Para los mentores del neoliberalismo,
la pobreza puede subir "unos cuantos puntos más", y habrá que esperar
30 años de crecimiento sucesivo para bajarla.
Ricardo Arriazu, un veterano consultor
de la city, joven asesor en el Banco Central durante la última dictadura
/1976/83) y uno de los mentores de la "tablita cambiaria", expresó
este miércoles sin excitarse: "no se extrañen que la pobreza vuelva a
subir unos cuantos puntos (...). Por los acontecimientos conocidos, se puede
esperar un salto fuerte en la pobreza: ha pasado en otros años con fenómenos
parecidos". Casi naturalizando el hecho de que en Argentina esté superando
el 35 por ciento y hasta acercarse al 40, Arriazu proyectó que para bajar la
pobreza al 10 por ciento "el país debería crecer en forma sostenida el 2,8
por ciento anual durante treinta años".
Ricardo Arriazu, consultor y ex asesor de la dictadura.
Sin demasiado apuro para resolver la
pobreza, Arriazu prefiere que sea por derrame en vez de las tan detestables
políticas públicas específicas. El comentario no alteró a la exquisita
concurrencia que participó del encuentro de la Asociación Empresaria Argentina,
AEA, en el Sheraton de Retiro. AEA, en su concepción, no es muy diferente al
Consejo Empresario Argentino, CEA, que en 1975 presidía José Alfredo Martínez
de Hoz y lo catapultó al Ministerio de Economía de la dictadura cívico militar
inaugurada en 1976. La parte "cívica" de ese golpe la aportó,
justamente, el CEA, esa usina de defensa de los intereses del capital más
concentrado. En 1975, una usina golpista. En 2019 su heredera, AEA, es un
fuerte aparato de presión para condicionar a los gobiernos democráticos que no
le responden directamente.
Arriazu, con una larga trayectoria que
va del CEA a la AEA, sostiene hoy que "sin restaurar la macroeconomía la
Argentina no podrá crecer; hay que eliminar los déficit gemelos, estabilizar el
tipo de cambio nominal y erradicar la inflación: las tres cosas hay que
hacerlas al mismo tiempo". En 1979 lo intentó mediante una "tablita
cambiara" (anunciada el 20 de diciembre de 1978) que explicitaba el
calendario de devaluaciones, una suerte de "seguro de cambio gratuito"
que posibilitó fabulosas ganancias especulativas con las altas tasas de interés
en pesos y posterior fuga de divisas. Con otros instrumentos, los mismos
resultados que la política actual: crisis externa, e inflación y recesión
internas.
Arriazu dijo que en el largo plazo la
inflación es un fenómeno monetario, pero en el corto y mediano es mucho más
complejo, por lo que hay que atacarlo desde múltiples frentes. Sostuvo también
que la crisis actual forma parte de "un ciclo, y los ciclos pasan",
pero el problema argentino es estructural. "Lleva casi un siglo… y sigue
allí. Llegamos a tener 2,6 veces el promedio del PBI Mundial y ahora estamos en
el 30%, es la historia de un fracaso secular fenomenal que comenzó en la década
de 1920", se quejó. Si alguien se preguntaba de dónde salía esa rara
interpretación que utiliza el gobierno de que todo lo que nos sucede es culpa
de los anteriores 90 años, aquí apareció el autor.
Y si alguien piensa que, después de la
actual experiencia, a nadie se le ocurriría volver a aplicar la misma fórmula,
se equivoca: si les dan la oportunidad, como a fines de los 70, a fines de los
90 y como en el último cuatrienio, lo volverían a hacer.
*Página 12 5 de
septiembre
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