Los pueblos no se suicidan, dicen los optimistas; pero
hay sobrados ejemplos de que lo intentan, responden los pesimistas. Escribió el
cantautor Joaquín Sabina que “No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca,
jamás sucedió”.
Siempre el poder judicial fue parcial, la última
trinchera del poder económico; los empresarios han evadido y fugado capitales;
las policías encuentran sus mayores ingresos entrando al delito que deben
evitar; ha habido políticos que usaron los votos que los eligieron traicionando
a sus representados, transformando las promesas en papel picado. Tal vez la
diferencia estriba que hoy no tienen pudor de que todo esto se exhiba
impúdicamente, que es como ir al baño y hacer lo que ahí se hace con la puerta
abierta y sacándose una selfie.
La lucha de clases no es un invento de Carlos Marx; la
ley de la gravedad no es una imaginación de Newton, ni la teoría de la
relatividad un pasatiempo de Einstein; tampoco el “Malestar en la Cultura” ha
sido una incursión de Freud en el realismo mágico; o la Teoría de la Evolución
es un viaje de Darwin por el territorio de la fantasía. Sin embargo, hoy
convivimos con antivacunas, con creacionistas, con apologistas del
terraplanismo, pero al mismo tiempo irrumpe la inteligencia artificial abriendo
un escenario incierto. Por eso, en el territorio de la política y la economía,
aquí y en muchos lugares del planeta surgen posiciones que parecen surgidas de
un manicomio. Es cierto que nadie parece haber llegado tan lejos como Javier Milei.
Su menú dinamitero implica privatizar las calles públicas, que al serlo
“escupen socialismo”; que la justicia sea privada, lo mismo que las cárceles;
que la educación no sea obligatoria, eliminar la obra pública, volver a las
AFJP en materia previsional, eliminar las retenciones a la exportación y los
derechos de importación, eliminar la indemnización por despido reemplazada por
un seguro de desempleo, arancelar todas las prestaciones de salud, la libre portación de armas, la venta de
órganos, sindicar a los políticos como la síntesis de todos los males,
dinamitar el Banco Central, ingresar a la dolarización, eliminar la educación
sexual en las escuelas, combatir la
ideología de género, romper relaciones con China, alinearse incondicionalmente
con EE. UU e Israel. Y en este país, trasladar la Embajada Argentina desde Tel
Aviv a Jerusalén. La lista de dislates puede ser infinita. La pregunta es cómo
lo va a hacer, sin estructura en la mayor parte del país y sin representación
parlamentaria significativa. Como simple ejemplo, la ruptura de relaciones con
China produciría la pérdida del principal mercado de la soja. Al lado de esto,
la repulsa y movilización que en el mal llamado campo provocó en reacción con
la resolución 125 sería un esparcimiento. Todo esto provoca un notable grado de
incertidumbre acerca de a qué recursos antidemocráticos y autoritarios
recurriría Javier Milei, en el hipotético caso de acceder a la
Presidencia. Empleado en sus inicios del
gurú infalible para el error como Miguel Angel Broda, prosiguió como economista
del empresario Eduardo Eurnekian, un hombre con muchos negocios con el Estado
empezando por tener la concesión de 35 aeropuertos.
La presencia y crecimiento de los mal llamados
“libertarios” ha producido un desplazamiento de la sociedad hacia un
conservadorismo feroz presentado y recibido en franjas fundamentalmente jóvenes
y masculinas como nuevo y esperanzador. En los últimos sesenta días, todo gira
alrededor de las posiciones y temas que postula Milei.
“Compromiso para el Cambio”, que como Cambiemos se
presentaba en el 2015 falsamente como un conservadorismo moderado, hoy tiende a
coincidir con las posiciones extremas de Milei en amplios sectores de sus
dirigentes.
