El gobierno está desplazándose sobre
un camino minado donde muchas de las groseras torpezas económicas y políticas
de casi cuatro años han estallado y hay varias que han empezado a detonar, y
que se pueden llevar puesto al gobierno. Después de recibir y despilfarrar una
cifra superior a los 45.000 millones de dólares del FMI que han garantizado la
fuga de capitales, ahora la suerte económica del gobierno depende en parte que el
mismo prestamista de última instancia le entregue en septiembre un 10% más, la
exigua cifra de 5430 millones de dólares. Pero no son los 5430 millones lo que
está fundamentalmente en juego: es que si no los desembolsa significará el
retiro de su apoyo, circunstancia asimilable a la que significó la salida
abrupta de Fernando De la Rúa, en aquel entonces por una cifra de apenas 1260
millones de dólares. Ante las dudas, y bebiendo un vaso de veneno, el gobierno
más pro-mercado y pro-establishment, decretó un default selectivo, postergando
los pagos de bonos, una medida escasa en función de la envergadura de la crisis,
pero muy significativa en un clima enrarecido, que endosa para el gobierno de
Alberto Fernández lo que se omite de pagar ahora. La incertidumbre sobre la
posibilidad que dentro de seis meses se tengan los fondos de los que se carece
hoy, precipita una corrida con un final de pronóstico reservado.
Las reservas disponibles se angostan,
la fuga es continua y se incrementa exponencialmente, se inició el retiro de
los dólares de los bancos, la economía real se paraliza, se corta la cadena de
pagos, las tasas de interés caminan rumbo al 100% sin poder detener la escalada
del dólar, los exportadores dilatan la liquidación de las exportaciones,
gracias a la dispensa increíble que le proporcionó Macri, la inflación se descontrola
y se potencia superlativamente, el riesgo país se dispara a cifras ridículas, todo lo cual preanuncia el efecto manada, la
situación puerta 12, prólogo de una
catástrofe. El gobierno está intoxicado de un ideologismo fundamentalista que
le impide tomar aquellas medidas que lo rescaten transitoriamente del abismo y
que van a contramano de sus axiomas profundamente equivocados. Y cuando
finalmente acceden por imposición de la circunstancias, el barco está
agujereado en su línea de flotación. Si fueran médicos, sólo aplicarían la vacuna
antitetánica cuando el tétano ya está declarado.
No tienen la inteligencia ni la flexibilidad
de la oligarquía que en la crisis de 1930 tomó las medidas que la salvaron
aunque fueran en sentido contrario a lo que creían.
El poder político se derrite como
manteca al sol de resultas de un círculo vicioso acelerado tras las elecciones por
la creciente debilidad política, que a su vez realimenta la debilidad
económica. Sus apoyos económicos, el
establishment en sus versiones círculo rojo y negro, saltan hacia la oficina
del seguro futuro presidente, junto con el poder financiero internacional,
todos los cuales manifiestan cierta resignación ante el populismo que les produce
irritación y un miedo infundado enorme, aunque recapacitando ante la realidad que
puede no significar el Apocalipsis.
Macri no deja una herencia,
sino un país en terapia intensiva. Un campo
arrasado por una manga de langostas insaciables. Una destrucción generalizada
en donde han transformado un país con múltiples problemas en una colonia arrodillada
y con las puertas de salida clausuradas. A esta altura de los
acontecimientos, no es de ninguna manera seguro que pueda cumplir el único objetivo
al que ha reducido su intento de ser recordado: que el 10 de diciembre, después
de 91 años, pueda un gobierno no peronista terminar su mandato.
Eso es lo que ha quedado de un plan
refundacional de la Argentina. Y sin embargo el gigantesco fracaso del país
puede ser considerado un éxito del gobierno porque ha cumplido con varios de
los objetivos originales: desindustrialización, disminución importante de
las remuneraciones y jubilaciones, cambio significativo en la distribución del
ingreso, acentuación de la primarización de la economía agro-minera
exportadora, un modelo financiero depredador de valorización financiera, un endeudamiento
colosal que es una soga al cuello para las próximas décadas que muestra hasta qué
punto son una mezcla de cipayismo e ineptitud: haber contraído una deuda con el
FMI de más de 45.000 millones de dólares a pagar en tres años. Extraño
acuerdo cómplice porque el que prestó y el que recibió sabían que esto sería incumplible.
