El cuento del danés Hans Christian Andersen
es del siglo XIX. Es muy conocido: un rey inepto preocupado por su vestimenta,
es engañado por dos tránsfugas llamados Guido y
Luigi Farabutto, quienes se quedan con la tela y les hacen creer que lo que
fabricaron era invisible. El rey se pone la prenda inexistente y sale a la
calle mientras es alabado por sus seguidores hasta que un niño dice lo
evidente: ¡El rey está desnudo!
Los medios de
comunicación cómplices del gobierno, han afirmado durante más de tres años que
el rey estaba vestido. Pero hay un momento en que todos empiezan a gritar lo
evidente: el rey ¡está desnudo! Y así los medios y sus periodistas cómplices
terminan progresivamente siendo críticos.
En una adaptación
moderna que reescribe la realidad, el cuento de Hans Christian Andersen en el siglo XXI sería algo así: En un país que hace
más de tres años se llama Macrilandia, el niño del cuento aquí se transforma en
un obrero de nombre Dante; y con el uniforme sucio de un día de trabajo ve con
asombro que al presidente lo acompañan extras vestidos de obreros, con sus
ropas impecables con quienes pretende hablar el presidente. Recordemos que en
el cuento el rey es un inepto. Dante, el obrero real, se acerca al presidente y
le dice: ¨¡Hagan algo, no llegamos a fin de mes!” Y así toda la escenografía preparada para la
propaganda, queda reducida sólo a eso: pura escenografía. La realidad irrumpe y
deja desairado al presidente.
Otra
escena se produce en Concepción, un pueblo de Tucumán, donde el niño Mateo
increpa a los concejales: “Ustedes no hacen nada y nosotros nos morimos de
hambre” Nuevamente el rey se exhibe desnudo. La obra teatral se hace pedazos.
La realidad irrumpe como un huracán.
LOS CUENTOS DE MACRILANDIA
Hemos
sido criados y educados con cuentos, por eso tal vez muchos siguen siendo
seducidos por los relatos escuchados en la infancia. Pulgarcito no
encuentra las miguitas que dejó para asegurar el camino de regreso. El lobo
feroz se comió a Caperucita Roja y a la abuelita. Mauricio Macri llegó al
gobierno sobre un Everest de mentiras y gobierna mintiendo. Es como Gulliver
que se siente liliputiense entre los gigantes (los poderosos internos y
externos, el FMI) y enorme entre los liliputienses (trabajadores, jubilados,
científicos, discapacitados, empresarios Pymes y sigue la lista). En materia de
educación, al igual que su hada buena, parece interpretar el papel de Voldemort
y Malfoy, los enemigos de Harry Potter, que quieren que a la Escuela Howgwarts
de Magia y Hechicería solo ingresen los alumnos que provengan de familia con
linaje de magos. En su versión Macrilandia, sólo CEOS y dueños de empresas. El
presidente considera que uno “cae” en la escuela pública, mientras “Heidi”, en
un acto de sincericidio, no tiene rubor cuando afirma que los pobres no llegan
a las universidades, estas que florecieron en el conurbano que ella gobierna, que
diariamente la desmienten y es el activo de una herencia que destruyen. O cuando después de ofrecerle migajas a los
maestros durante el 2018 para convertirlos en culpables de los paros, hoy les
propone recuperación de buena parte de lo perdido y la clausula gatillo que les
negó el año pasado. Y difunde un spot publicitario, reiterado por todos los
medios en forma intensa, que es un canto a la hipocresía y el cinismo que dice,
entre otras cosas: “Para tener una
educación pública de calidad, desde hace tres años estamos haciendo juntos las
mejoras que no se realizaron durante décadas, poniendo a los docentes y los
chicos como protagonistas…..Cada día trabajamos para que los maestros sientan
que su trabajo importa…Transformar la educación nos cambia el presente y el
futuro. Y hacerlo realidad está en las aulas con los chicos aprendiendo y los
docentes enseñando”
Y se habla de unir a los argentinos mientras
hacen de la polarización una estrategia de sobrevivencia y una estrategia
electoral.
Jaime Duran Barba sostiene en un reportaje en
el bisemanario Perfil del 7 de abril que el 30% que apoya al kirchnerismo es
antidemocrático…Cristina representa a millones de personas que se identifican
con la avivada y poco apego a las normas…Si vuelven es para perfeccionar lo que
hicieron y va a ser algo que nos lleve a un totalitarismo tumultuoso” El 24 de
febrero había declarado según La Política Online: “Si Cristina gana las elecciones, cambia la Constitución, como anuncia,
y arma a los barras bravas, a su Vatayón Militante de presos comunes, a los
motochorros y a grupos de narcotraficantes para que maten a sus
opositores”. Como se puede apreciar, un
canto a superar la grieta.
