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Messi, Miami y las razones estético-ideológicas. | NA
Por
Damián Tabarovsky PERFIL
29-07-2023
Hay
algo desagradable en la llegada de Messi a Miami. No, no debería haberlo dicho
así, como un dato inapelable, casi objetivo, que me deja afuera, como si la
frase no tuviera sujeto. Pues, empiezo de vuelta: hay algo que me desagrada en
la llegada de Messi a Miami. ¿Será que los propietarios de club (la franquicia,
como le dicen…ay, esa jerga del marketing empresarial aplicada al fútbol
también me desagrada) tienen un pasado de fondos oscuros y toda clase de
actividades sospechosas y sospechadas? No lo creo. ¿Acaso Qatar, propietario
del PSG, tiene un prontuario más limpio? ¿Y los clubes esponsoreados por
empresas de juegos online? Mmmm…. Tarde o temprano se deberá hablar de la guita
negra, de origen dudoso, lavados y demás asuntos turbios que circulan por el
fútbol (como por tantos otros lados).
Pero
no, no es eso lo que me incomoda de Messi en Miami. Creo que son las razones
por las que juega allá. Claramente no es por razones futbolísticas, un fútbol
muy menor, que juega a un ritmo casi de jubilados, en un campeonato que ni
descensos tiene. Tampoco creo que haya ido por temas económicos. Cualquier
petromonarquía dictatorial de Medio Oriente le hubiera ofrecido más. Es, para
mí, por otra razón. Una causa difícil de definir, sobre la que tengo
intuiciones casi balbuceantes, no logro elaborar una teoría, ni al menos una
hipótesis bien argumentada. Pero incluso con todas esas carencias (mías) creo
que las razones por las que se fue a Miami son de orden ideológico.
O,
en todo caso, estético-ideológicas. Con esa decisión, Messi expresa, casi como
símbolo, el lugar central que ocupa Miami en el imaginario de las clases medias
y altas (y altísimas) de los centros urbanos de Argentina, como Buenos Aires,
pero también Rosario. Durante décadas, esas clases soñaban con Europa, con
París. Pero desde la dictadura del 76, y luego el menemismo, el modelo viró a
Miami. Miami es una forma de estar en el mundo que ya está instalada entre
nosotros, incluso en términos urbanísticos. ¿Acaso Nordelta no es Miami? Y
Puerto Madero, ¿qué es? Miami es el modelo a imitar, un aspiracional para esos
sectores. La decadencia cultural de las clases altas, el orgullo en su
ignorancia –de la que Macri es un emblema–, se expresa en la aspiración al
mundo Miami. Al shopping y al consumo frívolo, a los goles que se festejan con
fuegos artificiales que salen detrás de los arcos, al show mediático ante todo,
al público que se retira del estadio cuando sacan a Messi, a los condominios de
lujo hechos con mal gusto, a los edificios con amenities, gimnasios, y nuevos
ricos. Miami es Susana Giménez y Tinelli. Ahora también es Messi.
Se
dirá: es una decisión de vida privada (su familia, etc.), sobre la que no se
puede opinar. Es que no estoy opinando sobre un asunto privado, jamás lo haría,
sino que estoy intentando pensar más allá, y ver qué se expresa en términos
socioculturales, en términos ideológico-estéticos o, dicho de otro modo, de qué
manera Messi en Miami expresa algo de nuestro clima de época.
La verdad es que el artículo me parece espantoso. Tanto, que si en vez de donde dice "La decadencia cultural de las clases altas, el orgullo en su ignorancia –de la que Macri es un emblema–" yo, sin querer, había leído "Messi es un emblema" y no desentonaría tampoco. ¿O en el sentido que le da el autor de la nota Messi es menos ignorante que Macri? ¡Por favor!
ResponderEliminarTampoco se le puede pedir a Messi lo que se le pide a Macri, pero pensar que Messi es más avispado que Macri o muchos de nuestros compatriotas (a los que el autor denuesta) es excesivo.