Carlos Blumberg en sintonía con lo que
esperaban los asistentes: “Los
derechos humanos de la gente y no de los delincuentes”, “Convocamos a la
gente decente”…. “Los que nos preocupamos por la crianza de nuestros
hijos”……”No queremos gente rara en nuestras manifestaciones”. En total realizó
cinco marchas, con un número decreciente de participantes. La última fue el 31
de agosto del 2006. En una de ellas, el rabino Sergio Bergman, reemplazó la
letra del himno nacional sustituyendo las tres veces que se invoca a la
libertad por seguridad. Consiguió
modificaciones al Código Penal, parches que alteraron el necesario
equilibrio entre delitos y tabulación de condenas.
25 de mayo del 2008- 15de julio del
2008. Conflicto
del gobierno con las patronales agrarias por las retenciones móviles. Iniciado
como un conflicto fiscal, pronto se transformó en una pulseada por el poder, un
debate sobre las facultades del estado por regular al sector privado
Las
clases medias urbanas de las grandes ciudades, crecientemente enfrentadas con
el gobierno, se sumaron y le dieron calor popular a las concentraciones de la
Mesa de Enlace. Seguramente en un futuro no muy lejano, será objeto de
profundas cavilaciones el motivo por el cual convocantes profundamente
antipopulares como la Sociedad Rural y Confederaciones Rurales Argentinas,
pudieron reunir multitudes como en el Monumento a la Bandera en Rosario o de
los Españoles en Buenos Aires, que no habían conseguido obtener sumando todos
los participantes a sus actos de los últimos 50 años. Ciudadanos que no tenían
más tierra que la de sus macetas en el balcón, que nunca vieron un grano de
soja, salieron a la calle con la bandera argentina y con consignas como “Todos
somos el campo”. Algunos grupos de izquierda creyeron identificar a los
propietarios sojeros con los campesinos chinos carentes de tierra. A pequeños
propietarios pero con propiedades millonarias Morales Solá impúdicamente los
denominaba campesinos. Un conocido periodista llegó a calificar al lock-out de
cuatro meses como “el 17 de octubre del campo” o “el levantamiento de los
pueblos del interior” Expresiones discriminatorias fueron vertidas desde los
convocantes: “Nosotros en el Monumento de los Españoles, enfrente el zoológico”.
Otras tan totalizadoras como: “El campo es la patria”.
13 de septiembre del
2012. La importante
movilización del jueves 13 de septiembre levantó un abanico de reclamos con la
bandera estrella de la inseguridad. En
ese espectro de insatisfacciones existen protestas justas y otras delirantes
que son las más fomentadas desde los medios hegemónicos. Un arco de reclamos,
algunos pertinentes, otros disparatados, otros fantasmales y algunos sectores
duros convocados exhibiendo un odio preocupante. Las redes sociales y partidos políticos opositores, encontraron
un terreno fértil en el cual la movilización se enancó y obtuvo un éxito
significativo en varios puntos del país, fundamentalmente Buenos Aires y Mendoza.
Pancartas
que iban desde “No a la reelección”, “Basta de dictadura”, “No tenemos miedo”,
“Devuelvan el país” “Sí a las conferencias de prensa”, “Libertad para comprar
dólares”, “No queremos ser ni Venezuela ni Cuba” hasta “Volvé Néstor y llevala a Cristina”,
“Andá con Néstor, la puta que te parió”.
Otros carteles la acusaban desde montonera a chorra, desde psicótica a
perversa. Un pañuelo, imitación del símbolo de las Madres de Plaza de Mayo,
usurpado con descaro llevaba la leyenda: “Aparición
con vida del sistema republicano, se lo vio por última vez el 25 de mayo de
2003.” Una cacerolera sostuvo que no
quería un golpe pero sí que la presidenta se vaya y otra declaró como una
verdad obvia que las mujeres pobres
se embarazan para cobrar la asignación por hijo. En la misma línea
clasista y xenófoba, uno de los cantitos
entonados era: “El que no salta es negro
y K.”
