La magia está
definida como “el conjunto de trucos y habilidades con
los que se hacen juegos de manos y cosas sorprendentes y extraordinarias como
hacer aparecer y desaparecer objetos y personas, descubrir cosas ocultas, etc.”
Hay un acuerdo tácito entre el mago y los espectadores que lo que sucede no es
el fruto de poderes extraordinarios o sobre naturales sino que se despliega una
técnica que consiste en distraer a los concurrentes con un discurso que lo
distrae mientras que la rapidez de las manos produce el hecho que resulta
mágico. Sin ese acuerdo el mago pasaría por un ser extraordinario.
La ex presidente
Cristina Fernández solía afirmar cuando
se producían realizaciones que eso no era magia, sino consecuencia de la
instrumentación de una política.
El presidente
Mauricio Macri suele afirmar que él no es mago. Generalmente se refiere a
revertir lo que en su relato definió como la pesada herencia. En cambio su
slogan más potente, el “sí, se puede”, parece dirigirse a hacer posible mejorar
la situación de los poderosos, y a
empeorar la de los sectores populares. La magia consistiría en este caso, que
los ajustados lo celebren con la esperanza de confiar un lejano futuro mejor.
El presidente
Mauricio Macri suele afirmar que él no es mago. Es en el único momento que el
presidente manifiesta una humildad de la que habitualmente carece.
EL PRESIDENTE MAGO
Con frecuencia el
Presidente afirma que el camino emprendido es el único posible. Que si hubiera
otro mejor no dudaría en tomarlo. Es cierto que el macrismo es una montaña
increíble de acumulación de mentiras. Que es capaz de enorgullecerse de las
cifras del INDEC y al mismo tiempo afirmar lo contrario de la información
proporcionada. De hablar de la verdad en el mismo instante en que nos está
mintiendo. De enarbolar la transparencia en el mismo momento que enturbia,
deforma o falsifica los hechos. De mencionar la honestidad al tiempo que salta
el pus de las cuentas en el exterior de sus funcionarios, de sus empresas
off-shore, de estar en ambos lados del mostrador, una corrupción estructural
que se envuelve en el eufemismo de “conflicto de intereses”. El macrismo padece
una septicemia generalizada pero su marketing y férrea cobertura mediática le
permite falsificar su estado de salud al punto de presentar certificados
médicos donde hace aparecer que luce impecable
El Presidente ha modificado la precisa aseveración de Eva Perón que “donde hay una
necesidad hay un derecho” por aquella de “donde hay una necesidad hay un
negocio”. Si el Presidente intenta perdonar las deudas de sus familias,
incrementa con concesiones las empresas que vende; si su Ministro de Energía no
trae su patrimonio en el exterior porque no confía en el gobierno del que forma
parte empardando la humorada conocida de Groucho Marx; si una de sus manos
derecha Mario Quintana dice que después de dos años va a vender su
participación en Farmacity mientras avanza la posibilidad que ingrese al
territorio farmacéutico vedado judicialmente de la Provincia de Buenos Aires;
si el jefe de la inteligencia es posiblemente el testaferro presidencial
imposibilitado de aclarar potenciales coimas, si el Ministro de Hacienda
blanqueó un millón de dólares; si los
familiares y amigos del Presidente fueron autorizados por decreto a blanquear
sus dineros evadidos y lo hicieron por cifras multimillonarias; si el Ministro
de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, es el ex presidente de la Sociedad Rural, entidad visceralmente anti
industrial y acusado hasta por su propia hermana, si se reduce el presupuesto de
Ciencia y Tecnología, se vacía el INTI, se
contrae el CONICET, flaquea el INVAP, se
cierran escuelas, se endeuda el país en forma superlativa, se desindustrializa,
se vuelve a las relaciones carnales, sólo algunas puntualizaciones de una
extensa lista, hay que ser mago para tener aun así posibilidades ciertas
electorales.
