ENTRE LAS REALIDADES Y LAS OMISIONES
Como es habitual, la presidenta exhibió su solvencia expositiva y la densidad de su contenido en la 132a apertura de la Asamblea Legislativa. Se desplazó sobre lo realizado en más de diez años, y fue reticente, lacónica, en relación a lo proyectado para este año. La inflación se mencionó por vía indirecta donde reflexionó sobre la necesidad de sancionar instrumentos que defiendan a los consumidores. De la misma forma evidenció un giro sobre la permisividad gubernamental de las formas de protesta expresadas con cortes de calle y rutas, omitiendo para explicar ese giro que el escenario social desde el que se montó la metodología ha cambiado. La vía directa de los piquetes como primera instancia ha terminado bastardeando un eficaz medio de protesta que debe ser mantenido después de agotar otros medios de protesta y cuando se llega finalmente a esa instancia, dejando siempre un carril libre. Eso favorece la eficacia y comprensión de la protesta. Desgranó una serie de cifras, algunas con la pretendida autoridad del Banco Mundial que sin embargo se basan en las cuestionadas cifras del INDEC.
Es indudable la certeza de lo expuesto en
relación a la producción agropecuaria, la rentabilidad del sector, lo que
explica la notable valorización de los campos, potenciada en la zona núcleo de
la pampa húmeda, que contrasta con la
hipoteca de muchos de ellos, que en el 2000 y 2001 se encontraban endeudados
con el Banco Nación y Provincia. La privatización del primero, recordó la
Presidenta, implicaba un fabuloso negocio y un poderoso cambio de tenencia de
la tierra.
Apuntó luego al mérito de la reducción de la pobreza
como consecuencia de la creación de millones de puestos de trabajo, inferiores
posiblemente a los enunciados por la Presidenta; a la recuperación del sector
industrial que queda reflejada en el notable incremento del PBI industrial y en
370 nuevos parque industriales. Visto desde otro ángulo, eso se verifica con el
aumento notable de la afiliación a los sindicatos queda patentizado en la UOM,
que pasó de 50.000 afiliados a 250.000; o la UOCRA de 50.000 a 350.000
afiliados. El mejoramiento de Aerolíneas Argentinas vinculando el territorio
nacional habiendo pasado su flota de estar valuada en 300 millones a la actual
de 1.400 millones de dólares. El haber
reducido el peso de la deuda sobre el PBI, es otro mérito indudable de esta
década y sólo la obnubilación acicateada por el odio puede escamotearla. La
misma fue la causa determinante de todas las crisis económicas de la democracia
y aún antes. La información sobre la deuda externa per cápita medida en
términos de salarios mínimos, según el discurso presidencial, ha pasado en el
2003 de 25 salarios mínimos a apenas 1,9 salarios mínimos actuales.
Sobre la caracterización de país proteccionista,
mencionó que el país se encuentra detrás de Brasil, India y EE.UU.
Sobre el proceso de sustitución de importaciones lo
elogió y trató de explicar los cuellos
de botella en la balanza de pagos. Ahí la presidenta actúo más como
comentarista que como una protagonista de la que está en mejores condiciones
de modificar esa situación. La Argentina
quedó devastada industrialmente después de la dictadura establishment-militar y
el menemismo. Si antes de esta demolición se necesitaba un dólar de insumos
industriales para producir 10 de productos terminados, en la actualidad es muy
superior. Por eso la demanda de divisas originadas en el sector agropecuario
para satisfacer las necesidades industriales ha reaparecido. Pero el fomento industrial debe tener una
contrapartida, que como en otras áreas el gobierno ha omitido. Es imperiosa la
necesidad de establecer un cronograma con tiempos adecuados para concretar la
reducción del componente importado según las diferentes actividades.
Por todo ello la afirmación de que el país es el único
de la región que no ha reprimarizado sus exportaciones es cierto pero contiene
una verdad parcial: se había llegado a un subsuelo a partir del cual toda
política industrial implicaba en diferente grado, la recuperación de un
porcentaje de exportación industrial.
Cuando habló de la inversión ferroviaria, su análisis
significó indirectamente una autocrítica por lo no realizado en los primeros
ocho años. Mencionó una inversión de 1200 millones de dólares que supone la renovación de 1000 coches
nuevos que reemplazarán a los 800 existentes. Hubiera sido interesante que la
presidenta reconozca explícitamente el retardo en afrontar este problema que
además produjo muertos.
Lo mismo sucedió en materia energética. Es cierto que
se aumentó la generación de energía y se extendió el tendido eléctrico. Tan
ajustado a la verdad como que el gobierno que tiene cinco directores sobre 12
en Edenor y la obligación de controlarla junto a Edesur, omitió hacerlo con eficacia.
