03 octubre 2012

BATALLAS SUDAMERICANAS


El 24 de septiembre se conmemoró el Bicentenario de la Batalla de Tucumán. La misma estuvo precedida por una de las páginas más notables de la historia latinoamericana, la del éxodo jujeño. Relata con precisión Hernán Brienza en su libro que relata esta gesta: “En febrero de 1812 Manuel Belgrano recibe la orden de partir a Jujuy para hacerse cargo de lo que queda del Ejército Revolucionario vencido en el desastre de Huaqui. Lo recibe un conjunto diezmado de andrajosos hambrientos entre los que reinan la indisciplina, las intrigas, las acusaciones. Belgrano debe reorganizar las tropas y replegarlas hasta Tucumán,  hasta Córdoba si es necesario, entregando sin luchar el norte de las Provincias Unidas a los realistas. Esa retirada de agosto de 1812 constituyó la gran pueblada de la independencia nacional, llevada a cabo  por hombres y mujeres que, en pos de su libertad decidieron sacrificar sus pertenencias, poner fuego a sus propiedades, dejar tierra arrasada.” Resulta interesante señalar que es lo que hizo el pueblo ruso, en el mismo año, quemando Moscú ante la invasión napoleónica y repetirían la actitud ante la invasión nazi. Estos hechos han tenido mucha más prensa y recepción histórica que la gesta jujeña. Continúa Brienza: “Hasta que una noche, tucumanos, salteños y jujeños, sumados a la oficialidad, intiman a Belgrano a detener la fuga y presentar batalla a los realistas. Es un instante excepcional en la historia argentina: Belgrano debe debatirse entre la legalidad -las órdenes del Triunvirato- y la legitimidad –la decisión soberana de un pueblo que le exige desobediencia para constituirse en sujeto político de una nueva y gloriosa nación.-” Belgrano opta por la desobediencia, libra la batalla de Tucumán, triunfa y garantiza la integridad territorial. Ya lo había hecho cuando enarboló la bandera, contra ese Triunvirato representante de los intereses porteños al que San Martín, poco días después, en octubre de 1812,  le haría el primer golpe de estado  con apoyo popular, y donde brillaba en su prédica antinacional una de las figura más oscuras de nuestra historia, que fue Bernardino Rivadavia, secretario de ese Primer Triunvirato y su conductor político, a quién Bartolomé Mitre caracterizó “como el más grande hombre civil de los argentinos”          

NUEVA BATALLA DE TUCUMÁN
El 7 de octubre son las elecciones presidenciales en Venezuela. Hugo Chávez concurre a la elección número 14, posiblemente una de las más complicadas. No sólo está en juego la suerte de Venezuela, sino también una parte sustancial del proyecto latinoamericano. Nadie como Chávez tiene conciencia de la necesidad de concretar el proyecto de la unidad latinoamericana, el más revolucionario del siglo XIX y que es fundamental en el siglo XXI. Con una oposición unida y con el establishment económico detrás, con los medios hegemónicos de todo el continente movilizados en su contra y con EE.UU tratando de recuperar un espacio fundamental para su abastecimiento, Chávez lucha contra ese conglomerado y contra su cáncer.
Contra ese poderoso contubernio se levantan los enormes avances concretados en estos años. Cuenta Ignacio Ramonet: “La gran fuerza del presidente Chávez es que su acción concierne ante todo a lo social (salud, alimentación, educación, vivienda), lo que más interesa a los venezolanos humildes (75% de la población). Consagra el 42,5% del presupuesto del Estado a las inversiones sociales.  Ha dividido por la mitad la tasa de mortalidad infantil. Erradicado el analfabetismo. Ha multiplicado por cinco el número de maestros en las escuelas públicas (de 65.000 a 350.000). Venezuela es hoy el segundo país en la región con mayor número de estudiantes matriculados  en educación superior (83% detrás de Cuba pero delante de la Argentina, Uruguay y Chile, y es quinto a escala mundial, superando a Estados Unidos, Japón, China, Reino Unido, Francia y España). El gobierno bolivariano ha generado la sanidad y la educación gratuitas, ha multiplicado la construcción de viviendas, ha elevado el salario mínimo…, ha mejorado las infraestructuras de los hospitales, ofrece a las familias modestas alimentos mediante el sistema Mercal, un 60 % más baratos que en los supermercados privados, ha limitado el latifundio, ha duplicado la producción de alimentos…, ha reducido la desigualdad, ha disminuido la deuda externa.”
Ante todos estos avances, hay debilidades que se manifiestan en una inseguridad y corrupción elevada,  limitaciones poco justificables en materia de soberanía alimentaria  y un proceso que depende vitalmente de la presencia de Chávez. Pero será difícil que alguien que fue atendido por un médico por primera vez en su vida, que accedió a una consulta odontológica, obtuvo su primer par de anteojos, todo en forma gratuita, accedió a una vivienda digna, totalmente equipada, lo olvide al entrar al cuarto oscuro, donde los humildes, los postergados, los explotados, los excluidos, no son ingratos.
Con relación a la falta de libertad en materia periodística es bueno recordar que las radios públicas son un 10%. El 90% son privadas. Sólo el 12 % de los canales son públicos  y en cuanto la prensa escrita, los diarios dominantes son  El Universal y El Nacional fuertemente opositores al gobierno.
Capriles enarbola un discurso insustancial de presuntas buenas intenciones, que en la Argentina practican desde campos diferentes, Mauricio Macri y Daniel Scioli. Ha tenido la habilidad publicitaria de  posicionarse como una superación de Chávez y no como lo que realmente es, la encarnación de un modelo diferente.

