A 6 AÑOS DE LA MUERTE DE ROBERTO FONTANARROSA
En julio del
2007, cuando murió el inolvidable "Negro"
escribí esta nota.
Hoy, en
su homenaje, la vuelvo a compartir
En enero escribí en una nota
titulada “Dos líneas de cuatro”. Decía entre otras cosas: “Cuentan que
a Inodoro Pereyra se le escapó una lágrima. Que el Mendieta gritó como nunca
antes su “ Que lo parió”. Que la
Eulogia hizo la promesa de convertirse en anoréxica si “el
Negro volvía a dibujar”. A Boogie, el aceitoso, ese policía duro, de
procedimientos ilegales, en el geriátrico, se le cayó el cigarrillo de la boca.
Sperman, la versión caricaturesca de Superman, sintió que no podría volver a
volar.
Roberto Alfredo Fontanarrosa, “el
Negro” en una carta a “Viva”, la revista
del diario Clarín del 14-01-2007 dijo: “Finalmente, la mano derecha claudicó.
Ya no responde, como antaño, a lo que dicta la mente. Por lo tanto, e independientemente
de que yo siga intentando reanimarla, me veo en la necesidad de recurrir a
alguno de los muchos excelentes dibujantes y amigos que tengo para pongan en
imágenes mis textos…..” Luego se refirió a su entrañable amigo Crist que se
haría cargo de los dibujos diarios habituales y concluyó, humorista siempre,
aún en medio del dolor: “Vale este informe a los lectores para que no se
sorprendan al advertir que he mejorado notablemente la calidad de mis trazos y
de mis colores”
Durante estos seis meses, Inodoro “el renegau” siguió hablando por boca
de “el Negro” y los dibujos de cada
entrega quincenal lo hacía Oscar Salas.
Roberto Fontanarrosa, el excepcional
humorista y escritor, padeció de esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad que
limita progresivamente la movilidad del paciente.
Esa limitación que llevó a que
a Inodoro Pereyra se le escapara una
lágrima. Que el Mendieta gritara como nunca antes su “Que lo parió”. Que a sus
lectores nos sumiera en reflexiones sobre ese Dios – si existe- tan poco
piadoso. Y que a Boogie, el aceitoso, se
le cayera el cigarrillo de la boca. Decía entonces “Las cosas están así. Me parece que no hay que sentirse
demasiado mal. Por suerte, hay comprensión y mucho afecto de la gente.
Estoy jugando con ocho, pero todos me bancan. El otro día hablé con Pedrito
Marchetta, que también tuvo un problema de salud, y le dije: ‘Pedro, dos
líneas de cuatro y a tirarla para arriba”
Por entonces “el negro” estaba actuando como el DT de su
supervivencia.
Trató de hacerle un caño a la adversidad. Una
gambeta a la enfermedad. Sin perder el optimismo ni el humor. Desmenuzando el
lenguaje como siempre. Recordaba entonces a
uno de sus personajes que al afirmar: “Venderemos cara nuestra derrota”
el otro le contestaba: “Quién querrá comprar una derrota y encima cara”.
Hoy el negro
Fontanarrosa ha muerto.
Hoy sus lectores estamos
tan solos como Don Inodoro, el Mendieta, la Eulogia o Boggie el aceitoso.
Hoy el notable
cuentista, el humorista excepcional, el hincha empedernido, el fanático de
Rosario Central se fue a jugar a otra cancha. Ahí donde dicen que todos los
días hay un gol de palomita de Poy.
No pudo evitar el gol de
la muerte. No alcanzaron las dos líneas de cuatro. Contra ese goleador
implacable que siempre nos termina derrotando, al final el Negro tuvo que
aceptar la derrota. Seguramente haciéndole una broma.
Si Dios existe, cosa tan
difícil de aceptar y mucho menos de comprobar, es posible que necesitara un
gran humorista que le hiciera más llevadera su inmortalidad. Y por eso, con un
egoísmo que no condice con su presumible grandeza, se lo llevó al Negro a los
62 años.
Eulogia está
desconsolada. Inodoro Pereyra está llorando. El Mendieta, el perro que habla,
está mudo. Boggie, el aceitoso, se
descompensó en el geriátrico. Sperman sabe que no volverá a volar.
No podemos recordar a
Fontanarrosa, sólo con lágrimas en los ojos. A él no le hubiera gustado. Por
eso, para despedirlo en su ley, recordemos algunas humoradas:
“Soy crítico meteorológico, señor. La
tormenta de anoche: floja iluminación de los relámpagos, yuvia repetida,
escenografía pobre y pésimo sonido de los truenos en otro fiasco de esta puesta
en escena de Tata Dios.” O “- ¿Y usted cómo se gana la vida?- ¿Ganar? ¡De
casualidá estoy sacando un empate!” O aquella reflexión pragmática con la que
Inodoro le contesta al perro: “Mendieta, uno se deslumbra con la mujer
linda, se asombra con la inteligente... y se queda con la que le da pelota.” O
en otras de sus ironías campestres: “- ¡Mire esta vaca, Serafín! Musa
inspiradora de miles de composiciones escolares... ¡Y ahora es acusada de
traficante de colesterol por el naturismo apátrida! Nos da su leche, su carne,
su cuero. ¡Lo quiero ver a usté haciéndose una campera de zapayitos!”