Todo está en cuestionamiento en este clima de época
tenebroso. Desde 1983 hubo un pacto implícito:
que no se usara el asesinato para dirimir las diferencias políticas, el
juzgamiento y cárcel para los genocidas, y no convocar a las Fuerzas Armadas
para reprimir. Hoy esto está cuestionado o en tren de serlo. Ante el intento de
magnicidio de la dos veces Presidenta de la Nación y actual Vicepresidenta de
la Nación, ni la Presidenta del PRO de ese momento, ni el jerarca de “los
Libertarios” lo repudiaron concretamente. Con relación a lo segundo, Bullrich y
Milei expresan claramente su posición de usar la represión militar para dirimir
conflictos sociales. Si Milei dinamita, Macri semi dinamita, si Milei aboga por
la libre portación de armas, Bullrich sostiene que Argentina es un país libre,
por lo que el que quiera andar armado, puede ir armado. El arrasamiento de la
legislación laboral y del sistema jubilatorio, y la privatización de empresas
estatales, constituyen promesas de todo el arco diestro y ultra diestro. Y por
primera vez los que prometen amputar derechos tienen posibilidades electorales.
Con relación al juicio y cárcel para los genocidas, no
es casualidad que en la proximidad de un resultado electoral favorable para el
terraplanismo político, haya llevado al general retirado Rodrigo Alejandro
Soloaga, en un acto oficial del Ejército el 25 de abril a decir: “Es para
recordar a todos los camaradas de caballería que se encuentran privados de su
libertad como consecuencia de haber cumplido funciones en las filas de la
fuerza en una difícil época para nuestro país y expresarle nuestro permanente y
renovado acompañamiento en estas circunstancias que les toca enfrentar y que
sobrellevan con estoicismo. Solo me queda hacerles llegar nuestro permanente
apoyo espiritual y el deseo que prontamente puedan encontrarse junto a sus
familias y demás seres queridos que estoicamente acompañan esta situación y han
logrado no sin sufrimiento la necesaria resignación. Vaya también a ellos
nuestro saludo apoyo y acompañamiento.” El Ministro de Defensa Jorge Taiana
ordenó su remoción como titular de la Comisión del Arma de Caballería. La
candidata presidencial por el PRO Patricia Bullrich se solidarizó con el
militar y declaró: “Basta de usar la sanción militar como represalia
ideológica” y el Ministro de Seguridad de Horacio Rodríguez Larreta, Eugenio
Burzaco le pidió a Taiana: “….que revierta la sanción injustamente impuesta al
General Rodrigo Soloaga".
No es necesario ninguna declaración de Javier Milei
que reivindica el terrorismo de Estado, pero sí lo hizo su diputada Victoria
Villarruel, presidenta del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus
Víctimas (CELTYV): “Esta persona lo único que hizo fue solidarizarse por una
situación humanitaria, nada más. No se metió con la cuestión política”
Esta abogada en un principio y desde distintas
tribunas televisivas, inteligentemente pidió reparación y reconocimiento por
las víctimas civiles del accionar de las organizaciones armadas. A partir de
esa puerta avanzó sobre su propósito fundamental que era la libertad y reconocimiento
como héroes de los genocidas. La primera parte de su reclamo debería ser
considerado porque es justo y cerrar para los tiempos que se vienen que en
función de lo primero se cambie la condición carcelaria de los genocidas y se
busque su reivindicación histórica. Es la abogada que acompañará a Milei como
candidata a vicepresidenta. Una amalgama política equivalente a la fisión del
átomo: un terrorista en lo económico y social y una reivindicadora del
terrorismo de estado, de un conservadorismo extremo. A su lado, pero por
separado, como “moderados”, se presentan Bullrich, Macri, Larreta, Vidal,
Joaquín de la Torre, Javier Iguacel, y sigue la lista.
