DE BLOQUEOS Y REVOLUCIONES
Para los argentinos mayores de 60 años que militaron o se han interesado fuertemente en la política, sus vidas están indefectiblemente atravesadas por el peronismo, Perón y la Revolución Cubana. Es preciso no confundir la nostalgia de la juventud y sus sueños, con la realidad conformada al cabo de 55 años. Sólo con cierta visión histórica y equilibrio puede aproximarse a un proceso tan complejo y rico como el iniciado en Cuba aquel 1 de enero de 1959 y el triunfal arribo de los líderes a la Habana el 6 de enero, en medio de la alegría de multitudes enfervorizadas. Las revoluciones, como las ideas, nacen dulces y suelen terminar amargas.
El restablecimiento de las relaciones
diplomáticas entre EE.UU y Cuba no puede menos que ser celebrado
entusiastamente. Es un paso enorme pero no significa el levantamiento
amplio del criminal bloqueo
que le costó a Cuba pérdidas por 1,1 billones de dólares. Para
concretarse el levantamiento, deberá pasar por el parlamento norteamericano con
supremacía republicana. Es una situación tan insostenible que sobrevive como un
exponente de otro contexto y otro tiempo histórico y que se ha reflejado
reiteradamente en la votaciones en Naciones Unidas. Si tomamos tres fechas
puede observarse cómo fueron cambiando las votaciones: en 1992, votaron a favor
del levantamiento del bloqueo 59 países, 3 en contra ( EE.UU, Israel y
Rumania), se abstuvieron 71 países y
estuvieron ausentes 46. En el 2007, 184
votaron a favor, 4 en contra ( EE.UU,
Israel, Palau e Islas Marshall) y una abstención. En el 2014, 188 a favor, 2 en
contra ( EE.UU e Israel) y 3
abstenciones.
Cabe consignar
que Palau e Islas Marshall son un grupo de islotes que entre los dos suman unos
70.000 habitantes. De manera que ya en el 2007 los que se oponían era sólo
EE.UU, el que estableció el bloqueo y por lo tanto su voto estaba cantado, con
el solitario apoyo de Israel.
MITOS Y REALIDADES
El primer
mito es que la revolución cubana fue comandada por un Fidel Castro marxista. El
dirigente revolucionario militó en el partido Ortodoxo o Partido del Pueblo
Cubano, una mezcla de social democracia con influencia de la doctrina social
de la iglesia cuyo líder Eduardo René
Chibás y Ribas era muy popular, tenía un discurso anti imperialista y un
programa muy escuchado por le emisora CMQ donde efectuaba
denuncias de corrupción y el 5 de agosto de 1951 se suicidó ante esos
micrófonos. Es interesante señalar que en ese discurso final, antes de
suicidarse Chibás dijo: “Cuba tiene
reservado en la historia un grandioso destino, pero debe realizarlo.”
Una de las consignas de este partido era
“Prometemos no robar”, junto a otras muy conocidas, por similares o parecidas
en la Argentina: “Por la independencia económica, por la libertad política y la
justicia social”. Chibás fue candidato a
Presidente en 1948 en elecciones donde triunfó Carlos Prío Socarrás que sería
desalojado por un golpe encabezado por el ex Sargento Fulgencio Batista el 10
de marzo de 1952, a cuatro meses de las elecciones en donde el militar
participaba con escasas posibilidades.
Ante
esta situación, jóvenes del Partido del Pueblo Cubano entre los que se
encontraban Fidel Castro y Emilio Ochoa deciden tomar por asalto el 26 de julio
de 1953 el cuartel de Moncada, en una acción tan arriesgada como improvisada
que concluye con muertos y la prisión de Fidel que en el juicio que se le
realiza pronunciará la famosa frase “La historia me absolverá.”
Liberado
después de un tiempo en prisión se exilia con Raúl en Méjico donde conocerá a
El Che.
Hay
una anécdota que refleja con claridad el intento de copamiento del cuartel
Moncada con la actitud muy porteña de Ernesto Guevara. Mientras los cubanos
hablaban del intento finalmente fracasado pero exhibiendo un un arrojo de
película, el Che pensó que el relato carecía de verosimilitud y en un momento
les dijo: “Dejemos el Moncada y cuenten otra de cowboys”
Luego
la historia es muy conocida. El viaje del Granma, la pérdida de la mayor de los
combatientes en el desembarco y los escasos sobrevivientes que se hacen fuertes
en la Sierra Maestra.
