25 junio 2021

Abrazando a Horacio… y a Liliana*

Por _Eduardo de la Serna

 

  
Mi primer encuentro con Horacio fue en el 2014 a raíz de los actos que organizamos los curas OPP en la Biblioteca nacional con motivo de los 40 años del martirio de Carlos Mugica. No solamente nos cedió rápida y generosamente el espacio, sino que él mismo se hizo presente para una breve presentación de la figura de Carlos.

Bastante tiempo después, ya con la infamia macrista en el des-gobierno, me invitó a su casa a charlar. También allí saludé a Liliana a la que ya había saludado en el primer aniversario de El Cohete a la Luna. Horacio había comprado medialunas e íbamos a empezar los mates, con una previa ironía de Horacio sobre la cocina y la limpieza cuando nos llegó “de arriba” (del primer piso) el regaño de Liliana que con nuestras voces no podía ensayar. Nueva ironía de Horacio mediante, esta vez sobre su (nuestra) incapacidad de que nuestros – para nosotros – murmullos impedían concentrarse al oído exquisito de Liliana, nos trasladamos lejos del patio.

La charla fue ecléctica. Decenas de temas fueron sobrevolados. Sólo recuerdo uno que después me pidió que lo ampliara y, enviado a su correo, utilizó para un artículo pidiéndome perdón si hubiera “rebajado el sentido profundo de lo que mandaste”. El tema había sido la corrupción, y yo le hice un aporte bíblico a partir del sentido que tiene la levadura en el contexto de la Pascua judía. Él lo transformó en artículo, sesudo y profundo en La tecl@ Eñe (agosto de 2018). La impresión que quisiera compartir es haber estado ante una persona que escuchaba. una enorme persona que escuchaba. “Tendré que leer la Biblia”, volvió a ironizar. Y me hizo sentir como si hubiera sido un “encuentro de iguales”.

Quedamos en un futuro encuentro (“Te agradezco la conversación que hemos tenido y espero que se repita”), el cual nunca se concretó. Enterado de su internación, intenté en vano enviarle saludos, abrazos y oraciones a Liliana. Hoy, triste por su partida (excelente lo dicho por Hebe, señalo), creo especialmente que hemos perdido alguien que supo escuchar a todos, todas, todes y hablar sólo después de haberlo hecho. ¡Gracias, Horacio! Gracias por tu paso y deberemos concretar ese encuentro. Le diré a Jesús que lo anote en la agenda.

 

  • Eduardo de la Serna, integrante del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres 

 

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