18 julio 2020


Esta semana la muerte trabajó a destajo y junto con las víctimas anónimas provocadas por el COVID-19, otras personas reconocidas y valiosas murieron. Tuve una amistosa relación con Jorge Schussheim que unas cuantas veces se subió a EL TREN, un talentoso todo terreno. Con Julio Maier, una verdadera referencia del derecho argentino, disfrute los comentarios que generosamente hacía a mis notas. Con Silvio Marzolini, lo padecí y admiré como hincha de River, al que considero el más grande número 3 del fútbol argentino. Si el fútbol es mas que un juego, un ballet en sus mejores expresiones, Silvio Marzolini fue un gran exponente. También se fue un director teatral  maestro de actores como Agustín Alezzo






Para despedir a Jorge, transcribo la nota publicada hoy en Pagina 12, de Santiago Giordano   

Murió Jorge Schussheim, el artista que supo sacarle provecho a la vida

Por Santiago Giordano

Músico, autor, compositor, actor, libretista, publicista y cocinero, enriquecía tal  variedad de oficios con un sentido del humor implacable. Integró el conjunto I Musicisti, la base de lo que luego sería Les Luthiers, y fue guionista de Tato Bores.

Schussheim murió como consecuencia de una crisis hipertensiva complicada por un cuadro cardíaco. 

A los 79 años, a causa de una crisis hipertensiva complicada por un cuadro cardíaco, Jorge Schussheim murió este viernes en su casa del barrio de Núñez. El multifacético artista se había sentido mal en la noche del jueves, por lo que su esposa, la directora escénica, coreógrafa y actriz Lía Jelin, llamó al servicio de emergencias. Al constatársele una afección cardíaca, los médicos indicaron la internación, pero Schussheim se negó. Murió, podría decirse, como vivió: tomando decisiones que solían ir a contramano de lo establecido, con las que mostraba una profunda convicción de que el mundo debe ser transitado sin mayores instrucciones para su uso.

Después de aprender a leer y tocar el piano a los tres años, Schussheim pasó por las facultades de Medicina, Antropología y Geología de la Universidad de Buenos Aires, antes de ejercer actividades tan nobles como la de músico, autor, compositor, actor, libretista, publicista y cocinero. Tanta variedad de oficios se resumía en un sentido del humor implacable: Schussheim fue por sobre todo humorista, en el más completo y noble sentido del término. La prueba la dio desde sus comienzos, a mediados de la década del ‘60 en el coro de la Facultad de Ingeniería. En ese ámbito integró luego, junto a Marcos Mundstock, Jorge Maronna, Carlos Núñez Cortés y Gerardo Masana, entre otros, el conjunto I Musicisti, que fue la base de lo que más tarde sería Les Luthiers. Poco después encontró un espacio propicio en el Instituto Di Tella, donde se presentaba los lunes, junto a Marikena Monti y Jorge de la Vega, cancionista y artista plástico, cultor también de punzantes formas de humor.

En 1970 salió No todo va mejor con..., en alusión al eslogan de la época de Coca Cola, un disco de canciones como “Antes y después”, “Las cosas que pasan”, “Las tijeras de mamá”, entre otras en las que se celebra la influencia de George Brassens. Schussheim, que escribió unas 500 canciones, se dedicó también a la publicidad, actividad que no le impidió mantener un criterio estético en la vida y el trabajo. Logró éxitos importantes en el rubro, como la del whisky Añejo W y la frase “No va andar” o el diálogo “estúpido-estúpida” que puso el licor Tía María en los labios de las multitudes. A propósito del licor, él mismo contaba en una entrevista: “Por esa época, algunas actrices se pusieron de novias con muchachos mucho más jóvenes: Susana Giménez, Nacha Guevara, Gabriela Acher. En el corto aparece Tini de Bucourt vestida con la casaca del pijama de un actor muy joven, aparentemente su novio. El le muerde la mano y ella le dice con una voz muy sexy, "estúpido". El le responde en el mismo tono, "estúpida". Mientras, entre ellos aparece la botella de Tía María. El aviso proponía además tomarlo en vasos de trago largo, con hielo, soda y limón, en vez de las clásicas copitas de licor. La cosa es que Tía María vendía 6000 cajas y con la publicidad, en un solo canal, pasó a vender 100.000”. Era 1984.

Publicado en Pagina /12 el 18-07-2020 




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