A
cinco días de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, reina la
incertidumbre, aunque se afianzan dos situaciones altamente probables: triunfo
de Cambiemos a nivel nacional, y de Unión Ciudadana ( Cristina Fernández) en la
Provincia de Buenos Aires. En el primer caso la exitosa sigla CAMBIEMOS, un
acierto publicitario, se presenta con ese nombre en los 23 de los 24 distritos,
y en el que no va con ese nombre, la Capital Federal, su cuna de
nacimiento, donde Elisa Carrió no
necesita hacer campaña para ganar con amplitud, es obvio que es Cambiemos bajo
la sigla “Vamos juntos”. No hay pronósticos definitivos en la
realidad argentina, con un electorado fluctuante y la pulverización de los
partidos políticos.
Las
PASO, una metodología interesante en el objetivo de la democratización de la
política, seguramente perfectible, termina adulterada por la poca propensión de los desfallecientes partidos políticos a
elegir sus candidatos con el voto y no con el dedo. Desde la gigantesca
crisis del 2001, los partidos políticos han entrado en una centrifugación
creciente. El peronismo hizo internas abiertas en las elecciones del 2003, por
la estrategia de Eduardo Duhalde de impedir el triunfo de Carlos Menem en una
interna partidaria cerrada.
El
radicalismo es un partido vegetativo, que ante la ausencia de candidatos
propios taquilleros, los alquila o forma frentes en donde pone el capital y la
distribución territorial a cambio de recibir algunas migajas, en una versión
política del derrame económico. El
PRO, la rama conservadora emergente de la crisis del 2001, realizó
internas entre Horacio Rodríguez Larreta y Gabriela Michetti, en abril del 2015
para jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y algunas de las denuncias
y detritus arrojados recíprocamente por los contendientes llevaron a no
reincidir en las mismas. El Frente
para la Victoria, la rama contestaria de la crisis del 2001, dirimió la
candidatura a gobernador de la Provincia de Buenos Aires entre Aníbal
Fernández- Martín Sabbatella y Julián
Domínguez- Fernando Espinoza, quienes se arrojaron recíprocamente insultos y
descalificaciones impropias de integrar un mismo espacio político.
Esto
también se extiende al Frente de Izquierda donde primó la posición del Partido
Obrero que se negaba a conformar las listas en las PASO y el Partido de los
Trabajadores Socialistas que las exigía.
En
la Capital Federal, Unión Ciudadana va a internas con tres listas que han
mantenido una confrontación adecuada al ser partes de un mismo espacio
político.
Las PASO, en esta
instrumentación, son una encuesta sólida de mínima y una primera vuelta de
máxima.
VOLATILIDAD
POLÍTICA
En
las elecciones de medio término del 2013, el PRO carecía de personería jurídica
en la Provincia de Buenos Aires. Era un partido distrital que estaba
consolidado en la Capital Federal y hacía pie promisoriamente en Santa Fe. De
ahí su necesidad de constituir una alianza con el radicalismo que no tenía
candidato presidencial pero sí distribución territorial nacional. Dos años
después, obtenía un triunfo impactante en la Provincia de Buenos Aires con su
estrella ascendente María Eugenia Vidal y se proyectaba en todo el país.
A
su vez, en el mismo período, el Frente para la Victoria junto al Partido
Justicialista tenía presencia en todo el país y ahora el primero está
prácticamente disuelto, el presidente del PJ en la Provincia de Buenos Aires va
en la lista bonaerense de Unión
Ciudadana y el sello PJ en ese distrito quedó en poder de Florencio Randazzo,
con probabilidades escuálidas.
Hoy
la situación del PRO de hace dos años la tiene Unión Ciudadana, reducida a unos
pocos distritos electorales. Es un comportamiento en espejo: si para Cristina
Fernández, cuando era presidente, el adversario a potenciar era Mauricio Macri,
Macri, desde que asumió, intenta crecientemente polarizar con la ex Presidenta.
