Los libertadores que lucharon por la
Unión Latinoamericana o enfrentaron al imperio de turno o al poder económico
local terminaron casi todos exiliados,
asesinados o murieron en la cárcel. San Martín casi 26 años viviendo en
su exilio en Francia; Artigas treinta años asilado en el Paraguay hasta su
muerte; Mariano Moreno envenenado; Bernardo Monteagudo asesinado; Martín Miguel
de Güemes asesinado; François Dominique Toussaint-Louverture, protagonista de la
rebelión de los esclavos haitianos contra Francia, murió preso en una cárcel
francesa; Manuel Dorrego fusilado; Rosas murió exiliado en Inglaterra;
Antonio Jose de Sucre, asesinado; Francisco Solano López, murió en Cerro Corá
combatiendo en la infame guerra de la Triple Alianza; Juan Bautista Alberdi exiliado en Francia;
Felipe Varela exiliado en Chile; Angel Vicente Peñaloza, “el Chacho”, asesinado
después de rendirse por uno de los vesánicos coroneles de Mitre, Pablo
Irrazabal; Francisco Morazán referente de la unidad centroamericana, fusilado;
Emiliano Zapata, asesinado; Augusto César Sandino, asesinado; Simón Bolívar muere camino al exilio; Getulio
Vargas se suicida igual que Salvador Allende, mientras era bombardeado el
Palacio de La Moneda;, Juan Domingo Perón exiliado y proscripto por 18 años; Pedro
Albizu Campos, patriota y político
puertorriqueño que luchó por la independencia de su país murió en la cárcel, son sólo algunos ejemplos
de una larga lista.
Imposibilitados los militares de
actuar como brazo armado del establishment por sus experiencias fallidas, los
medios y el poder judicial los reemplazan operando sincronizadamente para
erosionar, desplazar o derrotar electoralmente a los gobiernos populares de las
última década del siglo XX y de la primeras del siglo XXI.
Mercosur, Unasur, Parlasur fueron
hitos de la gran bandera de la Unión Latinoamericana, en una convergencia que
empezó con Hugo Chávez, siguió con Lula, luego Néstor Kirchner, Evo Morales en
Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Fernando Lugo en Paraguay, José Mujica en
Uruguay y acompañando Michelle Bachelet en Chile.
Con
diferencias y matices conformaron un momento histórico sorprendente, muy
difícil de imaginar desde la negrura de los noventa.
Las muertes, siendo muy jóvenes de
Chávez y Kirchner, la derrota del kirchnerismo en Argentina, el desplazamiento
por golpes institucionales de Fernando Lugo en Paraguay y de Dilma Roussef en
Brasil, de José Mujica en Uruguay por su ala partidaria más conservadora, la
traición de Lenin Moreno en Ecuador, diluyen
un sueño y emerge una feroz restauración conservadora.
Los que condenan a sus países a ser
colonias se constituyen en fiscales de los que luchan para dejar de serlo. De
aquellos gobiernos populares que tiene la pésima costumbre de distribuir un
poco de abajo hacia arriba. Para ello
usan la bandera de la corrupción. Nada menos que el poder económico cuyo
desarrollo se concretó a través del robo, la explotación y el despojo, en
alianza con medios que han cometido toda clase de tropelías y el poder judicial
que tiene inflamación de las rodillas de sus jueces por su permanente
servilismo, se presentan como los cruzados de la ética y la moral. No es que no
haya corrupción en gobiernos populares, pero eso no es lo que realmente molesta
a los hipócritas denunciadores, sino la mejora en la distribución y en la
ampliación de derechos.
Luiz Inácio da Silva,
Lula, uno de los políticos centrales de las últimas cinco décadas, fue llevado
a la cárcel. Con argumentos jurídicos más que endebles, está ahí porque en
elecciones libres nadie duda que sería nuevamente presidente. El círculo rojo
en Brasil no tiene como en la Argentina un candidato confiable y ganador como
Mauricio Macri, y esa es una diferencia sustancial. El mejor posicionado en las
encuestas, con alrededor del 17% de los votos, es un dinosaurio que responde al
nombre de Jair Bolsonaro, discriminador, xenófobo y propagandista de la
dictadura.
La historia de Lula, si hubiera sido
norteamericano, conocería el mundo, decenas de películas y series.
La pobreza omnipresente
de su infancia en el nordeste, el hambre atenuado con los frijoles, maíz y
mandioca cultivados en la pequeña huerta familiar, el recuerdo de su prolífico
padre que abandonó el hogar en donde se mezcló su condición de alcohólico y su
intención de buscar trabajo como estibador del puerto de Santos. El
viaje de trece días en camión hasta San Pablo, compartiendo con su madre
y 6 hermanos (tres varones y tres
mujeres) una pequeña ración de queso. Su modesto alojamiento en San Pablo. Su
primer empleo, con escasos doce años de lustrabotas y luego en una tintorería.
Su diploma de tornero mecánico. Su ingreso a la fábrica metalúrgica Villares en
San Bernardo do Campo en los alrededores de San Pablo. Su incorporación al
sindicalismo. Su elección como secretario del Sindicato con el 90% de los
votos. Las grandes huelgas de 1979 y 1980.