Cuenta
Hugo Gambini en su libro “El Che Guevara”: “Finalmente los 82 hombres ganaron
la costa tras cuatro horas interminables de chapotear en el barro. No sabían
dónde estaban y era fácil deducir que con la salida del sol, al ser avistado el
Granma, no iban a tardar en ser localizados por los aviones de reconocimiento.
Había que salir de allí cuanto antes. Entonces Fidel arengó: “Iremos a las
montañas. Hemos llegado a Cuba y triunfaremos”
Es
preciso señalar que el movimiento revolucionario contó con la simpatía y
colaboración de sectores del poder norteamericano, que a pesar de la
incondicionalidad de Batista, su desprestigio y la imposibilidad de controlar
el descontento social se había convertido en un salvavidas de plomo.
Esta
situación muy especial, luego parece que fue olvidada por los dirigentes
revolucionarios cubanos.
La
guerrilla paulatinamente se volvió muy popular y contó con el apoyo de los
campesinos y de los sectores medios urbanos especialmente estudiantiles.
Escribió
Jorge Abelardo Ramos en “Historia de la Nación Latinoamericana”: “El régimen
policial de Batista llegó a ser un flagelo para la clase media urbana, para sus
hijos en la Universidad, para el propio núcleo del comercio importador y, en
general, para las clases cultas que vivían en perpetuo sobresalto por las
tropelías del sistema……El apoyo político que se brindó a Castro fue en aumento
a medida que la acción guerrillera se
demostraba capaz de crear un foco armado contra un régimen que sólo podía
entender el lenguaje de las armas. Fueron justamente las clases más acomodadas
de Cuba las que brindaron su simpatía y ayuda a Castro…..El movimiento de Fidel
recaudaba fondos para la guerrilla en Nueva York y recibía ayuda del Presidente
de Costa Rica, José Figueres. Por su parte, el Almirante Larrazábal, Presidente
de la Junta Democrática de Gobierno de Venezuela al caer Pérez Giménez, enviaba a los guerrilleros un avión con armas, lo
mismo que la Marina Argentina, en tiempos de la dictadura oligárquica de
Aramburu- Rojas……El conocido corresponsal del imperialista “New York Times”, Herbert Matthews,
visitaba a Fidel en Sierra Maestra y escribía grandes y cordiales
reportajes”
El
6 de enero de 1959 los guerrilleros
entraron en la Habana.
Es
preciso recordar, en ese entonces, la
enorme dependencia de Cuba con relación a los EE.UU: hacia el imperio se
dirigían el 67% de las exportaciones cubanas y de ahí provenían el 70% de las
importaciones.
Junto
con los juicios revolucionarios, se adoptaron medidas para recuperar cierta
independencia, como la reforma agraria y nacionalización de empresas que afectaron intereses norteamericanos. EE.UU
replica en octubre de 1960 prohibiendo exportaciones a Cuba y en diciembre
suprime la compra de la cuota de azúcar cubana.
Jean
Paul Sartre, en un libro de mucho impacto por entonces titulado “Huracán sobre
el azúcar” publicado en Argentina en julio de 1962 escribió: “En Nueva York, en
Washington, la mera palabra dirigismo basta para provocar un escándalo: por
esta razón se ha tomado la curiosa costumbre de llamar comunista a un gobierno
que no tiene opinión sobre el régimen de propiedad…..El subdesarrollo no debe
definirse como una simple deficiencia de la economía nacional. Es una relación
compleja entre un país atrasado y las grandes potencias que lo han mantenido en
el atraso: la semicolonia liberada de sus cadenas, vuelve a encontrarse en la
miseria frente a una antigua metrópoli irritada…….En una palabra, el
subdesarrollo es una tensión violenta entre dos naciones, y su intensidad se determina
en función del retraso de una con respecto a la otra”
Cuando
asume John Kennedy el 20 de enero de 1961, se entera de una invasión a Cuba
preparada por la CIA, los exiliados cubanos y con el consentimiento del
presidente que lo precedió, Dwight
Eisenhower. El flamante presidente no se opone pero no colabora intensamente.
El argumento que se enarbola por parte de la CIA, es que el bombardeo a los
aeropuertos cubanos provocará el levantamiento de la población cubana. Eso no
sucede y el intento de invasión fracasa
en pocos días.