Por otra parte es cierto lo que dijo la presidenta que
en el 2003 había abastecimiento energético e incluso se exportaba porque la
demanda era muy baja. Pero Cristina Fernández vuelve a actuar como comentarista
cuando afirmó que en Misiones, Chaco, Formosa, el norte de Santa Fe no hay gas
natural. Alrededor de quince millones de habitantes tienen que acudir al gas en
garrafa en todo el país, en la mayoría de los casos los sectores más humildes,
siendo considerablemente más caro. El gas natural está regulado mientras el
de garrafa, más allá de la garrafa
social escasa, está sujeto al accionar del mercado y a lo largo de estos diez
años este problema largamente señalado no fue resuelto con la regulación del
gas demandado por los sectores populares.
El
mismo comentario puede formularse con relación a YPF. Es un hecho histórico y
económico la estatización del 51% de las acciones que viene a revertir una política equivocada en la
materia que primero pasó por permanecer impasible ante el saqueo de Repsol y
luego ante la equivocada decisión de argentinizarla propulsada desde el gobierno
a través de un grupo privado cuya adquisición de la participación accionaria se
realizaba fundamentalmente con los dividendos aprobados por la misma empresa.
El plan Procrear es un éxito y lo señaló la
presidenta. Brindó información que permite rebatir de manera irrefutable a los
prejuicios; y con relación a las jubilaciones afirmó: “Es mentira que el 80% de
los jubilados cobra la mínima, ya que el 17% cobra entre una y dos mínimas, el
12 % cobra dos mínimas, el 17% cobra más de dos mínimas, y el 53% cobra la
mínima”. Con relación a la asignación
universal por hijo, sólo el 3% de los beneficiarios tiene cinco hijos.
Incursionó en el tema justicia y en los nuevos
códigos, cuyo debate atravesará posiblemente el presente año, seguramente con
encendidos y trascendentales debates.
Se reconoció el estancamiento del memorándum con Irán
y acicateó a la oposición y a las autoridades representativas de las
organizaciones de los argentinos de origen judío a proponer soluciones
alternativas. Manifestó su apoyo al sistema constitucional venezolano y llamó a
una concertación.
Elogió a Axel Kiciloff y Carlos Zannini por haber
concluido exitosamente la negociación con Repsol y omitió a Florencio Randazzo
posiblemente por su categórica afirmación, inusitada en el kirchnerismo de
afirmar que “nos hemos mandado cagadas” aunque referidas a las formas más que
al contenido con relación a las clases medias.
En materia de educación y presupuesto es mucho lo que
ha hecho el gobierno; y la creación o impulso de las universidades del
conurbano es un hito que se reconocerá dentro de unas décadas.
Integrante de familias que nunca accedieron a la
universidad, es una marca que generaciones de argentinos y el país tendrán que
reconocer cuando las pasiones del presente las disipe el tiempo.
Reducir
mucho de lo realizado positivamente a un simulacro o a un relato instrumentado
como un cuento es una de las falacias cuya mendacidad sólo puede abrevar en un
menú de odio y prejuicios, que como todo
odio suele tener un poderoso componente de ceguera, y que como todo prejuicio
es un juicio que carece de juicio.
La mención de la Presidenta a las ausencias docentes y
a la propuesta acerca del presentismo no es equivocada, pero en un discurso
donde se centró fundamentalmente en lo hecho en una década, las críticas a los
docentes debió estar enmarcada dentro del reconocimiento a los mismos y a la
escuela que fue una de las pocas presencias estatales en el derrumbe del
2000/2001 y por lo menos se prolongó durante un lustro. La contención de los
maestros a los chicos en escuelas convertidas en comedores, con padres
desocupados, es un tributo que no se puede omitir si no se quiere pecar de
ingrato.
La designación de Gerardo Zamora en la línea
sucesoria, que disgustó tanto a radicales como a peronistas, es una marca en el
orillo en la siempre precaria y contradictoria construcción
política del cristinismo.
A los empresarios les aconsejó que en su afán de lucro
no maten a la gallina de los huevos de oro.
Esto suena a la frase del radical Juan Carlos
Pugliese, quien como ministro del presidente Raúl Alfonsín declaró: “les hablé
con el corazón y me contestaron con el bolsillo”. El ensayista Alejandro
Horowicz razonó al respecto: “Ahora bien, los que descreemos de la capacidad de
la burguesía argentina para la "conciencia nacional", pensamos que si
el marco regulatorio no define el comportamiento real de los empresarios, los
empresarios se llevan puesto el marco y la política del gobierno que lo
propicia. Dicho en fácil, si las empresas pagan los impuestos que pagan –no los
que deberían pagar– se debe a la distancia entre las normas enunciadas y los
instrumentos utilizados. Y si los precios suben en una proporción mayor al
impacto devaluatorio, es porque las empresas están defendiendo su tasa de
ganancia en dólares, aunque los trabajadores la hayan perdido. El derecho de
las empresas a conservar su ganancia dolarizada, choca con el interés de los
consumidores por pagar más barato, y el de los trabajadores por ampliar la masa
salarial.
