Fue Diego Maradona quién lo denominó
el cartonero Báez, cuando este apellido no estaba asociado a un prospero cajero
de banco devenido en millonario, sino a un cartonero que accidentalmente fue
testigo del asesinato de Alicia Muñoz por Carlos Monzón. El genial número diez
lo cuenta así: “Estaba de vacaciones en Punta del Este, venía de la selección y
me llaman los muchachos para pedirme que volviera a Buenos Aires porque había
quilombo con los premios. “Arréglenlo
con el presidente nuevo, les dije. Pero
resulta que Mauricio era el dueño de Sevel y se creía que éramos operarios…me
tomé un avión y me vengo con los muchachos. Entramos en una habitación, estaban
Carlos Navarro Montoya y Claudio Caniggia. Nos saludamos y dice: “Bueno
muchachos, acá no se van a cobrar más premios”. Me equivoqué de habitación y le
dije: “Vos no podes venir a cambiar el fútbol. Nací jugando y vos recién
llegás” Nos fuimos y al salir les dije: “Yo con esta clase de gente no hablo.
Nos preguntaron si habíamos arreglado y les dije: “con el cartonero Báez no se
puede arreglar nada”
Dos décadas después, el cartonero
Mauricio Macri ha realizado una exitosa carrera política, desproporcionada con
las virtudes que exhibe y sale a mendigar recursos para un país que intenta
reactivar mediante un endeudamiento
fenomenal, mientras sus políticas económicas agravan la recesión, incrementa la
inflación, no puede bajar el déficit fiscal porque transfiere recursos hacia
los sectores concentrados de la economía y concreta un tarifazo sin parangón
que puede convertir su piso de sustentación en arenas movedizas, agravado por
una creciente apertura de la economía.
Se está en las últimas etapas del
plan DADA ( Devaluación, Ajuste, Deuda, Apertura)
Para
conseguir capitales que soñó llegarían ofreciéndoles significativas ventajas,
el aval de su presencia empresarial y su gabinete de CEOS, viajó en enero al
Foro de Davos en Suiza, junto a su aliado presuntamente opositor Sergio Massa. Ahí
además del frío intenso lo esperaban los empresarios emblemáticos del
capitalismo mundial. El enviado de La Nación, con manifiestas simpatías hacia
el hijo de Franco escribió que los objetivos eran “convencer
a los principales empresarios del mundo y a los jefes de Estado más influyentes
que participan del Foro Económico
Mundial que deben reanudar las inversiones
productivas en la en la Argentina y facilitar el financiamiento de grandes
proyectos en infraestructura, energía, minería, agroindustria y
telecomunicaciones, entre otras actividades. La misión declarada del Gobierno
en este viaje consistió, a todas luces, en que el país vuelva a crecer y
reinsertar a la Argentina en el mundo.” Muchas sonrisas, reiteradas promesas y
un resultado a tono con el clima.
En
marzo viajó a EE.UU, para la cumbre de presidentes preocupados por la seguridad
nuclear, pero personalmente preocupado por presentar un escenario en donde el Congreso
lo apoyaba en su negociación con los fondos buitres que en la terminología
macrista son los holdouts. La presencia de 53 jefes de Estado era considerado
un ámbito extremadamente propicio para “reinsertarse en el mundo” y pasar la
gorra. Volvió lleno de promesas pero sin los dólares anhelados a la vista.
Pero
como no hay dos sin tres en julio volvió a Europa y EE.UU. El encuentro más
importante fue con Merkel en Alemania y con los CEOS de Volskwagen y Mercedes
Benz. Luego habló en la Fundación Conrad Adenauer, ante unos trescientos
empresarios en un plan de seducción intenso.
Las promesas y las sonrisas fueron, nuevamente, mucho más elocuentes que las inversiones
concretas. Con resultados similares pasó por Bélgica y Francia
Luego
voló a EE.UU, donde se entrevistó con los dueños de Microsoft, Google y Facebook.
Macri está
comprendiendo dolorosamente que el capitalismo tiene una dureza como la de él
con los jugadores de Boca. Sorprende que como integrante del poder económico de
la Argentina, no haya imaginado que en un mundo arrodillado ante el capital
financiero, los representantes del capital productivo tengan actitudes
similares a las que llevaron que él fuera calificado de cartonero por Maradona.
Por eso el resultado de pasar la gorra ante multimillonarios que actúan como
cartoneros en el momento de decidir colocar sus capitales, es como mirarse en
el propio espejo.
Todo ello ha actuado
sobre su cuerpo que muestra un envejecimiento muy superior a los algo más de
los siete meses transcurrido. Sufrió una fractura de costilla en un poco
creíble accidente jugando con su pequeña hija, otro accidente jugando al paddle
que lo llevó al quirófano para operarse la rodilla y un incidente cardíaco
menor.
Entre viajes,
vacaciones y problemas de salud se ha
ido un 14% de su mandato transcurrido.
Y las preocupaciones
se intensifican porque la gorra del mendigo sigue vacía de inversiones. Sólo se
llenó, pero es otra gorra, la de un endeudamiento como no se tiene antecedentes
en un término tan corto.
09-07-2016
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