La argamasa que unifica a orientaciones similares en
organizaciones políticas diferentes es el odio. Todo esto no sería posible,
escribió la psicoanalista Nora Merlin en su libro “El despertar afectivo. Hacia
un amor político” “sin una pedagogía del odio consistente en la transmisión de
un veneno violento y contagioso que se entrama en la cultura, avanza a través
de las redes sociales, se difunde por los medios de comunicación y se impone,
de manera visible e invisible, en múltiples aspectos de la vida social. Un odio
difamatorio y denigrante que desprecia al semejante, se satisface en la
venganza, la calumnia y la discriminación. Un odio que demoniza a la política,
a los inmigrantes, sindicalistas y dirigentes populares…’
QUE PASA EN LA SOCIEDAD
La declinación de postularse para el período 2023-2027
del anterior presidente Mauricio Macri y del actual Alberto Fernández no
produjo la menor congoja en sus respectivas filas. Mas aún, hubo una alegría
asordinada y falsos elogios.
En un clima de desconcierto y desazón creciente, de
desprestigio de la política y de los políticos, es posible que más que un
triunfo electoral nacional, al carecer de casi ninguna estructura, Milei
termine produciendo un estremecimiento político. Ha conseguido en los dos
últimos meses ocupar el centro del escenario y fijar la agenda. José Natanson
en “Le Monde Diplomatique” del mes de mayo lo intentó explicar: “La irrupción
de Javier Milei y su veloz transformación de panelista de televisión en
candidato competitivo, es consecuencia del malestar hondo de una sociedad a la
que una década de recesión puso contra las cuerdas, de la desesperación de no
saber de dónde vendrá la próxima trompada y de la angustia que produce la
inflación. Nuevos fenómenos sociales, como el trabajador pobre, que cuenta con
empleo estable pero no llega a fin de mes, o la expansión de los trabajos por
cuenta propia en los ámbitos de la economía digital, el comercio electrónico y
el reparto, completan el cuadro que la pandemia agudizó: si el origen del
macrismo puede rastrearse en las movilizaciones del campo de 2008, el
nacimiento del mileísmo se sitúa en las marchas anticuarentema y su reclamo de
libertad. ….parafraseando a Pablo Stefanoni podríamos decir que no sólo la
rebeldía, sino también la pasión se volvió de derecha. Fue precisamente este
doctor en historia, quien en su libro “¿La rebeldía se volvió de derecha?” que
como bajada dice: “Cómo el antiprogresismo y la anticorrección política están
construyendo un nuevo sentido común (y por qué la izquierda debería tomarlos en
serio)”. Es quien intentó tempranamente interpretar el corrimiento del
escenario político cuando expresó: “Si el futuro aparece como una amenaza, lo
más seguro y sensato parece ser defender lo que hay: las instituciones que
tenemos, el Estado de bienestar que pudimos conseguir, la democracia (aunque
esté desnaturalizada por el poder del dinero y por la desigualdad y el
multilateralismo). Si cambio significa el riesgo que nos gobierne un Trump, una
Marine Le Pen, un Viktor Orbán, un Bolsonaro o un Boris Johnson, parece una
respuesta razonable. Si cuando el pueblo vota gana el Brexit, o triunfa el “No”
a los acuerdos de paz en Colombia ¿no será mejor que no haya referendos? Si los cambios tecnológicos nos uberizan ¿no
será mejor defender los actuales sistemas de trabajo y añorar el mundo fabril? … De esa forma la transgresión cambia de
bando: es la derecha que dice “las cosas como son”, en nombre del pueblo llano,
mientras que la izquierda-culturalizada sería sólo la expresión del
establishment y del status quo. La derecha vendría a revolucionar; la izquierda
a mantener los privilegios vigentes. La derecha vendría a patear el tablero de
la corrección política y a combatir a la “policía del pensamiento”; la
izquierda defendería el reinado de una neolengua con términos prohibidos para
evitar que la verdad emerja a la superficie.”
En economía Milei propaga a la escuela austríaca, pero
en su concepción filosófica sigue a Ayn Rand, una exiliada rusa, nacionalizada
estadounidense, cuyo verdadero nombre era Alisa Zinovievna Rosembaum, fallecida
en 1982, autora de las novelas “El Manantial” y la “Rebelión de Atlas” (este
fue durante años el libro de cabecera de
Macri y Milei) quien sostenía: “A menos que logremos convencer a la gente de
que la justicia social es injusta, de que la redistribución de ingresos es
inmoral y que la igualdad mediante la ley es contraria a la justicia, una
sociedad libre será inviable”
El ensayista y escritor Alejandro Horowicz declaró en
Perfil del 11 de mayo: “Los votantes de Milei expresan el nivel de rechazo
hacia la dirección política, cosa que las encuestas registran de un modo
abrumador y hacen saber que Milei tiene un piso, pero no se sabe cuál es su
techo.
Milei es el único político en Argentina que tiene un
piso sin techo; todos los otros tienen techos muy marcados. Tienen un juego
determinado por esos techos. En rigor de verdad, toda la política de alianzas
está regulada por esos techos…. Las cacerolas están en las encuestas.”
La preocupación y las alarmas son generalizadas. El
periodista Luis Bruschtein escribió: “El discurso desopilante y gritón es el
que más concuerda con el nivel de incertidumbre y bronca al borde de la
histeria que impera en la sociedad en la imposibilidad de prever cuánto costará
al día siguiente comer, vestirse y alquilar. El personaje siniestro que ha
crecido en las encuestas constituye un síntoma del estado de la sociedad” A su
vez el sociólogo Eduardo Fidanza de la consultora Políarquía escribió bajo el
título “Ya gobiernan los libertarios”: “Escribimos esta distopía con cierta
desesperación, observando los números de las encuestas y escuchando los discursos
de odio y resentimiento, muchas veces justificados, de cada vez más gente. A
los políticos democráticos recién ahora les está cayendo la ficha: lo que les
parecía imposible podría ocurrir.”
LA
BATALLA CULTURAL
La
curiosidad es que el campo nacional y popular siente que viene siendo derrotado
ampliamente en la madre de todas las batallas que es la cultural, la que
precede a las victorias o derrotas políticas. Se siente derrotado por la
prédica neoliberal con su colonización de la subjetividad, cuyo hilo de Ariadna
vincula a la dictadura establishment militar, a Menem y a Macri, al que
recientemente se ha sumado la derecha fundamentalista extrema. Ésta lo hace
aduciendo estar en desventaja en lo que considera “la guerra contra el
progresismo y el marxismo cultural”. Y así como en los sesenta los libros de
Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, Jorge Abelardo Ramos, Jorge Enea
Spilimbergo y Rodolfo Puiggrós, entre otros, llevaron a muchísimos jóvenes a
incorporarse al peronismo en lo que se conoció como el proceso de
nacionalización de las clases medias, los actuales autodenominados
“anarco-libertarios”, aquí y en América Latina, tienen jóvenes autores que
convocan multitudes en sus charlas que intentan abonar el terreno para triunfar
en la batalla cultural. Así Agustín Laje (politólogo cordobés, 34 años), llenó
la sala José Hernández de la Feria del Libro y muchísimos concurrentes quedaron
afuera. Sus dos últimos libros son: “La Generación idiota. Una crítica al
adolescentrismo.” y “Batalla cultural. Reflexiones críticas para una nueva
derecha” y fue presentado por Vicente Massot, en su momento Secretario de
Redacción de la revista ultra reaccionaria Cabildo, en los setenta , y dueño y
director del diario ultraderechista Nueva Provincia de Bahía Blanca.
Obviamente,
Laje se opone al aborto, al matrimonio igualitario, a la adopción homoparental,
al lenguaje inclusivo, el feminismo, al peronismo, al comunismo, entre otras
posiciones que atentan en su concepción “contra valores tradicionales”. Su
presentación en la Feria del Libro de Bogotá, según la revista colombiana “La
Semana”, “superó todas las expectativas que se tenían. Se sabía que sería el
evento más lleno de la feria y en la mañana del domingo, desde las cinco de la
madrugada, ya había fila de más de siete horas para verlo. Si bien un año atrás
la conferencia de Laje despertó especial interés y se convirtió en uno de los
eventos más concurridos de la versión 2022 de la cita cultural, en 2023, la
participación del argentino ha despertado un fenómeno aún mayor”. Ha escrito
además “Los mitos setentistas. Mentiras fundamentales sobre la década del
setenta”.