Con frecuencia el
Presidente afirma que el camino emprendido es el único posible. Que si hubiera
otro mejor no dudaría en tomarlo. Tomo lo afirmado por el politólogo José
“Pepe” Nun, en un reportaje de Jorge Fernández Díaz en materia tributaria: “Un Estado
tiene tres fuentes básicas de financiamiento: la recaudación impositiva, las
eventuales ganancias de las empresas públicas y el endeudamiento. De las tres,
la primera es la que debiera ser la más importante. Tomemos el impuesto a las
ganancias, que bien aplicado resulta el más progresivo. Por ejemplo, en Estados Unidos, que no es un país particularmente
fiscalista, su recaudación equivale a un 14% del PBI. En Europa, a alrededor
del 15-16%. En los países nórdicos, mucho más. Acá, casi nunca superó el 6% y
hoy araña el 5%. Esto no solo tiene que ver con la magnitud del sector
informal de la economía, sino con una formidable evasión. El Tax Justice
Network, por ejemplo, ha estimado que en 2016 solo las grandes empresas fugaron
unos US$21.400 millones…… El déficit
fiscal anual es de unos US$36.000
millones. Si subiésemos la recaudación del impuesto a las ganancias del 5% al
9% del PBI, llevando adelante una gran campaña nacional contra la evasión, ese
déficit bajaría drásticamente. Pero no solo esto. En materia de impuesto inmobiliario rural, la Argentina recauda la
mitad de lo que recaudan Canadá o Australia porque las valuaciones fiscales de
los campos siguen siendo muy bajas. Si se las actualizase; si se restableciera
el impuesto a la herencia; si se creara un impuesto al patrimonio neto que
exceda, digamos, los US$2 millones; si se pusiera un impuesto a los bienes suntuarios,
la estimación más conservadora indica que, en un par de años, el déficit fiscal
desaparecería. No haría falta el endeudamiento interno ni externo. ……
Acá la concentración del ingreso ha aumentado de un modo exponencial desde los
90 y sin embargo a los que más tienen no se los toca. Ganan siempre, en las
buenas o en las malas. Hay un chiste que circulaba en Estados Unidos cuando
estalló la burbuja financiera en 2008. Un empresario le decía a otro: "Si logramos que al saqueo se lo llame
'crisis', estamos salvados". Creo que acá el chiste se podría reformular
con un empresario diciéndole a otro: "Si logramos que a la desigualdad se
la llame 'pobreza', estamos salvados".
Lo expresado por Pepe Nun permite
recordar una certera frase del economista canadiense John
Kenneth Galbraith: "Nada favorece tanto la tranquilidad social como las protestas de
los ricos cuando se sienten apretados por el fisco".
La política tributaria del macrismo va
exactamente en sentido contrario.
Y ya que el Presidente recomienda la lectura de
Nelson Mandela, es conveniente que recuerde al respecto lo que decía el líder
sudafricano: “Una nación
no debe juzgarse por cómo trata a sus ciudadanos con mejor posición, sino por
cómo trata a los que tienen poco o nada”
MAGIA
El presidente afirma que no es mago.
Creo que se equivoca. Observen por favor: Aumentan la luz, el gas, el agua en
porcentajes astronómicos, igual que los impuestos municipales y provinciales.
Las Paritarias cierran por debajo de la inflación. A los jubilados,
beneficiarios de la asignación universal por hijo, discapacitados y veteranos
de Malvinas se les hurta 100.000 millones de pesos este año. Quitan remedios a
los jubilados y se reducen los subsidios por discapacidad. Baja el consumo y
hay crisis en los supermercados. Hay cierres y despidos……..pero increíblemente disminuye
la pobreza. Si esto no es magia, la magia donde está. Harry Houdini, David Copperfield, Fu-Manchú, René Lavand, han quedado reducidos a meras referencias. Mauricio Macri
no será un buen presidente, pero sus trucos de magia son insuperables.
El
problema se le presentará cuando el público descubra los trucos, la esperanza
se diluya y la mentira quede barrida por la desilusión.
19-04-2018
*Publicado en la revista La tecla Eñe
15-04-2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario