01 julio 2012

SE EQUIVOCÓ LA PALOMA



“Se equivocó la paloma, se equivocaba/  por ir al norte fue al sur,/ creyó que el trigo era agua/ se equivocaba”
Ese miércoles 20 de junio Hugo Moyano estaba cabeceando los centros que el periodista Marcelo Bonelli le enviaba con precisión, en el estudio de TN donde “A dos voces” parecía el título adecuado para lo que se estaba viendo. Un clima de camaradería entre el Secretario General de la CGT y uno de los empleados mejor pagos del grupo al que el dirigente sindical había estigmatizado con la frase “Clarín miente”. El título del programa se amoldaba a la forma en que dos voces se convertían en una sola con una afinación llamativa. De pronto, Bonelli le cedió la palabra al gurú económico neoliberal Carlos Melconian, frustrado candidato a ministro de economía de Carlos Menen y fracasado candidato a legislador del macrismo. Desde otro escritorio, el economista afirmó: Ud. ha hablado del agotamiento del modelo. Ud. está correctamente sentado aquí, haciendo una descripción impecable de la situación como si fuera un economista sobre lo que está ocurriendo. El rostro de Moyano se tensó. Recibir un elogio superlativo de alguien que fue un referente de los noventa, período a los que el sindicalista enfrentó con perseverancia y denuedo, debe haber producido una conmoción momentánea en su conciencia. 
“Creyó que el mar era el cielo, / que la noche la mañana/se equivocaba, se equivocaba”

La escena final de la notable película argentina “La Patagonia Rebelde” mostraba la perplejidad y el asombro de Héctor Alterio en el papel del teniente coronel  Héctor Benigno Varela cuando los terratenientes de Santa Cruz le cantan en inglés: “Porque él es un alegre y buen amigo.”
Varela fue enviado por Yrigoyen para mediar en un conflicto social entre los peones patagónicos y los terratenientes, con la imprecisa instrucción “que cumpla con su deber”. Los primeros pedían un acortamiento de las extensas jornadas de trabajo, que le proveyeran  botiquines para los primeros auxilios, de velas para alumbrarse de noche. Varela se interiorizó de las precarias condiciones de trabajo y medió a favor de los peones ante el estupor del establishment. El acuerdo fue violado sistemáticamente por los empleadores por lo que al año siguiente, 1922, volvió enfurecido el militar a quien habían convencido que los responsables eran los peones. Y comenzaron matanzas con prácticas que anticiparon algunas de las que se perpetrarían durante la segunda guerra mundial. Una vez aplastada la rebelión con asesinatos masivos, los beneficiados homenajean al teniente coronel donde éste toma conciencia que había sido engañado y había asesinado en beneficio de los que ahora le decían, en perfecto inglés, que era un buen amigo.
Por un momento esa imagen de la cara de Héctor Alterio  se superpuso al rostro demudado de Hugo Moyano escuchando los elogios de Carlos Melconian.  
EL REVÉS DE LA TRAMA
Hugo Moyano es un dirigente sindical con luces y sombras. Un pasado juvenil poco claro, con imputaciones no probadas, quedaron de alguna manera redimidas por su militancia contra el neoliberalismo de los años noventa, su denuncia de la Banelco en el Congreso para aprobar una ley contra los trabajadores, su apoyo firme durante el gobierno de Néstor Kirchner, fundamental  en los momentos álgidos del conflicto con las patronales campestres, y su prolongación durante buena parte de la primera presidencia de Cristina Fernández. En el acto del 15 de octubre del 2010 en la cancha de River, se produjo un encontronazo que supera a la anécdota. La explicitación de la propuesta de un presidente obrero en el futuro, que en términos concretos significa surgido de la CGT, y la respuesta formal pero vehemente de la Presidenta, cuestionaba un principio fundamental del peronismo, tal es la verticalidad. La conducción no se cuestiona y el que lo hace debe atenerse a las consecuencias. Lo practicaron sin indulgencia desde Perón a Menem.
Doce días después moría Néstor Kirchner. Cuando en octubre del 2011, Cristina Fernández arrasó en las urnas y pulverizó a la oposición política, quedaba pendiente la factura con Moyano de un año atrás. Puede considerarse una jugada con alguna similitud  a la que emprendió Néstor Kirchner después del triunfo en las legislativas del 2005 contra Eduardo Duhalde, quien lo respaldó y así allanó su posibilidad electoral de abril del 2003. A partir de ahí hubo errores de los dos lados que ahondaron la brecha y cerraron las salidas de acercamiento correspondiéndole al poder ejecutivo la responsabilidad mayor que bloqueó toda alternativa de acercamiento
 El conflicto ascendió desde el gobierno como cumplimiento de una estrategia y desde la CGT por seguir subiendo la escalada que la dejaba lentamente fuera del territorio popular y la conducía irremediablemente hacia un territorio donde no debe ni puede estar ubicada.

