Un diagnostico equivocado y en
consecuencia una terapéutica inapropiada puede conducir a un paciente a la
muerte. Con los países pueden suceder situaciones similares con la diferencia
que los países por lo general no mueren, pero si pueden quedar heridos de
muerte o inermes ante otros países.
El neoliberalismo considera que el
déficit fiscal es el origen de todos los males. A partir de ahí deduce que para
financiarlo se debe emitir o endeudarse. Omiten que se puede compensar la
diferencia de ingresos y egresos con la inversión de capitales productivos. Si
se emite, dicen los neoliberales, se origina inflación, pues su concepción
monetarista reduce la inflación a una sola causa que es la emisión monetaria.
No explican porque países con déficit y emisión monetaria no tienen inflación.
Para reducir el déficit fiscal su preocupación casi excluyente es rebajar las
erogaciones, despreocupándose de incrementar los ingresos. Ese es el momento de
los ajustes rebajando suprimiendo o eliminando prestaciones del Estado.
El
problema fundamental de la Argentina es la carencia de dólares que se traduce
en la restricción externa, que anteriormente se la denominaba estrangulamiento
de la balanza de pagos.
El concepto es muy simple: como el
país no puede emitir dólares, los únicos realmente propios son los obtenidos a
través de las exportaciones. Con ellos hay que hacer frente a las
importaciones, las amortizaciones de capital e intereses de la deuda externa,
las remesas de utilidades de las empresas extranjeras y las demandas de los
ciudadanos y empresas para ahorro, lo que se denomina atesoramiento, y lo que
se va por turismo y servicios.
En los gobiernos populares, con la
mejoría de la distribución del ingreso, la ampliación del mercado interno, las
demandas de insumos de la producción industrial creciente en función de una
demanda ampliada, llega a un cuello de botella por los límites de la generación
de divisas del sector agro-minero-exportador. Ahí la etapa capitalista
expansiva se detiene y es necesario redimensionar la actividad industrial al
nivel de las divisas que se detentan y se generan.
En los gobiernos neoliberales se
llega a la restricción externa por caminos poco recomendables pero muy
diferentes. Tomemos el gobierno de Mauricio Macri que es muy ilustrativo.
Cambiemos recibió como herencia, un país poco endeudado, con alto consumo, con
adquisición de derechos, con la industria trabajando en buen nivel, con una
mejoría en la distribución de los ingresos, con coberturas sociales que
crecieron significativamente. Tenía como aspectos negativos una sobrevaluación
del peso, una distorsión de los precios relativos, un problema energético, un
déficit fiscal alto, déficit de la balanza de pagos, reservas decreciendo y la
deuda con los fondos buitres. Había que actuar con sagacidad y el gobierno
actúo como un elefante en un bazar.
Si faltan dólares, es suicida
desregular todo en materia financiera, permitiendo que las empresas y las
personas no tengan ninguna limitación para las compras de dólares que solicitan
en los bancos. Si a los dólares auténticos generados por la exportación, los
exportadores pueden legalmente ingresarlos cuando quieran, incluso nunca, por
lo que el estado decide renunciar a tener control y previsibilidad sobre el
flujo de ingresos de las exportaciones, la oferta de divisas entra en la
dimensión desconocida y el flujo de los ingresos de los dólares de las exportaciones
es impredecible. Entonces, si se vende dólares sin ninguna restricción, si se
abre unilateralmente la economía permitiendo que una parte de los dólares
escasos se vayan en el ingreso de productos industriales y primarios que se
fabrican o producen en el país, si los dólares se fugan, la consecuencia es
dramática: salida innecesaria de los dólares escasos y destrucción de
industrias locales con el incremento de la desocupación y en consecuencia caída
del consumo. Si para contener la inflación se sobrevalua el peso, las
consecuencias de manual es que se estimulan las importaciones y se fomenta el
turismo al exterior. Si para incrementar las reservas que bajan por el déficit
de balanza de pagos, se promueve la llegada de los capitales especulativos que
logran mantener deprimida la cotización del dólar, se suben permanentemente las
tasas interés y para esterilizar los
pesos que se vuelcan al mercado por la venta de dólares por parte del especuladores,
se emiten títulos como la LEBAC que los especuladores compran por sus altos
rendimientos mientras el dólar se mantiene bajo y estable, entre otras cosas
por el ingreso de esos mismos capitales golondrinas y por la especulación de
los exportadores, la bicicleta financiera está armada y la bomba creada tiene
fecha de vencimiento. En abril se inició una corrida cambiaria en la cual el
gobierno actúo con una llamativa ineptitud que la vuelve harto sospechosa. Los
especuladores vendieron los títulos a pesar de que se les aumentaba permanentemente
la tasa de interés para retenerlos y compraron dólares para emprender la fuga.
Hoy se vuelve a repetir el esquema con pocas variantes: en lugar de LEBAC son
Leliqs y se sabe aproximadamente el valor del dólar por el sistema de franjas
implementadas. Tardía y sensatamente se establece encajes mayores cuando más
corto es el plazo de las LELIQS. Una nueva soga al cuello que puede
implosionar- no es indefectible- hacia marzo o abril del año próximo.
El mentor de las LEBACS, Federico Sturzenegger, ídolo de los
ultraliberales adoradores de Milton Friedman Javier Milei y Diego Giacomini, en
su ingreso como académico de número de la Academia de Ciencias de Buenos Aires expresó: “
Comprábamos reservas contra Lebac, y el problema era el crecimiento de las
Lebac, vendíamos reservas cancelando Lebac, y los problemas eran la caída de
las reservas” Un laberinto en que se encerró quién algún día estará más cerca,
tal vez, de permanecer detrás de las rejas que sentado en una Academia.
El endeudamiento fue tan vertiginoso
que alertó a los especuladores, por la carencia de Argentina de disponer del
flujo necesario para hacer frente al pago de las diversas deudas. El gobierno
perdió una cifra sideral de reservas y aumentó las tasas de interés a niveles
incompatible con cualquier actividad productiva, mientras que el peso de los
intereses de las deudas contraídas se vuelve insostenible. El recurso de acudir
al FMI fue la bala de plata que encadena al país a una situación de dependencia
extrema y a la aplicación de políticas que sólo se instrumentan para
garantizarle el pago a los acreedores, y que en esta ocasión se ha llegado a un
extremo que sólo se intenta retardar el default.
El
gobierno decidió violar la ley de la gravedad económica. Si cualquiera sabe sin
ir a Oxford qué si se tira una silla al aire, la misma caerá al suelo, por
encima de cualquier optimismo o promesa que se mantendrá sin caer,
el gobierno decidió endeudarse a un ritmo frenético para hacer frente a los
gastos corrientes, con la supina ilusión que una vez alcanzado el déficit cero
los capitales volverían y con ello se pagaría la deuda con el Fondo. A su vez
el Fondo, a cambio de brutales medidas de ajuste, prestó 15.000 millones de
dólares que ya se fugaron y el resto hasta el 2019 de 37.000 millones de
dólares sólo se debe utilizar para pagar a los acreedores. Reitero: El FMI y el gobierno suponen que con déficit primario
cero volverá la intención de invertir en la Argentina en áreas productivas y
los acreedores volverán a confiar y con los nuevos endeudamientos se pagará la
deuda con el Fondo. El gobierno corporiza así todo su plan reducido a la mínima
expresión: endeudamiento, ajuste, nuevamente endeudamiento, nuevamente ajuste.
Lo financiero ahoga a la producción industrial y la actividad comercial de las
PYMES, la caída del consumo y el aumento sideral de las tarifas produce el
cierre de miles de empresas de diverso tamaño, el mercado se achica, la perdida
de poder adquisitivo de sueldos y jubilaciones restringe el consumo, y el
circulo desdichado se retroalimenta. El gobierno se despreocupa de las
consecuencias y el malestar social va construyendo una olla a presión cercano
al estallido.
Se dan entonces una de las tantas
paradojas increíbles: La estrategia de
sacrificar la economía real para no caer en default parece un camino directo
hacia el default. El tratamiento que se le aplica al paciente es más despiadado
que la propia enfermedad.
Otra paradoja es que falsamente se ha
hablado de gradualismo, afirmándose que se contrajo deuda para no hacer un
ajuste brutal y ahora se hace un ajuste brutal para pagar la deuda.
Como bien sostienen Martín Burgos y
Estanislao Malic: “Los costos de ese esquema es la emisión monetaria dirigida a
garantizar ganancias financieras para los bancos, que representan casi 190 mil
millones de pesos anuales si consideramos el stock de plazos fijos y la
sobretasa obtenida por colocar los fondos de Leliq. La única forma que este
esquema siga vigente es mediante la destrucción de los salarios y las ganancias
empresariales de la economía real. Las tasas actuales solo conducen a una
ruptura de la cadena de pagos y un Pymicidio con consecuencias sociales
desastrosas ….”
En definitiva: la restricción externa
es el meollo del problema que afecta en la Argentina a gobiernos populares y
neoliberales por causas beneficiosas en el primer caso y por motivos suicidas
el segundo. Mientras que en el primer caso demuestra los límites de un modelo
productivo que hay que mejorar y potenciar, el segundo llega a la restricción
por insolvencias ideológicas. Echa nafta al incendio que provoca. El incendio
son los capitales especulativos, la nafta es la destrucción del aparato
productivo y el endeudamiento. Al final del camino espera una crisis
espectacular, la renegociación de la deuda o el default, y la reconstrucción
cada vez a partir de un piso más bajo, de una situación más degradada y
dependiente.
Conceptos básicos, economía de
Perogrullo. El problema es que el gobierno propone como racionalidad que la
tierra es plana y que la ley de la gravedad es populista y por lo tanto falsa.
Perogrullo sostenía obviedades. El
gobierno es un Perogrullo de obviedades neoliberales. Falacias elevadas a su
máxima expresión. Así como el sol no gira alrededor de la tierra, las sumas de
catástrofes no construyen un éxito. Hasta Perogrullo debería saberlo.
21-11-2018
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