Al
enterrar a los primeros muertos, el 16 de abril de 1961, Fidel Castro proclama
el carácter socialista y marxista de la Revolución. La réplica norteamericana
es el bloqueo total, desde el 3 de febrero de 1962. Previamente todos los
países americanos, con la excepción de Méjico, rompen relaciones con Cuba.
Ante
el peligro de contagio de la Revolución cubana en latinoamérica, Kennedy lanzó
un precario plan de desarrollo para los países más pobres, en marzo de 1961,
denominado “Alianza para el Progreso”, que el Che ridiculiza en la reunión de
Cancilleres en Punta del Este, en agosto de 1961, denominándola “La revolución
de las letrinas”
CONFUSIÓN INICIAL
En
la Argentina, el inicio de la Revolución Cubana se prestó a equívocos tanto de
parte del poder económico como del peronismo. Desde el poder económico se
identificó a los barbudos cubanos como el equivalente de Aramburu en la
Argentina y a Fulgencio Batista como Perón. Por eso cuando Fidel llegó a la Argentina el 2 de mayo 1959, fue saludado entusiastamente por la
oligarquía y sus medios y mirado con ojos críticos por los dirigentes
peronistas en la Resistencia.
“LA
NACION”, en la sección Al margen de la
crónica, calificó su discurso en la
Comisión de los 21 (dentro de la OEA)
como la de "un hombre
prudente, reflexivo, inteligente, responsable. Un héroe de nuestro
tiempo".
Escribió
Claudio Escribano, alto directivo y ex columnista principal de La Nación el 19
de diciembre del 2014: “Recuerdo un mediodía.
Enero, 1959. Me llaman del diario. Castro
ha triunfado y habrá celebraciones en calles vedadas al peronismo. Debo
ocuparme de lo que ocurra en la ciudad. Desde
temprano, una concentración popular se gesta en la Plaza San Martín. Convergen
radicales, socialistas, demócratas progresistas, conservadores, ciudadanos
autoconvocados. Otro Perón ha caído y esas oportunidades no se desperdician
para señalarlo y festejarlo. Se cierra, creíamos entonces, el círculo sobre la
pléyade de dictadores populistas que ha dominado por años en América latina. Ese
día no es el turno de otro general de estado mayor en barranca abajo; quien ha
caído, y ha huido ya, también él a la España del generalísimo Franco, es un ex
un sargento del ejército cubano: Fulgencio Batista, que llegó a general, claro,
y a jefe de Estado.
Escribí
la crónica de aquellas celebraciones, inauditas a la luz de la historia
ulterior. Fue como haber escrito una crónica política
de fines de septiembre de 1955: los
sentimientos antiperonistas de los manifestantes estaban tan vivos como lo
habían estado cuatro años antes en la Plaza de Mayo mientras Perón se
entregaba a los brazos de Stroessner, en Paraguay. Por definición, no nos dimos
cuenta de que los acontecimientos iban en una dirección inimaginable aquel día
de 1959. No percibimos que con la revolución de la veintena de zaparrastrosos
que habían sobrevivido a la invasión de la isla desde el Granma soplarían
vientos de una reciedumbre continental que lo trastocarían todo respecto de lo
conocido antes. Europa y África también recibirían su influencia.”
FIDEL, EL CHE Y LA TÁCTICA
EQUIVOCADA
El
bloqueo norteamericano y la dependencia absoluta hasta entonces de Cuba hacia EE.UU, arrojó a la isla en los brazos
y dependencia soviética. La presencia rusa le da un giro stalinista al
proceso cubano. Sin embargo, conscientes los líderes revolucionarios de la
imposibilidad del socialismo en un solo país, y mucho menos en una isla,
deciden fomentar procesos revolucionarios en América Latina. Retoman en la práctica una idea
trotskista de “La Revolución Permanente”, para romper el aislamiento y la nueva
dependencia, pero con una metodología profundamente equivocada que fue el
foquismo. Reproducir en otras sociedades, en otras estructuras
sociales, sin el apoyo y en contra de EE.UU, la elemental teoría del foco,
remedio único para enfermedades diversas,
condujo a infinidad de fracasos y a un altísimo costo en vidas humanas
incluida la del Che, que fue a hacer la experiencia guerrillera en Bolivia donde años antes había sido
testigo de la Reforma Agraria realizada por la revolución del MNR.
