Cuando la radio cumplió 85 años, allá por el 2005, escribí una nota sobre este medio bajo el título: “Siempre estuvo ahí”. Era la muletilla con la que encabezaba cada párrafo. Así decía por ejemplo: Siempre estuvo ahí. Con su forma de capilla, con su tamaño de televisor, con un diseño poco estilizado y con sus válvulas que había que esperar que se calentaran, para que emitiera sonido. Siempre estuvo ahí. Como hoy que es pequeña, portable, transistorizada, digital, de bellas formas. Siempre estuvo ahí. Acompañando, entreteniendo, informando. A veces, pocas veces, reflexionando. Pasó del comedor o la cocina, localizada en un lugar fijo, a recorrer las calles, ubicada en un bolsillo con los auriculares en las orejas del oyente. … Siempre estuvo ahí. Desarrollando nuestra imaginación, alentando la curiosidad……..”
Pasaron cuatro años. El 27 de agosto la radio cumple 89 años. Y hoy el recuerdo, será diferente. El homenaje será a un oyente y no al emisor. Aunque el oyente emblemático no podrá recepcionar estas líneas. Porque a fines de julio entró en un silencio de radio.
Se fue Bela de Almagro. De la que Alicia Petti, periodista especializada en radio, dijo en La Nación del 24 de julio de 1998: Dejamos para el final a "Bela" de Almagro, que como bien la llaman muchos parece "Dios", está en todas partes, llama a todos los programas y a todas las radios, escucha todo y sabe todo.” Carlos Ulanovsky junto a otros autores que escribieron “Días de Radio. Historia de la radio argentina” la menciona como oyente emblemática. O como dice el periodista Gerardo Yomal, que en una oportunidad la invitó como entrevistada a su programa “Detrás de las Paredes”: “Parecía que manejaba una consola con una palanca que le permitía escuchar y comunicarse con todas las radios”. Ahí estuvo Bela como protagonista, elegantemente vestida y como siempre extremadamente delgada.
Ahí en ese programa de Radio Palermo la conocí y nos intercambiamos teléfonos. A partir de entonces Bela me llamaba a la oficina en los momentos más y menos oportunos. Mi mujer cuando la atendía y recibía lo que Bela quería decirme lo anotaba con una leyenda irónica: “Llamó tu novia” Quería saber que haríamos en EL TREN ese día o agregar un comentario a lo que había dejado en el contestador de Radio Cooperativa, o molestarse cuando no habíamos tenido tiempo para poner al aire su mensaje. Pero cuando la vida me obligó ausentarme un mes del micrófono por una operación de resultados inciertos, Bela, como la radio “Siempre estuvo ahí”. Con su voz de aliento y optimismo. Muchas veces le acerqué a su departamento de la calle Hipólito Irigoyen del Barrio de Almagro, material que quería leer. Porque Bela era oyente y lectora. Mezcla de militante idealista con ciertos rasgos anárquicos. Que transitaba el amplio y gelatinoso campo del progresismo. Habitual participante de actos y con asistencia imprescindible a las manifestaciones que consideraba justas.
Bela de Almagro
Bajo ese nombre radial, se manifestaba Berta Wajman, nacida en Varsovia el 21 de enero de 1927, casada con Rosendo Lutvak, nacido en Buenos Aires un 20 de marzo de 1918 con quién se conocieron en Hebraica, y madre de Mario nacido en 1947, durante muchos años fotógrafo y hoy continuador del taller familiar de estampado de cueros y plásticos y de Simón, 9 años menor, Analista de Sistemas, dedicado a la reingeniería y asesoría de empresas. En el 2004, murió Rosendo. Junto con Bela fueron abuelos de Barbara ( 29 años) y Darío ( 27 años) , los hijos de Mario y de Adrián (19 años) el hijo de Simón
No era fácil Bela como madre y abuela. Su carácter dominante y controlador producía habituales roces familiares. Su visión del mundo, muchas veces se traducía en tajantes blancos y negros, sin percibir los grises. Sus hijos y nietos la disfrutaron y muchas veces la padecieron. Pero eso quedaba relegado ante las virtudes de esta mujer capaz de mantener sus ideas juveniles a pesar de los años que la aquejaban con sus dolencias. Hace menos de dos años, me llamó para decirme que iba a conducir un programa en Radio La Tribu y que me quería contar entre sus colaboradores. Eso exteriorizaba su fortaleza y su deseo de pasar de oyente y activa protagonista radial a posicionarse del otro lado del mostrador. Pero sus dolencias pudieron más que sus ansias y una mañana, con cierta tristeza y resignación, me comentó que desistía del proyecto que contó con el aliento de sus hijos. Esos hijos que hoy recuerdan sus habilidades culinarias como su exquisito gefilte fish, los latkes (croquetas) de papas, y el cashe ( trigo sarraceno). Fue precisamente en Radio La Tribu, que al cumplir quince años en el aire, Bela formó parte de un debate amplio donde pueden recogerse algunas de sus ideas, esas que quedaron impresas y no se evaporaron por el aire. Ahí dijo sobre el espacio público:
“La calle es parte de nuestra vida. Yo diría que la vida transcurre en la calle. Y es en la calle donde nos relacionamos con la gente, con el pueblo. Si nos quedamos encerrados en nuestro hábitat estamos totalmente distantes del pueblo, de la voz de pueblo, la calle. Y ese continuo contacto nos hace sentir el dolor, la alegría y tantas cosas que podemos sentir y así poder comprender al prójimo.” Sobre la comunicación: “El diálogo hay que empezarlo con uno mismo. Cuando uno se comunica consigo mismo puede y tiene todas las condiciones dadas para comunicarse con el otro, con la otra.” Sobre los medios de comunicación: “La máquina poderosa, se ha convertido en perversa. Pensar que es lo más bello que se ha creado. Los medios, la comunicación. Lo que tendrían que decir no lo dicen, tergiversan, manipulan, desinforman. Es decir, informan desinformando lo que a ellos les parece. Es donde más tenemos que agudizar nuestros sentidos de poder “interpretar”. Es difícil, pero no imposible. Tenemos que comprometernos, proponernos. Porque estar desinformados es lo más terrible. Y lamento que en el año 2004 nos esté pasando. Y esto nos divide, nos individualiza. Y en lugar de unirnos más, nos separa. Esto está hecho con un propósito muy perverso.”