A
su vez la reforma constitucional de
1994, que estableció la elección directa del jefe de gobierno de la ciudad de
Buenos Aires y el balotaje a nivel nacional y de CABA, ha tenido como resultado
que dos jefes de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires han llegado desde 1994 a la presidencia: Fernando de la Rúa y
Mauricio Macri, con la particularidad que ninguno de los dos fue el que realmente
gestionó: en el caso del radical, el que lo hizo fue Enrique Olivera y en el caso del PRO, el
accionar concreto fue de Horacio Rodríguez Larreta.
EL
FENÓMENO PRO
La
restauración conservadora que significa el PRO es un proceso torpe en la superficie
y con habilidad política en las negociaciones de palacio. Se basa en una
alianza antiperonista. Entre las
expectativas de mejoras futuras que conserva una parte de la población y el
odio hacia el kirchnerismo, estriba su fortaleza que le permite realizar una
buena elección a nivel nacional a pesar que su política económica tiene
resultados deplorables para la mayor parte de la población, aunque debe quedar
claro que no son errores sino objetivos buscados. Otro hecho realmente
curioso es que sus posibilidades electorales no concuerdan con la imposibilidad
del Presidente de presentarse en lugares
públicos sin estar sujeto a repudios claros.
Otra
curiosidad es que si bien el macrismo no repara en procedimientos electorales
que criticaba como populistas cuando gobernaban sus adversarios, anuncia
medidas de ajustes y reformas estructurales después de octubre que conllevarán
profundas pérdidas de derechos.
El gobierno no tiene
Plan B.
El plan A es el que propone la implantación de un modelo económico agro-extractivo-exportador
mixturado con el de rentabilidad financiera. El posible resultado electoral
desfavorable en la Provincia de Buenos Aires, determinará un avance más pausado
del plan original pero de ninguna manera un levantamiento del mismo.
LA
PERSISTENCIA DE CRISTINA FERNÁNDEZ
Durante
su mandato, desde los medios dominantes, y posteriormente cuando pasó al llano,
la campaña de demolición que inició el macrismo, llevaron a la convicción al
establishment y sus voceros periodísticos que Cristina Fernández era un cadáver
político. Cuando las encuestas revelaron que no había tal cadáver, los invadió
primero el estupor y luego un temor creciente. En una escala aún mayor pasó con
el peronismo con posterioridad a septiembre de 1955. Basta recordar que Perón
fue acusado de ladrón, corrupto, de estupro, de traidor a la patria y hasta de
homosexual, opción sexual descalificatoria hasta hace poco tiempo. El saber
popular respondía a los denuestos con un estribillo: “Puto y ladrón, lo
queremos a Perón”
El
círculo rojo, versión light macrista del establishment, se tranquiliza
parcialmente porque las mismas encuestas revelan un rechazo alto a Cristina
Fernández, por lo que consideran que en el 2019, resultaría derrotada en el
balotaje. Lo sintetizan con que su techo es prácticamente su piso. Hoy es parcialmente cierto, pero dada la
volatilidad política ya comentada, el consuelo actual puede volver a ser temor
o quizás terror más adelante. Basta recordar que con Mauricio Macri pasó algo
parecido: era tal el rechazo mayoritario durante gran parte de su recorrido
político que parecía imposible que pudiera alcanzar en algún momento la
presidencia. Finalmente los resultados revelaron que revirtió esa
imposibilidad. En buena parte el previsible fracaso del macrismo potenciará en
el futuro y mejorará la imagen de Cristina Fernández. El rechazo de los
gobernadores peronistas a la ex presidente es coyuntural. Los resultados de la
Provincia de Buenos Aires, su
contundencia o no, posiblemente alinearán a los mismos.
En
el establishment y sus medios un sudor frío recorre las espaldas. Los títulos
van desde “Un fantasma en la provincia de Buenos Aires” (Francisco Olivera en
La Nación del 29 de julio) a
“Informe urgente: Qué pasa si gana” de la Revista Noticias del 5 de
agosto.