Tal
vez, por eso, le puede decir en un reportaje a María Laura Santillán: “Defiendo a muerte el ocio no creativo, dejáme de romper las bolas con el ocio creativo” Que
luego se traduce cuando Eulogia increpa a Inodoro Pereyra: “- ¡No me
diga que va a barrer, Pereyra! ¡La última tarea doméstica que hizo jué doblar
una serviyeta!”
Su
pasión por el fútbol y Rosario Central no le impidió ironizar sobre sus
limitaciones deportivas: “Jugando al fútbol, soy una cosa patética” que traducido en clave
humorística se transforma: “Tengo dos
problemas para jugar al fútbol. Uno es la pierna izquierda. El otro es la
pierna derecha.”
El
humor que practicó, muchas veces es una ácida reflexión: “- La muerte nivela
a güenos y malos, don Inodoro. Lo malo es que nivela pa' bajo.” O una profunda ironía: “Con la verdá no
ofendo ni temo. Con la mentira zafo y sobrevivo, Mendieta”. A veces arranca
la sonrisa, esa caricia al cerebro, con el tránsito por el absurdo: “- Hay
una muchacha en la ciudad que circula diciendo que usted es el padre de sus
gemelos...
- Eso es una exageración... De uno de ellos, quizá, pero no de ambos…”. Otras desarticula el lugar común, ese que Ortega y Gasset denominaba “El tranvía del transporte intelectual”. Es cuando coloca en boca de sus personajes: ¿Por qué esta agresión gratuita? - ¡Mire; Si quiere se la cobro!” O cuando transita por el escepticismo nacional: “- Estoy comprometido con mi tierra, casado con sus problemas y divorciado de sus riquezas.”
- Eso es una exageración... De uno de ellos, quizá, pero no de ambos…”. Otras desarticula el lugar común, ese que Ortega y Gasset denominaba “El tranvía del transporte intelectual”. Es cuando coloca en boca de sus personajes: ¿Por qué esta agresión gratuita? - ¡Mire; Si quiere se la cobro!” O cuando transita por el escepticismo nacional: “- Estoy comprometido con mi tierra, casado con sus problemas y divorciado de sus riquezas.”
Alguna
vez, en medio de una ceremonia intelectual adocenada, en donde los referentes
eran Borges, Saramago o Proust,
Fontanarrosa citó como su inspirador a Ermindo Onega, aquel excepcional
jugador de River, ante lo cual los escritores presentes se codearon perplejos,
porque desconocían la existencia de ese “escritor”
“En
las ferias de libros, la gente que se me acerca no viene por la literatura. Se
me acerca por el fútbol. Es decir, no son lectores “cultos”.
Y
hay una anécdota a propósito de su cuento Mamá. “Relatado en primera persona,
Mamá es la historia de un hijo que cuenta los vicios secretos de su madre y los
va disculpando. El tabaco, el alcohol, el juego. Hasta que un médico le
diagnóstica que el verdadero problema de su madre no es ni el tabaco ni el
alcohol ni el juego sino la “ninfomanía”. A partir de ahí el hijo decide no
evocar más a su madre y prefiere no enterarse de qué se trata esta enfermedad.
Una vez publicado el cuento, lo llamaron tías y vecinas: Robertito, le dijeron,
nosotras no sabíamos que tu mamá era así”
A los 62 años, “el Negro” ha muerto. Y con el se lleva al Inodoro
Pereyra, a la Eulogia,
al Mendieta, a Boggie el aceitoso, a Sperman, a los personajes que podían
protagonizar sus nuevos cuentos.
No alcanzó con dos líneas de cuatro.
Pero lo que no puede llevarse la muerte, y ahí está su derrota, es lo que ha
dejado el rosarino. Sus libros, su humor, sus anécdotas, sus cuentos
convertidos en obras teatrales. Y el asociar para siempre su nombre a la
sonrisa.
19-07-2007
Todos los derechos reservados. Hugo
Presman. Para publicar citar fuente.
Estimado Hugo. Un placer este recuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estimado cumpa:
ResponderEliminaragradezco nuevamente tu tierno e inteligente aporte.
Aprovecho para reiterarte - hace tiempo lo hice por mail - tu apoyo a que el "Día del Amigo" se conmemore en nuestro
país el día de la 'ida del Negro' porque obviamente es para todos nosotros un ícono insustituíble la 'Mesa de los galanes' del
"Bar El Cairo" y no la cuestionada y falseada publicitaria de la "Llegada a la Luna"...
Vaya para ti el mejor y mas especial de mis afamadísimos 'abrazos de oso',
Aníbal H. LENTINI ITURRALDE
'Pensemos juntos...'
'PSICOLOGÍA & CIENCIAS SOCIALES'
'MILITAR POR TODOS?
'Jueves Santos'