Sobre la política: “ La política es el arte de lo posible. Es muy importante. Considero que todo ser humano es un ser político, es un animal político, como se dice. No es fea palabra. Decir que no me interesa la política, es no tener noción de lo que es la política. No es cuestión de ser militante. Esto es elección de cada uno. Uno milita con su opinión. La militancia es un compromiso en el cual uno se arriesga, se juega. Si queremos revertir algunas situaciones en las que vivimos, tenemos que comprometernos. Y cuando opinamos, aunque lo nieguen, estamos opinando políticamente. Y no me parece un despropósito, me parece muy lógico.” Sobre los proyectos: “Si no vivimos con proyectos, estamos muertos en vida. La vida en sí es un arte de proyectar. Un arte revelador. La vida nos libera, el arte es liberación.” Y sobre el medio que amaba: “La radio es el navegante de la palabra porque a través de la radio se transmiten, por las ondas expansivas, nuestros pensamientos, y navegan y navegan. Ahora, lo importante es que navegue con un rumbo fijo, eso es fundamental.”
Silencio de Radio
El 27 de julio, después de estar internada durante 20 días en el Instituto del Quemado, a consecuencia de un accidente doméstico murió Bela de Almagro, a los 82 años. En realidad, Berta Wajman. La que nació en Varsovia. Que en idish se llamaba Beile y de ahí derivó su nombre radial Bela. Bela de Almagro. La que vivía en Hipólito Irigoyen y Castro Barros. La que a los 35 años se recibió de Preparadora de Histología y superando los 75 años de Psicóloga Social en la Escuela de Alfredo Moffatt. La que estudió danzas y pasado los sesenta hacía danza moderna. La que constituía con su marido Rosendo (a quien su padre le puso ese nombre como agradecimiento a estas tierras por darle un hijo varón después de cuatro mujeres) una notable pareja de tangos.
La que tenía cinco radios en su casa para poder escuchar más de un programa a la vez. La que hace cinco años decía: “Cuanto más vieja me pongo, ya con 77 años, más creo en las utopías. Creo que el camino se hace cada vez más duro y más difícil. Pero hay que ir remando y remando por ese camino que nos hacen duro y difícil. Pero tener una meta, porque la utopía está allá. Esa luz que está allá lejos, que no se alcanza, pero hacia allá hay que ir. Remar y remar, siempre.”
Un mes antes que la radio cumpla 89 años, se fue Bela que casi nació con ella. Su voz falta en muchas radios, protestando sensatamente o dejando sus inquietudes. Por eso este homenaje, porque como oyente fue igual que la radio que amó: siempre estuvo ahí
El periodista Gerardo Fernández, escribió estas sentidas líneas en su blog “Tirando al medio” bajo el título “Hasta siempre, Bela": Todo aquél que haya escuchado radio en los últimos 20 años recordará un nombre emblemático: Bela de Almagro...
Bela fue sin dudas el arquetipo del oyente atento y militante, el oyente que se mete, que se pasa minutos intentando comunicarse para dejar una opinión sobre algún tema que se tocó en el programa.
Doña Bela se nos fue y la radio gimió, lanzó un quejido, una descarga, una queja amarga.
Pero Bela no llamaba a cualquier programa. Ella era una persona comprometida con las políticas progresistas y llamaba a espacios que de una u otra manera expresaban ese arco político.
Hoy reconozco a varios oyentes que siguen su senda, se me viene ahora "Augusto de Monte Chingolo", pero Bela fue inaugural.
Seguiremos tomando nota de tus mensajes, entrañable Bela, que seguro estás a las puteadas porque ahí, donde te mandaron, no hay teléfonos.”
Estoy seguro que a Bela le encantaría este homenaje. Tal vez lo escuche, por aquello de la magia de la radio y porque los que amamos este medio como ella lo amó, sabemos que es capaz de superar los imposibles. Y porque la utopía, como ella mencionaba, siempre está en el horizonte, para que la hagamos realidad y deje de serlo.
27-08-09
Publicado por Hugo Presman
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"Cuanto más vieja me pongo
ResponderEliminarmás creo en las utopías.."
rescato esto porque también creo eso.
He leído un hermoso post!
Muchos saludos
Estimado Hugo: no tengo el gusto de conocerte, pero no puedo dejar de felicitarte por la excelente nota que le dedicás al (ex?) compañero Pino. Es de una meridiana claridad, escrita con pluma serena y por lo tanto con la transparencia necesaria para que la comprenda todo el mundo. Este periodismo es imprescindible, basta de hermetizar, de encriptar lo que queremos decir. La linea recta sigue y seguirá siendo la menor distancia entre dos puntos, mal que le pese a los supuestos craneos intelectuales que piensan que escribir "difícil" es una virtud y no una desgraciada carga. Un gran abrazo y a difundir compañero, que para eso tuvimos la suerte de ser universitarios siendo hijos de obreros carajo!.- jcsantamaria01@yahoo.com.ar
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