EL REVÉS DE LA TRAMA ACTUAL  
En política hay nociones elementales. Lo decía ese notable dirigente sindical que fue Germán Abdala: “Si el patrón me elogia, seguro que he cagado a un compañero”. Jauretche lo decía con su habitual claridad: “No se puede ir al almacén a hacer compras con el manual de compras escrito por el almacenero”. Y cuando tenía dudas afirmaba: “Miro de qué lado están La Nación y la Sociedad Rural y me pongo del otro lado”. Moyano ha olvidado estas nociones elementales. Por eso, en lugar de presentarse como el más consecuente defensor del modelo que ha venido sosteniendo, señalando las equivocaciones del gobierno desde la misma vereda, se cruza a la acera de enfrente y su discurso asume los tics y los prejuicios de los noventa. Una larga retahíla de los lugares comunes del poder económico. En el desborde llega a la desmesura de comparar la actual situación en materia del derecho de huelga con la dictadura establishment- militar. Por eso Clarín celebra su cambio de posición, lo retira  de su sección de semáforos en rojo, le pone a disposición todos sus medios,  y el celebrado caricaturista Sabat ya no lo dibuja con las manos manchadas en sangre. El momento cumbre de esta contramarcha fue cuando convocó a un paro desde el canal de noticias por cable del multimedio y multiempresas Clarín, luego de que le comunicaran una acción penal en su contra y su hijo Pablo. El dirigente sindical es muy sensible a las acciones penales: (Uno de sus errores mayúsculos se produjo cuando lanzó una movilización a Plaza de Mayo -luego levantada por grotesca-, debido a la tramitación de un exhorto de la justicia suiza por presunto lavado de dinero). También suele desbordarse cuando tiene que explicar emprendimientos empresariales.
Con el pretexto  que no se había podido cerrar el convenio de los camioneros, previamente había lanzado dos bloqueos salvajes: mediante el primero dificultó en un fin de semana la provisión de dinero a los cajeros automáticos; y con el segundo impidió la distribución de combustibles con un rápido desabastecimiento, medida que debió levantar porque su continuidad era un gol en contra al dejar sin gas licuado a muchos pueblos como  Guaminí, San Lorenzo, Orense, Claromecó, entre otros. Por un plazo corto parecía que había retornado aquel lock-out de las patronales campestres del 2008, al cual el  mismo Moyano criticó y combatió cuando batallaba en el campo contrario al actual. Ni la situación ni el contexto internacional ameritan bloqueos por parte del sindicalismo.
Levantado el bloqueo, solucionado velozmente el acuerdo salarial ya acordado con las cámaras empresarias que fueron increpadas por el gobierno como cómplices, Moyano lanzó un nuevo paro, como ya se dijo desde los estudios de TN, que luego lo redujo a una concentración en Plaza de Mayo con dos banderas  justas, como el aumento del mínimo no imponible y la eliminación del tope a las asignaciones familiares. Los trabajadores tienen todo el derecho a las movilizaciones  y a la protesta sin obstaculizar la prestación de los servicios básicos.
Pero más que el aumento del mínimo no imponible, a lo que debe abocarse el gobierno y los reclamos sindicales es a una reforma integral del sistema impositivo que mejore significativamente la distribución del ingreso.        

