28 noviembre 2024

PROGRAMA EL TREN DEL 26 DE NOVIEMBRE DEL 2024

 


El martes 26 de noviembre del 2024, se subió a EL TREN, en la primera hora, Mila Zurbriggen. Ex Presidenta de la Juventud Libertaria, actual Presidenta del Partido Nueva Generación. Es panelista del programa de televisión Duro de Domar que conduce Pablo Duggan. Un viaje con una joven militante de 25 años al interior del libertarismo, al que conoce desde sus entrañas. Llegó a la Libertad Avanza por estar en contra de la ley de la despenalización del aborto. Sigue siendo Pro-Vida Como presidenta de la juventud de La Libertad Avanza, recibía informes de los militantes de las provincias donde se elegía a referentes de la casta. Sostiene que hicieron un uso político de la juventud. Parecen una secta. Está contenta de las denuncias que hizo como la ubicación en las listas a cambio de favores sexuales. Calificó al Presidente de lunático y psiquiátrico. Tuvo conversaciones cuando integraba las filas libertarias con Milei y Villarruel. Con el primero le discutió su admiración por Margaret Thatcher. Milei avanza porque no hay oposición que le haga frente. Se define como nacionalista y se referencia en Forja. Rechaza toda muestra de obsecuencia. Apenas algunos de los temas abordados en más de 60 minutos intensos.
En la segunda hora se abordó la semana transcurrida, un revelador texto de Pablo Semán, el papelón del gobierno de ausentarse a la convocatoria del Papa por los 40 años de la firma del Tratado de Paz con Chile, el recuerdo de las hermanas Mirabal en el Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer. Hubo tiempo para leer el cuento de Hernán Casciari, a cuatro años de la muerte de Diego Maradona, titulado: “Carta de un ama de casa a Diego Maradona” 
 

                                                                 

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26 noviembre 2024

CARTA DE UNA AMA DE CASA A DIEGO MARADONA

 

Por Hernán Casciari
 
"A mi marido lo vi llorar tres veces en la vida. Cuando le dijeron que el Nacho era un varoncito, cuando le metiste el segundo a los ingleses, y cuando te echaron del Mundial '94. Así que date cuenta: gracias a vos descubrí que mi marido tenía sangre en las venas".
"Por eso si él reza se pone enfrente del televisor y reza por vos, yo también rezo. Y no me importa si otra vez hay que rezar por vos. En esta casa, cuando mi marido dice que hay que prender dos velas, se prenden dos velas y se acabó".
"La verdad es que no sos santo de mi devoción; siempre me caíste para el culo porque sos un fanfarrón y un boca sucia. Mi marido dice que si me gustara el fútbol sería otra cosa, que vos adentro de la cancha eras algo que no tenía nombre, una cosa de otro mundo." "Dice mi marido que eras capaz de enloquecer las leyes de la física. Pero por ese lado a mí nadie me compra. Yo soy una señora, no entiendo y no quiero entender de fútbol. Pero hay otras cosas que sí entiendo. Y por esas cosas rezo estas noches, pero ojo: no es por vos".
"¿Sabés por qué rezo? Porque hubo momentos en los que no tuvimos nada, pero nada, arriba de la mesa, y vos le dabas alegría a mi familia. Alfonsín estaba haciendo estragos, y gracias a Dios justo nos cayó del cielo un Mundial que ganaste de punta a punta".
"Para mí fue un invierno horrible, porque solamente podía cocinar buñuelos acelga en el almuerzo y más acelga en la cena. Pero si hoy le pregunto a mi marido o a mi hijo qué se acuerdan de ese invierno, ellos te nombran, sonríen... No tienen la menor idea de que pasaron hambre".
"Esta noche afuera, en la puerta de la clínica, está lleno de periodistas extranjeros sacándole fotos a la gente que prende velas y que se pasa la madrugada recitando el rosario. A veces me da vergüenza que el resto del mundo crea que somos tan básicos, tan cabezones".
"Pero después me dan ganas de explicarle al mundo que nadie reza por el boca sucia, ni tampoco por el fanfarrón. Me dan ganas de explicarle al mundo qué pocas alegrías tuvimos en los últimos veinte años, y que de esas pocas, casi todas vinieron con tu firma".
"Con lo que nos cuesta ponernos de acuerdo en algo. Reírnos o llorar o gritar por lo mismo. Con lo que nos cuesta cantar ¡Argentina Argentina! y al mismo tiempo sentir que el pecho se infla. Y hacer fuerza por lo mismo, y querer ser mejores, y patalear de rabia".
"El día de la efedrina salí a la calle y vi a todo el mundo llorando. La gente iba en silencio por la calle y se le caía los mocos. Todo el país desinflado. ¡Qué raros somos!, pensé, pero me sentí orgullosa de ser de acá, porque yo también lloraba y no sabía desde cuándo".
"Si hasta mi hijo, que nunca te vio levantar una copa del mundo, tiene un póster tuyo en la pieza y habla de vos como si te hubiera vivido. Si hasta el Nonno te perdonó que mandaras a la puta que los parió a toda Italia en directo. ¿Cómo no voy a rezar para que te pongas bien?".
"Dentro de muchos años, los hijos de mis hijos van a vivir en una Argentina mucho mejor. Estoy segura. Y nadie se va a acordar de tus cosas malas. En los libros de lectura se va a decir de vos lo importante: que acá una vez nació un negrito que jugaba a la pelota como nadie".
"En el futuro nadie se va acordar de que eras un fanfarrón y un boca sucia. Van a decir que era capaz de levantar a un pueblo triste y volverlo loco de alegría, de hacerlo feliz incluso en las épocas más negras... Para que no se muera ese, yo rezo".
"Para que puedas descansar de todo el esfuerzo de haber sido vos. Para que puedas abrazar a tus nietos y contarles quién fuiste. Porque debe ser muy lindo llegar a viejo, mirar a un nieto a los ojos y decirle: ¿Sabés quién era yo? Yo era Maradona... Y estar vivo para contarlo".
AGOSTO DEL 2004 CUANDO DIEGO ESTABA EN TERAPIA INTENSIVA