Otro
escritor de esta línea ideológica es Nicolás Márquez (48 años); algunos de sus
libros, sus títulos, definen sus obsesiones: “El libro negro de la nueva
izquierda”; “La Máquina de Matar. Biografía definitiva del Che Guevara”; “La
guerra civil argentina. Los 70 que oculta la corrección política”; “La otra
parte de la verdad: la respuesta a los que han ocultado y deformado la verdad
histórica sobre la década del 70 y el terrorismo”; “Cuando el relato es una
FARSA. La respuesta a la mentira kirchnerista” en coautoría con Agustín Laje;
un libro contra el tres veces presidente titulado “Perón. El fetiche de las
masas. Biografía de un dictador”, y no podía faltar uno contra Correa en
coautoría con Ricardo López Murphy “El cuentero de Carondelet”; contra el ex
presidente boliviano: “El impostor, Evo Morales, de la Pachamama al
Narco-Estado”; contra el ex presidente venezolano muerto: “Chávez, de Bolívar al
narcoterrorismo”. Según el sociólogo Ezequiel Saferstein “Nicolás Márquez decía
que aspiraba a ver liberales que crean en la vida desde la concepción,
conservadores que crean que la tradición tenga que estar al servicio del
progreso y nacionalistas que no confundan el amor a la patria con c0 el amor al
Estado. Esa es la síntesis de lo que creen o de lo que dicen buscan”
En Brasil,
Olavo de Carvalho dio el marco ideológico al gobierno de Bolsonaro y en Chile
el referente cultural libertario es Axel Kaiser que en un reportaje en La
Nación del 16 de abril afirma: “Si en la Argentina hubiera libre comercio,
desaparece inmediatamente el 70% de la casta” Su último libro es “15 lecciones
para sobrevivir a políticos y demagogos”. Kaiser, que es Doctor en Filosofía y
Economía Política por la Universidad de Heidelberg, al igual que Milei afirma:
“Los economistas más cercanos a la escuela libertaria o liberal clásica
plantean la abolición del Banco Central
y su reemplazo por un sistema de banca libre, competencia de monedas y,
en países como los nuestros, se plantea mucho la dolarización que en última
instancia depende, por supuesto, de un Banco Central que está en Estados
Unidos, pero al menos, pone un freno a nuestros bancos centrales. El problema
es que los bancos centrales en América Latina son utilizados políticamente para
financiar el gasto público”. Esto es una nueva constatación que los “káiser”
son patriotas…pero norteamericanos. Y como afirmaba Sarmiento en una frase
afortunada: “El título no quita las orejas”. La concepción de la democracia de
Kaiser es muy clara: “La democracia entendida como sistema electoral por el
cual la mayoría decide, puede producir resultados espantosos, una dictadura de
las mayorías sobre las minorías, por ejemplo campos de concentración”
(Suplemento El Berlinés de La Nación 16-04-2023)
VASOS COMUNICANTES
Pocos
recordarán quién acompañaba a Patricia Bullrich como candidato a vicejefe de
gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en el ya lejano 2003: se trataba de
Carlos Manfroni, abogado, columnista del diario La Nación, que en los setenta
lo fue de la ultramontana revista Cabildo. Es autor de frases como: "La
democracia y la libertad son productos de la hedionda Revolución Francesa, que
para peor también fabricó el amor a la Humanidad, puro onanismo
intelectual"; "Es una herejía pensar que la autoridad suba de abajo
hacia arriba, mientras que, en la organización de la Iglesia, el poder
desciende de arriba hacia abajo". El candidato a Presidente de Bullrich y
Manfroni era Ricardo López Murphy que después de muchos avatares los encuentra
juntos en el 2023. Cuando Patricia Bullrich fue designada Ministra de Seguridad
