Sarmiento denominó a la provincia el
Jardín de la República. Ahí se declaró la independencia, incitada
vehementemente por San Martín y Belgrano. Primero sólo de España y ante la ira
de San Martín se le agregó “y de cualquier otra dominación extranjera.”
Pasaron muchos años. Ahí se practicó
tempranamente el terrorismo de estado bajo la presidencia de Estela Martínez
reprimiendo los sueños dramáticamente equivocados del ERP, de declararlo
territorio independiente. Luego la dictadura establishment militar lo convirtió
en un banco de pruebas de las prácticas más deleznables. Y unos años más tarde, un asesino como el
general Antonio Domingo Bussi, fue elegido democráticamente gobernador. Aún se
recuperan huesos del Pozo de Vargas.
Todavía se recuerda en esa tierra
dolorida a Hilda Guerrero de Molina militante
del sindicato de trabajadores de la industria del azúcar FOTIA asesinada
durante las manifestaciones contra el cierre de los ingenios azucareros.
Últimamente Tucumán fue proclamada provincia
PROVIDA, y el gobernador peronista Juan Luis Manzur, ex Ministro de Salud de Cristina Fernández, encabezó
las marchas contra la despenalización del aborto.
Ahí una niña de 11 años fue violada y
embarazada por la pareja de su abuela y tuvo dos intentos de suicidio.
Detectado el embarazo, en la semana 16, la burocracia estatal SIPROSA(Sistema
Provincial de Salud) tardó un tiempo
precioso en responder a la madre que quería que se le practicara un aborto y
los ruegos de la niña que pedía desesperada: “Quiero que me saquen lo que el
viejo me metió adentro”
El Hospital Evita fue prácticamente
tomado por los PROVIDA, muchos de los cuales solo les importa la vida desde la
concepción hasta el nacimiento. Luego la vida se devalúa con la pobreza, la
indigencia, el trabajo infantil. Ahí la vida les resulta indiferente
Los defensores de las dos vidas presionaban
sobre la madre y la niña para que no abortara, ejerciendo todo tipo de
presiones.
El caso de Lucía está tratado en el
Código Penal de 1921. Es decir que aún con la legislación de hace 98 años,
prácticamente un siglo atrás, este
aborto es no punible.
El secretario de salud Gustavo
Vigliocco, hizo declaraciones públicas absolutamente falsas afirmando que la
niña era robusta para la edad y tanto ella como la madre querían llegar al
final del embarazo. Todo con la complicidad de la Ministra de Salud Roxana
Chalha y de la directora del Hospital Eva Perón Elizabeth Ávila. A ellos se
sumó el Arzobispo de Tucumán Carlos Sánchez, designado en el 2017 por el Papa
Francisco, quien en contra de las disposiciones legales dio el nombre de la
niña.
Periodísticamente se la ocultó bajo
el nombre de Lucía. Cuando la burocracia aceptó el oficio emitido por la jueza
Valeria Judith Brand, ante el riesgo de perder las dos vidas, ratificado ahora
si por el gobierno de la provincia el problema pasaba por encontrar un médico
que lo hiciera.
En la Provincia PROVIDA, la represión
social a quien se anima a ir contra la corriente es enorme. No hay médicos en
el sistema público con la valentía de hacer la operación.
Aquí aparece en escena el Dr.
ginecólogo, cirujano, José Gigena casado con la ginecóloga Cecilia Outsset, de
formación católica y que mandaban a sus cuatro hijos, de 16, 13,11, y 10 años al
colegio religioso Santa María, el que se pone la situación sobre sus hombros.
Su mujer, en contra del aborto lo
acompañó para apoyar a la niña. Cuando llegan al Hospital al que nunca habían
entrado y conocen a la niña, es pequeña, infantil jugando con unos muñecos. A
Cecilia se le doblan las piernas y un nudo de emoción se asienta en su
garganta. Lucía quiere jugar, no ser
madre. Toma de la mano a la pequeña y la pregunta que quiere. La niña
le pide música religiosa. Le promete estar en la cabecera de lugar donde se
practica la operación. Se niega a sacarse su ropa interior. La madre le dice
que son los doctores que le van a solucionar el problema. La niña le dice: “Mamá,
no me dejes”
Van hacia el quirófano. Entran. En ese momento
el anestesista, la instrumentadora, la enfermera, la neonatóloga, se declaran
objetores de conciencia y se retiran. La escena es patética. La niña, y los dos
médicos. Si no practican la operación, Lucía volverá a ser violada. No pueden
volver atrás. Buscan desesperadamente un anestesista. Lo consiguen de otro
hospital. Cecilia decide actuar de instrumentista,
superando su objeción de conciencia. Cuando duermen a la pequeña recién
pueden retirarle la ropa interior. Le hacen una micro cesárea. Habían pasado 23
semanas y era imposible la vía vaginal
Mientras los PROVIDA protestan,
rodean el hospital con una marea de pañuelos celestes.
Cuando Lucía despierta de la
anestesia, los médicos reciben la sonrisa de la niña, y la madre rompe en un
llanto de agradecimiento. Al salir los esperaba una fiscal que les tomó los
datos.
La fiscal Adriana Gianonni, 15 días
antes de la cesárea apercibió al personal e instó a proteger la vida desde la
concepción.
Los días posteriores son un suplicio
para la pareja de médicos. Insultos, amenazas estigmatización social.
La misma fiscal presentó un oficio
por la posible comisión de un delito de acción pública, homicidio. Se ampara en
una ley sancionada durante la gobernación de José Alperovich de “Protección
integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes y que señala como
sujetos de aplicación a toda persona desde la concepción a los 18 años”
Es la continuación de los ataques que
sufren desde que Cecilia escribió una carta el año pasado en pleno debate por
la despenalización del aborto. Ahí decía:
“Me repugna un país donde después de un aborto, las ricas se confiesen y las
pobres se mueren, donde las ricas sigan estudiando y las pobres queden con una
bolsa de colostomía, donde las ricas hayan tapado la vergüenza de su embarazo y
las pobres queden expuestas en un prontuario policial. La discusión no es
aborto si o aborto no. Eso lo dejemos para las discusiones de los creyentes y
para tomar nuestras decisiones personales”
Desde ese momento pasó a ser una
enemiga. Tuvo que cambiar sus hijos de la escuela donde hasta se prohibió el
color verde. Ahí donde viene a dar charlas el medieval pediatra Dr. Abel
Pascual Albino. En las calles aparecen carteles de embarazadas con un cuchillo
en la mano apuntando a su panza junto con una cruz esvástica.
La suegra del Dr. Gigena,
conservadora, católica practicante, en contra de la despenalización del aborto
le dijo que estaba orgullosos de ellos.
Mientras en distintas ciudades del
país, en la jornada de lucha por el día de la mujer, donde en Buenos Aires se
congregaron más de 300.000 personas, fundamentalmente mujeres, con muchas
pancartas, una de las cuales también se pudo ver en las manifestaciones de
Tucumán: “Niñas, no madres”. En ese día también la dirección médica del
Hospital Eva Perón “hace saber que ha fallecido a las 15,30 horas la paciente
de sexo femenino nacida el 26 de febrero del 2019, con 25 semanas de gestación
y 660 gramos de peso” Precisaron que la causa de la muerte fue una complicación
respiratoria grave.
José Gigena y Cecilia Outsset han
decidido quedarse en Tucumán a pesar de las amenazas contra ellos y sus hijos.
Han tratado de rescatar a Lucía de distintas violaciones, de la pareja de su
abuela, de su padrastro, del estado, de los que en nombre de la vida la
ultrajan.
Hacen honor en esa provincia a dos
gestas memorables de Belgrano: el éxodo jujeño y la batalla de Tucumán. Son en
términos actuales, los que libran hoy
otra batalla de Tucumán.
Seguirán luchando mientras continué
habiendo espinas en el jardín
8-03-2019
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