Desde los gobiernos populares se suelen emitir discursos confrontativos como versión sonora -no siempre ajustada meticulosamente a la realidad- de los cambios de diferente profundidad que realizan en las sociedades y que despiertan inexorablemente el odio de los sectores afectados. No suelen ser gobiernos que hablan el hipócrita lenguaje diplomático. Los bárbaros del dilema sarmientino del siglo XIX, son los populistas del siglo XX y XXI. Justamente las formas son las que alteran a franjas considerables de las clases medias, mientras el fondo, el contenido, es lo que subleva a los sectores económicos afectados. La derecha y los medios dominantes los acusan de “ir por todo” y las izquierdas bullangueras por las insuficiencias y limitaciones. Si en la teoría están en veredas opuestas, en la práctica coinciden en el mismo campo manteniendo discursos diferenciados.
Desde
que las Fuerzas Armadas han perdido su peso para intervenir en los momentos
adecuados para restablecer el equilibrio del poder en beneficio de los sectores
tradicionales, son los medios dominantes
los que cumplen la tarea de erosión y desgaste.
El
poder y sus representantes hablan de armonía, consenso, diálogo, de un mundo
basado en la justicia y no como en realidad sucede en la apropiación y el
despojo.
La
canción del odio refleja este lenguaje hipócrita:
Guerra, sangre, odio en
derredor
Cuándo encontraremos
dónde está el amor.
Libertad, igualdad, y fraternidad
es lo que buscamos.
Por eso, tomados de la mano,
con el odio acabaremos.
Ese es nuestro credo.
Basta de violencia, de egoísmo, de indecencia.
No esperemos a mañana.
Cuando antes comencemos
Con el odio acabaremos.
dónde está el amor.
Libertad, igualdad, y fraternidad
es lo que buscamos.
Por eso, tomados de la mano,
con el odio acabaremos.
Ese es nuestro credo.
Basta de violencia, de egoísmo, de indecencia.
No esperemos a mañana.
Cuando antes comencemos
Con el odio acabaremos.
Ese es nuestro credo.
Basta de violencia, de egoísmo, de indecencia.
No esperemos a mañana.
Cuando antes comencemos
Con el odio acabaremos.
Basta de violencia, de egoísmo, de indecencia.
No esperemos a mañana.
Cuando antes comencemos
Con el odio acabaremos.
El
poder puede, presumiblemente envenenar a Mariano Moreno, fusilar en Navarro a Manuel Dorrego, desterrar a San Martín, Rosas y Artigas, asesinar a Monteagudo, escribir ¡Viva el cáncer! sobre la enfermedad
de Evita, bombardear Plaza de Mayo, proscribir a Perón, ocultar y vejar el
cadáver de Eva Perón, fusilar en los basurales de José León Suárez, aplicar el
terrorismo de estado y sembrar el territorio de campos de concentración y más
recientemente celebrar la muerte de Néstor Kirchner. Todo en nombre de combatir
a los que odian.
Con el odio acabaremos.
Con el pie lo aplastaremos.
Luchemos por el día
En que el amor por fin sonría.
Emprendamos el camino.
Cuando antes comencemos
Con el odio acabaremos.
Con el pie lo aplastaremos.
Luchemos por el día
En que el amor por fin sonría.
Emprendamos el camino.
Cuando antes comencemos
Con el odio acabaremos.
Arturo Jauretche, con la profundidad que lo caracterizaba, escribió: “Ignoran que los pueblos no odian, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor.”
En el último lustro la
destinataria principal de los improperios es Cristina Fernández (así como en
vida lo fuera Néstor Kirchner), quien recibe un largo y persistente collar de
improperios, bajezas, insultos de una calaña irreproducible, de parte de un
arco opositor que sustituye su ausencia de ideas por la descalificación. Algunos
referentes políticos a mero título enunciativo como Macri, Del Sel, De Narváez,
Laura Alonso, redes sociales, la impunidad de Internet, los caceroleros, los
pasajeros argentinos del buquebús que
insultaron a Kicillof, expresan un odio exacerbado desde un relato saturado con
expresiones como diálogo, consenso, respeto, conciliación, mientras practican
lo contrario.
