19 diciembre 2012

TIROS PARA EL LADO DE LA JUSTICIA

La semana del 9 al 15 de diciembre fue muy favorable para el gobierno, después de situaciones adversas y la pérdida de la iniciativa expresada en los cacerolazos del 13 de septiembre, el 8 de noviembre y el paro del 20 N.




Comenzó con la importante concentración del domingo 9 de diciembre, caracterizada por una concurrencia que atravesaba a todas las clases sociales. Un clima de alegría, sin broncas ni odios, una verdadera fiesta popular. Muy lejos de los rostros crispados, las consignas duras, la bronca a flor de piel de las protestas opositoras. A 38 años de la muerte de Arturo Jauretche, que se murió un 25 de mayo de puro patriota que era, sigue consolidando la calificación del más importante sociólogo argentino, sin haber nunca cursado esa carrera. Decía el autor de “Manual de zonceras argentinas”: “Los pueblos no odian, odian las minorías. Porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor”. En la Plaza de Mayo del día 9 habían concurrido muchos ciudadanos de los sectores populares  que no olvidan la situación penosa que pasaron cuando la Argentina implosionó.
Son los que hoy tienen trabajo, como asalariados o con mini emprendimientos, los que han podido jubilarse, los argentinos que hoy no necesitan acudir al comedor escolar; los que son los primeros universitarios de familias del conurbano que sólo soñaban con la posibilidad de llegar a estudios terciarios.  Los jóvenes que encontraron en la política un lugar para proponer una sociedad más justa.  Los que pudieron salir del placard y no temer por proclamar su identidad sexual. Las mujeres que sienten orgullosas de que una de ellas sea presidenta y las represente.  Son los que tienen la memoria fresca para no ser ingratos. Recuerdan que Néstor Kirchner tuvo menos votos que los desocupados de entonces y sin saberlo intuyen una precisa frase de Alberto Guerberof,  un dirigente de la izquierda nacional muerto hace unos años que sintetizó: “Kirchner se coinvirtió en un presidente sin partido, de un país sin estado.”
En las manifestaciones opositoras hay reclamos justos como los de la inflación o la inseguridad, pero otras, como las dificultades para acceder al dólar  o la necesidad de justificar sus ingresos para comprar una propiedad, lo llevan a consignas absurdas como de sentir que viven en una dictadura, precisamente aquellos que han sido muy beneficiados por las políticas gubernamentales, habiendo superado largamente el momento angustioso del descenso social. 
Están también los que expresan bronca y angustia por la inexistencia de conferencias de prensa gubernamentales, o levantan la bandera de “no tener miedo”, precisamente cuando manifestar en la Argentina de hoy es como ir de picnic.
Situaciones condensadas con precisión hace más de sesenta años por Raúl Scalabrini Ortiz: “Nuestra ignorancia fue planificada con una gran sabiduría”.
El ascenso de los sectores tradicionalmente de menores ingresos produce urticaria en franjas medias, por aquello de: “No basta ser feliz, es necesario que los demás sean desgraciados.”



Adalides consuetudinarios de la queja, fueron reflejados con ironía por Enrique Santos Discépolo, en su genial creación de Mordisquito, estereotipo del ciudadano de clase media eternamente disconforme con los gobiernos populares. Este es su relato: “En una ocasión había conocido un excepcional trapecista y decidió invitarlo a Mordisquito. Ambos fueron al circo. Impacientes esperaron que apareciera el artista. Al final de la función, apareció el trapecista. Colocó una escalera, sobre ella diez sillas haciendo equilibrio, sobre la última una mesa, sobre ella una nueva escalera y colocándose boca abajo, a más de veinte metros de altura, con los pies tocaba un arpa que colgaba amarrado del trapecio. Discépolo entusiasmado le preguntó ¿Qué te parece el trapecista? Con su cara inmutable, con una expresividad helada, Mordisquito contestó: “En otros lados vi mejores. Además no toca bien el arpa”. 
La promisoria semana continuó con una intervención de la justicia norteamericana que intenta encarrilar el fallo del juez Griesa sobre los fondos buitres, que mejora la situación Argentina pero para no hacer estallar la arquitectura del sistema capitalista que no está dispuesto a pegarse tiros en ambas piernas, teniendo en cuenta la situación de varios países europeos al borde de la convocatoria. Griesa le daba a los buitres una situación mucho más favorable que los acreedores que aceptaron la quita.


La recuperación de la Fragata “Libertad”, de enorme valor simbólico, fue enarbolada, entre otros, por quienes se quedan con los símbolos vacíos cuando fueron los mismos que propiciaron la liquidación del patrimonio nacional. Volverá a casa sin abonarle un peso a los buitres externos y ahogando el festejo disimulado de los internos. Martín Redrado y Paticia Bullrich, entre otros, como es habitual quedaron en situación desairada cuando juntaban fondos para pagar la fianza que hubiera sentado un precedente muy complicado.
El fallo del juez Horacio Alfonso, previsible como lo habíamos anticipado a favor de la constitucionalidad de la ley, es un triunfo inserto  en una larga y aun prolongada contienda.
En el horizonte queda la convocatoria opositora a Plaza de Mayo del 19 D. Es posible que sea unos de los últimos hechos políticos en un año donde la crisis se hizo sentir con  una intensidad amortiguada por las medidas adoptadas, algunas de las cuales afectaron algunos sectores económicos.
Un año difícil. En la línea del 2008 y 2009. Pero cuando se encamina a pasarle la posta al 2013, disparó algunos tiros para el lado de la justicia.

17-12-2012
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar fuente. 

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