02 abril 2018

SEMANA SANTA Y PESAJ



El calendario generalmente superpone dos fechas trascendentales de las religiones cristiana y judía. Una conmemora el periplo que va desde la última cena a la horrible muerte de Jesús. La judía celebra la libertad que significó huir de la esclavitud de Egipto, después de haber superado con la ayuda divina una sucesión de plagas. En su momento final Jesús, según el relato bíblico que no necesariamente se ajusta a los acontecimientos históricos, expresa una duda: “Padre ¿por qué me has abandonado?”, y también un gesto magnánimo: “Perdónalo señor, no saben lo que hacen”
Moisés, en cambio, parece que tuvo a Dios de su lado quien le facilitó la fuga abriendo las aguas del mar Rojo para concretar la huida y ahogar al ejército del Faraón al cerrarse.
Detengámonos un momento en la muerte de Jesús y analicémosla con las herramientas de veinte siglos después. Un político evidentemente populista como Jesús que tenía creciente inserción entre los pobres y ciertos gestos que el poder consideraba demagógico como la multiplicación de los peces o convertir el agua en vino, molestaba crecientemente al Imperio Romano y al mismo tiempo significaba una competencia para el alto clero judío. El Sanedrín, Consejo supremo nacional y religioso judío, expresó su molestia al gobernador romano que no necesitaba de esa protesta para decidir que había que tomar drásticas medidas contra el subversivo. La última cena y la crucifixión han sido recreadas por los máximos artistas de la humanidad en forma mucho más bella, perdurable e imaginativa que los actuales méritos de marketing que se le atribuyen a Jaime Durán Barba.
Hay diversas y contradictorias versiones sobre quiénes estuvieron al lado de Jesús en su larga agonía, según los distintos Evangelios. Conforme algunos de éstos, fueron crucificados con Jesús dos ladrones; y para otras de las versiones eran dos seguidores  de su prédica. Está en general aceptado que estuvo la madre de Jesús y María Magdalena, considerada durante muchos años como una prostituta, aunque la Iglesia ha rectificado esta calificación. En uno de los textos al respecto puede leerse: “La Iglesia ya ha superado las confusiones históricas, pero la cultura popular se resiste...Los evangelios presentan a María Magdalena como una discípula de Jesús, testigo presencial de su muerte en la cruz, y primera testigo de su resurrección. En los cuatro evangelios hay doce referencias a ella, once de las cuales se vinculan directamente con la pasión y resurrección de Jesús. Sólo Lucas (8, 2-3) agrega el detalle de que “María, llamada la Magdalena” era la mujer a quien Jesús liberó de siete demonios. No se sabe nada más. Tampoco puede afirmarse que haya sido prostituta como se cree comúnmente. Habiendo gozado del privilegio de ser la primera en contemplar el Resucitado, fue enviada por el mismo Jesús a anunciar a los apóstoles la buena noticia.
Puesto que “apóstol” significa “enviado”, puede comprenderse, siguiendo este sentido, que tanto los padres de la Iglesia como Juan Pablo II la nombrasen con el apelativo de “apóstol de los apóstoles”. La simpatía que recayó sobre María Magdalena, tanto en el cristianismo primitivo como en el resto de la historia de la Iglesia, se refleja en la cantidad de templos dedicados a ella en Europa. Su conocida representación como “prostituta” o “pecadora arrepentida” no fue un plan de los apóstoles para desprestigiarla, como sostienen novelas esotéricas y pseudo históricas, ya que ningún texto asevera cosa semejante. La errónea identificación con una pecadora arrepentida se originó recién en la Edad Media.”
Dejando de lado toda la discusión histórica interpretativa de una escenografía bíblica que no se rige por las técnicas historiográficas, ahí estaba el Jesús populista crucificado por haber enfrentado al poder económico del imperio y al establishment religioso judío, junto a  dos ladrones de gallina y observado por su madre y una prostituta que luego se reconsideró que no era. La madre trasladada  a veinte siglos después podría ser una de las tantas que reclaman por sus hijos desaparecidos o víctimas del gatillo fácil. Los que estaban presentes entonces como protagonistas o testigos  son excluidos como los ladrones y la prostituta. Y Pedro, uno de sus discípulos que terminó institucionalizando una religión que muchas veces se puso del lado de los sucesores de los que mataron a Jesús.   
Una historia que se repite atravesando los siglos. Lo que Carlos Marx sintetizó con aquello que la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases.
Para los que hoy se encuentran descorazonados o bajando los brazos hay que recordar que el populista Jesús resucitó.
Volviendo a Moisés y la fuga de Egipto, después de 1948 años los judíos que fueron expulsados de su territorio constituyeron un estado y un país  y con el correr de los años terminaron jugando con los palestinos un papel similar al que padecieron en Egipto . El escritor Edward Said lo expresó dolorosamente:  "Lo más difícil es ser víctima de las víctimas" (Said nació en Jerusalén y su  madre era palestina).
El autor de esta nota es agnóstico y judío.  En la forma que la Biblia relata la creación del mundo por Dios sostiene que el  primer día separó la luz de las tinieblas. El segundo día hizo lo mismo con el cielo y el mar. Al tercer día  hizo las plantas. Al cuarto creó el sol y la luna. Al quinto día los peces y las aves. Al sexto los animales y los humanos. En el relato clásico al séptimo día Dios descansó. El psicoanalista argentino Emilio Rodrigué, radicado durante muchos años en Brasil, fallecido en el 2008, lo remataba afirmando:
“Al séptimo día, Dios se fue”.
01-04-2018   



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