en el 2015 en el gobierno de Mauricio Macri, designó como Subsecretario de
Asuntos Legislativos a su amigo Carlos Manfroni. Pero al recordarse algunas de
sus declaraciones tales como: "La ““filosofía”” del rock conduce al deseo
desesperado de la muerte e induce al suicidio, como lo demuestran las letras de
las canciones de Charly García, Spinetta y Moris. Ofrece la posibilidad de
convertirse en un animal o un marica", ello produce el rechazo de Charlie
García y otros referentes rockeros y no le queda más remedio a la ex montonera
que desplazarlo inmediatamente. Por esas casualidades para nada casuales,
Manfroni es el autor del libro “Montoneros, soldados de Massera” y en coautoría
con Victoria Villarruel, la diputada “libertaria” y candidata a vicepresidente
de Milei en “Los otros muertos”. Comprobación nuevamente de aquella afirmación
“Que todo tiene que ver con todo” o “El viento los junta y Dios (en este caso
una ideología prediluviana) los amontona.”
LA NACIÓN CELEBRA LA VICTORIA CULTURAL
Luciana
Vázquez, a la que se le cae una cáscara de banana en cada línea de sus notas o
en cada pregunta de sus reportajes, escribió en La Nación el 2 de mayo, bajo el
título “De Maratea al Kun, la pelea cultural que viene ganando Javier Milei”:
“Tiene que ver con una transformación cultural en esta Argentina de 40 años de
democracia y 20 de kirchnerismo…Por un lado acorrala a la autopercibida
superioridad moral de la salida colectiva tutelada por un Estado ilusoriamente
presente y le abre las puertas cada vez más, a la legitimidad de la solución
individual. El progreso material de las personas en base a su esfuerzo como la
autopista digna hacia el futuro….Una nueva generación de trabajadores pobres
prefiere la autonomía que da ganar la plata propia antes que la dependencia que
impone el asistencialismo del Estado. La nueva fuerza laboral hecha de gente
que se las arregla con el emprendimiento informal del barrio y no se considera
desocupada. Da pelea. También se resiste a un sindicalismo clásico que los
quiere disciplinados sin garantizarles una vida de ingresos crecientes y
ascenso social”
La
descripción que La Nación celebra como un triunfo acierta en aspectos de una
sociedad que en muchos segmentos ha cambiado y donde hace pie Milei, que les
habla desde ellos y no como de alguna forma los critica el campo nacional y
popular hablando de ellos.
Si no se
hace una radiografía correcta de una sociedad con nuevos integrantes sociales,
crecidos en el descreimiento de la política, que consideran a los políticos una
casta, en donde el ascenso social está obstruido o directamente imposibilitado,
donde el trabajo formal está vinculado al pasado, y la historia traumática de
la dictadura establishment-militar, la hiperinflación o la crisis del 2001 le
resultan ignoradas o tan lejanas como la Declaración de la Independencia de
1816
No
percibir estas realidades y por lo tanto no encontrar un discurso seductor que
replantee la forma de afrontar la batalla cultural al tiempo que se den los
pasos de revertir y transformar económica y socialmente un país complejo,
contradictorio, crecientemente desigual, con áreas de un país desarrollado, con
recursos estratégicos extraordinarios, los Milei y las Bullrich pueden ser el
penoso futuro.
La
política es el instrumento indispensable para la transformación de la sociedad.
Si ese instrumento está mellado, hay que arreglarlo, no destruirlo. De la misma
manera que si la medicina no encuentra el remedio para una enfermedad, la
solución no es recurrir al curandero.