Maradona

 Por Eduardo Galeano

Jugó, venció, meó, perdió. El análisis delató efedrina y Maradona acabó de mala manera su Mundial del 94. La efedrina, que no se considera droga estimulante en el deporte profesional de los Estados Unidos y de muchos otros países, está prohibida en las competencias internacionales.
Hubo estupor y escándalo. Los truenos de la condenación moral dejaron sordo al mundo entero, pero mal que bien se hicieron oír algunas voces de apoyo al ídolo caído. Y no sólo en su dolorida y atónita Argentina, sino en lugares tan lejanos como Bangladesh, donde una manifestación numerosa rugió en las calles repudiando a la FIFA y exigiendo el retorno del expulsado. Al fin y al cabo, juzgarlo era fácil, y era fácil condenarlo, pero no resultaba tan fácil olvidar que Maradona venía cometiendo desde hacía años el pecado de ser el mejor, el delito de denunciar a viva voz las cosas que el poder manda callar y el crimen de jugar con la zurda, lo cual, según el Pequeño Larousse Ilustrado, significa “con la izquierda” y también significa “al contrario de cómo se debe hacer”.
Diego Armando Maradona nunca había usado estimulantes, en vísperas de los partidos, para multiplicarse el cuerpo. Es verdad que había estado metido en la cocaína, pero se dopaba en las fiestas tristes, para olvidar o ser olvidado, cuando ya estaba acorralado por la gloria y no podía vivir sin la fama que no lo dejaba vivir. Jugaba mejor que nadie a pesar de la cocaína, y no por ella.
Él estaba agobiado por el peso de su propio personaje. Tenía problemas en la columna vertebral, desde el lejano día en que la multitud había gritado su nombre por primera vez. Maradona llevaba una carga llamada Maradona, que le hacía crujir la espalda. El cuerpo como metáfora: le dolían las piernas, no podía dormir sin pastillas. No había demorado en darse cuenta de que era insoportable la responsabilidad de trabajar de dios en los estadios, pero desde el principio supo que era imposible dejar de hacerlo. “Necesito que me necesiten”, confesó, cuando ya llevaba muchos años con el halo sobre la cabeza, sometido a la tiranía del rendimiento sobrehumano, empachado de cortisona y analgésicos y ovaciones, acosado por las exigencias de sus devotos y por el odio de sus ofendidos.
El placer de derribar ídolos es directamente proporcional a la necesidad de tenerlos. En España, cuando Goicoechea le pegó de atrás y sin la pelota y lo dejó fuera de las canchas por varios meses, no faltaron fanáticos que llevaron en andas al culpable de este homicidio premeditado, y en todo el mundo sobraron gentes dispuestas a celebrar la caída del arrogante sudaca intruso en las cumbres, el nuevo rico ése que se había fugado del hambre y se daba el lujo de la insolencia y la fanfarronería.
Después, en Nápoles, Maradona fue santa Maradonna y san Gennaro se convirtió en san Gennarmando. En las calles se vendían imágenes de la divinidad de pantalón corto, iluminada por la corona de la Virgen o envuelta en el manto sagrado del santo que sangra cada seis meses, y también se vendían ataúdes de los clubes del norte de Italia y botellitas con lágrimas de Silvio Berlusconi. Los niños y los perros lucían pelucas de Maradona. Había una pelota bajo el pie de la estatua del Dante y el tritón de la fuente vestía la camiseta azul del club Nápoles. Hacía más de medio siglo que el equipo de la ciudad no ganaba un campeonato, ciudad condenada a las furias del Vesubio y a la derrota eterna en los campos de fútbol, y gracias a Maradona el sur oscuro había logrado, por fin, humillar al norte blanco que lo despreciaba. Copa tras copa, en los estadios italianos y europeos, el club Nápoles vencía, y cada gol era una profanación del orden establecido y una revancha contra la historia. En Milán odiaban al culpable de esta afrenta de los pobres salidos de su lugar, lo llamaban jamón con rulos. Y no sólo en Milán: en el Mundial del 90, la mayoría del público castigaba a Maradona con furiosas silbatinas cada vez que tocaba la pelota, y la derrota argentina ante Alemania fue celebrada como una victoria italiana.
Cuando Maradona dijo que quería irse de Nápoles, hubo quienes le echaron por la ventana muñecos de cera atravesados de alfileres. Prisionero de la ciudad que lo adoraba y de la camorra, la mafia dueña de la ciudad, él ya estaba jugando a contracorazón, a contrapié; y entonces, estalló el escándalo de la cocaína. Maradona se convirtió súbitamente en Maracoca, un delincuente que se había hecho pasar por héroe.
Más tarde, en Buenos Aires, la televisión trasmitió el segundo ajuste de cuentas: detención en vivo y en directo, como si fuera un partido, para deleite de quienes disfrutaron el espectáculo del rey desnudo que la policía se llevaba preso.
“Es un enfermo”, dijeron. Dijeron: “Está acabado”. El mesías convocado para redimir la maldición histórica de los italianos del sur había sido, también, el vengador de la derrota argentina en la guerra de las Malvinas, mediante un gol tramposo y otro gol fabuloso, que dejó a los ingleses girando como trompos durante algunos años; pero a la hora de la caída, el Pibe de Oro no fue más que un farsante pichicatero y putañero. Maradona había traicionado a los niños y había deshonrado al deporte. Lo dieron por muerto.
Pero el cadáver se levantó de un brinco. Cumplida la penitencia de la cocaína, Maradona fue el bombero de la selección argentina, que estaba quemando sus últimas posibilidades de llegar al Mundial 94. Gracias a Maradona, llegó. Y en el Mundial, Maradona estaba siendo otra vez, como en los viejos tiempos, el mejor de todos, cuando estalló el escándalo de la efedrina.
La máquina del poder se la tenía jurada. Él le cantaba las cuarenta, eso tiene su precio, el precio se cobra al contado y sin descuentos. Y el propio Maradona regaló la justificación, por su tendencia suicida a servirse en bandeja en boca de sus muchos enemigos y esa irresponsabilidad infantil que lo empuja a precipitarse en cuanta trampa se abre en su camino.
Los mismos periodistas que lo acosan con los micrófonos, le reprochan su arrogancia y sus rabietas, y lo acusan de hablar demasiado. No les falta razón; pero no es eso lo que no pueden perdonarle: en realidad, no les gusta lo que a veces dice. Este petiso respondón y calentón tiene la costumbre de lanzar golpes hacia arriba. En el 86 y en el 94, en México y en Estados Unidos, denunció a la omnipotente dictadura de la televisión, que estaba obligando a los jugadores a deslomarse al mediodía, achicharrándose al sol, y en mil y una ocasiones más, todo a lo largo de su accidentada carrera, Maradona ha dicho cosas que han sacudido el avispero. Él no ha sido el único jugador desobediente, pero ha sido su voz la que ha dado resonancia universal a las preguntas más insoportables: ¿Por qué no rigen en el fútbol las normas universales del derecho laboral? Si es normal que cualquier artista conozca las utilidades del show que ofrece, ¿por qué los jugadores no pueden conocer las cuentas secretas de la opulenta multinacional del fútbol? Havelange calla, ocupado en otros menesteres, y Joseph Blatter, burócrata de la FIFA que jamás ha pateado una pelota pero anda en limusinas de ocho metros y con chófer negro, se limita a comentar:

—El último astro argentino fue Di Stéfano.
 
Cuando Maradona fue, por fin, expulsado del Mundial del 94, las canchas de fútbol perdieron a su rebelde más clamoroso. Y también perdieron a un jugador fantástico. Maradona es incontrolable cuando habla, pero mucho más cuando juega: no hay quien pueda prever las diabluras de este inventor de sorpresas, que jamás se repite y que disfruta desconcertando a las computadoras. No es un jugador veloz, torito corto de piernas, pero lleva la pelota cosida al pie y tiene ojos en todo el cuerpo. Sus artes malabares encienden la cancha. Él puede resolver un partido disparando un tiro fulminante de espaldas al arco o sirviendo un pase imposible, a lo lejos, cuando está cercado por miles de piernas enemigas; y no hay quien lo pare cuando se lanza a gambetear rivales.
En el frígido fútbol de fin de siglo, que exige ganar y prohíbe gozar, este hombre es uno de los pocos que demuestra que la fantasía puede también ser eficaz.


En: El fútbol a sol y a sombra (2009).


23 noviembre 2024

CRÓNICA DE UN FINAL ANUNCIADO*

 

Por Alberto Ward
El ORIGEN

 

Cualquier empresa de cierta envergadura que necesita cubrir un puesto ejecutivo somete a los candidatos a entrevistas psicológicas con el objetivo de determinar la forma en que los mismos desempeñarían la función y si sus características responden a los objetivos del puesto.
No ocurre lo mismo con los candidatos a presidente, no obstante que del sujeto en cuestión depende ostensiblemente el destino de millones de personas.
Independientemente de las múltiples razones que pudieran justificar tal omisión, es evidente que el ordenamiento constitucional da por supuesto que alguien que accede a la máxima magistratura es poseedor de una estructura psicológica que abunda en elementos racionales y una significativa estabilidad emocional.
Supongamos por un momento que se produce tal entrevista psicológica y que a través de la misma se logra establecer:
Una infancia caracterizada por padres autoritarios, violentos y despreciativos.
Una dificultosa relación con los compañeros de las escuelas primaria y secundaria.
Una adolescencia que dio comienzo a una vida solitaria con escasas formas estables y pacíficas de relacionamiento, con la única excepción de la hermana, la cual obra de sujeto de estabilización del comportamiento y de contención
La imposibilidad de reaccionar razonablemente frente a aquellos que pudieren contradecirlo.
La búsqueda de afirmación y autovaloración y el ocultamiento de una apreciable inseguridad mediante estructuras y formas de comportamiento narcisista.
En lo relativo a su profesión, asume teorías únicas y definitivas considerando ora arbitraria, ora dañina y hasta siniestra cualquier otra teoría o propuesta.
En perfecta correlación con su acción profesional, su ideología política es sumamente estructurada y despreciativa de las alternativas propias de este campo.
Las revelaciones expuestas no necesitan de profesionales de fuste para establecer los siguientes sustantivos que conformarían una estructura psicológica basada en los conceptos enunciados:
Frustración, resentimiento, soledad, violencia, inestabilidad emocional, autoritarismo, síndrome de comportamiento narcisista y, por favor, paremos de contar.
Alguna que otra revelación, como la falta de empatía con los pobres, cuya crueldad implícita responde a su necesidad de identificación y pertenencia al mundo de los ricos y poderosos, como así también su imposibilidad de aprehender el concepto Patria, se pueden considerar “daños colaterales”.
Divierte imaginar a un empresario cuya consultora le presentara este diagnóstico queriendo conocer a tan especial personaje.
Créase o no, este señor fue elegido presidente de los argentinos.

LA OPORTUNIDAD

La síntesis es el mayor enemigo de cualquier análisis político o periodístico, pero en algunas ocasiones, como la presente, resulta necesaria para fijar un marco inexcusable y punto de partida esencial para una mejor comprensión de lo que se pretende expresar.
Subyace en la sociedad argentina un sentimiento antiperonista que involucra a un inconmovible 38 a 40% de la población.
Tal actitud se sostiene incólume sin importar si los gobiernos de signo nacional y popular contribuyen con su progreso o, incluso, su enriquecimiento. Tampoco importan en lo absoluto, las realizaciones científicas y el desarrollo industrial, nuclear y cualquier otra realización de engrandecimiento del país.
Se es antiperonista y basta, se terminó y no discuto más.
Poder económico internacional, Estados Unidos, bajo la forma de Departamento de Estado y Embajada, Organismos de crédito, consultoras a las que se rinde culto, fondos buitre, Tribunales internacionales, ONGs, Empresas multinacionales, grandes empresas nacionales, entidades representativas de las más grandes explotaciones agropecuarias, bancos, medios de comunicación hegemónicos, Poder Judicial, gobernadores varios, peronistas expertos en simulación de peronismo, personajes siempre dispuestos a saltar cercos y siguen las firmas.
La simple enumeración del párrafo anterior resulta, para ser generoso, abrumadora.
Nada más y nada menos que a lo enunciado debe enfrentar cualquiera que se anime a representar un proyecto de raíz nacional y popular.
Sin embargo, por diversas razones, algunas de las cuales se expresan más abajo, la sociedad argentina contiene un porcentaje de población equivalente al expresado con relación al antiperonismo, siempre dispuesta a sostener y reivindicar las políticas orientadas a la justicia social, la independencia económica y la soberanía política.
Llamemos establishment al conjunto de factores de poder descriptos.
La acción de doce años de gobierno kirchnerista quedaron reflejados en variables macroeconómicas que hoy se consideran una verdadera utopía.
Si un extranjero contemplara a 600.000 personas vivando a una presidenta sin saber que se trataba de una despedida ante elecciones perdidas, no dudaría en calificar a nuestro país como un gran manicomio.
Semejante locura fue la consecuencia del ataque permanente del establishment y del mensaje repetitivo hasta el cansancio de los medios hegemónicos de comunicación.
Y de la siempre oculta presencia en muchísima gente de la necesidad de identificación y pertenencia con y al Poder, no obstante que ese Poder en el gobierno invariablemente afectara seriamente sus intereses.
Tal circunstancia, derivada del desastroso gobierno de Mauricio Macri, determinó la derrota del mismo en manos de Alberto Fernández, quien fuera entronizado como candidato por Cristina Fernández de Kirchner.
Argentina es un país hiperpresidencialista. Y esa elección, aunque duela y conmueva su simple puntualización, constituyó el huevo de la serpiente.
Alberto Fernández no hizo absolutamente nada de lo que se esperaba de él. Todas las expectativas y esperanzas resultaron defraudadas.
Nada más hay corrosivo del “alma” y de la conciencia social que la defección de un gobernante llamado a restablecer las condiciones previas a una tragedia.
Consecuencias: frustración, resentimiento, soledad, futuro incierto, violencia reprimida.
Y fue en ese preciso momento que se presentó, tal si fuera una aparición fantasmal, alguien que exhibía como estandarte y símbolo una motosierra.
Y que ponía delante de la gente una personalidad que empatizaba extraordinariamente con las consecuencias enunciadas.
Gritos, agresividad, amenazas, misticismo, consignas de significado dudoso, fueron algunas de las expresiones de un candidato cuya estructura psicológica jamás superaría una selección de personal.
Las deplorables condiciones de una sociedad exhausta parieron la oportunidad.

UN LOCO EN ACCIÓN

 

La expresión “loco” es utilizada usualmente para calificar al efector de conductas explosivas, contradictorias, delirantes y de carácter extremo.
El ejercicio del gobierno, sea cual fuere la personalidad del gobernante, siempre representa intereses.
Y Javier Gerardo Milei, de él se trata, por si no se dieron cuenta, también los representa.
Y esos intereses no son otros que los del establishment, el cual le provee un apoyo rayano con lo eufórico.
Alineamiento irrestricto con los intereses geopolíticos de Estados Unidos e Israel, rebaja de impuestos a los ricos, pago de las obligaciones derivadas de la deuda externa con prelación a cualquier otro gasto del Estado, promesas en buena parte cumplidas de la reducción del Estado a su mínima expresión, rebaja de jubilaciones y salarios, liberación de precios y libertad de mercado, renuncia a la soberanía nacional en todas sus formas, afectación de derechos laborales, anulación de obra pública, políticas de afectación de la ciencia, de la cultura, de la salud  y de cualquier otro factor de cohesión social y de rasgo solidario, extorsión permanente a gobernadores, depresión del consumo, imposición de tarifas que agobian a las familias y a las pymes, apertura asesina de pymes de las importaciones, represión de cualquier tipo de manifestación, son sólo algunos de los “logros” de “el loco” en apenas once meses de gobierno.

TRISTE, SOLITARIO Y FINAL

 

Forma parte del orden natural de la conducta humana la ilusión óptica de la perpetuación de las condiciones y circunstancia del presente. De otra manera resultaría imposible conferir densidad al hoy, al aquí y ahora.
Por consiguiente, toda acción oracular, profética o de simple enunciación de probabilidades es una experiencia volitiva. No surge espontáneamente más allá de que es un carácter propio y exclusivo de la condición humana la conexión con el futuro. Para los animales no existe el futuro.
Se justifica plenamente, entonces, que los análisis políticos y económicos, aun con grandes reservas, hablen del posible éxito de Milei en el establecimiento de condiciones permanentes derivadas de su acción. Es decir, de la “peruanización” (no peronización, por cierto) de la sociedad argentina.
Tales teorías son un absurdo por donde se lo mire pues requerirían ignorar, entre muchas otras, las siguientes circunstancias:
“El subsuelo de la Patria sublevada”.
La influencia del anarquismo en las primeras acciones antioligárquicas, la experiencia Yrigoyenista, la experiencia del primer gobierno peronista, de los dieciocho años de resistencia, de los doce años de gobierno kirchnerista y de toda la reserva cultural argentina que incluye  la excelencia profesional y científica, los derechos laborales, la defensa de los derechos humanos, la extraordinaria actividad artística, los usos y costumbres derivados del otrora Estado de Bienestar y hasta el culto a la reunión familiar y de amigos en torno a una parrilla.
La sociedad mundial ya no es la misma, Alberto, y acordate de Zygmunt Bauman y su Modernidad Líquida, y que Argentina todavía forma parte del mundo”.
Insisto: ni el Capitalismo Financiero y sus monstruosas derivaciones, de las cuales, el individualismo extremo, es sólo una de ellas, ni la banalidad y superficialidad reinantes, ni la ignorancia como virtud, pueden afectar definitivamente a algo que se llama Ser Nacional.
Y será ese Ser Nacional en acción, cualesquiera que fueren los caminos, lo que determinará inexorablemente un destino triste, solitario y final para el personaje en cuestión.

EPÍLOGO

 

Hay una imagen que se me presenta como un imperativo. Quizás se trate de mi inconsciente en acción.
Veo a Chauncey Gardiner, el protagonista de la novela de Jerzy Kosinsky “Desde el Jardín”, caminar lentamente por una laguna hacia su destino final.
Ese jardinero extraordinariamente elemental, que definía a todas y cada una de las cosas mediante metáforas relacionadas con su actividad de jardinero y de lo que veía en la televisión, las cuales fueran interpretadas como genialidades por los más altos estamentos del gobierno hasta el punto de ser considerado como posible candidato a la presidencia, no pudo soportar la muerte de su benefactor. Una circunstancia fortuita pero previsible.
Como siempre, las circunstancias fortuitas determinan los destinos.
Y sí…, creo que mi inconsciente se puso en acción
Noviembre 2024

•    Alberto Ward, es Contador Público, cantante de tango y oyente crítico de EL TREN.  

22 noviembre 2024

PROGRAMA EL TREN DEL 19 DE NOVIEMBRE DEL 2024

 
El martes 19 de noviembre del 2024, se subió a EL TREN Nicolás Gil Lavedra, director de cine. Su última película es “TRASLADOS”, un documental sobre los vuelos de la muerte. También dirigió Identidad perdida - Cortometraje (2005), La última carta - Cortometraje (2014), Fragmentos - Cortometraje (2014), Verdades verdaderas (2011), Las grietas de Jara (2018), Como el mar (2024), Traslados - Documental (2024). Un viaje a las profundidades del cine y de la dictadura establishment militar. La cocina de un documental conmovedor. Como se concibió y como se realizó. Los cuerpos que devolvió el río y el mar. La vida familiar del director, un muy conocido  padre radical y una madre peronista. Sus directores preferidos. El momento difícil que se vive. Un recorrido apasionante entre el presente y el pasado reciente.
 
 


En la primera hora se abordó la dramática realidad y las contradicciones del gobierno. La política exterior argentina. Las notables incongruencias. Una extraña situación: la inflación baja y los precios suben. El Día del militante peronista. La soberanía defendida en “La vuelta de Obligado”. En el G20, tuvo el presidente que sacrificar algunas de sus banderas dogmáticas.  Apenas algunos de los temas abordados en el habitual análisis semanal
 


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15 noviembre 2024

PROGRAMA EL TREN DEL 12 DE NOVIEMBRE DEL 2024

 

El martes 12 de noviembre del 2024 se subió a EL TREN, en la segunda hora, el politólogo, escritor y periodista Hernán Brienza, autor entre otros libros “Éxodo Jujeño”, “La Argentina imaginada”, “Urquiza, el salvaje”, “El loco Dorrego. El último revolucionario”, “Maldito tu eres. El caso Von Wernich”. Su último libro es “¿Para que sirvió el peronismo? Once ideas para comprender su existencia”


Un viaje atractivo y profundo. Algunos de los temas abordados y frases recogidas: “Hay un cambio de paradigma”, “El mileismo replica un cipayismo hacia EE. UU, similar al que en otras épocas se tuvo con Inglaterra”, “El trumpismo es más racional que Milei y Abascal”, “Las provincias están cansadas de la cuestión Capital”, “Para muchos fue demasiado progresista el kirchnerismo”, “Soy pragmático, pero no moderado”, “Milei dialoga bien con la modernidad” “¿Qué es el peronismo? No tiene respuesta”, “Hoy no hay un pensamiento crítico alternativo al capitalismo”, “El gobierno de Alberto está lejos de ser el peor de la democracia pero fue timorato”, “El peronismo tuvo una relación extraña con la inflación”,  “El peronismo en muchos momentos se convirtió en una enfermería”, “Como se adecuaron en cada momento los tres referentes peronistas ( Perón, Menem y Kirchner) a las circunstancias externas”; “La relación entre la posición socialdemócrata de Antonio Cafiero y la de Alberto Fernández”, “La necesidad del peronismo de renovarse” Al respecto un párrafo de su último libro:  “En pocas palabras, mientras el peronismo ofrece la panacea del “Chalecito californiano construido por Evita para la espera del futuro prometido”, hoy los jóvenes amamantados en las ubres del neoliberalismo individualmente sueñan “con un monoambiente donde tomar sol en el balcón, tener buena conexión de internet y ser libres ( y sin hijos) para poder disfrutar de un presente gozoso porque el futuro ya ha quedado en el pasado”


Apenas algunos de los temas tratados sin dejar de discurrir a aspectos personales, su fanatismo por River, su familia peronista, su relación con su hijo, lo mal que lo pasó durante el macrismo.


En la primera parte, el programa abordó el análisis del gobierno de Javier Milei a través de la literatura como El Quijote y un cuento de Gabriel García Márquez. La dramática situación del Hospital Garraham, El alarmante texto del columnista de La Nación Jorge Fernández Díaz. La crueldad insólita del gobierno. La frase del presidente al visitar el Ministerio de Desregulación: “ Uds. son el combustible para que yo me levante feliz todos los días”. Una historia conmovedora puesta al aire: “El chocolatín de Burgos”. El cipayismo superlativo de Ramiro Marra. 


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14 noviembre 2024

Yo no lo puedo creer

 

                                                                      Por Fabián Restivo

12 de noviembre de 2024 - Página12

 Imagen: Fabián Restivo

“El Diego me hace falta. Santiago me duele” y entonces sonríe una pena suave sobre los escombros inevitables de la memoria viva. Y juega en la mesa con la arandela de las llaves del auto, que cuelgan de un viejísimo llavero de Motorcraft.


En el siglo pasado quedó la nena de faldita escocesa y camisa blanca con el escudo del Chaltel College y el mandato preexistente de marido rugbier, casa, perro labrador y cinco hijos al que llevar y buscar al mismo colegio que fue ella. Proyecto además, moldeado por “un papá bastante gorila, de esos que dicen que en Argentina hubo dos bandos, que en este país no trabaja el que no quiere. Un papá con cosas increíbles y maravillosas y al que por momentos quiero matar. Sumale a eso una mamá que no hablaba y que entonces ´pensaba´ lo mismo que su marido”.


Desde las paredes de su taller, Mollo pone un acorde rabioso, el Diego sonríe, y Santiago Maldonado pregunta cómo, por qué, donde, quién. “Cuando pinté a Santiago todavía no lo habían encontrado. Y fue muy fuerte para mí lo que pasó. Lo viví como algo muy personal. Sentí en el cuerpo que podría haber sido mi hermana.” Y entonces, desde la frente de Maldonado, Nora Basilio, pintora, muralista, militante sin partido, pide perdón y justicia. “Todo el tiempo milito y no pertenezco a ninguna agrupación. Las causas son mías. La de las Madres, la de Abuelas, la del orgullo, las asambleas de vecinos de Don Torcuato”.


No es raro cruzársela por ahí, frente a alguna pared colgada de un andamio. “Prefiero el mural. Hacer un mural es físico, caños, pinzas, el arnés, las escaleras. Es fuerte, y además tiene la gente que pasa, habla, pregunta, se para a contarte historias, a veces mientras estás pintando y otras mientras armás la estructura, que es un trabajo rudo. Fui criada en un mundo masculino”. Finalmente Nora es el árbol de esa semilla que creció trabajando con Don Basilio, su papá, en el taller FordStock, el que queda en Boulogne, ahí sobre la avenida Rolón, que además es casa de repuestos, donde ella atendía repartiendo cigüeñales, barras de transmisión, amortiguadores y aconsejando la mejor pieza para su Ford o Wolksvagen mientras hablaba de todo con los clientes: “hay una gran similitud entre eso y llevar caños, armar las estructuras mientras charlás con la gente y hacés un mural.”


“No sé cuántos murales pinté, más de cien, seguro. No llevo la cuenta” y se ríe con el gesto que deja en claro que esa cuenta no es su tema. Y entonces hay que buscar para saber que el mural de Horacio González de la Biblioteca Nacional es obra suya, el de Diego y Messi en la ruta 202 también, y el Maradona en la cancha de Argentinos, y el Favaloro de la escuela 21, más las exposiciones en el Centro Cultural Borges, y otros varios en otras ciudades del mundo como Atenas o Barcelona. Y claro, la Evita pintada en su casa natal, en Los Toldos. Entonces apunta que en las paredes de Zabaleta, en 21 y 24 viven murales suyos “con las caras de los pibes que mata la policía”. Y en ese momento algo cambia. Mira el techo, aprieta la boca, mueve la bombilla del mate y respira un silencio cruzado de miradas. Pasa que para ser insondable, Nora se llena de palabras, y cuando los sentimientos están por alcanzarla se va por anécdotas sin importancia y hasta parece que no pone corazón. Entonces se queda mirando el cuadro de Maldonado al que se le colaron los pibes de Zavaleta, y se nota que su corazón necesita distancia.


“En el taller no pasa nada, el bastidor es una jaula en la que hace tiempo que no quiero estar, entonces no estoy, por eso también cree Huella Urbana” que es un programa de murales “que me fascina, donde el mural es la conclusión de un trabajo de territorio, conocer tu territorio, las escuelas, la gente, proponer salidas posibles y creativas. Estar con los tuyos.” Y se entusiasma explicando cómo funciona entre alumnos de escuelas, profesores de lengua, historia, biología, la participación de todos y todas en las ideas que concluirán en un mural, porque ahí entran todos, los alumnos, los profes, el colegio, el municipio, otras instituciones, porque “no se trata sólo de un mural. El mural, finalmente, es la conclusión de algo mucho mas importante, que es crear pensamiento. Por eso trabajo con la secretaría de derechos humanos del municipio. Tigre tiene mucha historia de personas desaparecidas, desde los astilleros hasta el padre Pancho Soares, del que también hicimos murales con la comunidad.”
El taller está iluminado de señales. La primera edición del Nunca Más, fotos de Diego Maradona, Evita, Santiago Maldonado, Perón, frases de Paulo Freire. Y un panel con dos imágenes de Gaudí y Salvador Dalí. Ocho paletas con colores secos se enfrentan a tachos con cientos de pinceles que recuerdan con el óleo resquebrajado, el día que fueron usados. Y aún esperan.


“Asumí que toda mi familia era gorila. Mi papá porque era, y mi mamá por mamá nomas” y se ríe fuerte y toma aire para lo que viene: “resulta que de tanto hablar yo de peronismo, un día mi vieja se suelta y dice que su madre y su padre habían sido siempre peronistas. O sea mis abuelos maternos ¿entendés? Mi abuelo estuvo en cana por peronista y resulta que mi abuela ¡era delegada sindical de las tabacaleras de Tucumán! Y andaba con otras mujeres recorriendo provincias levantando a otras mujeres” y el entusiasmo le gana y concluye que claro que “lo que se hereda no se roba ¡Mi abuela era re picante!”


A los cuarenta y dos años de su edad, Nora Basilio, muralista, nieta orgullosa de los abuelos peronistas tucumanos, Elvira y José, pinta “para bajar a tierra. Hay gente que pinta para salirse. Yo pinto para entrar, estar, habitar. Y es lo único que hago segura. Porque es mi manera de decir, cuestionar, provocar. Es lo que mejor me sale. Me gusta provocar. Me gusta discutir, confrontar.” Y decidir. Decidió no tener hijos, y vivir de la pintura y “son tres cosas que me hacen feliz: esas dos y vivir en la provincia gobernada por Kicillof “y entonces sí, suelta la carcajada. Pero retoma con un aire bravo: “con tanto para ser feliz ¿por qué hay que seguir explicando lo básico? ¿cómo nos alejamos tanto de algo tan elemental como Perón? ¿Por qué estamos otra vez tan atrás? Pinto a Perón y a Eva porque no entiendo por qué hay que seguir explicando ¿Como puede ser?” Entonces de golpe le gana el vértigo. Se le fue la sonrisa, se le crispan las manos y mira fijo el mate y otra vez ahí su corazón, pero en la boca: “de verdad que esto que pasa yo no lo puedo creer”.