MANIFESTACIONES
ANTAGÓNICAS
Las manifestaciones populares que dejaron una marca
en la historia, con el folklore del humo de los chorizos, se realizaron para
restituir al hombre que les dio un lugar en la sociedad y en la historia, ( Yo te daré/ te daré patria
hermosa/ te daré una cosa/ que empieza con P/ Perón) o para
cambiar el sistema social ( Luche,
luche, luche/ no deje de luchar/ por un gobierno obrero/ obrero y popular) o para decir basta a un modelo que
implosionaba.( Piquetes y cacerolas/ la lucha es una sola)
Las manifestaciones no plebeyas, enarbolan consignas
como la democracia, la libertad, la Constitución, el NO, no al nazismo, no al
peronismo, no al kirchnerismo. Siempre hacen hincapié en su espontaneidad.
La contienda del gobierno con el multimedio Clarín
que tiene frenada la aplicación integral de la Ley de Medios Audiovisuales en
dos artículos (el 161 y el 45), que no hacen a la libertad de expresión sino al
mantenimiento del patrimonio del afectado, tiene una fecha de vencimiento que
es el 7 de diciembre. Ahí no se producirá el principio del fin, sino meramente
el fin del principio. El grupo presentará o no su plan de adecuación. En el
segundo caso quedará sujeto a las consecuencias que la ley establece. Hace
meses que se viene librando una lucha ardua en la justicia para cubrir el
juzgado que debe determinar sobre la constitucionalidad de la ley. El
resultado, después de tres años de paralización de dos artículos, parece
inclinarse a favor de la legalidad.
Por eso cobra un rol fundamental la manifestación
del 8 de noviembre donde sobre la coordinación de la marcha realizada por
operadores de la blogosfera visceralmente antikirchnerista( blogs con nombres
tan ilustrativos como “Yo no voté a la Kretina y Usted”; El Anti K”; “El
Cipayo”) operan los anémicos partidos
opositores, fogoneados con todos los recursos y medios por los intereses
afectados de la ley de medios, buscando conseguir un impacto superlativo a lo
largo de todo el territorio nacional, y en el extranjero manifestando ante las
embajadas. Intentarían un efecto de máxima como la conseguida por la Marcha del 19 de septiembre de 1945 y
de mínima, las modificaciones legales de las cinco marchas de Blumberg. En cualquier caso, poner de manifiesto que
el 54% de hace un año se ha evaporado y que el gobierno transita un período de
creciente debilidad en el que para llegar al 2015, debe retroceder, negociar y
pactar. No ha sido esa precisamente la característica del kirchnerismo.
Por supuesto que una cosa son las intenciones y muy
otras las posibilidades que la historia brinde el escenario propicio para
concretarlas. Es altamente probable que los que se quedaron observando desde
las tribunas en la manifestación del 13 de septiembre, presumiendo su fracaso,
integren la misma. Dejen de ser testigos para pasar a ser protagonistas.
El triunfo de Hugo Chávez en Venezuela, posiblemente haya influido en la
disminuida marcha del 10 de octubre, donde confluían los adherentes de las
centrales de Moyano y Micheli con los fragmentos del disperso arco político
opositor. Si aquellos no deberían tener otro espacio que el nacional y popular
que abandonaron y a los que la derrota de Capriles los afectó indirectamente
como avance de la ola opositora, a los caceroleros el triunfo del caudillo
venezolano actúa de acicate para emprender la presunta cruzada de impedir que
Argentina se convierta en Venezuela.
Sería interesante que estas presunciones, sean
afiebradas y desmentidas en las próximas semanas.
Está claro que es una pulseada trasladada a las
calles, que el gobierno haría muy mal en subestimar. De la ingenuidad y falta
de prevención que se exhibió en la presencia de Cristina Kirchner en dos
universidades norteamericanas, se supone que el oficialismo sacó debida nota.
Si
no se hará realidad la frase de Mark Twain: “El 28 de diciembre nos recuerda lo
que somos los 364 días restantes”
21-10-2012
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar fuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario