Ariadna es famosa por su hilo.
Procusto por su lecho. A la mitología griega la podemos traer a la Argentina de
Macri. La misma situación que la Grecia actual sometida por el mismo Procusto
que es el FMI y sus cómplices locales e internacionales.
El hilo de Ariadna es el símbolo para
salir indemne de un laberinto. La historia cuenta que el Minotauro habitaba en
un laberinto y exigía sacrificios de siete doncellas y siete jóvenes a ser
devorados. Lo que sucede en la Argentina actual no es diferente en el concepto
pero sí en lo que exige el monstruo: endeudamiento, apertura de la economía,
desregularización financiera, caída del poder adquisitivo de sueldos y jubilaciones,
tarifazos, con todo lo cual se induce a un industricidio, al cierre de miles de
negocios, a la desocupación, al incremento de la pobreza y la indigencia, esto
sólo como el prólogo de lo que el monstruo llama “reformas estructurales”,
eufemismo que implica arrasamiento de derechos laborales, precarización del
trabajo, deterioro interminable de las jubilaciones presentes y limitaciones
crecientes para los futuros jubilados, privatizaciones y entrega de los
recursos naturales.
A pesar de este escenario, el
Minotauro tiene una cantidad significativa de adeptos.
Pero aquí es cuando irrumpe Teseo, el
héroe de esta historia (en la mitología, no en la Argentina ni en la Grecia
actual). Ariadna se enamora del muchacho y le entrega un arma para luchar
contra el Minotauro y un hilo para que en caso de que triunfara, pudiera salir
del laberinto. Si trasladamos la acción a nuestro país, la única forma de
derrotar al Minotauro no será con la espada sino con la urna. Para ello hay que
convencer y seducir, abriendo esperanzas y certezas sobre un futuro posible. El
laberinto es la herencia que deja el Minotauro y el hilo de Ariadna debería ser
el programa que aglutine fuerzas y nos permita salir de él. Aquí no hay un
Teseo sino un héroe colectivo, la mayoría del pueblo, que debe corporizarse en
las urnas.
Mientras tanto el Minotauro se transforma en
Procusto, famoso por su lecho. Tenía
su casa en las colinas, la que ofrecía al viajero solitario. Allí lo invitaba a
acostarse en una cama de hierro a la que amordazaba y ataba a las cuatro
esquinas, mientras el visitante dormía. Si
la víctima era alta y su cuerpo era más largo que la cama, procedía a serruchar
las partes del cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si,
por el contrario, era de menor longitud que la cama, lo descoyuntaba a
martillazos hasta estirarlo. Nunca coincidía con el tamaño de la cama porque
Procusto poseía dos, una muy larga y otra demasiado corta.
Cuando Macri nos dice
que “es por aquí”, que es el único camino, actúa como Procusto. Coloca a la
Argentina en un lecho, comprado incluso con el endeudamiento al Fondo, y corta
la cabeza o las piernas, que es la imagen de la herencia que queda: un país sin
piernas y manos, imposibilitado de caminar, disminuido para trabajar o
directamente perdiendo la cabeza, convirtiendo una nación en colonia.
Es Teseo el que
termina con Procusto a través de un ardid. Aquí sólo la mayoría del pueblo
puede terminar con esta pesadilla. Sólo los cómplices que juegan el papel de
ingenuos pueden pedirle al Minotauro que deje de pedir sacrificios para saciar
su infinito hambre de riqueza, o a Procusto que deje de arrancar cabezas,
brazos y piernas.
En el medio
oficialista Clarín con la firma de Marcelo Bonelli se publicó el viernes 8 de febrero, un adelanto del futuro, con un
plan económico que estarían redactando por personajes que intimidarían a todos
los malvados de la mitología griega: “El equipo lo integran Miguel Ángel Broda,
que lo presidiría, Ricardo López Murphy, José María Dagnino Pastore, Domingo
Cavallo y Guillermo Calvo” Por si queda alguna duda Macri dijo: “Eso sí, el primer día del nuevo mandato,
hago todo lo que tengo que hacer en economía”
Hoy es dudoso,
neblinoso, que la “oposición-oposición” encuentre el hilo de Ariadna que
permita salir del laberinto.
En la mitología
griega, ambos casos tienen un final feliz. En la Argentina, nada está
predeterminado y el futuro es impredecible. Lo que sí no quedan dudas es que si
el Minotauro es finalmente reelegido, Procusto seguirá su tarea de amputación hasta
cumplir todos sus objetivos. Pero si triunfa Teseo con el hilo de Ariadna en la
mano y en la cabeza, la salida del laberinto es posible y la reconstrucción y
su superación una utopía alcanzable .
Publicado
en la Tecla Ñ
26-02-2019
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