Lo que debe quedar claro
es que se trata de una simple elección de medio término que no cambiará
significativamente la composición parlamentaria, pero dada la permanente
confrontación entre dos modelos, se transformará como es habitual en un
posicionamiento por fracciones de poder.
Con
relación a la posibilidad que Cristina Fernández alcance altos guarismos en la
Provincia de Buenos Aires, conviene recordar que en las últimas elecciones el
Frente para la Victoria consiguió el 40,4 % para gobernador en las primarias,
sumando las dos listas, que se redujo a 35,2 %en octubre con la candidatura de
Aníbal Fernández. Como candidato a Presidente, Daniel Scioli ganó las tres
elecciones en la provincia. Obtuvo en las PASO, 39,5%; 37,1 % en la primera
vuelta y 51,1% en el balotaje. Por eso es posible, aunque de ninguna manera
inevitable, que Cristina Fernández obtenga resultados que hoy alarman al
gobierno.
LOS
QUE NO GANAN PERO PUEDEN SER DETERMINANTES
Sergio
Massa conformó una buena lista de diputados cuyo mayor contrapeso es él mismo.
Su oportunismo exagerado, sus opiniones surgidas de los avatares de las
encuestas, es muy perceptible. Colaborador con el macrismo en buena parte de la
gestión del oficialismo, tiene como base de sustentación un electorado
peronista muy antikirchnerista. Su alianza con Margarita Stolbizer, implica la
obtención de la norma IRAM contra la corrupción, simétrica a lo que consigue
Macri en su alianza con Elisa Carrió,
mucho más importante que los votos que aporta la referente del GEN. Stolbizer es portadora
de un progresismo rosa, como esos paraguas que se portan en los días de sol, y
cuando se los necesita en los días de lluvia no aparecen. Extasiada por la
consideración que en algún momento le brindó el Presidente, al que le llevó su
libro, manifiesta ahora que lo decepcionó. Sólo se decepciona aquel que alguna
vez ilusionó. Siendo muy conocido el
recorrido empresarial y político de Macri y su familia, la decepción actual de
Margarita califica a su pretendido progresismo como muy endeble, de cartón.
Anibal
Florencio Randazzo fue un Ministro eficiente, con el cual Cristina Fernández
cometió una injusticia hace dos años, cuando con procedimientos alejados de
elementales consideraciones políticas, llevó a que el nacido en Chivilcoy se
enterara por televisión que la fórmula presidencial bendecida era
Scioli-Zannini.
Ahora
fue Randazzo quien privilegió su proyección política antes que colocar en
primer lugar que lo principal era infringirle una derrota contundente al
gobierno. Fernández realizó distintas propuestas, con una generosidad no
habitual, proponiendo desde que ex Ministro fuera candidato a senador a que
encabezara la lista como primer diputado. Randazzo se mantuvo inalterable en su
decisión de dirimir las candidaturas en las internas. Sabía que perdía en forma
rotunda pero se paraba en que su mayor capital político es el cumplir con la
palabra que empeña, después de no poder apoyarse en el futuro en haber
enfrentado a Cristina en internas. No
le interesa estas elecciones sino su proyección de cara a las presidenciales
del 2019.
El
Frente de Izquierda mantendrá o aumentara levemente su habitual caudal
electoral y Pino Solanas lucha por superar el 1,5% y entrar en la elección de
octubre.
LAS
ELECCIONES DE OCTUBRE
“El Frente Un País” corre el riesgo cierto de
convertir “la ancha avenida del medio” en El Caminito, del tango de Gabino
Coria Peñaloza y Juan de Dios Filiberto.
|
Los
votantes de Randazzo se encaminarán en proporciones variables hacia Unión
Ciudadana, y otro porcentaje se mantendrá en su opción original.
Como
nota al pie, llama la atención las denuncias de reubicaciones de los
ciudadanos, en general en escuela lejanas a su domicilio. Por otro lado en un
libro en general favorable al presidente escrito por Laura Di Marco titulado
“Macri. Historia íntima y secreta de la elite argentina que llegó al poder”,
escribió: “En el arranque del 2017, José Torello (actual jefe de asesores de la
Nación), le haría a su amigo, el Presidente, un regalo clave en un año
electoral crucial. Impulsaría la designación de Juan Manuel Culotta- otro es
Newman- al frente del juzgado electoral de la Provincia de Buenos Aires: un
tribunal estratégico para el control de las elecciones bonaerenses, la madre de
todas las batallas” ( página 103)
Si
este se hubiera hecho durante el kirchnerismo, los actuales oficialistas, La
Nación y Clarín, aturdirían con la presunción de denuncias de fraudes
PASO
A LAS PASO
Entre
las muchas curiosidades de un país que marcha a velocidad variable a una crisis
de grandes proporciones, el macrismo o no habla de economía o distorsiona
premeditadamente los datos del propio INDEC del cual se enorgullece. Carentes
de logros concretos, en el primer año se justificaron con el peso de la
herencia recibida y el segundo año infundiendo el miedo disciplinador del
regreso del populismo.
A
su vez Cristina Fernández no aparece en los medios, no concede reportajes y su
actividad proselitista se difunde por las redes sociales. En sus actos aparece
la presencia y la voz de las víctimas del macrismo, mientras se cierne sobre
ella causas penales cuyo avance o detención se sincronizan con el calendario
electoral, con lo que queda en evidencia otra mentira como la independencia de poderes,
que se suma a la transparencia, la independencia del Banco Central, entre
tantas otras.
Paso
a las PASO, miradas desde el 2019, tal vez se pueda suscribir un párrafo de una
nota de la Revista Noticias: “Dentro de dos años, el país se dará cuenta que
fue la votación de la primavera de 2017, cuando se definió el futuro.”
08-08-2017
Hugo,
ResponderEliminarla siguiente aseveración
"con el cual Cristina Fernández cometió una injusticia hace dos años, cuando con procedimientos alejados de elementales consideraciones políticas, llevó a que el nacido en Chivilcoy se enterara por televisión que la fórmula presidencial bendecida era Scioli-Zannini. "
está reñida con el relato de los protagonistas.
Según públicas declaraciones a Randazzo se le ofreció competir contra Scioli-Zannini llevando como vicepresidente a (el probable futuro presidente) Kiciloff. Al rechazar este ofrecimiento (según relatos Randazzo quería ser ungido por Cristina sin paso) se le ofreció ir como unico candidato a la provincia de Buenos Aires.
Mi desprecio total y absoluto por Randazzo comenzó al enterarme de no haber seguido la maxima primero la patria, luego el movimiento por ultimo los hombres. Para Randazzo lo importante es cumplir con su palabra a si mismo. Una persona asi no tiene NINGUN lugar en un movimiento historico.
Si yo viviera en Santa Fe hubiera votado por Rossi. Como vivo en Buenos Aires elegí votar en blanco. (ver Quique Pesoa entrevista a Delia Ferreira Rubio y su propuesta de votar en blanco en las PASO y sobre el voto electrónico). Todos los dueños y dueñas de los partidos se pusieron de acuerdo en que hubiera listas únicas y por lo tanto no se pudiera elegir nada. En la segunda vuelta del 2015 no me pareció que fuera una buena idea votar en blanco porque Macri era claramente lo PEOR. Sin que Scioli fuera bueno. Evidentemente fui uno más de la amplia mayoría que pensó que había que optar. Otra cosa hubiera sido si el repudio a esa opción hubiera alcanzado digamos el 40%.
ResponderEliminarPero lo más grave fue el vergonzoso comportamiento de la opofisialismo en el Congreso. Puestos por los mismos partidos que ahora se burlan de nosotros llamándonos a votar donde no se puede elegir nada.
Y en octubre golpear a la lacra amarilla donde más le duela.