La represión impiadosa de la dictadura. Los helicópteros artillados
apuntando al Lula orador. La cárcel. La
muerte de su madre, cuando se encontraba en prisión a la que reconoce como la
persona que más influyó en su vida. La intervención del sindicato. La fundación
el 10 de febrero de 1980 del PT, el Partido de los Trabajadores. La presidencia del mismo que ejerció hasta
1987. En 1982 se presentó a la gobernación del estado paulista. Fue el diputado
más votado en 1986. Se postuló como candidato presidencial en 1989, 1994 y
1998. Las derrotas consolidaron al PT, lo que le permitió el acceso a intendencias importantes
como San Pablo, Porto Alegre, Brasilia. Y finalmente su acceso a la presidencia
el 1 de enero del 2003, luego de
alcanzar casi el 62% de los votos en la elección de octubre del 2002.
Ese Lula, aficionado al fútbol,
hincha del Corinthias, que vio separarse a sus padres cuando tenía nueve años,
el que aprendió a leer a los diez, que perdió el meñique de la mano izquierda a
los dieciocho en un accidente de trabajo, y que accedió a la Presidencia de
Brasil a los cincuenta y siete años.
LA
PARTICULARIDAD DE LOS GOBIERNOS DE LULA
Se sabe que para hacer una tortilla hay
que romper los huevos. Para incorporar a los excluidos y mejorar la
distribución de los ingresos de los sectores populares, hay que afectar en
diferente grado, conforme a la relación de fuerzas al poder económico
En un contexto muy particular de
crecimiento notable del precio de los conmodities, Lula logró incluir a treinta
millones de brasileros sin afectar al establishment. Excluidos que accedieron a
tener una heladera, a comer tres veces por día, a tener dientes para hacerlo, a
viajar por primera vez en avión, acceder a la enseñanza y muchos a ingresar a
la universidad. Crecimiento económico notable, política exterior con
importantes grados de independencia, permitió que Lula se retirara con más del
80 % de aceptación.
Después de tres intentos frustrados
de llegar al Palacio del Planalto, Lula debió
negociar con el establishment y es así que su política económica se alineó con
la ortodoxia. El presidente del Banco Central fue Henrique de Campos Meirelles, del
riñón financiero perteneciente al Modebra y necesitó del apoyo de las iglesias
evangélicas muy poderosas.
Lo increíble de esta situación es que los sectores
medios y altos, sin ser afectados económicamente pero soliviantados por los
poderosos medios derechistas, se opusieron en los hechos al ascenso de los
sectores populares. Esto revela claramente que los sectores altos y los medios
alienados a los mismos, son una traba en todo intento de transformación social.
La batalla cultural hacía las clases medias
para ganarlas, es una materia que los gobiernos populares no han logrado
resolver exitosamente.
Como dijo alguna vez Lula, hablando en IDEA, con el
beneplácito de los poderosos de la Argentina que lo oponían al kirchnerismo,
como el ejemplo a seguir, les dijo: “ Yo no estudié la pobreza, yo fui pobre” Por eso durante su campaña que lo llevó a la
presidencia afirmó: “El mercado debe saber que los
brasileños tienen que comer tres veces por día.”
LULA
Y LA HISTORIA LATINOAMERICANA
Lula sabe que ha llegado a la cárcel
siguiendo el destino que han recorrido los referentes latinoamericanos que
lucharon por sus pueblos: el exilio, el asesinato o la cárcel. De alguna manera
lo adelantó en las horas previas a su detención: “Si me arrestan no lograrán arrestar mis pensamientos, no
lograrán arrestar mis sueños. Si no me dejan hablar, hablaré por la boca de
ustedes. Si mi corazón deja de latir, el latirá en el corazón de ustedes” O
cuando afirmó en su discurso último: "Si
fue un crimen ayudar al pueblo, entonces voy a seguir siendo un criminal"
Es el mismo Lula que el
17 de octubre del 2012, según la BBC era “el político más popular del planeta”
Apunta bien el politólogo
Edgardo Mocca en Página 12: “En Brasil se acaba
de producir la quiebra del proceso de democratización de América del Sur,
iniciado con la asunción de Raúl Alfonsín a la presidencia argentina en 1983. Y
vale recordar que la democracia se recuperó después de un proceso de golpes de
estado y dictaduras que se inició, justamente, en Brasil en 1964 con el golpe
contra Joao Goulart. Esos golpes que recorrieron la región tuvieron, en todos
los casos, el sello indeleble del pentágono norteamericano y de la doctrina de
seguridad nacional nacida en su cuna……… El mensaje del poder en Brasil tiene un
enorme alcance regional. Es una declaración de guerra preventiva, es el aviso
de que no se tolerarán hacia el futuro liderazgos y proyectos que pongan en
juego la “paz de los poderosos”. Si con los medios y con los jueces no alcanza,
está en pie el recurso extremo para la defensa de los negocios y su sacrosanta
libertad.”
El instrumento fue el juez Sergio Moro,
un actor secundario al que la historia le reservará un olvidable papel. Cuando
debían votar 11 jueces la posibilidad que Lula siguiera libre, el jefe del
ejército, Eduardo
Villas Boas advirtió, por si el Tribunal pudiera
hacer justicia: "repudio a la impunidad"
Mientras los medios y las elites del
continente celebran su triunfo, Lula en la cárcel deberá abrazarse a una
certera frase de Octavio Paz: “ Quién ha visto la
esperanza, no la olvida, la busca, bajo todos los cielos y en todas las gentes”
*Publicado en La Tecl@ Eñe
15-04-2018
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