07 noviembre 2024

PROGRAMA EL TREN 5 DE NOVIEMBRE DEL 2024

 

El martes 5 de noviembre del 2024, se subió a EL TREN, el dirigente político peronista Milcíades Peña,  Es director de Urbana TeVe, un canal comunitario que transmite desde la villa 31, también conocida como el Barrio Padre Mugica.  Es autor de varias leyes importantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, entre ellas, la Ley de Deportes de la Ciudad. Tuvo activa y destacada participación en la elaboración y sanción de la Ley de Comunas Autor de uno de los proyectos presentados, del suyo se tomaron para el texto definitivo, entre otros temas, la distribución presupuestaria equitativa sobre la base de indicadores de desarrollo social y la división territorial por él propuesta.

Algunos de los temas y precisiones abordados: “La contradicción primaria es Democracia -Fascismo; “Si el gobierno de Milei no es fascista es al menos muy autoritario”; “Hay puntos de contactos preocupantes con el pre-Hitler”; “ Hubo serios errores en el armado político”; “Hay que dar la batalla cultural”; “ Se ha desplazado el eje de a favor de Cristina o contra Cristina a  otro de a favor de Milei o en contra del Milei”;  “Hay que rescatar que se conservó la unidad parlamentaria de “Unión por la Patria”; “En la villa 31 se ve lo que produce la política de Milei”; “Larreta hizo obras en la Villa 31”; “También fue un negociado, porque se puso 400 millones de dólares y debía ser Ginebra y está lejos de serlo con edificios nuevos de durlock y chapas” ; “ Reivindico lo que hizo el gobierno de Alberto Fernández durante la pandemia”; “Lo que faltó fueron recursos económicos”;  “ Faltó ir con más fondos para un Estado más presente”;  “Este año fue pésimo para nuestro pueblo”; “Hay una nueva mutación del capitalismo”; “ La etapa actual es más cruel que la anterior”;  “ No hay lugar para todos”; “Milei es  la consecuencia que el sistema político tradicional no dio respuestas”. Algunas consideraciones sobre su padre, su historia y su suicidio.

En la primera parte el programa discurrió sobre aspectos de la realidad nacional, desde la falta de vacunas contra el dengue o remedios para enfermos con HIV a la falta de seguridad en las rutas por la falta de mantenimiento. Los cambios en los medios. Audios con opiniones de Romina Manguel, Eduardo Feinmann y el Gordo Dan, en realidad Daniel Parisini. Un testimonio conmovedor de una joven agradecida con Cristina.    
     
Súbanse a EL TREN, desde el andén de sus domicilios.




El TREN, UNA VOZ DIFERENTE PARA ESCUCHAR, REFLEXIONAR Y DISCUTIR  

06 noviembre 2024

Romina Manguel dijo que Argentina nunca tuvo cancilleres judíos


 

Para el Gordo Dan el Gobierno debería echar "a los comunistas del Estado y poner a los propios"


 

Abajo siempre hay lugar

 

Por Fabián Restivo
5 de noviembre de 2024 - Página 12


Imagen: Fabián Restivo

A las seis y media de la tarde toca irse. Jorgelina se agacha y comienza a levantar la ropa que está sobre el viejo pareo rosado que sirve de lona para mostrar lo que está a la venta, y que hoy no se vendió “pero el fin de semana que viene se vende. Hay días buenos y hay días malos. Ayer y hoy fueron regulares. Hice treinta lucas en total. Salvé algo de la comida de la semana”. Se para, mira alrededor. Saluda con la mano al de enfrente que también ya se va. Se vuelve a agachar, bufando y doblando ropa para finalizar el día. Lo bueno es “que vivo en Martín Coronado. Tengo servicio de tren puerta a puerta”. Y sonríe.

“Mirá, no es muy difícil. Acá venimos los que estamos jodidos”. Habla firme, con las manos en los bolsillos, sin dolor aparente. Tiene esa certeza y la realidad se le ve en las cejas gruesas cuando mira el paisaje humano casi infinito. Se palmea el cachete: ”¡Solo me falta agarrarme dengue!” y vuelve a reírse. En el pareo hay ropa usada y algunas cosas nuevas “de una amiga que tiene un local en Coronado. Si vendo ganamos las dos, porque ella viene difícil también. Allá no se vende un carajo, así que los fines de semana soy su sucursal Chacarita”, y vuelve a agacharse para doblar todo y que ocupe menos lugar en el bolso.

Es diseñadora industrial que “al año que ganó Maci me quedé sin laburo, pero con mi marido bancábamos. De vez en cuando salía algo y parecía que repuntaba y nada. Y ese entusiasmo intermitente cansa, viste…” y se fue por el lado del comercio, compra y venta, algún diseño gráfico “pero no pagan nada. Mas que trabajo parecía hobby, laborterapia, nada útil”. Entonces se le fue amargando la vida porque “te cansás de perder, y entones todo se jode, hasta el matrimonio. Viste cómo es, cuando los problemas de plata entran por la puerta, el amor se escapa por la ventana”.

Jorgelina vive sola en una casita “con un jardín chiquito y lindo donde en tres horas voy a estar tomando mate mirando el cielo oscuro y lleno de estrellas, imaginando que me va bien, que tengo las cuentas al día, que esta noche me saco el Quini y que se vayan todos a cagar” y aunque sabe que eso difícilmente sucederá y que está endeudada, es su momento de respirar. Lejos de aquí.

