Desde los 148 kilómetros cuadrados de
Tigre, de los cuales el 60% están cubiertos por clubes de campo, el intendente
Sergio Massa se convirtió en la figura más buscada de la política argentina y de cuya decisión
estuvieron pendientes el gobierno y la oposición de cara a las internas de
agosto y a las legislativas de octubre. Después de muchas marchas y
contramarchas que incluyeron una posible alianza con Daniel Scioli, de quien
parece el hermano gemelo con mayor audacia, Massa decidió enfrentar al gobierno
con una lista que sintetiza la idea de una política de consenso, de
representación del poder económico, evitando las confrontaciones e imitando a
Capriles en Venezuela, intentando inteligentemente rescatar (por lo menos en lo
discursivo), lo que considera avances importantes del kirchnerismo y
separándose del mismo en aquellos aspectos de enfrentamiento con sectores del
establishment. Esta idea -un verdadero oxímoron- tiene algunas reminiscencias
del desarrollismo, aquel que se postulaba después del derrocamiento del
peronismo como una versión del “peronismo bueno”, de modo tal que conservando
sus avances, fuera republicano y democrático, manteniendo las conquistas
sociales pero sin la presencia sindical fuerte, sustituyendo la expropiación de
parte de la renta agraria para desarrollar la industria como hacía el
peronismo, con la radicación de capitales extranjeros que terminaría desplazando
a sectores de la burguesía nacional que el frondizismo intentaba representar.
La lista que encabeza Massa lleva al intendente de Almirante Brown que obtuvo
en las última elección nacional el 72% de los votos, seguido por Mirta Tundis,
una periodista del grupo Clarín; el ex gobernador Felipe Solá, sobreviviente de
distintos espacios con su autoproclamada táctica de “hacerse el boludo”; el
empresario, ex presidente de la UIA y en su momento duhaldista José Ignacio de
Mendiguren; Mónica López, la ex mano derecha de Francisco de Narváez, que hace
un tiempo cambió de preferencia electoral;
Adrián Pérez, el antiguo alfil de Elisa Carrió que asumió la conducción
de la Coalición Cívica después de la catástrofe electoral de su fuerza en las
elecciones del 2011, hasta que las alianzas de su partido lo dejaron marginado;
Soledad Martínez, diputada del PRO; Héctor Daer, jefe del gremio de Sanidad de la CGT oficialista; la senadora
provincial Azucena Ehcosor, integrante de La Juan Domingo, esposa del
intendente de Hurlingham Luis Acuña, expulsada del Frente para la Victoria; el
actor Fabián Gianola, simpatizante del PRO; y el empresario Jorge Garfunkel,
socio de Sergio Spolski en la propiedad del conjunto de medios afines al
gobierno.
Hasta este domingo era difícil saber
qué opinaba el intendente de Tigre sobre cualquier tema político, económico y
social. Forma parte de una generación
de políticos que hacen de su indefinición, de sus silencios, del discurso light
e intrascendente, su estrategia política.
En los reportajes que concedió este 23
de junio, se pronunció contra le re-reelección, describió a su lista como una
muestra “de un país que debe
comprendernos a todos”; afirmó con relación al gobierno que “hay cosas
que comparto y otras no. Hay que dejar de lado la teoría de que la Argentina es
Bagdad o es Disneylandia”. En uno de los reportajes, el de Clarín, en un
momento habla en tercera persona y afirma: “Massa es un tipo que quiere que al
país le vaya bien. No tengo aspiraciones. Ocupé un montón de lugares. Diputado
a los 27 años. Director del ANSES. Jefe de gabinete. Hice todo lo que podía
hacer. Además para el 2015 falta una eternidad……Nosotros queremos una alternativa de centro, una alternativa de futuro
para la Argentina con la capacidad para convocar a sectores de centroderecha y
de centroizquierda, con gente que viene del peronismo, del radicalismo, del
Pro, siempre con anclaje en el peronismo.”
Al
diario “Tiempo Argentino le declaró: “Tomamos la decisión de no ir contra
nadie”
En cambio en privado, este precoz
militante de la UCEDE, como Amado Boudou y Ricardo Echegaray, que entró al
peronismo por la puerta de servicio del menemismo, no se anda con vueltas, como
lo revelaron los cables de wikileaks. En los mismos refiriéndose a Néstor
Kirchner y expresó según consignó Santiago O`Donnell en su libro “Los cables de
Wikileaks sobre la Argentina”: “Fue despiadado en sus críticas a la pareja
presidencial, especialmente a Néstor. Aunque ninguneó los informes de prensa
que decían que él y Kirchner se habían agarrado a trompadas en el cuartel de
campaña en la madrugada previa a la derrota en las elecciones de mitad de
período en junio del 2009, llamó a
Néstor “psicópata” y “cobarde”, y dijo que su actitud de matón en la política esconde una profunda
sensación de inseguridad e inferioridad. (La esposa de Massa se alarmó
a tal punto por estos comentarios
desinhibidos que él le pidió que “dejara de ponerle caras”). Massa cuestionó el
argumento que Néstor merecía crédito por ser un táctico magistral, describiendo al ex presidente como un torpe convencido de su propia
brillantez que seguramente continuaría cometiendo errores….Dijo que
Néstor no se podía relacionar con otro fuera del estrecho foco de sus propias
ambiciones políticas: Kirchner no es
un genio perverso”, concluyó Massa. “Sólo un perverso.”
