Por Mario Casalla
Ayer, 16 de agosto, se festejó el día del niño en Paraguay. ¿Por qué? Porque en esa fecha, pero de 1869, se produce la heroica batalla de Acosta Ñu, entre ese país contra la Triple Alianza conformada por Brasil, Argentina y Uruguay y monitoreada por el Reino Unido de la Gran Bretaña. Y en donde más de algunos próceres nuestros fueron autores y partícipes necesarios de ese latrocinio y espanto que significó esa infame contienda bélica que diezmó al pueblo guaraní.
Hace 152 años, 4.000 niños paraguayos –de entre 6 a 8 años-, a falta de soldados y disfrazados con barbas postizas para que el enemigo los tome por adultos y les presenten combate se midieron contra 20.000 soldados, en la mayoría del imperio brasileño. Seis horas. Seis horas resistieron las cargas de la pesada caballería brasileña, que vengando el engaño acabaría incendiando el campo de batalla con sus oponentes infantiles.
"Los niños de seis a ocho años, en el fragor de la batalla, despavoridos, se agarraban a las piernas de los soldados brasileros, llorando para que no los matasen. Pero eran degollados en el acto", graficaron las crónicas del horror. El ejército de la Triple Alianza, luego, incendió el Hospital de Piribebuy con 600 heridos, médicos y enfermeras dentro y los 900 prisioneros fueron degollados. La orden era matar “. hasta el feto del vientre de la mujer".
En el país guaraní se recuerda la batalla como un episodio de gloria y se honra la memoria de esos niños mártires.
La historia oficial nos marcó que Paraguay era una tiranía y que La Triple Alianza defendió al mundo libre. Nada nos habló que Justo José de Urquiza le vendió 30.000 caballos al ejército brasileño y que la Sociedad Anónima conformada por éste y los apellidos ilustres de Mitre, Lanús, Galván, Lezica y Elizalde se convirtió en proveedor del Estado y vendió por cinco veces más vacas, ovejas, caballos y harinas, armas, barcos y, obviamente, otorgaron préstamos. Por supuesto, finalizada la guerra, se quemaron los archivos de las cuentas.
Pero, la historia oficial tampoco indicó que Paraguay fue atacada porque competía internacionalmente con Inglaterra en el algodón, luego que los británicos perdieran sus colonias norteamericanas y les quedara sólo la India, otra Nación robada.
"Si hemos vencido fue porque hasta los niños paraguayos hemos matado", entre otras más, fueron las declaraciones de Domingo Sarmiento ya finalizada la Guerra de la Triple Alianza, donde se lamentó por la pérdida de su hijo, más no de los niños paraguayos. Sí, Sarmiento. El de la civilización. No el de la barbarie.
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