Al cumplirse 99 años de la
Revolución Rusa -la del 25 de octubre de 1917 según el calendario de los Zares,
el Juliano; o del 7 de noviembre según el calendario gregoriano adoptado
después del triunfo-, y al faltar pocos meses para que la Revolución Cubana
festeje su aniversario número cincuenta y ocho, amerita hacer algunas
reflexiones y establecer algunas relaciones y vinculaciones.
Ambas se produjeron en los eslabones
más débiles de la cadena. Rusia estaba asolada por la Primera Guerra Mundial y
por el gobierno de los zares, una cárcel de naciones. Los bolcheviques, que
significa mayoría en ruso, en realidad eran minoría. Pero su audacia y al haber
acertado en la consigna “tierra, paz y trabajo”, los acercaron al poder. La
dupla Lenín y Trotsky con el apoyo de los soviets de campesinos y obreros,
hicieron un corte profundo en la historia rusa. Pragmáticos, la situación los
llevó a dar un paso atrás para seguir
adelante con una política de capitalismo de estado traducida en la NEP ( Nueva
Política Económica). La guerra civil durante varios años acentuó la situación
de catástrofe. León Trotsky se encargó de la organización del ejército rojo y
en su condición de “Presidente del
Consejo Revolucionario de Guerra” se trasladó a los
diferentes frentes en el famoso tren blindado, un cuartel general montado sobre
ruedas, donde increíblemente escribió
“Literatura y Revolución”. Durante dos años y medio de su vida organizó los frentes de batalla, aprovisionando a
las tropas y, principalmente, levantando la moral, “llevando el cemento de las lecciones de la Revolución de Octubre a
todos los frentes”. El pasado, la herencia de los zares, la
destrucción terrible de la guerra, el atraso, y la muerte de Lenín en enero de
1924, posibilitaron que en la feroz interna posterior, Stalin se alzara con la
victoria. La industria pesada, la aeroespacial y la bélica, junto con la
indudable mejoría en los niveles de vida de su población, permitieron convivir
con los gulags y la mano impiadosa del stalinismo. Tan contradictorio como el
hecho de librar la heroica lucha del pueblo ruso contra el nazismo, al lado del
cual se perpetraron horrores, asesinatos y hambrunas como la socialización
forzosa del campo o la eliminación de los adversarios políticos. Todo intento
de democratización como en la Hungría de 1956 y más tarde Checoslovaquia y
Polonia (todos cuando en el gobierno estaban los herederos de Stalin) fueron aplastados. La teoría de Stalin del
socialismo en un solo país, en contraposición a la del Trotsky de la revolución
permanente, condicionaría significativamente el curso posterior a enero de
1924, en cuanto se conformó una burocracia conservadora conocida como la
nomenklatura.
Trotsky fue expulsado, destruida parte de su familia, asesinados
sus compañeros, con dificultades de asilo en lo que el definió como “el planeta
sin visado”, y finalmente asilado y asesinado en Méjico por un esbirro de Stalin.
Más allá de sus
dimensiones-continente, la Unión Soviética y sus países vecinos integrantes de
lo que se conoció como socialismo real, que era la forma como se designaba la
enorme diferencia entre la teoría y lo conseguido, constituyeron una gigantesca
unidad donde las relaciones comerciales y los intercambios no diferían
mayormente de la relación colonial entre las metrópolis y los países
dependientes. Esto lo percibió el Che, que observaba con cierto pesimismo la
relación entre la Unión Soviética y Cuba y que quedó claramente reflejado en la
crisis de los misiles de 1962, donde éstos fueron levantados sin participación
de Fidel Castro, a cambio de la promesa norteamericana formulada por John
Kennedy al Secretario del Partido Comunista Soviético Nikita Jrushchov, de no
intentar invadir nuevamente la isla.
En América, Cuba era uno de los
eslabones más débiles de la cadena. Atravesada por el juego y las mafias,
constituía el prostíbulo de EE.UU. Cuando empezaba 1959, las tropas guerrilleras
entraban en la Habana. Con el apoyo de sectores del poder en los EE.UU y el
consenso de la mayoría de la población de la isla, se inició un proceso
que aceleró su radicalización por la
torpeza e intemperancia de los EE.UU.
Producida la ruptura y el bloqueo,
Cuba pasó a depender de la ayuda económica soviética. Eso condicionó su
política al punto que apoyó todos los desaguisados en política exterior de los
sucesores de Stalin. Pero consciente los jefes revolucionarios que recluir la
revolución en la isla era un camino que impediría superar los límites
revolucionarios, fomentaron la guerra de guerrilla, la teoría del foco en todo
el continente, realizando en la práctica aspectos de la Revolución Permanente
de Trotsky. El error fue aplicar a realidades diferentes una sola medicina que
fue la guerrilla. Y proyectando hacia otras realidades, la situación particular
de la Cuba de Fulgencio Batista, que no contaba con un ejército sino con una
guardia civil.
Si EE.UU necesitaba sacarse de
encima el desprestigio infinito de Fulgencio Batista suponiendo que se cambiaba de collar pero no de perro, en la
Argentina de 1959 los diarios del establishment identificaban a Batista con
Perón y a Fidel Castro con Pedro Eugenio
Aramburu.
La táctica guerrillera fue en general
un fracaso y costó millares de vidas, incluso la de su máxima figura Ernesto
“Che” Guevara.
La implosión de la Unión Soviética
es un hecho central del siglo XX, tan conmocionante como el inicio de la Rusia
soviética.
La Cuba bloqueada, insular, con notables
conquistas y muchos errores propios, ha llevado al
gobierno de la isla a una apertura económica gradual y a una incipiente
recreación de pequeños mercados.
El socialismo real se ha estrechado
significativamente. El capitalismo vencedor, ha trocado en uno fundamentalmente
financiero que es depredador en grado superlativo. Algún pensador menor se
atrevió a vaticinar “el fin de la historia”. En realidad lo que empezaba era
otra historia.
CONTRADICCIONES HISTÓRICAS
Marx y Engels pensaron que la Revolución
socialista se produciría en Inglaterra o Alemania
Se equivocaron: floreció en los eslabones más débiles,
Rusia fue la abanderada de la
Revolución Socialista, pero terminó implosionando y pasando aceleradamente al
capitalismo.
Cuba se abre al mercado
internacional, con un mercado muy acotado y manteniendo un férreo control
político.
Cuba se alineó con el stalinismo,
pero en América Latina y África aplicó la Revolución Permanente.
Cuba intentó exportar la forma de
acceder al poder ignorando particularidades y estructuras sociales. Fue un
garrafal error que costó miles y miles de vidas y una derrota significativa.
La historia es una hábil e ingeniosa
libretista, a veces dramática, a veces truculenta.
El futuro no está escrito, pero el
optimismo se puede alimentar con una frase de Henri Bergson, filósofo francés,
Premio Nobel de Literatura en 1927: “El
futuro no es lo que va a venir, sino lo que nosotros vamos a hacer”
26-10-2016
Mucho de lo que dice el artículo sobre la revolución rusa no está ni cerca de lo que dice la historia, el papel de Trotsky sin ir más lejos, lean un poco antes de escribir sobre eso, empiecen en mi blog, si quieren…
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