Es preciso distinguir los derechos en pugna:
empresas, consumidores y asalariados. Los aumentos afectan a todos los
consumidores, en distinta proporción. Para frenar los aumentos, el gobierno
recurre al acuerdo de precios. Si algún instrumento ha demostrado en la Argentina
funcionar mal, ese es el acuerdo de precios. Si funciona durante el plazo
pactado, deja de hacerlo en fecha precisa y prevista. En ese momento los
precios se vuelven a empinar y los salarios a retrasar. Por eso los economistas
conservadores propician el "sinceramiento de las variables
económicas", nuevos precios y salarios no tan flamantes, lo que en criollo
termina siendo reducción de la demanda popular. Los consumidores casi no tienen
instrumentos para frenar la suba de precios. Dependen de los que aporte el
gobierno. Sólo los trabajadores pueden reducir el impacto mediante el
incremento de los salarios en las negociaciones paritarias. Pero el Estado
también paga salarios, y en ese punto los aumentos que exigen los docentes
saldrán del erario público. Entonces, la presidenta propicia un aumento
inferior al incremento del costo de la vida. Al hacerlo emite una señal
precisa: entre el derecho de los empresarios a defender sus ingresos en
dólares, y el de los trabajadores a defender su nivel de consumo tiene poco
margen. El gobierno dice que quiere evitar esa salida conservadora, pero no
aporta instrumentos para impedirla. O
limita la ganancia empresaria, o reduce el ingreso popular. Esa es la
disyuntiva.”
En esa
disyuntiva y en el control del proceso inflacionario se juega de qué forma se
transitará el presente año.
Una explicitación del diagnóstico y las alternativas
que se manejan al respecto hubiera llevado el discurso presidencial en un
camino más cercano a las expectativas e incertidumbres que atraviesan a la
población.
Hay problemas que arrastran muchos años pero que se
han intensificado como el de la tierra para la construcción de viviendas en el
área metropolitana y el Gran Buenos Aires. La presidenta hizo referencia a la
ocupación de Lugano y su diálogo con Mauricio Macri. Pero hubiera sido oportuno
un proyecto para intentar una solución de fondo.
Como bien apunta Horacio Verbitsky: “Las villas de
Buenos Aires eran lugares transitorios donde se acomodaban por algunos años los
migrantes internos que llegaban atraídos por el boom de la industria o la construcción, con salarios dignos y
servicios sociales en un esquema desarrollista. Las villas de hoy desbordan de
expulsados de la misma ciudad y del resto del país por la quiebra de ese modelo programada por
el neoliberalismo y ejecutada por la expansión de la agricultura
hipertecnificada y los barrios cerrados,
los cementerios privados y los hipermercados que acaparan los mejores terrenos
y sólo dejan libres bajos inundables o lotes contaminados con desperdicios o
metales, como el de Villa Lugano……No hay en la Argentina de hoy un problema
social más grave que esa imposibilidad de acceso a la tierra…..”
Agregaría a este comentario que la demanda de mano de
obra para ciertas actividades y los salarios superiores a lo de los países
limítrofes, produce la migración que la Argentina positivamente recibe, pero
que implica asumir, entre otros, los problemas habitacionales que ocasiona.
Una convocatoria a todos los partidos para fijar
políticas de estado sobre el creciente narcotráfico hubiera colocado a la
oposición en una situación difícil de eludir.
Lo mismo en materia de lo que se conoce con ligereza
como inseguridad, donde las marchas y contramarchas demuestran desconcierto e
improvisación.
Por último, la presidenta nunca dijo que estamos en
“un fin de ciclo kirchnerista”, sino “un fin de ciclo del neoliberalismo”. Hay analistas que sustituyen la realidad
por sus deseos y en el caso de la presidenta también hay que apuntar que
el neoliberalismo no está ni mucho menos muerto y enterrado, sino que espera
impaciente el fracaso de los gobiernos populistas de América Latina para
presentarse nuevamente como una alternativa, con el maquillaje adecuado para la
época.
Hay mucho más, pero como diría Chesterton, “eso es
otra historia” (o más bien, “otro artículo”).
En el orden de la cuestión Gerardo Morales, Cobos reemplazará a Adriana Puigros en la comisiòn de educaciòn? Hay algo que no me enteré, que no leí o no entendí?
ResponderEliminarJames Belushi al criticar la biografía de su hermano John ("Como una moto") escrito por el periodista Bob Woodward (el del del Caso Watergate) dijo: "después de leerlo llegué a la conclusión de que Nixon era inocente". Después de escuchar lo que ha dicho Cristina sobre los docentes empiezo a sentirme así de escéptico.
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