01 julio 2013

LORENZETTI DESCARRILA





Ricardo Lorenzetti es un aprendiz de político con pretensiones presidenciales. Hábilmente accedió a la presidencia de la Suprema Corte, revelándose un hombre astuto y pragmático. Tal vez exageradamente pragmático en función de las características del cargo que ocupa, que incluye un eventual cargo sucesorio a Presidente de la Nación en medio de una catástrofe institucional. Sucedió al cortesano Enrique Petracchi en la cúspide de la pirámide jurídica. Equilibrista consumado, comprendió que sus posibilidades políticas están en el poskirchnerismo, por lo cual una buena relación con el poder económico y mediático es imprescindible. De sus épocas de exitoso abogado en Rafaela, hay algunos testimonios que precisamente no alaban su trayectoria: en una investigación del respetado periodista Carlos del Frade, quien la publicó como una nota y luego fue libro, quedaron plasmados algunos en los que se expone a Lorenzetti como el abogado de las prepagas del Pami -aquellas que saquearon la obra social más importante de la Argentina- y a quien califica de “abogado carancho”. Publicada la nota en el portal “Postales del Sur”, se comunicó con el periodista el secretario de Lorenzetti, quien le propuso una reunión en la que el supremo le propuso no seguir con el tema a cambio de una recompensa de 40.000 dólares, cifra que apareció cinco veces en la conversación. Todo esto lo consigna el periodista del Frade en un video que puede verse en http://www.youtube.com/watch?v=VGLuFyn23g0, del 7-7-2011.
El artículo 114 de la Constitución Nacional de 1994 que dice: “El Consejo de la Magistratura, regulado por una ley especial sancionada por la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, tendrá a su cargo la selección de los magistrados y la administración del Poder Judicial……Serán sus atribuciones….: Administrar los recursos y ejecutar el presupuesto que la ley asigne a la administración de justicia.
Sin embargo ese mandato constitucional nunca pudo tornarse operativo, ya que ese atributo lo ejerce efectivamente la Suprema Corte de Justicia; y cuando el gobierno intentó legislar para dar cumplimiento efectivo a esa norma constitucional, Ricardo Lorenzetti procedió según da cuenta el relato del equilibrado analista Mario Wainfeld  aparecido en Página 12 del 28 de abril: “Los jueces integran la Junta Nacional de Presidentes de las Cámaras Nacionales y Federales. “La Junta”, que así la llamaremos en lo sucesivo, no es un organismo previsto en la Constitución ni en ninguna ley. No posee, por ende, facultades judiciales específicas. La creó Lorenzetti y sus prácticas versan sobre cuestiones de ordenamiento interno (superintendencia, en jerga), también sobre la relación con las obras sociales. Suele reunirse una vez al mes, la Corte se hace cargo de los pasajes de los jueces asentados en el interior. Su presidente es Gustavo Hornos, que también lo es de la Cámara Federal de Casación Penal. Hornos le entregó a Lorenzetti una carta firmada por amplia mayoría de los miembros de la Junta, no por todos. La misiva es conocida por el lector asiduo de los diarios, por lo que diremos lo mínimo. Presentaba una serie de reclamos y críticas respecto de los proyectos para “Democratizar la Justicia” enviados por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al Congreso. Lorenzetti la recibió, prometió estudiarla, luego le habló a la concurrencia. Elogió al conjunto (incluyendo a la Corte) y se encargó de que colaboradores suyos les comunicaran la holgada situación presupuestaria del Máximo Tribunal y de su obra social. Sobre ésta, se comentó que su solvencia es tan grande que podría cubrir todos sus gastos por un año, aun sin recibir un peso en ese lapso. Luego, la carta siguió un periplo y sufrió recortes, también divulgados en estos días. Lo interesante, el centro de esta nota, es que Lorenzetti mismo había redactado la carta que recibió, con pompa y circunstancia.
El Supremo se la envió a Hornos, quien la circuló entre sus pares como si fuera de su personal autoría. Luego se vio obligado a reconocer la fuente y a pedir reserva a los demás camaristas.
No es la primera vez que Lorenzetti, un político hábil y hasta florentino, apela a esa carambola. En su momento, Página/12 informó que junto a su colega Juan Carlos Maqueda fue el real escriba de una carta indignada suscripta (esa vez) por organismos representativos del Poder Judicial y un puñado de sellos de goma. Su texto indignado y desafiante se arrogaba la representación de todo el Poder Judicial. Eso motivó el nacimiento de “Justicia legítima”, un colectivo de jueces, secretarios, fiscales y defensores oficiales que no se vieron representados en la diatriba. Y entraron en escena con una solicitada en la que (a diferencia de la precocinada por Lorenzetti) firmaron con nombre y apellido.”

EL RUMOR COMO FUENTE DE INFORMACIÓN
Ahora Lorenzetti hace trascender que tanto él como sus hijos, estaría siendo investigado impositivamente, pero sin exhibir el documento que constituye el punto de inicio de cualquier procedimiento, tal es un requerimiento impositivo por el que se notifica al contribuyente que está sujeto a investigación. No sólo lo hizo trascender, sino que en forma ostentosa la denomina persecución. La Corte, llevada al ridículo por su Presidente, emitió el siguiente comunicado: “La Corte Suprema de Justicia de la Nación informa que se ha reunido en el día de la fecha (27-06-2013). Ha analizado la situación expuesta por su presidente en el acuerdo del pasado martes vinculada a una investigación de la AFIP. La Corte encomendó a funcionarios del Tribunal que se reunieran con representantes de la AFIP para aclarar la situación. Se informa que no se realizarán declaraciones públicas al respecto. Firman: Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Enrique Petracchi, Juan Carlos Maqueda y Carmen Argibay” 


El diputado del GEN-FAP, Omar Duclós, presentó un proyecto en el Congreso para que "se convoque de urgencia" a Echegaray. Francisco De Narváez también se refirió al episodio y manifestó que si la AFIP sale a “hacer inspecciones de los miembros de la Corte me parece peligrosísimo;  la inefable Patricia Bullrich pidió la renuncia de Ricardo Echegaray; el titular del radicalismo, Mario Barletta, dijo que el Gobierno “está desaforado y no reconoce límites” y cuestionó al kirchnerismo porque “no les alcanzó con pergeñar un trasnochado e inconstitucional proyecto de reforma del Consejo de la Magistratura, que ahora intenta, por la fuerza de la intimidación y la persecución, apretar al presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti utilizando a la AFIP”.
El periodista Nelson Castro, que toma la información de los medios dominantes de los que es empleado como si fuera un sacramento para un católico, dio crédito y potenció  la persecución a Lorenzetti. Éste a través de su periodista amigo Joaquín Morales Solá hizo trascender en La Nación del 26 de junio bajo el título “La Corte y el Gobierno, en su peor momento” que: “ Nunca, en 30 años, recibí una intimación de la AFIP y jamás fui investigado por ninguna oficina impositiva” . El Presidente de la Corte aseveró que pagó siempre en tiempo y forma todos sus impuestos” Si es así, cual es el problema que tanto preocupa al Supremo, abriendo el paraguas cuando no llueve. El autor de esta nota es contador público con más de cuarenta años de ejercicio de la profesión, y a diferencia de Lorenzetti, lo que le llama la atención es que una persona con el nivel de ingresos de un exitosísimo abogado en Santa Fe  no haya recibido un requerimiento en tres décadas.
Y si bien como Supremo está exento de pagar el Impuestos a las Ganancias, sí debe tributar bienes personales.
Tampoco se entiende que su situación privilegiada impositiva se extienda a miembros de su familia.
La ofensiva contra el gobierno defendiendo a Lorenzetti de “la persecución”,  la continúa La Nación que el domingo 30 de junio publica un editorial con el título “1923”, continuación tan lamentable como el titulado “1933”del 27 de mayo.
Si ahí se asemejaba la actual situación al avance del nazismo, ahora se retrocede una década y se la sitúa con el asalto al poder del fascismo. Sin el menor temor al ridículo, se escribe después de narrar las tropelías deleznables del régimen de Mussolini que se la identifica con intenciones del gobierno de Cristina Fernández : Desde el tendido de redes clientelistas hasta el exagerado culto a la personalidad del líder; las persecuciones de figuras opositoras o independientes a través de aparatos de inteligencia estatal o de la agencia recaudadora de impuestos; los ataques a periodistas y la adopción de medidas gubernamentales orientadas a perjudicar económicamente a medios de prensa críticos del oficialismo; el falseamiento de estadísticas oficiales; la persecución de empresas consultoras que miden la inflación con criterios científicos y por lo tanto más realistas que los oficiales; el sometimiento al escarnio público de ciudadanos y empresarios que osan cuestionar las políticas del Gobierno; el avasallamiento de la división de poderes y los arteros ataques al Poder Judicial son algunos claros ejemplos de un pensamiento totalitario con raíces fascistas.” Esto lo escribe el diario que si se lo estruja, no sale tinta sino una hemorragia de sangre.


En la misma línea, el mismo día Morales Solá insiste: “Otra cosa, mucho más grave, es el acoso a la Corte Suprema, porque significa el desbordamiento de un estilo político y la ruptura en los hechos del orden político y constitucional. En el pasado fin de semana largo, el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, se enteró en su natal Rafaela, en Santa Fe, que la AFIP había ordenado desde Buenos Aires el análisis meticuloso de todas sus declaraciones juradas, las de sus dos hijos (sobre todo, la del mayor, un abogado de 29 años que se puso al frente del estudio jurídico familiar) y del director general de administración de la Corte, Héctor Marchi, también de Rafaela. Lorenzetti presentó en Rafaela sus declaraciones juradas impositivas desde 1980. Nunca antes, aseguran a su lado, había tenido ninguna sospecha ni alerta de pesquisas impositivas sobre su persona.
El lunes volvió preocupado a su despacho. El caso exponía una persecución personal que iba más allá de cualquier vaticinio previo a la resolución del tribunal que derrumbó la reforma cristinista al Consejo de la Magistratura. La Corte había hecho una evaluación de las consecuencias de esa decisión, pero se esperaban respuestas políticas, no personales. El martes, Lorenzetti contó la novedad al resto de los jueces de la Corte. Sus colegas le pidieron que hiciera una advertencia directa a la Presidenta, porque el caso podía terminar en un mayúsculo escándalo institucional” 

LORENZETTI  DESCARRILA
Entre legitimas aspiraciones políticas, ardides pasados y zancadillas actuales basados en rumores indignos de un juez de la máxima institución judicial, su intento de hacer equilibrio entre su ubicación presente y sus objetivos futuros, sus compromisos con un medio dominante y el escándalo que sería ir contra lo ya expresado por la Corte sobre la constitucionalidad de la ley de Medios, la protección con argumentos extremados al ridículo que le brinda la “Tribuna de Doctrina”, con todo ese aval, Lorenzetti se bambolea y descarrila.
29-06-2013
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