En la misma línea, se combate a la pobreza
aumentando la desocupación, mientras los salarios, las jubilaciones y las
asignaciones pierden por goleada contra la inflación. Escenifican una lucha
contra las drogas, mientras que el consumo no deja de crecer. “Sigamos haciendo lo que hay que hacer” afirman.
Y enfatizan “Juntos estamos cambiando en
serio”. Pronostican mejorías que la realidad se empecina en desmentir.
Hablan de una transparencia de la que carecen por un pasado que es un
prontuario y un presente que es una estafa. El Poder Judicial se divide entre
genuflexos al poder de turno y perseguidos por tratar de investigar al
gobierno, a ponerle freno a sus tropelías, a los que se presiona o se los manda
a ser juzgados por el Consejo de la Magistratura.
Mienten como Pinocho, incluso
con uno de sus pocos aciertos del gobierno que es un INDEC menos desconfiable,
y a los números que los descalifican les dan una interpretación contraria a
todas las evidencias. Cada vez que sostienen descaradamente: “Nosotros les hablamos con la
verdad”, el lado B del cuento es “Les mentimos porque venimos a cambiar el país
rumbo al pasado de la Argentina preindustrial, y a eso le llamamos cambio”
Lo sintetizan: “Juntos estamos
cambiando en serio”. No le hablan a la mayoría de los argentinos sino a
“los mercados”. El mundo financiero los felicita y los alienta a seguir
beneficiándolos. La directora-gerente
del FMI, Christine Lagarde a la que Mauricio Macri llama a querer, afirma:
“Sería una tontería para cualquier candidato dar la espalda al trabajo en
curso”, mientras la caída del consumo de leche y carne baja a cifras de hace
cincuenta años y no se compran vacunas imprescindibles sacrificadas para pagar
los intereses.
El modelo es tan depredador que arrasa con la
mayor parte de sus votantes. Pero
como vinieron hacer esto, sólo ingenuos o cómplices pueden solicitar que
cambien de rumbo. Sus mentiras escandalosas buscaron en los primeros
años esconderlas bajo “la pesada herencia” y últimamente “en el fracaso de los
últimos setenta años”. Son coherentes en
esto: mienten hacia el pasado, mienten en el presente y mienten hacia el futuro
que prometen. El lobo feroz se sigue comiendo a la abuelita y a Caperucita,
pero lo esconde.
Efectivamente “Hacen todo lo que tienen que
hacer para aniquilar el presente y bajarle una cortina al futuro por varias
décadas”. El Estado está fundamentalmente para otorgar negocios a un círculo
estrecho, convalidar los latrocinios, y ponerle la soga del endeudamiento al
cuello del país, transformando una nación en colonia.
Sólo un cuento infantil puede afirmar que hoy
hay la misma pobreza que en el 2015. Sólo en el mundo del revés de María Elena
Walsh el presidente es un delegado del FMI, su ministro de hacienda tiene la
épica del déficit cero, se destruye la economía con el fin heroico que el dólar
no suba, las tasas de interés llegan a la estratósfera, el ministro de justicia y derechos humanos
Germán Garavano hace operaciones ilegales con testigos protegidos para destruir
a la principal referente de la oposición, y para patentizar que en mundo del
revés “nada el pájaro y vuela el pez”, salud, educación, ciencia y tecnología se la
redujeron a secretarías.
La oposición con matices que van desde la complicidad a la oposición dura, y ante el modelo colonial, está
como Pulgarcito: no encuentra las miguitas de pan para encontrar el camino del
regreso y abrir la puerta del futuro.
Los cuentos de Macrilandia que diseña Jaime
Durán Barba, carecen del talento de los Hermanos Grimm (Caperucita Roja,
Cenicienta); Charles Perrault (Pulgarcito); Hans Christian Andersen (El patito feo y la Sirenita) o J K Rowling (Harry Potter)
EL TRAJE DE TEFLÓN DEL
PRESIDENTE DEVENIDO EN HARAPOS
El presidente está desnudo pero se maneja como
si estuviera cubierto. Ya no sólo el niño grita “¡El Rey está desnudo!” El
traje de teflón del presidente exhibe sus jirones. Es el momento en el que
Pulgarcito encuentra el camino, la Cenicienta deja de ser un zapallo,
Caperucita Roja salva a su abuela y ambos derrotan al lobo; que Harry Potter
vence a los excluyentes, que Gulliver se pone del lado de los liliputienses
para darle batallas a los gigantes. No sólo los cuentos infantiles deben tener
un final feliz y el mundo del revés no es un destino. El escritor Gilbert
Keith Chesterton sostenía: “Los cuentos
de hadas superan la realidad, no porque nos digan que los dragones existen,
sino porque nos dicen que pueden ser vencidos”
Cenicienta triunfó sobre su madrastra y sus
malvadas hermanas. El presidente está desnudo, el traje de teflón se cae y cada
vez más argentinos se están dando cuenta.
13-04-2019
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Publicado en la Tecla Ñ
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