Como era esperable y especulaban los
medios dominantes y el establishment económico, la alternativa al kirchnerismo
debía surgir del interior del Frente para la Victoria, ya sea de Daniel Scioli
o de Sergio Massa. El gobernador, después de intentar colocar sus candidatos en
las lista de Francisco de Narváez, de aproximarse a romper en alianza con
Massa, renunció a cualquiera de esas alternativas y se quedó en el Frente para
la Victoria, sin colocar prácticamente a nadie en las listas, y posiblemente
haya decidido, involuntariamente, arriar sus aspiración a ser candidato a
presidente en el 2015.
El columnista Carlos Pagni en su
columna del 24 de junio especula: “Scioli quedó instalado en un no lugar….
Cuando negoció con Massa, pidió por los candidatos de De Narváez, lo que lo
vuelve un aliado inaceptable de la Presidenta. Sí, como cree Massa, el
gobernador simuló un intento de acuerdo para presionar a la Casa Rosada, no
tuvo éxito: ni siquiera logró introducir
a su jefe de Gabinete, Alberto Pérez, en la lista de diputados.
Ofendido, el gobernador se refugió en la Ñata, para descargar su furia……”
El poder económico que representa el
diario “La Nación”, el que cuando Kirchner era un desconocido para la mayoría
de los argentinos y había salido segundo en las presidenciales de abril del
2003, pero que preocupaba al diario fundado por Bartolomé Mitre, le presentó un
ultimátum que implicaba mantener intactas las bases de sustentación de los
noventa bajo la amenaza que en caso contrario el gobierno no duraría un año;
ahora, con relación a Sergio Massa, escribió el 1 de junio a través de su
columnista Francisco Olivera, este título revelador: “El establishment quiere ver una luz en Tigre”.
PANORAMA
ELECTORAL
La decisión de Sergio Massa produce un
re alineamiento del tablero político. Para Francisco de Narváez, en cuya lista
Hugo Moyano ha podido colocar varios de sus colaboradores, es un contendiente que le morderá una parte
de su base de sustentación. Para el gobierno, que necesita ganar con amplitud
en la provincia de Buenos Aires para hacer una buena elección nacional dado que
al día de hoy pierde en Capital Federal, Santa Fe, Córdoba y posiblemente
Mendoza, el nuevo escenario fragmenta positivamente el frente opositor y al
mismo tiempo, negativamente, le resta un porcentaje impredecible de su base
electoral.
Está
claro que estas no son meras elecciones legislativas, ya que composición
parlamentaria no se verá afectada significativamente. Pero serán interpretadas como un
plebiscito a favor o en contra del gobierno. Si Cristina Fernández no obtiene
una cantidad de votos cercano al 40%, los dos años que le faltan para finalizar
su mandato serán posiblemente potenciados en las complicaciones y con drenaje
de sus filas hacia posibles ganadores en el 2015. Hasta este nuevo panorama el gobierno estaba
realizando una elección mejor que la del 2009
e inferior a la del 2011. Seguramente Massa perderá algún porcentaje del
que le atribuían las encuestas mientras su itinerario se desplegaba en el
Frente para la Victoria, de una magnitud imposible de prever. Su comportamiento
electoral estará condicionado en poder arrastrar a la mayor parte del voto
antikirchnerista bonaerense y representar algún porcentaje del voto
kirchnerista crítico, como sucedió con De Narváez en el 2009. De hacer una muy
buena elección, su candidatura para las próximas presidenciales estará allanado.
Tendrá que caminar entre la acusación infundada de parte de De Narváez de ser
una colectora de Cristina, a la del gobierno que lo denostará por su
alejamiento del Frente para la Victoria, asimilado a la traición
Con relación al gobierno, está claro que
la presidenta ha decidido recostarse fundamentalmente a nivel nacional en “La
Cámpora”, desplazando a lugares secundarios, en algunas provincias, a su otra
base de sustentación que es el Movimiento Evita, con las inevitables heridas.
Las formas de construcción política
del gobierno deja un amplio campo de dudas, cuya consistencia se dilucidará
también en los próximos eventos electorales.
Con una lista encabezada por el
intendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde,
con un nivel de conocimiento limitado a nivel nacional, seguido por candidatos del núcleo duro cristinista, la presidenta tendrá que desplegar un
accionar intenso que pudo omitir en las presidenciales del 2007 y 2011, en el fundamental territorio de la
provincia de Buenos Aires. El gobierno tiene que reacomodar su estrategia en
una elección plebiscitaria, mucho más que legislativa, mientras los medios
dominantes y franjas significativas del poder económico se ilusionan en haber
encontrado su Capriles.
24-06-2013
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