Los
resultados en las elecciones provinciales revelan provisoriamente, qué
en cuarto oscuro, aunque con críticas a la medicina, aún con muy escasas
ilusiones y elevado descreimiento, el electorado no ha optado por los
curanderos. Sin embargo, conviene ser prudente: Milei convoca muchísimo más
cuando él es directamente el candidato presidencial
HAY QUE EVITAR EL SUICIDIO
El
gobierno, que correctamente pasó de rechazar USD 9.000 millones remanentes del
fenomenal préstamo que el FMI le concedió a Mauricio Macri, a que Sergio Massa
recorra el mundo y se arrodille frente al Fondo solicitando una cifra similar a
la rechazada al inicio; de volver mejores a pedir la hora referí, convirtiendo
en proeza llegar a octubre o evitar una devaluación generalizada. En el camino
hay crecimiento industrial, incremento del empleo, caída de la desocupación,
aumento de la pobreza, distribución regresiva del ingreso, pérdida importante
del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones; restaurantes llenos, lugares
de vacaciones saturados, gente durmiendo en las calles, comedores populares en
crecimiento. Por arriba un Frente de Todos, que bien vale la ironía, terminó
siendo un Frente de Todos contra todos. Con un binomio en donde Alberto
Fernández intentó el oxímoron de transitar cuatro años con ella y contra ella,
cuidando de no pisar ningún callo, intentando hasta la exasperación mantener
relaciones muy amistosas con el círculo rojo, y Cristina Fernández que
desarrolló una estrategia verbal radicalizada cuyo fracaso concreto desembocó
en el plan de ajustes fondomoneteristas potenciado e instrumentado por Sergio
Massa, mientras en espejo desplegaba la táctica con Alberto Fernández, y contra Alberto Fernández, de alguna manera
versión actualizada de la máscara de Fernando VII desplegada por la Primera
Junta en Mayo de 1810.
La
confirmación por Cristina Fernández de no ser candidata a Presidenta, que ya
estaba claro desde el 6 de diciembre del 2022, cuando en un juicio amañado por
la Obra Pública, fue condenada en primera instancia a 6 años de prisión e
inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. A partir de ahora, en muy
poco tiempo y contra reloj, el oficialismo debe elegir una candidatura
taquillera y un programa y un relato que vuelva a convocar sueños y movilizar a
los millones de peronistas. Como lo expresó la vicepresidenta en su última
carta:”… a 40 años de Democracia les recomiendo presten atención a la
historia y a la larga lista de “exterminadores vernáculos” que nunca pudieron
convencer a los argentinos que comer bien y cuatro veces al día es una cuestión
ideológica; que tener un lugar digno para vivir y ver crecer a sus hijos,
estudiar y progresar es de populistas; o que trabajo y salarios dignos es una
creencia antigua. A ellos les digo: no pudieron ni podrán acabar con la memoria
ni los sueños de millones de argentinos y argentinas a vivir en una nación
libre, cuyo pueblo progresa en orden y es feliz.
Hay que
evitar el suicidio, pero está claro que el futuro no puede estar en un país pre
peronista, eso sería un suicidio. Tampoco es cuestión de repetir slogans
aplicables a un país que ya no está. Como apunta Horowicz: “El peronismo se
constituyó alrededor del movimiento obrero fordista, y el movimiento obrero
fordista ya no existe más. La clase obrera que el peronismo contuvo ya no
existe así. Todos los elementos le imponen al peronismo mutaciones que
están fuera del programa original.”
Pensar
salidas que sean la entrada a un país distinto y posible al borde del abismo,
en medio de urgencias perentorias, es tan difícil como imprescindible.
Posiblemente somos contemporáneos de una época que como decía el político,
teórico marxista y sociólogo italiano Antonio Gramsci: “Cuando lo viejo no
termina de morir y lo nuevo no termina de nacer, hay un claroscuro. Y que en ese
claroscuro surgen los monstruos.” Sí, los mismos que encuentran el futuro
abriendo una puerta que nos conduce a un doloroso suicidio.
18-05-2023
*Publicado
en La Tecl@ Eñe, Diario Registrado, Portal de Radio R770
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