Desde los analistas
políticos opositores, fervorosamente militantes, recurren a las mismas
muletillas dialoguistas y republicanas, mientras envuelven sus comentarios bajo
la falsedad del periodismo profesional e independiente. En vida del ex
presidente se llegó a escribir que era “ el jefe de la jefa de estado”, se
reiteraba hasta el hartazgo la denominación descalificatoria “matrimonio
presidencial”, se acusaba luego a la presidenta de bipolar, y una vez viuda,
pasó de títere de su marido a autoritaria sin par, mientras sus discursos se
desmerecen bajo la denominación de “Aló Presidenta” para identificarlos con
presidente Hugo Chávez, el odiado superlativo de los odiadores, que sufre
deleznables ataques de los “escuálidos”, versión venezolana de los “gorilas”
nuestros.
DOS CASOS PARADIGMÁTICOS
Enrique Santos Discépolo
apoyó al peronismo y creó un personaje radial, Mordisquito, que desnudó
impúdicamente los prejuicios más profundos de prototipos de clase media. Así
por ejemplo retrataba al eterno disconforme: “En una ocasión había
conocido un excepcional trapecista y decidió invitarlo a Mordisquito. Ambos
fueron al circo. Impacientes esperaron que apareciera el artista. Al final de
la función, apareció el trapecista. Colocó una escalera, sobre ella diez sillas
haciendo equilibrio, sobre la última una mesa, sobre ella una nueva escalera y
colocándose boca abajo, a más de veinte metros de altura, con los pies tocaba
un arpa que colgaba amarrada del trapecio. Discépolo entusiasmado le preguntó
¿Qué te parece el trapecista? Con su cara inmutable, con una expresividad
helada, Mordisquito contestó: “En otros
lados vi mejores. Además no toca bien el arpa.” O al colonizado
irreductible: “Pasaste de náufrago a financista sin bajarte del bote. Vos, sí,
vos, que ya estabas acostumbrado a saber que tu patria era una factoría de
alguien y te encontraste con que te hacían el regalo de una patria nueva, y
entonces, en vez de dar las gracias por el sobretodo de vicuña, dijiste que
había una pelusa en la manga y que vos no lo querías derecho sino cruzado.
¡Pero con el sobretodo te quedaste! Entonces ¿Qué me vas a contar a mí? …Antes
no te importaba nada y ahora te importa todo. Y protestás. ¿Y por qué
protestás? ¡ Ah, no hay té de Ceilán!
Eso es tremendo. Mirá que problema. Leche hay, leche sobra, tus hijos que
alguna vez miraban la nata por turno, ahora pueden ir a la escuela con la vaca
puesta. ¡Pero no hay té de Ceilán! Y según vos, no se puede vivir sin té de
Ceilán. Te pasaste tomando mate cocido, pero ahora me planteas un problema de
Estado porque no hay té de Ceilán. Claro, ahora la flota es tuya, ahora los
teléfonos son tuyos, ahora los ferrocarriles son tuyos, ahora el gas es tuyo,
pero…¡ no hay té de Ceilán!..........”.
El odio
que generó entre los increpados fue inconmensurable. Sus amigos le daban vuelta
la cara, sus adversarios le rompían los discos, los neutrales lo escupían. Sus
enemigos compraban las entradas de sus obras y agotaban las localidades, para
que cuando saliera a escena, el teatro estuviera vacío.
El odio lo sumió en la tristeza y un cáncer
lo mató.
Ex amigos, adversarios, enemigos y pretendidos neutrales podían
haber cantado:
Con el odio acabaremos.
Qué paliza le daremos.
No te gusta que te pegue,
entonces ¡muere, muere, muere!
Para ver lo que han comido
la barriga le abriremos.
Con el odio acabaremos.
Qué paliza le daremos.
No te gusta que te pegue,
entonces ¡muere, muere, muere!
Para ver lo que han comido
la barriga le abriremos.
Con el odio acabaremos.
Con el odio acabaremos.
La picana le pondremos
Y, si llora o si se queja,
le arrancamos las orejas.
Un caso en algunos
aspectos parecidos es el de Mary Terán de Weiss, con cuyo nombre bautizaran al
estadio del Parque Roca (donde se suele disputar la Copa Davis), desde el 8
noviembre del 2007.
¿Cómo, Ud. no lo sabía?
¿Que nunca escuchó que un periodista lo designara con el nombre correcto? Así
es. Algunos por ignorancia y otros por ideología omiten su nombre. Mary fue la
mejor jugadora de tenis en la historia de este deporte hasta la aparición de
Gabriela Sabatini. Llegó a figurar entre las 10 mejores del mundo. La relación
entre partidos jugados y triunfos es muy parecida al del notable Roger Federer.
Fue peronista y eso le hizo pagar un costo
formidable. El periodista Martín Seldes
en Tiempo Argentino escribió: “Mientras su carrera crecía y los éxitos se
sumaban en distintos lugares del mundo, el nombre de la tenista iba apareciendo
cada vez más en los medios. Ella aprovechó sus tapas de El Gráfico y de Para Ti
para que el tenis fuera popular. Dio clases gratis para chicos en el Buenos Aires
Lawn Tennis con fondos de la Fundación Eva Perón; y hasta ayudó a mejorar el
estadio de ese club que estaba obsoleto en esa época. Eso ya cayó mal en el
ambiente del tenis, incluso en la época peronista.”El periodista José Luís
Ponsico escribió:” Enrique Morea, el otro gran tenista de la época,
fue la antítesis de esa política y privilegió la elite del Lawn Tennis Club.”
Con la Revolución
Fusiladora, Mary se exilió en España. Todos los triunfos en esos años no fueron informados en la
Argentina bajo la peregrina e infame determinación que eso implicaba hacer
propaganda peronista. Incluso la Asociación Argentina de Tenis, envió una carta
a la Federación Internacional para que no le permitiera participar en el
circuito, que afortunadamente fue rechazada.
Cuando volvió del
exilio, en 1959, River le abrió las
puertas. Pero el odio no había cesado.
Cuando salía a jugar, sus rivales en repudio no se presentaban, con lo cual
tampoco podía sumar puntos para el ranking. Décadas después apoyó a Guillermo
Vilas en su popularización del tenis y su enfrentamiento con la
Asociación.
Con el tiempo, la
depresión la fue rodeando. Se suicidó a los 66 años, el 8 de diciembre de 1984,
arrojándose al vacío desde un séptimo piso, en Mar del Plata. Morea, a pesar de
los duros enfrentamientos anteriores, acompañó los restos de la tenista al
cementerio.
ODIO
A casi treinta años de
su muerte, y a un lustro de haberse designado con su nombre el estadio del
Parque Roca, la ignorancia y los prejuicios ideológicos se conjugan para que el
homenaje no se concrete y canallescamente se lo eluda. Preguntado el presidente
de la AAT Arturo Grimaldi por qué ni siquiera en las entradas figura su
nombre, respondió con el casete que atraviesa el lenguaje de los odiadores: No tengo nada contra la señora, pero hubiera
preferido que hubiesen puesto el nombre de alguien que una a los argentinos y
no que los desuna".
Grimaldi, perfectamente podría entonar desde su mensaje
“de unión”, la canción del odio:
Con el odio acabaremos.
En un monte lo pondremos.
Allí la multitud
lo clavará en una cruz
y, cuando pida agua,
vinagre le daremos.
Con el odio acabaremos.
Con el odio acabaremos.
Algún nazi encontraremos
que le ponga una inyección
que lo convierta en jabón.
5-02-2013
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar
fuente.
q barbaros, tambien se metieron con la generacion dorada de basquet de los 50, campeon mundial. pero criticado el mundial por ser local . en el 52 en los olimpicos llegaron a las semifinales y caen con uruguay en esos clasicos bravos o sea no era por ser local y porque usa no mando lo mejor. en el 51 los panamericanos ganan pero era un torneo de segunda segun ellos
ResponderEliminarsiempre pero, explicando q no es asi, q esta todo arreglado siempre ensuciando al rival politico.
es por que no soportan perder la discusion entonces te ensucian.
encima le dicen parque roca, con las criticas q hoy se le hacen a la campaña del desierto. increible hay q luchar hasta por el nombre de una cancha
excelente reflexión sobre el canibalismo argentino nutrido en algunos cuestiones genéticas que datan de los 50 y a otros por ser materia maleable para los medios corporativos.
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