Este es el camino de cornisa donde el
abismo no es sólo una posibilidad. El gobierno comenzó amenazando con una crisis
invisible que afirmó haber evitado y sin embargo terminó precipitada a una crisis
real de una envergadura colosal. En su lenguaje precario de autoayuda, en su
simposio de lugares comunes y de creativos eufemismos, hasta imaginaron un
crecimiento que eso si dijeron, era invisible.
Un gobierno que ha superado todos los
récord: deja de pagar la deuda a corto plazo que contrajeron incluida la suscripta
en pesos
Algún ingenioso escribió que “Este
es el único gobierno en la historia que cuando llegó le echó la culpa al anterior
y cuando se va le echa la culpa al que viene”
Una pancarta nacida del ingenio popular
reflejó la verdad claramente: “No fue un fracaso económico, fue un saqueo
exitoso”.
El gobierno es el arquitecto de
introducirse en un callejón sin salida. Su ineptitud es solo sólo comparable
con la perversidad de la aplicación de un modelo inviable. Durante cuatro años no
se cansaron de afirmar que si volvía el kirchnerismo regresaba el caos, la
venganza, y el abismo venezolano era el destino. Al triunfar finalmente el
peronismo, los famosos mercados para los cuales gobernaron creyeron la prédica
macrista, y actúa al respecto, aunque los despropósitos gubernamentales han
emparejado los temores y posiblemente terminen teniendo más espanto a su
defendido que al populismo. El atribuir a Alberto Fernández los motivos de la
corrida es como que un obeso acuse a las fábricas de pastas de su problema. La
vocera del presidente, la doctora Elisa Carrió sostiene de cara a las
elecciones de octubre: “Alberto es un hombre muy peligroso y Cristina es el
caos”
EL ESPANTO ACTUAL Y FALTA
AÚN ABRIR LA CAJA DE PANDORA
El espanto movilizó una notable
jugada estratégica de Cristina Fernández, la que junto a la instrumentación muy
hábil de armonización y acuerdos de Alberto Fernández, consumaron un verdadero
milagro impensable en los primeros 4 meses de este año. Un peronismo mayoritariamente
unido y aliado con otras expresiones políticas menores, se constituyó en
certificado de triunfo ante un antiperonismo deteriorado y fraccionado.
Lo que en materia económica irrita a
los ojos y se vuelve una verdad incontrastable, se traslada de la misma forma a
aquellos aspectos de los que baten el tambor como justicia, transparencia,
polarización, corrupción, doctrina represiva, donde ha logrado un fracaso equiparable
al económico, pero encubierto en un sólido
entramado protector. Cuando se abra esa Caja de Pandora, asistiremos a la
imagen desnuda de una pesadilla consumada por un gobierno que la historia no
absolverá, sino que condenará con el mismo entusiasmo con que millones de argentinos
se ilusionaron con sus promesas, que salvo poquísimos que fueron beneficiados,
la inmensa mayoría quedaron defraudados. Pero el odio al kirchnerismo es un
aglutinador que flota sobre el desastre y que mantiene unido a su núcleo duro.
El fracaso es tan patético e integral
que incluso muchas de las empresas de los poderosos integrantes de los dos
círculos que apostaron por CAMBIEMOS, por coincidir ideológicamente, ha llevado
a que hoy puedan ser compradas por cifras irrisorias ante semejante catástrofe económica.
Según el Cronista Comercial del 28 de agosto: “La mayoría de las (doce de
veinte empresas) del Merval cotizan por debajo de su valor contable. Así
Comercial del Plata llega al 25%, Cablevisión 31%, Edenor al 33%, YPF apenas al
50%.
Hasta en este aspecto que Macri intentó
beneficiar intensamente y finalmente como en todo terminó mintiendo, en este
caso involuntariamente. Cuenta el periodista Hugo Alconada Mon en su libro “La
Raíz de todos los males” (página 37): “Quiero el 1% de tu patrimonio. El que pide
no es cualquiera. Es Mauricio Macri, jefe de gobierno porteño y candidato a
presidente de la República Argentina. Corre 2014 y el ingeniero pasa la gorra.
¿Cómo? ¿Perdón? el que escucha tampoco es cualquiera. Es uno de los diez empresarios
más ricos de la Argentina. Y no fue el único que recibió ese pedido. Muchos
miembros de ese top ten podrían confirmarlo…algo que nunca harán.
-
Quiero el 1% de tu patrimonio
para financiar mi campaña. Vos sabés que si yo gano, normalizaremos el país y
el 99% restante de tu patrimonio va a valer muchísimo más”
Como dice John Le Carré, irónicamente, en “El legado
de los espías”: “Cuando la verdad te alcance, no te hagas el héroe. Corre”
EL DÍA DESPUÉS (DEL 10 DE DICIEMBRE)
El tema es cómo encarar el 11 de
diciembre, ante la gigantesca hecatombe. La amplitud de la coalición que llevará
a la presidencia a Alberto Fernández y las enormes dificultades a superar
permiten avizorar que distintos sectores que lo conforman se alternarán en la
ingesta de batracios. Algún adelanto ya se tuvo, al pasar de “Clarín miente” a “Héctor
no me deja mentir”
Las medidas a adoptar
dependen siempre de la relación de fuerzas.
Pero la dramática gravedad de la situación, la moderación de la campaña, ya en
el ejercicio del poder, sólo puede continuar en las formas pero es imposible no
ser drásticos en medidas en la que se juega la suerte de ese futuro gobierno. Ahí
se exteriorizarán indefectiblemente los conflictos si las medidas que se tomen van
en la dirección adecuada.
A partir del 11 de diciembre debe continuar
la movilización de los militantes y simpatizantes para encarar la principal batalla
inmediata: terminar con el hambre. A más largo plazo pasar de la administración
de la pobreza, a reducirla significativamente Movilizar el consumo incrementando
el poder adquisitivo de sueldos y jubilaciones con un acuerdo de precios y
salarios. Macroeconómicamente se debe avanzar inmediatamente poniendo un límite
de tiempo para liquidar divisas de exportación y severos controles para el
movimiento de capitales. Restringir a una cifra razonable la venta de dólares.
Desmantelar el torniquete financiero implementando un plan tipo Bonex para las
leliq y los plazos fijos y a partir de ahí poner el sistema financiero al
servicio de la producción con tasas compatibles a la rentabilidad de las
empresas. Diseñar y poner en ejecución un plan de recuperación industrial en lo
inmediato y uno a largo plazo de estudio y especialización industrial. Volver a
potenciar el INVAP, avocarse a mejorar las cadenas de comercialización, crear
mercados centrales estatales en todo el país.
Desdolarizar tarifas, renegociar la
deuda externa, buscar los instrumentos adecuados para que los consumos básicos
estén desdoblados de los precios internacionales. Avanzar en la recuperación de
los puertos por donde se fugan divisas en forma de exportaciones en negro. A
medida que se recupere el mercado interno, lanzar un plan de blanqueo de las
relaciones laborales llevando la informalidad a porcentajes pocos significativos.
A partir de ahí la contratación en negro tendrá sanciones muy duras.
Reforma impositiva integral mejorando
la progresividad. Dar un giro copernicano en ciencia y tecnología, desgravando
de ganancias los aportes que hagan las empresas al Conicet. Abocarse a cambios
estructurales que no nos haga tropezar siempre con la misma piedra que es la restricción
externa.
Todo, explicado pedagógicamente por
todos los medios, los motivos de la implementación de cada una de las medidas.
Esto es apenas un catálogo
enunciativo.
Está prohibido fracasar.
Sólo eso nos alejará de
la pesadilla de los gobiernos neoliberales.
Si San Martín cruzó los Andes, si
Belgrano protagonizó el Éxodo Jujeño, si Güemes con sus gauchos paró a los godos,
si Juana Azurduy hasta parió en combate después de que se murieran cuatro de sus
hijos, si el peronismo diseñó del 45 al 55 la sociedad más igualitaria y
próspera de América Latina, si entre Duhalde y Kirchner sacaron al país de la
brutal crisis del 2001 ¿por qué ahora no podremos?
Entre San Martín que le dijo a Godoy
Cruz: “Ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas” y las
Madres que afirmaron: “La única lucha que se pierde es la que se abandona”, está la letra de la música que debemos entonar.
No es necesario tener sólo un buen
oído. Es imprescindible un corazón para sentirla e inteligencia para llevarla
colectivamente al triunfo.
29-08-2019
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