LAS CRISIS
La
crisis de los misiles en octubre de 1962 dejó al mundo en el momento más
cercano a la tercera guerra mundial. El retiro de los mismos por Nikita Krushev, sin la
consulta a Fidel, demostraba la debilidad política de la Revolución en su
relación con la URSS, pero se obtuvo como contraprestación el compromiso
norteamericano de no intentar nuevas invasiones a la isla y la desarticulación
de las bases norteamericanas en Turquía.
El
proceso de caída de la Unión Soviética y su implosión final colocó a la
Revolución en su momento más crítico. El período especial fue duro y
prolongado. Para paliarlo Cuba se abrió al turismo y a las inversiones
hoteleras. Cuenta el escrito cubano Leonardo Padura en su notable libro “El
hombre que amaba a los perros”: “La gloriosa Unión Soviética había lanzado ya
sus estertores y sobre nosotros empezaban a caer los rayos de la crisis que devastaría al país en los años noventa.
Como era previsible, una de las primeras consecuencias de la debacle nacional
había sido el cierre por falta de papel, tinta y electricidad de la revista……Al
igual que decenas de trabajadores de prensa, desde linotipistas hasta jefes de
redacción, yo había ido a parar a un taller de artesanía donde se suponía que
nos dedicaríamos, por un tiempo indefinido, a realizar tejidos de macramé y
adornos de semillas barnizadas que, todo el mundo lo sabía, nadie podría ni se atrevería
a comprar”
El triunfo de Hugo Chávez en Venezuela
representó varios años después, un salvavidas que mejoró considerablemente la
vida cotidiana canjeando petróleo por los servicios de maestros y médicos cubanos internacionalmente
reconocidos.
La
enfermedad de Fidel y el reemplazo por Raúl Castro, dio lugar a un incipiente y
primitivo capitalismo con injusticias varias
y desperdicio notable de recursos humanos.
La
caída del precio del petróleo y la posibilidad de reducción del apoyo
venezolano se producen en el momento que se llega al principio de acuerdo con
EE.UU con la mediación importante del Papa Francisco.
DE BLOQUEOS Y
REVOLUCIONES
La
afirmación del presidente Obama -quien decidió cumplir con algunas promesas
electorales cuando ya no tiene que participar en nuevas contiendas
electorales-, que el bloqueo ha resultado un fracaso, es parcialmente cierto. No
consiguió lo buscado que era la caída del gobierno cubano, pero hirió
gravemente a la Revolución. A su
vez, la notable dignidad y capacidad de lucha del pueblo cubano, algunos
de sus avances significativos, conviven con restricciones evidentes a las
libertades individuales, como durante mucho tiempo fue la imposibilidad de entrar y salir del país
libremente, una represión política clara con los disidentes, un periodismo que
Fidel criticó en reiteradas oportunidades por su mediocridad, sin la determinación
política de sacarlo de la condición de boletín oficial.
Los
logros notables en educación, salud y alimentación y retrocesos en los últimos
años en materia de igualdad, la
permanencia de la matriz productiva, con sus carencias y su falta de
diversificación, la incorporación de generaciones que no vivieron las
condiciones anteriores a la Revolución, donde Cuba era un garito colonial
penetrado por las mafias y el juego, bajo dictaduras impiadosas, terminan
privilegiando en los jóvenes las carencias,
porque los avances están naturalizados e incorporados a su vida
cotidiana.
Se
abre un tiempo de nuevos cambios. El bloqueo produjo un daño inmenso pero
al mismo tiempo permitió justificar situaciones injustas y a disimular
incompetencias e improductividades. Afianzar lo conseguido y avanzar
sobre lo que falta en una economía precapitalista y con muchas de las taras
socialistas, es una tarea ciclópea. Pero queda claro que la consigna es seguir
y no volver a la década del cincuenta. El futuro no puede tener el diseño que
aspiran los cubanos de Miami.
La mención de Raul Castro del ejemplo de
Vietnam no parece afortunada. El Che lanzó la consigna belicosa de “Uno, dos,
tres, muchos Vietnam”, que con la teoría foquista fue un certificado del
fracaso; retomarla en otro contexto como el actual, en el
que el país que venció a los ejércitos de Francia y EE.UU es derrotado en la
paz por el poder económico que estaba detrás de la fuerzas armadas que
abatieron, no es un buen sendero a transitar.
Nuevamente
resuena la frase de Eduardo Chibás: “Cuba tiene reservado en la historia un
grandioso destino, pero debe realizarlo”
23-12-2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario