18 noviembre 2019

REPORTAJE A FORTUNATO MALLIMACI



El viernes 15 de noviembre se subió a El Tren, el sociólogo Fortunato Mallimaci, especialista en temas religiosos. Un viaje apasionante por territorios sujetos a exploración. Un Fortunato picante capaz de decir: “Estoy enamorado de Alberto Fernández” Responder a “¿ Por que el Papa se hace el sota con el aborto?” Afirmar: “No hay   que ser perezosos, los evangelistas no son de la CIA”. Categórico: “Las iglesias van donde no va nadie”. Reflexionar: “Es hora de movilizar y festejar” Y sostener categórico: “ Corea del centro me tiene podrido”
Un recorrido que no les permitirán distracciones. Por eso no deben, se lo sugerimos, quedarse en el andén. Súbanse, muestren el boleto, ubiquen su asiento, acomoden el equipaje que partimos



1 comentario:

  1. Excelente reportaje. Muy medular, Mallimaci. Es cierto, hay mucho preconcepto erróneo con los evangelistas. El trabajo de pastoral carcelaria que vienen realizando desde hace décadas es remarcable. Allí donde la Iglesia retrocedió, allí donde ésta perdió interés, otras confesiones encontraron sujetos deseables desarrollando una praxis intuitiva, mayormente, y contuvieron.
    Incluso lo sorprendente es cómo acercaron jóvenes a la música profesional: las radios evangélicas promueven la formación y difusión de bandas musicales de nivel profesional (con temática confesional, obviamente). Es claro que para llegar a tales niveles debe preexistir un cierto grado de inversión dineraria. Una anecdota: un día moviendo el dial de la radio me detuve en un blues espectacular. Cuando escuché la letra versaba sobre el enfrentamiento David-Golliat (no, no era Vox Dei sino un grupo evangelista). Luego,siguieron otros temas sobre Juan el Bautista y así sucesivamente. Así que, de acuerdo, los evangelistas son realmente populares pero también reconozcamos que ciertos ámbitos de su organización son más sofisticados y requieren de intelectuales orgánicos con capacidad economica. Por eso adhiero a lo que dice el entrevistado en el sentido de que el evangelismo es más rico y complejo de lo que se lo supone.
    Lo que sí llama la atención en ellos es la concepción de un Jesús "guerrero", un "comandante" de fuerzas celestiales mixtas. Es una idea bien distinta de la mansedumbre inamovible promovida por el catolicismo (el que a la hora de hacer lobby sobre temas sociales sensibles, bien que abandona la mansedumbre, jaja)
    Sorprende en la encuesta reciente sobre creencias, la poca incidencia popular del Papa Francisco en su país de origen. Uno creería que en sectores religiosos populares tendría mayor efecto. Entonces, lo que salta evidente -y que Mallimaci advierte también-, es que estamos forzando nuestras percepciones de lo popular para reforzar nuestros más entrañables mitos progresistas. Porque la proximidad sensible lo es todo y no la estamos acometiendo en el particular rubro religioso. Una fuerza que se dice popular debe tener relación más intensa con las confesiones religiosas y con sus diversos estratos (no sólo a través de las cúpulas en ocasión de un Tedeum o acto oficial relevante).
    En otro orden, lo que viene de suceder en Bolivia respecto de la composición de apoyos, deslealtades e indiferencias frente al golpe, también merece miradas menos rígidas, agrego. Hay veces en que, por la virulencia y conjunción de las reacciones intelectuales, daría la impresion que se acude a una defensa epidermica por temor a derrumbar mitos subjetivos y microclimáticos; de que si se cuestiona uno sólo de los axiomas que nos han formado, todo el edificio de nuestra subjetividad se derrumbaría. Prestemos atención a eso, digo. Porque si plantear una duda amenaza de muerte a nuestras convicciones...es que éstas no son lo sólidas que pensamos eran. Saludos. Claudia.

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