VOCES DE PRUDENCIA PARA ACERCAR POSICIONES
Es evidente que en el campo nacional y popular no debería faltar la CGT y la CGT no puede estar en el campo adversario de un gobierno al que ha reconocido como el mejor después de los gobiernos de Perón. Lo decía con su claridad habitual el secretario del Sindicato de Dragado y Balizamiento Juan Carlos Schmid : “Tenemos una rica historia de liderazgos fuertes, con carisma, del que son portadores Cristina Kirchner y Hugo Moyano. Liderazgos, jefaturas, ganadas por una trayectoria de lucha y avalada por las mayorías. Sin confundir los planos de esos liderazgos, respetuosos del otro, del lugar del otro. Sin necesidad de echar mano a la cantidad de votos ni que nos tiren las urnas por la cabeza. Son dos liderazgos que juntos suman, divididos no está tan claro...Resulta un contrasentido al “sentido común” una fractura entre un gobierno popular y la CGT pero la mayor responsabilidad es del gobierno. Las diferencias y fricciones (¿cuestiones de estilo?) considerando que compartimos un proyecto nacional y popular, hasta tanto se superen, tienen que ser coyunturales, secundarias, y por tanto como son reales aún teniendo distintas interpretaciones no deberían ser soslayadas ni disimuladas. Mucho menos tergiversadas por los especialistas de la in-comunicación y los “expertos” de la pluma fácil.”
A su vez, en la convocatoria al acto, intentó separar algunos de los aliados impresentables que prometían concurrir, no en solidaridad con los reclamos de los trabajadores sino como una exteriorización antikirchnerista. Expresó en un comunicado la CGT: “La fuerza social que se movilizará es obrera y como tal adhiere al proyecto nacional en la medida en que el mismo no se aleje del camino recorrido a partir del 2003. Los trabajadores jamás seremos ariete, ni mascarón de proa, ni fuerza de choque de aquellos a los que poco les importan las negociaciones colectivas, el pleno empleo, los derechos humanos y la distribución justa de la riqueza. Quienes usufructúan esta división en el seno del Movimiento Nacional son adversarios tanto de la CGT como del Gobierno. Sectores que nada tienen que ver con el Proyecto Nacional y se han opuesto al avance de las mayorías populares en la última década. Avances y conquistas en las que también la CGT ha sido artífice….. Más allá del oportunismo de estas mezquinas minorías, los trabajadores llevaremos adelante nuestra movilización, en paz, con un único objetivo: que nuestro legítimo reclamo sea escuchado por la Presidenta de la Nación. La CGT no va a permitir bajo ninguna circunstancia que la protesta social sea criminalizada y que las huelgas sean caratuladas como extorsión a la democracia y que a nuestro accionar se asocie el chantaje…”
DISCURSOS DE CRISTINA FERNÁNDEZ Y HUGO MOYANO
En ambos se pueden percibir razones y fundamentos que son ninguneados desde la otra parte.
El gobierno y la CGT cuyo Secretario General es Hugo Moyano, son los únicos que tienen una importante capacidad de convocatoria. Juntos se potencian, separados se debilitan recíprocamente. El gobierno no puede cortar todo diálogo y negociación, y la CGT no debe ir aliada a sus enemigos históricos, contra el gobierno que le ha permitido recuperar una parte importe de las conquistas perdidas.
Es inútil tirarse archivos por la cabeza. Ambas partes tienen méritos y deméritos. Moyano un pasado juvenil confuso y los Kirchner una historia durante la dictadura que está lejos de ser heroica.
También debe quedar absolutamente  claro que son representaciones muy diferentes. La Presidenta, un mandato general y el de Moyano sectorial.
Cristina Fernandez apuntó en su discurso del 26 de junio contra Moyano y Daniel Scioli, con una dureza manifiesta, con la presunción que tiene visos de verosimilitud de una posible alianza de los señalados de cara al 2015. 
La Presidenta incurrió en una evidente desmesura al vincular el accidente de tránsito que sufrieron los gendarmes que regresaban de la oscura y depredadora toma de Cerro Dragón por un sector sindical disidente de la UOCRA, aduciendo que si querían un muerto ya lo consiguieron. En la misma línea estuvo la decisión de no enviar más la gendarmería a las provincias y el retirar la seguridad de la movilización. Un gobierno que reivindica con razón la presencia del Estado, no puede desatender la seguridad de todos.  
 Por otra parte se manifestó en ejercicio de la autoridad que posee, “que no es operable”, en una demostración clara que ejerce el poder que detenta y que está dispuesta a doblar la apuesta.
Por su parte Moyano hace hincapié en un tema como la retención del impuesto a las ganancias que afecta al 19% de los asalariados formales y al 8% de los trabajadores totales.