Vender ropa usada tiene una rutina que se repite mucho en esta feria. Se comienza vendiendo lo que está en el placard y no se usa, luego revisando roperos de parientes, amigos, luego se tocan timbres en los edificios preguntando si alguien tiene algo para dar y “la gente dice que cómo puede ser que pidamos para vender ¿cómo creen que comemos? Yo no sé si la gente es idiota o vive en un frasco de mayonesa ¿no ven lo que pasa? ¿no ven que cada vez hay menos laburo y que todo está cada día más caro? ¿creen que es divertido andar de ciruja tocando timbres contando con el desprecio de quienes ni te ven?” y entonces ya no sonríe. Y monta en su propia cólera. Y hace recuento: es una profesional, tuvo una vida cómoda, una familia donde “por suerte no tuve hijos, porque hoy no sabría que hacer, de verdad” y de a poco la situación la llevó a los bordes, al margen. El gobierno de Macri, la pandemia, Alberto Fernández “y ahora este que terminó de joder todo de todo y parece que para siempre”.

En dos horas más esta plaza frente al cementerio de Chacarita quedará vacía, como cada domingo. Y a Jorgelina le gana una amargura sólida, depositada, resistente: “es de a poco. Primero pensás que no vas a poder, que no hay cómo, te desesperás, no dormís, te imaginás viviendo en la calle. Porque vos eras a la que le tocaban el timbre. Vos eras la que iba al mercado de pulgas, a la plaza, a ver si conseguías ropa usada y de marca en buen estado y todavía hasta peleabas el precio, y eso que por Coronado casi no se ve, pero a veces pasaban y también a veces me daba paja mirar si tenía. Ahora el juego cambió de lado y sé lo que pasa en la otra punta del cable del timbre. Y jode. Claro que jode, pero hay que bancársela, así están las cosas hoy.”

Ahora se sienta en el pasto con las piernas cruzadas. Enciende un cigarrillo, suelta el humo, fuerte, con los labios apretados. “hoy estuvo bien el clima, sol y fresco. El fin de semana pasado estaba insoportable el calor. Así es este trabajo. Hay días que traés todo, tomás el tren, pagás el pasaje que está carísimo y al rato llueve y te vas puteando. Todo mal. Porque llegás, sacás las cosas, las desarrugás como podés, las acomodás por colores para que se vea mejor que los que ponen todo tirado, y se larga a llover. Todo mal” y de golpe llega a la conclusión de que cuando no llueve pasa mucho tiempo sentada, o parada, mirándose ahí, sintiéndose rara, fuera de lugar, extrañando aquel momento en que era a la que le tocaban el timbre y “entonces pienso en cómo fue que pasó, que hice tan mal, en qué momento empecé a resbalar para abajo hasta llegar acá y después pienso que menos mal que hay esto, que hay este acá para salvar la comida de la semana porque con el otro trabajo apenas si pago las cuentas”.
Mientras termina de acomodar el bolso enciende otro cigarrillo, y llega -una vez más- a la conclusión de la que va y vuelve a lo largo del día, porque “yo se que no es que hice algo mal, sino que todo se fue al carajo y yo con todo. Pero siempre te queda eso que es como una culpa, que no tiene sentido pero así se siente y sé que no, pero bueno, en qué me equivoqué, y así...”

Jorgelina recuerda cuando perdió el trabajo y se lo contó a su papá, que todavía vivía. Estaban comiendo un asado en su casa “y le dije que esto era lo peor que me podía pasar, tener que salir a buscar trabajo de nuevo, era un drama” entonces se sonríe de lado y se acuerda de lo que le dijo él: “shhhh…tranquila, todavía no es tan grave tu situación. Para abajo siempre hay lugar”.


04 noviembre 2024

La increíble historia del creador del sandwich, un Conde inglés señalado por practicar orgías y satanismo

 FRAGMENTO DE LA NOTA TOMADA DE INFOBAE

John Montagu, IV Conde de Sandwich, fue como político un gran impulsor de la marina británica, mecenas del almirante Cook y diplomático de grandes éxitos en tratados de paz. También protagonizó escándalos de la alta sociedad londinense, con amantes famosas y prácticas consideradas indecentes. Sin embargo, siempre será recordado como el que primero que pidió “un trozo de carne entre dos rebanadas de pan” 
 
Por Hugo Martin
03 Nov, 2024 
John Montagu, el IV Conde de Sandwich

A nadie, hoy, se le ocurriría pedir “un Montagu de jamón y queso”. Lo verían como a un loco. Y, sin embargo, el invento del popular sándwich (o sánguche, también aceptado por la RAE), por lo menos lo que se preparan desde hace alrededor de 300 años, se los debemos a un señor con ese apellido. 
 
Por fortuna —sobre todo para él que la tenía y en cantidad—, John Montagu tenía un título nobiliario: era el IV Conde de Sandwich, distinción que creó el rey Carlos II de Inglaterra para su bisabuelo, Edward.

Hoy, que es el Día del Sandwich, John Montagu merece ser recordado en toda su dimensión. Lo curioso es que la creación del sándwich es apenas una ínfima gota en el mar proceloso de su vida, que fue agitada y prolífica. Pero la historia es así. A este refinado Lord se lo recordará más cuando el mozo traiga un especial de mortadela, que por su participación en la política inglesa, su aporte a la marina británica, su apoyo al almirante Cook en sus travesías por los océanos del mundo o sus ardientes y escandalosos romances en la corte real, que los tuvo y muy notables.

La versión más famosa indica que el Conde era muy aficionado al juego de ajedrez. Según cuentan, en un largo momento de ocio durante las negociaciones del Tratado de paz de Aquisgrán, en el que no quería interrumpir su juego, a Montagu le dio hambre. Y les pidió a sus sirvientes que le llevaran para comer un trozo de carne entre dos rebanadas de pan. Así, podría continuar sin levantarse de su silla frente al tablero. Dicen que esta comida sencilla y práctica llamó tanto la atención que otros comenzaron a pedir “lo mismo que Sandwich”, como lo conocían por su título nobiliario. Con el tiempo, esta combinación de pan y carne adoptó ese nombre y el sándwich se popularizó hasta nuestros días.