REPERCUSIONES EN LA ARGENTINA 
Una derrota de Chávez, acentuaría la ofensiva contra el gobierno de Cristina Fernández. Alentaría a la oposición a recorrer un camino similar, como predican desde Mariano Grondona a Morales Solá.
Es una elección que influirá sobre las del 2013 y 2015 en la Argentina. De ahí que gente del PRO viaje a Venezuela a apoyar a Henrique Capriles Radonski   y militantes de la Cámpora a Hugo Chávez.  
Después de la  manifestación cacerolera, los lectores de La Nación escriben carta como estas: “Señores políticos: sigan el ejemplo de Venezuela. Preséntense todos los candidatos a presidente de la elección pasada y aquellos que tengan ahora ambiciones presidenciales; vayan a una gran interna abierta y el que resulte ganador será votado por todos, sin exclusión. Esto aunque el candidato triunfante no sea del mismo partido o con ideología diferente. Es una cuestión patriótica.”
Alberto Rodríguez Coronel
“¿Cuándo surgirá un "fenómeno Capriles" argentino? Los políticos de la oposición no pueden ignorar el clamor que representó la multitudinaria manifestación del 13 de septiembre. Cantar el Himno entre miles de personas fue una vivencia que me dejó marcada. ¿Pero dónde está el factor unificador como el que apareció en Venezuela? ¿Por qué no seguimos el "modelo" venezolano, como lo hace la señora Presidenta? Susana Kesserü de Haynal
Periodistas como Nelson Castro intentan una identificación a todas luces más que forzada entre Chávez y Fernández.  Forman parte de una misma ofensiva, incentivando un miedo latente en franjas de clase media en donde el presidente Venezolano es un dictador, Obama con las torturas reconocidas en Guantánamo, un intachable demócrata y EE.UU invadiendo y asolando países un ejemplo a imitar.

BATALLAS SUDAMERICANAS 

Estamos en presencia de una nueva batalla en el largo y doloroso camino de la independencia y unidad latinoamericana. Afortunadamente se da en las urnas. El escenario es Venezuela. Ayer fue el éxodo jujeño. Belgrano contra Goyeneche. Hoy es Chávez contra Capriles. El 24 de septiembre de 1812, en términos actuales, 200 años y unos días después, el 7 de octubre del 2012.
Se está armando una campaña para que si Chávez ganare por una diferencia escasa, se propulse la idea del fraude. Es fácil imaginar los títulos de El País de Madrid, El Mercurio de Chile, El Comercio de Perú, o La Nación o Clarín de Argentina si Chávez ganara por poca diferencia: “Sospechoso triunfo de Chávez. Recurrió al fraude para perpetuarse en el poder. La oposición impugna las elecciones”. Ni hablar en el caso poco probable que pierda: “Una nueva era se inicia en América Latina, que deja atrás la demagogia populista y se encamina por el sendero de la racionalidad y de la apertura al mundo. EE.UU afirma que está dispuesto a ayudar en la recuperación de una Venezuela devastada.”
La nueva Batalla de Tucumán debe concluir de  la misma manera que la librada en 1812. Con un triunfo de los sectores populares. Ayer la batalla de Tucumán garantizó la integridad de lo que hoy es el norte argentino. Hoy el triunfo en la batalla de Venezuela es imprescindible para que la unidad latinoamericana encuentre un nuevo y renovado impulso.


3-10-2012 
Hugo Presman. Todos los derechos reservados. Para publicar citar fuente.    



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