El dirigente sindical siempre ha sido más el secretario general de los camioneros que el secretario general de la CGT. Por eso sus reclamos tienden a contemplar las preocupaciones de los sectores obreros de mayores ingresos   y solicitar, por ejemplo,  un incremento del seguro por desempleo, totalmente desactualizado, de la asignación por hijo o la batalla frontal contra el trabajo en negro que afecta alrededor del 32% de los trabajadores.
El discurso de Moyano en la Plaza tuvo fuertes embates contra Cristina y sorprendentemente contra Néstor Kirchner que hasta ahora se preocupaba en diferenciar. Fue de los párrafos más desafortunados junto con atribuir exclusivamente al viento de cola, la mejoría social evidente de estos años.
Por casualidad o intencionalmente el acto coincidió en la misma fecha en que 37 años atrás, Lorenzo Miguel  movilizó a los trabajadores para ponerle un freno al Rodrigazo  y a su inspirador político José López Rega, que a mediados de julio de 1974 emprendería el camino a un exilio surcado por  las sombras y el misterio.  
El paro prácticamente no se percibió salvo en la distribución de los diarios y algunos vuelos. La manifestación quedó circunscripta fundamentalmente a su gremio, con aportes de los municipales y peones rurales,  todo  lo cual  se tradujo en una concurrencia inferior a la prevista.  Moyano ha demostrado una capacidad de daño superior a su significativa posibilidad de convocatoria. Como bien dice el analista político Alberto Dearriba “puede paralizar al país. Tiene capacidad para golpear al gobierno, pero construir poder político es otro cantar….Tiene la audacia y el coraje que necesita un dirigente gremial. Pero carece de la sutileza y el carisma que  requiere un político”  
Los puentes de un acercamiento parecen definitivamente cortados.  
Si se acercan las partes en conflicto, por el reconocimiento recíproco de las virtudes y atenúan los hechos reprochables del pasado, se habrá dado un paso importante para reconstruir fragmentos de  la alianza plebeya, base indispensable para afrontar un futuro complicado, en el que a un mundo que cruje se suman los movimientos desestabilizadores que amenazan a los gobiernos que intentan con mayor o menor intensidad en América Latina dar vuelta a los años de plomo y a las consecuencias nefastas de los vientos neoliberales. Basta imaginar el terremoto que producirá en diciembre si finalmente se aplica el artículo más conflictivo de la ley de medios en donde diferentes grupos poderosos se tengan que desprender de centenares de medios y no encuentren posiblemente compradores.
Sería conveniente no incurrir, diferenciando adversarios de enemigos,  lo que señala el poema de Rafael Alberti: se equivocaba, se equivocaba/ que tu falda era su blusa/ que tu corazón su casa/ se equivocaba, se equivocaba”

SE EQUIVOCÓ LA PALOMA
Moyano debe saber que se equivoca como la paloma si reemplaza el “Clarín miente” que lleva su copright por “Cristina miente”, que portaban algunos manifestantes. Si con sus posiciones y discursos termina teniendo como aliados a Macri, De Narváez, Buzzi, los caceroleros, Cecilia Pando, la Iglesia, los grupúsculos de izquierda, Luis Barrionuevo, el Momo Venegas, y sigue la lista, habrá hecho un ejercicio de encopresis. Como bien apunta el periodista Roberto Caballero: “Moyano se convirtió en un opositor a sí mismo”.  
La Presidenta se equivoca como la paloma del poema de Rafael Alberti si digita una CGT irrepresentativa o con dirigentes que fueron cómplices de los noventa y algunos, peor aún, de la dictadura establishment- militar. Salvo que esté en lo cierto,  y en ese caso lo que parecen errores serían aciertos y que su enfrentamiento es sólo con parte de la dirigencia sindical y no con la clase trabajadora con la que mantendría según su apreciación una relación directa sin mediadores. En ese sentido apunta el periodista Luis Bruschstein refiriéndose a la actitud de los presentes en la Plaza: “Pero esa multitud, así como se expresaba fervorosamente moyanista, no tenía para nada una carga antikirchnerista.  Había una disociación entre el discurso fuertemente antikirchnerista de Moyano y el clima que había en la multitud. Si esa contradicción se produce en su base más fiel, a medida que se abre el círculo de simpatías a su persona, la carga del kirchnerismo también es más fuerte.”
Algunos de los errores que ha cometido el gobierno, que pueden no ser errores sino una estrategia premeditada,  no pueden justificar bajo ningún aspecto que el dirigente camionero termine con su manejo en la banquina, con las ruedas en dirección al cielo y con aliados que son la contracara de su mejor historia. Si se decide a ser cabeza o articulador de la oposición, su confluencia con Clarín es inevitable. Algunos párrafos de su exposición en la Plaza de Mayo estaba dirigida mucho más allá que a la composición social de la plaza.  En ese caso, habrá roto no solo todos los puentes con el gobierno sino con su propia historia.
Y el gobierno debe saber que no es lo mismo enfrentar a las patronales del campo, que a un sector del movimiento obrero. Aquellos son adversarios históricos, éstos son parte del movimiento nacional.
La política nacional es vertiginosa como lo exteriorizan las cambiantes y opuestas alianzas. Clarín considera que ha reforzado sus filas, en lo político con Moyano y en lo mediático con Jorge Lanata.
A esta altura del enfrentamiento  aquí analizado es preciso señalar  que por debajo de las reclamos levantados originalmente, el trasfondo real es una lucha por el poder, con ciertas similitudes al conflicto de la 125, iniciada por un aumento de retenciones que quedó rápidamente atrás y derivó también en una lucha por el poder. 
En ese caso, Rafael Alberti en la voz de Joan Manuel Serrat, es la banda sonora de este conflicto: “Se equivocó la paloma, se equivocaba/  por ir al norte fue al sur,/ creyó que el trigo era agua/se equivocaba/“se equivocaba, se equivocaba/que tu falda era su blusa/ que tu corazón su casa/ se equivocaba, se equivocaba/ se equivocaba, se equivocaba”
27-06-2012
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar fuente. 



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